14 mayo 2020.
Foto: Amir Cohen/Reuters –
Por: Uri Alon, Ron Milo y
Las personas podrían regresar a trabajar en ciclos de dos semanas: acudir por cuatro días y después estar en confinamiento diez días, el período de latencia del virus.
Si no podemos reanudar la actividad económica sin causar un resurgimiento de infecciones de la COVID-19, enfrentamos un futuro sombrío e impredecible al abrir y cerrar escuelas y negocios.
Podemos encontrar una salida a este dilema aprovechando una propiedad clave del virus: su período de latencia, el lapso promedio de tres días entre el momento en que una persona se infecta y el momento en que puede infectar a otros.
Las personas pueden laborar en ciclos de dos semanas, ir al trabajo durante cuatro días y después, para cuando pueden volverse infecciosos, pasar diez días confinados en casa. La estrategia funciona aún mejor cuando la población se divide en dos grupos de hogares que trabajan en semanas alternas.
Las autoridades escolares austríacas adoptarán una versión simple —con dos grupos de estudiantes que asistirán a la escuela por cinco días cada dos semanas— a partir del 18 de mayo.
Los modelos que creamos en el Instituto Weizmann de Israel predicen que este ciclo de dos semanas puede reducir el número reproductivo del virus —el número promedio de personas infectadas por cada persona infectada— por debajo de uno. Por lo tanto, un ciclo 10-4 podría suprimir la epidemia al tiempo que permite una actividad económica sustentable.
Incluso si alguien está infectado, y sin síntomas, él o ella estaría en contacto con personas fuera de su hogar durante solo cuatro días cada dos semanas, no 10 días, como con un horario normal. Esta estrategia tiene otro impacto: disminuye la densidad de personas que acuden al trabajo y la escuela, lo que reduce la transmisión del virus.
Las escuelas pueden hacer que los estudiantes asistan por cuatro días consecutivos cada dos semanas, en dos grupos alternativos, y usar métodos de educación a distancia los otros días de escuela. Los niños pueden ir a la escuela los mismos días que sus padres van al trabajo.
Las empresas operarían casi de forma continua, alternando entre dos grupos de trabajadores para una producción regular y predecible. Esto incrementaría la confianza de los consumidores, apuntalando la oferta y la demanda al mismo tiempo.
Durante los días de confinamiento, este enfoque requiere adherencia solo al nivel de distancia ya demostrado en los países europeos y Nueva York. Evita los costos económicos y psicológicos de abrir la economía y luego tener que restablecer el confinamiento total cuando los casos inevitablemente resurjan. Dar esperanza y luego quitarla puede causar desesperación y resistencia.
Una rutina 10-4 proporciona por lo menos un empleo a tiempo parcial para millones que han sido despedidos o enviados a casa con licencia sin sueldo. Estos trabajos evitan los impactos devastadores, mentales y físicos del desempleo, que a menudo son duraderos. Para quienes viven del día a día, habría cuatro días para trabajar, reduciendo la necesidad económica de ignorar el confinamiento por completo. Las quiebras de los negocios también se reducirían, acelerando la eventual recuperación económica.
La estrategia cíclica es fácil de explicar y hacer cumplir. Es equitativa en términos de quién puede volver al trabajo. Se aplica en cualquier escala: una escuela, una empresa, una ciudad, un estado. Una región que usa la estrategia cíclica está protegida: las infecciones que llegan de fuera no se pueden propagar ampliamente si el número de reproducción es menor que uno. También es compatible con todas las demás medidas compensatorias que se están desarrollando.
Los trabajadores pueden, y aún deben, usar mascarillas y distanciamiento mientras estén en el trabajo. Sin embargo, esta propuesta no se basa en pruebas de larga escala, por lo que aún no está disponible en todas partes de Estados Unidos y quizás nunca estará disponible en grandes partes del mundo. Puede comenzar tan pronto como una disminución constante de casos indique que el confinamiento ha sido efectivo.
La estrategia cíclica debe ser parte de una estrategia de salida integral, incluyendo la auto cuarentena de quienes tienen síntomas, el rastreo de contactos y aislamiento, y la protección de grupos de riesgo. La estrategia cíclica puede probarse en regiones limitadas por periodos de prueba específicos, incluso un mes. Si la tasa de infección aumenta, puede ajustarse a menos días de trabajo. Por el contrario, si las cosas van bien, se pueden agregar días adicionales de trabajo. En ciertos escenarios, solo cuatro o cinco días de confinamiento en cada ciclo de dos semanas podrían prevenir el resurgimiento.
La epidemia del coronavirus es un enemigo formidable, pero no es invencible. Al programar nuestras actividades de manera inteligente, de una manera que tome en cuenta las dinámicas intrínsecas del virus, podemos derrotarlo más rápidamente, y acelerar un retorno completo al trabajo, la escuela y otras actividades.