Después. La desgarradora imagen de los restos de la aeronave de la empresa boliviana LaMia. (AFP)
Mariano Gavira
- Redactor de la Sección Sociedad
Cuando todavía debe confirmarse la causa del desastre, dos experimentados pilotos argentinos coinciden en que el avión se precipitó porque se quedó sin combustible. Alfredo Bocanegra, director de la Agencia de Aviación Civil colombiana, dijo que “en el informe aparece como último reporte fallas totales eléctricas por parte del piloto que así lo reportó, igual que una de las versiones de los sobrevivientes así lo determina también”.
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Rogelio Cirigliano y Alejandro Burello afirman que la causa fue el error de cálculo a la hora de cargar el combustible: “Ese avión está preparado para hacer un viaje máximo de 2900 kilómetros, mientras que la distancia entre los aeropuertos de Santa Cruz de la Sierra y Medellín es de 2970 kilómetros”, dice Cirigliano, piloto y dueño de una empresa de taxis aéreos. Contó que el primer aviso que da un avión cuando se queda sin combustible es el de una falla eléctrica: “Por eso es probable que el piloto haya advertido sobre esto, pero más tarde, y cuando se empiezan a plantar todos los motores (esta aeronave tenía cuatro) lo que queda claro es que se queda sin nafta”.
¿Cómo es posible que un avión despegue con semejante error de cálculo? “Bueno, para explicar eso hay que entender que el piloto no es el máximo ni el menor responsable de lo que sucedió. Hay una serie de personas que forman parte para que suceda la tragedia: el Gerente de Operaciones, el Ingeniero en Operaciones (quien arma el plan de vuelo), el copiloto, quienes hacen el mantenimiento”, agrega Burello, con 35 años de experiencia en los cielos.
Los pilotos con los que habló Clarín explican que antes de un viaje se calcula combustible para la distancia deseada y la previsión hasta el aeropuerto más cercano por si surge algún problema: “La capacidad de almacenamiento de esa aeronave no le daba para todo lo que se requería. Todo estaba mal desde antes de despegar”, afirman.
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Este avión de origen británico modelo RJ85 estaba preparado para realizar trayectos cortos y pa ra despegar y aterrizar en lugares complicados, como pistas cortas o hasta pistas con hielo: “Esa distancia no era la adecuada”, dijo Burello. En este caso era un vuelo charter, es decir un vuelo no regular. Con el grabador de voz (mal llamado caja negra) y de datos de vuelo hallados ”se podrá investigar las causas de la tragedia, que puede llevar mucho tiempo”, dice Cirigliano.
Tomado de:El Clarín, de Buenos Aires.