¡Qué señoras!


Por: Diana Giraldo


Decían las abuelas que las buenas mujeres eran las que obedecían a sus maridos. Y aunque los tiempos han cambiando, las señoras de algunos políticos parecen seguir acatando este consejo. Doris Vega, por ejemplo, le hizo caso a su esposo, Luis Alberto Gil, y lo reemplazó en la Asamblea en el 2002, cuando se retiró para crear Convergencia Ciudadana. Luego, cuando en el 2010 Gil ya no pudo lanzarse al Senado por estar detenido por ‘parapolítica’, su abnegada esposa recibió los votos de su marido y llegó al Senado, donde hasta hoy permanece, sin importar que nadie le haya escuchado la voz.

Luego vino Lina Barrera, esposa del excongresista Iván Díaz Mateus, que ante la condena a 72 meses de su esposo por la llamada ‘Yidispolítica’, se sacrificó y asumió su curul en el Congreso; y ahí sigue. En el plano local, se suman a la lista Martha Antolínez, la concejala llamada la ‘pescada’, quien heredó su silla en la corporación de su esposo Alfredo Ariza, conocido como ‘El pescado’, cuando este fue condenado por costreñimiento al elector.

Pero ahora, a la lista de obedientes sucesoras se dice que se sumarán Nubia López Morales, esposa del “polémico” representante a la Cámara Fredy Anaya; y Claudia López, esposa de Miguel Ángel Pinto, presidente de la Cámara. Y para cerrar con broche de oro, apareció en los últimos días el nombre de Glenys Pedraza, esposa del cuestionado exalcalde de Bucaramanga Luis Francisco Bohórquez, como ficha del Partido Liberal al Congreso, ante las pocas posibilidades de que Bohórquez sobreviva al escrutinio público. ¡Esto sí es amor verdadero!

No dudo que algunas se sientan felices haciendo felices a sus maridos, ¡qué señoras! Pero como mujer es doloroso ver que habiendo tantas otras verdaderamente preparadas y capaces, que se han abierto camino con mucho esfuerzo, aún sigan existiendo mujeres, que como títeres se presten para que sus cuestionados y condenados esposos sigan manejando el poder en cuerpo ajeno.

Tomado de: http://www.vanguardia.com/

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