10 maneras de ser mejores humanos en las redes sociales

Por: Alexander Velásquez. para KIENYKE.COM

“Tal vez sea todo esto mismo lo que te impide encontrar la paz; tal vez sea todo este exceso de palabras”: Hermann Hesse (Siddharta, novela publicada en 1922).

Yo te insulto, tú me insultas, todos nos insultamos. En los años 90  escuché una frase que me impactó: “Procura que tus palabras sean dulces y suaves en caso de que debas tragártelas”.

Pero no somos ni dulces ni suaves. No, al menos en las redes sociales, donde a veces nos comportamos como el gamín de la clase.  Nos gusta ser carroñeros con el lenguaje.

Soez o no soez. Esa es la cuestión ahora. Urge acordar unos códigos mínimos para frenar la mala leche digital.

Si Manuel Carreño existiera en tiempos del coronavirus, con seguridad tendríamos un tratado de buenas maneras en la red, como el célebre Manual de Urbanidad que escribió en 1853.  Con ese texto educaron a nuestros abuelos y bisabuelos para portarse como la gente dentro y fuera de la casa: en la calle, en la iglesia, en el colegio, durante la visitas, en la mesa, con Dios y con uno  mismo y su higiene personal.

Un capítulo se refiere al trato con los demás…  y aquí me detengo. Necesitamos una “Urbanidad de Carreño” adaptada  a Facebook, Twitter, WhatsApp, YouTube y todas las aplicaciones  que existan en el futuro, porque son la nueva calle  por donde nos movemos (sin movernos) los homo sapiens, a veces más necios que sapiens.

Escupir y eructar en público, decía don Manuel, son actos asquerosos e inciviles. Si reencarnara en este dos mil veintiuno, reprendería a los que escupen comentarios venenosos o cargados de odio y a esos que eructan frases llenas de malas intenciones.

El pedagogo, músico y diplomático  venezolano dijo: «Se debe prestar atención a quien habla y no se deben tomar puntos de vista muy extremos sobre política, sexo o religión», anticipándose a la polarización (esa otra peste) que nos azota.

Las redes sociales son el Palacio de la Inquisición del siglo XXI, donde se blasfema, se especula, se censura, se descalifica, se desacredita y se es juez, Dios y Satanás. Y en el colmo de esta locura virtual, los hay que esparcen noticias falsas sin recato. Imagínense a unos inquisidores modernos confiscando smartphones,   cortando dedos y extirpando lenguas viperinas.

Hace poco, la prensa reportó el jalón de orejas a Andrés Pastrana por parte de la Oficina Nacional de Procesos Electorales, ONPE por afirmar sin pruebas que «hay gente infiltrada venezolana en el manejo de la información y del software del tribunal electoral del Perú». La ONPE le respondió al político colombiano publicando las actas electorales con un mensaje final donde le pide: “No compartas fake news”.

Si eso lo hace un expresidente de la República, ¡mejor apaga y vámonos!

Con todo, se hacen esfuerzos importantes a favor de la sensatez en las redes sociales. En 2017 nació en Trieste, Italia, una iniciativa denominada El manifiesto de la comunicación no hostil” (Il manifesto della comunicazione non ostile). Surgió en el simposio Parole O_Stili.

Por su vigencia, vale la pena leer este decálogo, compartirlo y, más que nada, aplicarlo.  Actuemos con cordura o tendremos un pie en el manicomio.

1. Virtual es real – Digo y escribo en la red sólo las cosas que tengo la valentía de decir en persona.

2.  Se es lo que se comunica – Las palabras que elijo relatan la persona que soy: me representan.

3.  Las palabras dan forma al pensamiento – Me tomo todo el tiempo necesario para expresar lo mejor posible mi pensamiento.

4.  Antes de hablar hace falta escuchar – Nadie tiene siempre razón, tampoco yo. Escucho con honradez y apertura.

5.  Las palabras son un puente – Elijo las palabras para comprender, hacerme entender, acercarme a los demás.

6.  Las palabras tienen consecuencias – Sé que cada una de mis palabras puede tener consecuencias, grandes o pequeñas.

7.  Compartir es una responsabilidad – Comparto textos e imágenes sólo después de haberlos leído, valorado, comprendido.

8.  Las ideas se pueden discutir. Las personas se deben respetar – No convierto a quien sostiene ideas que no comparto en un enemigo al que hay que eliminar.

9.  Los insultos no son argumentos – No acepto insultos ni agresividad, ni tan siquiera a favor de mi tesis.

10. También el silencio comunica – Cuando la mejor elección es callar, callo.

 

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