Crculo de Periodistas de Bogot

Archivos agosto 2019

El periodismo de la esperanza

8 Agosto 2019.

Fotografía: Pixabay.

Ginna Morelo, ganadora del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo 2018 en la categoría Cobertura, propone ocho antídotos contra la desesperanza en el periodismo.

Tomado de: fundaciongabo.org Leer Más

Caso D’Alessio Fuerte apoyo de periodistas y entidades a Daniel Santoro tras su procesamiento

8 Agosto 2019.

La Academia de Periodismo, ADEPA, FOPEA y cientos de periodistas salieron a rechazar el procesamiento que le dictó el juez Ramos Padilla.

Tomado de: El Clarín. Leer Más

La SIP anuncia a los ganadores de los Premios a la Excelencia Periodística 2019

8 Agosto 2019.

La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) dio a conocer la lista de profesionales de la comunicación de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Estados Unidos, México, Nicaragua y Venezuela, ganadores de su premiación anual a los mejores trabajos de la prensa hemisférica.

Tomado de: SIP. Leer Más

SIP mostró preocupación por decreto de Bolsonaro y sus represalias contra la prensa brasileña

8 Agosto 2019.

La Sociedad Interamericana de Prensa mostró su preocupación por la aparente represalia contra la prensa brasileña que adoptó el presidente Jair Bolsonaro, tras firmar un decreto al que calificó de «retribución» a los medios de comunicación por la forma que lo maltrataron en la campaña electoral.

Tomado de: SIP. Leer Más

La SIP condenó a Cuba por encarcelar a un periodista

8 Agosto 2019.

La  (SIP) condenó al régimen de Cuba por sancionar a un año de prisión correccional al periodista y abogado Roberto de Jesús Quiñones Haces del portal Cubanet por el delito de resistencia y obediencia.

Tomado de: SIP. Leer Más

Tunja: Cuna de la libertad

8 Agosto 2019.

Jorge Emilio Sierra Montoya (*)

Este siete de agosto los colombianos celebramos el bicentenario de la Batalla de Boyacá, cuando el ejército patriota, comandado por Bolívar y Santander, venció en 1819 -¡hace dos siglos!- a las tropas españolas, sellando así, en forma definitiva, la independencia de nuestro país.

Aquello sucedió, como todos sabemos, en el Puente de Boyacá, situado a pocos kilómetros de Tunja, la capital del departamento, que por tal motivo es considerada cuna de la libertad.

Al cumplirse hoy tan magno acontecimiento, resulta oportuno volver los ojos a esa ciudad y recorrerla de nuevo a través de la historia, según haremos a continuación.

Paso por la Colonia

Tunja es ante todo una ciudad colonial. Si usted la recorre paso a paso, lanzándose a las calles de su pequeño centro histórico, tendrá la alegría de perderse que se siente en la parte antigua de Cartagena o en el barrio La Candelaria, en Bogotá, donde igualmente están inscritas en las esquinas sus nombres originales: La Calle del Duende, La Esquina de la Pulmonía o la infaltable Calle Real, entre muchas otras.

Empiece, si quiere, por el parque principal o Plaza de Bolívar, con faroles colgantes, igual que en la época de los virreyes, y sus casonas centenarias, de varios siglos encima, desde la del fundador, Gonzalo Suárez Rendón, hasta la del capitán Gómez Cifuentes, sede de la gobernación, y la del también capitán Martín de Rojas, donde Enrique Santos Montejo –Calibán-,uno de los más célebres columnistas del periódico “El Tiempo”, editaba su periódico La Linterna, al servicio del partido liberal.

Columnas de piedra, paredes de tapia, balcones y más balcones, tejas de barro y vigas de madera y caña brava, se extienden aquí y allá, en los cuatro costados del parque y hacia los lados, hacia las manzanas adyacentes, como la Casa de don Juan de Vargas, comprada y restaurada por el maestro Luis Alberto Acuña para guardar, como en un cofre, bargueños y candelabros, sillas y vajillas de la realeza española, y hasta un bordado de Juana la Loca, reina madre del emperador Carlos V.

La Catedral, bautizada en honor al apóstol Santiago, es cuento aparte. Alberga nada menos que los restos del gran cronista de Indias, don Juan de Castellanos, “quien regentó este templo hasta su muerte”, y recibe a los visitantes con el busto de Monseñor Augusto Trujillo Arango, cuyo Sermón de las Siete Palabras, transmitido cada año por la radio, paralizaba al país entero, consagrado en aquel entonces, por mandato constitucional, al Sagrado Corazón de Jesús.

Y en la mitad de una calle, a todo el frente de la Catedral, la vía se parte en dos, abriéndose hacia el legendario Pasaje Vargas, cuyas casas enfrentadas quisieran tocarse, abrazarse entre balcón y balcón, como sucede en las callejuelas de Segovia (España).

Al cruzar hacia la otra calle, el transeúnte se encuentra de frente con la más hermosa iglesia de Tunja, la de Santo Domingo, que exhibe orgullosa la llamada “Capilla Sixtina del arte barroco hispanoamericano”.

Ahí usted empieza, con fe, a soñar, a tener visiones celestiales y a elevarse hasta lo alto, hasta el trono de Dios, con esa profunda espiritualidad que transmiten las iglesias, conventos y monasterios que proliferan a lo largo y ancho del casco urbano.

El espíritu religioso

En la Iglesia de Santo Domingo se venera a la Virgen del Rosario en un soberbio monumento religioso, donde al frente y a ambos lados se asoman imágenes talladas de pasajes evangélicos (como, por ejemplo, la Pasión de Cristo), que brillan por las laminillas de oro en la madera y, sobre todo, por la escultura radiante de la Madre de Dios, traída a Tunja en el año 1.600.

La belleza del arte religioso exhibido allí es comparable a la de templos como La Compañía (de la Compañía de Jesús) en Quito o la Catedral de Puebla, catalogada de tiempo atrás como La octava maravilla del mundo.

Los parroquianos permanecen de rodillas frente a la Virgen, en ocasiones con los brazos abiertos, como también lo hacen en un pequeño oratorio del Convento de San Francisco enseguida de la iglesia del mismo nombre, en la cual se esconde un invaluable tesoro artístico: La Crucifixión, cuadro original de Bartolomé Esteban Murillo, el famoso pintor español.

De otra parte, la Iglesia de San Ignacio, que cada año se convierte en sala de conciertos durante el Festival de la Cultura, se encuentra junto al convento de los jesuitas (entre quienes se contara por varios años a San Pedro Claver, “Esclavo de los esclavos”), donde funciona el Colegio de Boyacá que fundó el general Francisco Paula Santander dentro de su plan educativo y que se da el lujo de incluir en su lista de egresados a una decena de Presidentes de la República.

En la Iglesia de Santa Bárbara, a su turno, usted puede oír cantos gregorianos, sea en la nave central o en las naves laterales que forman una cruz, mientras se exhiben ornamentos adornados por Juana La Loca; en la Iglesia de las Nieves sorprenden, además de sus vitrales, El Señor de La Columna y los fuertes contrastes de rojo y amarillo en sus paredes, como en un traje de luces, y arriba, en la Iglesia del Topo, nos recibe la Virgen del Milagro, Patrona de Tunja y de la Fuerza Aérea Colombiana, que cada 9 de junio desciende, en procesión multitudinaria, hasta la Catedral, tras dos días y noches de celebraciones fastuosas, alegres, con pólvora y juegos pirotécnicos.

Por la calle donde está la que fuera residencia del ex presidente Eduardo Santos, ahora en restauración, se levanta el Convento de Santa Clara, transformado en museo religioso, donde se conserva la pequeña celda de la monja Francisca Josefa del Castillo y Guevara, gran poeta mística de la Colonia, con el estudio, la biblioteca u oratorio, donde ella escribía sus versos, en ocasiones desgarradores, turbados por tentaciones diabólicas.

Por último, encontramos el Templo de San Laureano, situado a pocos metros del Panteón de los Mártires, máxima expresión del período republicano, que exaltara Bolívar en honor a Tunja: “Esta ciudad es heroica; en ella la reacción del espíritu ha sido proporcionada a la opresión terrible”, para concluir, con elocuencia: “Foro del patriotismo y taller de la libertad”.

Culto a los héroes

El patriotismo tunjano es apenas natural. Al fin y al cabo, el Puente de Boyacá y el Pantano de Vargas se encuentran acá mismo, en el departamento, y mientras al primero se llega sólo en quince minutos por la vía a Bogotá, el segundo queda por los lados de Paipa, con el bello Monumento a Los Lanceros, obra maestra del escultor Rodrigo Arenas Betancur.

Así las cosas, es justo afirmar, en honor a la historia, que Boyacá, con su capital a la cabeza, fue cuna de nuestra independencia, de la libertad democrática. Tampoco es de extrañar, en tales circunstancias, el aire de patriotismo que se respira por todos lados, confundido naturalmente con los vientos que soplan desde los lejanos tiempos coloniales.

Nuestro espíritu patriótico se conmueve ante la estatua ecuestre de El Libertador, quien surge imponente en el parque principal de la ciudad, donde abundan las placas que registran su paso por esta tierra; en la efigie de Santander, quien fundara el Colegio de Boyacá y, especialmente, en el Paredón de Los Mártires, sitio donde fueron fusilados varios patriotas durante la reconquista española y su régimen de terror impuesto por Pablo Morillo.

El Paredón, por cierto, se conserva como era después del fusilamiento, ¡con los tiros de fusil metidos en el barranco tras disparar a los héroes!

Bustos y más bustos de próceres nacionales o de la Gran Colombia, dispersos en los parques, como Juan José Rondón, líder de los lanceros, frente a la Iglesia de San Francisco; exaltación permanente de los catorce ilustres boyacenses que han sido presidentes de la república, y la casa-museo de uno de ellos, el general Gustavo Rojas Pinilla, “su más egregio hijo” al decir de la placa conmemorativa donde nació, aunque otros municipios de Boyacá se lo disputan.

Como si fuera poco, en una esquina se aprecia la que fuera residencia de doña Inés de Hinojosa, seductora irresistible, cuya tenebrosa vida criminal fue recreada en pasajes novelescos que años atrás desvelaron a miles de televidentes, atraídos por sus pasiones y su singular belleza.

La historia, en fin, deambula a sus anchas por la vieja ciudad de Tunja, la cual parece responder al llamado de Menéndez y Pelayo, que consta en otra placa al lado de la Iglesia de San Ignacio, según el cual los pueblos no pueden abandonar su pasado para evitar una vejez sin memoria, cayendo en la demencia senil donde el olvido total hace estragos.

Colofón

Como capital del departamento de Boyacá, Tunja es sin duda el principal escenario (en virtud de las citadas batallas del Pantano de Vargas y de Boyacá que tuvieron lugar en su territorio) de la celebración del Bicentenario de la Campaña Libertadora.

¡Loor a Tunja, cuna de nuestra libertad!

(*) Miembro Correspondiente de la Academia Colombiana de la Lengua – [email protected]. (Columna publicada originalmente en eje21.com)

CPB PIDE PROTECCIÓN A PERIODISTAS DEL VALLE DEL CAUCA

8 Agosto 2019.

Foto: Policía Metropolitana de Cali.

Frente a  las amenazas del comando de FARC EP, a los periodistas Miguel Ángel Palta de 90 Minutos, Fransua Martínez de Blu Radio; Eduardo Manzano de Noticias Caracol y a los camarógrafos Arlex Piedrahita y Alexander Cárdenas, el Círculo de Periodistas de Bogotá  (CPB)  solicita a las autoridades civiles y militares la protección debida a los comunicadores y pide las debidas investigaciones sobre los hechos que atentan con la integridad física de ellos y contra la libertad de prensa.

El  primero de agosto los comunicadores recibieron en sus mensajes las amenazas del llamado Comando Conjunto Occidental Sexto Frente FARC EP y el 4 de agosto les repitieron los mensajes.

Los periodistas han venido informando sobre los cortes de energía que se llevan a cabo en el norte del Cauca, especialmente en los municipios de Caloto, Corinto y Toribío y que fueron propuestos por la Fiscalía ante las amenazas que les han hecho a los trabajadores de la empresa de energía y como una forma para combatir los cultivos ilícitos que ahora son hechos en grandes invernaderos.

El CPB  expresa su solidaridad  a los periodistas amenazados en su integridad física y labor periodística, y  los motiva a mantenerse firmes en su misión  de informar con rigor y veracidad, al igual que a los demás colegas que están viviendo este flagelo en el resto del país.

Círculo de Periodistas de Bogotá

Cambio climático: por qué el consumo de carne y lácteos tiene tanto impacto

8 Agosto 2019.

Foto: GETTY IMAGES.

Cambiar la producción de alimentos es esencial para salvar al planeta de una catástrofe climática.

La advertencia es de los autores del informe sobre uso de la tierra que fue divulgado este jueves por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés).

Tomado de: BBC. Leer Más

La banda que quiere imponer el miedo en el Park Way

8 Agosto 2019.

Foto: Archivo particular.

Atacan siempre en manadas de cinco o tres personas, suelen ir bien vestidos para pasar desapercibidos, eligen la noche para sus asaltos y ejercen violencia, generalmente con armas blancas, para robar a sus víctimas.

Tomado de: El Tiempo. Leer Más

La basura: ¿Qué hacer con ella?

8 Agosto 2019.

Los dioses hawaianos nublan la vista de la astronomía mundial

8 Agosto 2019.

Foto: PUʻUHONUA O PUʻUHULUHULU.

Las protestas contra el TMT cierran durante semanas algunos de los telescopios más potentes del planeta y evitan descubrimientos científicos.

Tomado de: El País (España) Leer Más

Alerta: colombianos triplican el consumo recomendado de yodo

8 Agosto 2019.

Foto: 123RF.

Tomado de: El Tiempo.

Este podría ser uno de los casos en los que el remedio se torna tan malo como la enfermedad. Colombia, que por mucho tiempo padeció de una deficiencia generalizada de yodo, ahora se enfrenta a un exceso de este elemento en el organismo por un consumo de sal que triplica lo recomendado, según revela un análisis académico a los resultados de la Encuesta Nacional de Situación Nutricional (Ensin 2015).

Lo grave de esto es que tanto la carencia como los excesos de yodo afectan directamente el funcionamiento de la glándula tiroides (reguladora del metabolismo del cuerpo), con consecuencias en toda la población que pueden ir desde trastornos pasajeros hasta complicaciones metabólicas severas y cáncer. 

El médico endocrinólogo Iván Darío Escobar, expresidente de la Asociación Colombiana de Endocrinología y representante en Colombia de la Red Global de Yodo (IGN), revisó con lupa los datos emanados de la Ensin y encontró que la yoduria (presencia de yodo en la orina) sobrepasa por mucho los niveles recomendados por las autoridades mundiales de salud.

Se considera que hay deficiencia de yodo en el cuerpo cuando hay menos de 100 microgramos de yodurias por litro; y exceso cuando el nivel está por encima de 300, según la Asociación Colombiana de Endocrinología.

“En todos los grupos de edad se observan niveles preocupantes de yodurias, lo que hace inferir que el consumo de este elemento está desbordado si se tiene en cuenta que por la orina se elimina el 90 por ciento de lo que la gente ingiere”, asegura Escobar.

Por ejemplo, en el 63,8 por ciento de niños de 1 a 4 años se halló un promedio de 365 mcg/L; en el 75,2 % de niños entre 5 y 12 años la media sobrepasaba los 406 mcg/L; y el 70,5 % de mujeres en edad fértil bordeaba los 379 mcg/L.

El origen del problema

La deficiencia de yodo en el país se comenzó a conocer desde la época de la Colonia, sobre todo en regiones como Caldas y Cauca afectadas por el coto o bosio (crecimiento exagerado de la glándula tiroides por falta de este compuesto) y otros síntomas como deterioro mental, según relatan algunas crónicas históricas.

De acuerdo con estudios de otros países y la participación de algunos científicos nacionales y extranjeros, desde finales del siglo XIX hasta comienzos del XX Colombia exploró la forma de enfrentar esta situación que, para entonces, era un problema de salud pública.

A partir de las experiencias de Estados Unidos y Suiza, en 1947 el Gobierno colombiano emitió la ley 44, que estableció la norma para agregar yodo en la sal bajo la premisa de que este compuesto es escaso en la naturaleza y su presencia en los alimentos es casi nula.

“Se eligió la sal porque es un producto de consumo universal, barato, necesario para el ser humano, que se adiciona a casi todos los productos alimenticios de ingesta diaria en casa, así como a los productos procesados y ultraprocesados, a lo largo del año. Adicionalmente, puede ser monitorizada fácilmente en los sitios de producción y empaque, distribución y expendio, y finalmente en los hogares”, explica Iván Darío Escobar.

Por otra parte la sal al contacto con el yodo permite la formación de un compuesto (yodato de sodio) que además de estable es fácilmente asimilable por el organismo, especialmente por la glándula tiroides, agrega el químico Víctor Fernández.

En Colombia esta estrategia fue reglamentada en la década de los 50 y se estableció que cada gramo de sal debía tener entre 50 y 100 mcg o partes por millón (ppm) de yodo. Y funcionó por un tiempo. Estudios mostraron que la prevalencia del bosio se redujo de forma significativa a menos del 2 por ciento.

Pero medio siglo más tarde nuevos estudios epidemiológicos volvieron a notar un incremento en la prevalencia del bosio en el país, lo que llevó a reforzar la estrategia. Los buenos resultados volvieron a aparecer al punto que en 1998 Colombia recibió el reconocimiento como “País Libre de los Desórdenes por Deficiencia de Yodo” por parte de organismos internaciones. (Organización Mundial de la Salud y Unicef, entre otros).

Para el otro lado

En su análisis académico, el endocrinólogo Escobar señala que los resultados de esta estrategia costo-efectiva se pasaron al otro lado, al punto de tener ahora un exceso generalizado de yodo en la dieta, lo que corrobora de forma tajante la más reciente Ensin.

El experto achaca esta condición a dos factores potenciales. Primero, que la norma colombiana (50 a 100 mcg por gramo de sal) está por encima de las recomendaciones internacionales (20 a 40 mcg). Prueba de ello es que según lo reportado por la marca comercial más consumida, hoy cada gramo tendría 64 microgramos de yodo.

Y segundo, y quizás más preocupante, es que los colombianos estamos comiendo más sal de la necesaria. De acuerdo con Escobar, la ingesta personal diaria en el país llega hasta los 15 gramos en algunas regiones, cuando la OMS sugiere un máximo de 5 gramos por jornada.

Graves consecuencias

Para entender por qué es problemático el exceso de yodo en la dieta, hay que empezar por saber que la glándula tiroides produce hormonas determinantes para el desarrollo integral del organismo y su actividad metabólica, y este proceso requiere del yodo.

O en palabras más técnicas, Iván Darío Escobar sostiene que la tiroxina (T4) triyodotironina (T3) son hormonas yodadas y como es natural requieren de este metal para formarse y actuar correctamente.

El yodo debe llegar en cantidades normales. Si su deficiencia es persistente pueden aparecer el bosio y el hipotiroidismo, con síntomas variables como fatiga, estreñimiento, piel seca, aumento de peso, dolores, alteraciones cardiovasculares y depresión, que en el caso de los recién nacidos pueden afectar su crecimiento o causar problemas de desarrollo.

Por el contrario cuando las dosis son mayores a las recomendadas, además de un aumento en tamaño de la glándula, se puede provocar su inflamación y bloquear su actuar, lo que se conoce como un hipotiroidismo subclínico. Además de lo anterior, los desórdenes por exceso de yodo pueden provocar un hipertiroidismo temprano por una absorción exagerada después del déficit que produce un aumento de las hormonas tiroideas, en un efecto conocido como Jod-Basedow.

Pero también el bloqueo por el exceso de yodo puede configurar lo que se conoce como el efecto Wolff Chaikoff, que generalmente es transitorio.

Lo más preocupante, sin embargo, es que el aumento de yodo se ha relacionado con el incremento en la prevalencia de enfermedades autoinmunes de la tiroides, dentro de las cuales la de Hashimoto es la más conocida. Eso sin mencionar la hipótesis de que el exceso de yodo podría elevar los casos nuevos de cáncer papilar de la glándula, una teoría que aunque sigue en investigación cada vez tiene más solidez.

¿Qué hacer?

Con semejante diagnóstico, los expertos insisten en la necesidad de tomar medidas por parte de las autoridades sanitarias que podrían orientarse a disminuir el contenido de yodo en la sal, para lo cual se requiere modificar la Ley 0547 de 1996. Y por otra parte, dice Escobar, reforzar las campañas educativas tendientes a disminuir el consumo de sal en la población.

Sobre la primera medida se sabe que la subdirección de salud nutricional, alimentos y bebidas del Ministerio de Salud ya está en procura de modificar la norma vigente con el objetivo de que cada gramo de sal comercial en el país contenga de 20 a 40 partes por millón de yodo, como lo recomienda la OMS.

Frente a la segunda medida, el mismo Ministerio adelanta un programa para inducir a los colombianos a no consumir más de 5 gramos de sal al día, con el fin no solo de limitar la ingesta de yodo, sino de atenuar las enfermedades cardiovasculares y la hipertensión arterial.

“La conclusión es simple: hay que ajustar estos consumos de yodo en toda la población de manera urgente para contener el desborde de enfermedades tiroideas que con esta base se han convertido en un problema de salud pública en el país”, remata Escobar.

¿Dónde más se consigue el yodo?

El contenido de yodo en los alimentos depende de la cantidad que contengan los suelos o las aguas donde se disponen. Sin embargo, se sabe que algunas fuentes naturales importantes son los pescados, mariscos y otros productos de mar; los huevos, el ajo, las acelgas, las judías verdes o habichuelas, la piña, los champiñones u otras setas comestibles; la cebolla y el arroz integral.