Veinte Estados han firmado hoy en la Asamblea General de la ONU el Pacto por la Información y la Democracia iniciado por Reporteros Sin Fronteras (RSF). Se trata de un histórico acuerdo intergubernamental que tiene como fin promover los principios democráticos en el espacio digital.
La Iniciativa sobre Información y Democracia lanzada por Reporteros Sin Fronteras ha dado paso este 26 de septiembre de 2019 a la firma de un acuerdo intergubernamental sin precedentes que abre el camino a la implementación de garantías democráticas para el espacio global de la información y la comunicación en línea.
El Pacto Internacional de Información y Democracia compromete a los 20 países signatarios [*] a favorecer el acceso online a información libre, independiente, plural y fiable. El acuerdo establece principios democráticos como la neutralidad política, ideológica y religiosa para los algoritmos, así como la transparencia de su funcionamiento. Con el fin acabar con el actual “caos de información”, también incide en la responsabilidad de los proveedores de servicios digitales a la hora de promover contenido fiable y pluralismo en la indexación.
El secretario general de Reporteros Sin Fronteras, Christophe Deloire, ha hecho un llamamiento solemne ante los más de 50 ministros de Asuntos Exteriores y 20 representantes de delegaciones reunidos para el lanzamiento de la «Alianza por el Multilateralismo» en las Naciones Unidas: «Si las democracias no establecen las normas, los intereses privados y los dictadores lo harán por nosotros (…).Han reemplazado a los Parlamentos a la hora de regular el espacio de la comunicación y la información. Por eso nos hemos propuesto reconstruir un sistema de garantías democráticas adaptado a la era tecnológica».
La Comisión Internacional sobre Información y Democracia -iniciada por RSF y copresidida por Christophe Deloire y la ganadora del Premio Nobel de la Paz Shirin Ebadi-, se reunió por primera vez el 11 de septiembre de 2018. A principios de noviembre de 2018, la Comisión emitió la Declaración sobre información y democracia, que fue respaldada por doce jefes de Estado y de gobierno, y recibió el beneplácito del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, del Director General de la Unesco, Audrey Azoulay y del Secretario General del Consejo de Europa, Thorbjørn Jagland.
Antes de llegar a la Asamblea General de la ONU, y a iniciativa del presidente francés, Emmanuel Macron, la Declaración de la Comisión abrió un proceso político que recibió el apoyo unánime del G7, reunido en la localidad francesa de Biarritz a finales del pasado agosto.
«Este acuerdo internacional es un gran paso adelante. Iniciado por la sociedad civil, este proyecto tiene el apoyo de campeones regionales, desde Corea del Sur hasta Costa Rica, desde Canadá hasta Túnez», explica Christophe Deloire. «Ha tomado un enorme impulso y permitirá movilizar a las plataformas digitales, porque el poder que tienen sobre el funcionamiento del espacio público conlleva grandes responsabilidades».
El texto celebra el trabajo realizado por Reporteros sin Fronteras (RSF) para promover la implementación del pacto mediante la creación de un Foro sobre Información y Democracia, cuyo objetivo será proponer principios en los que basar la regulación y la autorregulación. Será una nueva organización impulsada por la sociedad civil.
«La gobernanza del Foro garantizará su independencia y asegurará que todas las partes interesadas, incluidos los gobiernos, las plataformas digitales y los medios de comunicación, se sientan en la misma mesa con el fin de promover métodos adecuados de regulación y autorregulación», señala Thomas Friang, director de activismo de Reporteros Sin Fronteras.
Este Foro prevé su inauguración a mediados de noviembre en París por una coalición de organizaciones independientes.
Historia de la periodista del CPB que fue secretaria de Salvador Allende.
Superó el cáncer en tres oportunidades y termina ahora el guión de su primera película.
Por Guillermo Romero Salamanca-prensa CPB
Cuando hizo sus primeros recorridos por Bogotá, aquel 2 de febrero de 1970, Anny Roós Krause, con escasos 26 años, encontró una ciudad lúgubre, gris, con una pertinaz llovizna y con sus habitantes vestidos de negro, café o azul oscuro.
Ese mismo día, en el ascensor del edificio Carmenza de la calle 59 A de Chapinero conoció a un Psiquiatra, quien sería su primer esposo, el padre de sus dos hijas, pero también su pesadilla que la llevaría a entablar engorrosas demandas y buscar una nueva vida.
Procedente de su natal Chile, arribó a Bogotá llena de ilusiones, sueños y esperanzas al recibir una beca de la OEA para hacer un Máster en Literatura Hispánica en el Instituto Caro y Cuervo.
Colombia se convertiría pronto en su segunda patria, pero llena de vicisitudes. No era solo el clima, sino los atracos. Fueron 9 en total. Recuerda uno especial porque fue justo al frente de la sede del Departamento Administrativo de Seguridad, DAS, cuando estaba en la calle 12 con Sexta, cerca de la Biblioteca Luis Ángel Arango.
“Ese día también llovía. Había un montón de gente en la acera del frente. Entre dos hombres me sujetaron y uno de ellos me puso un cuchillo en el cuello. Me dijo que le entregue todo lo que llevo o me raja la cara”. Nadie hizo nada por mí. Me sentí impotente”, cuenta ahora desde su residencia en Málaga, España.
Después de hacer su Maestría comenzó a estudiar Periodismo en la Universidad Javeriana. Allí le hablaron del Círculo de Periodistas de Bogotá y de inmediato ingresó. “Me retiré un tiempo y luego volví porque por mi profesión debía estar vinculada a un gremio que me diera apoyo en los momentos que más lo necesitara. Me sentía sola en Colombia y, de verdad, el CPB ha sido una estrella, especialmente desde el 2015 en adelante donde el presidente William Giraldo y el secretario del CPB, Raúl Gutiérrez hicieron la presentación de mi primera novela “Tormentas y Susurros” en el Club El Nogal”. Me siento muy apoyada. Llegar a la sede es como llegar a mi casa, ya que Gloria Vallejo, como presidente, es una persona vanguardista, super dinámica y muy acogedora que lleva el nombre de la institución con dignidad y talento.
ENTREVISTAS Y CRÓNICAS
“Mi primer trabajo periodístico lo hice para la revista Mujer, una entrevista a la embajadora de Canadá en Bogotá. Luego, Consuelo Salazar Chávez, mi compañera de estudio en la Javeriana, me invitó a escribir en la sección cultural de La República. Después colaboré con El Espectador y Vanguardia Liberal’’, recuerda.
DE CHILE A COLOMBIA
Rememora cuando en El Espectador le hizo una entrevista al otorrinolaringólogo Galo Llinás Celedón, titulado La Fotografía en cirugía auditiva. “La nota gustó mucho en la costa porque allá las señoras llamaban a sus esposos: “Antonio, Antonio, la cena ya está lista” y ellos no respondían. Ellas creían que estaban de mal genio y después descubrieron que sus maridos estaban sordos. El doctor Llinás dio soluciones para ese problema”.
“Mi papá era húngaro de nacionalidad y fue a la Universidad de Milán donde se graduó de Médico Cirujano, trabajó pocos años porque comenzó la II guerra Mundial, vino la persecución contra los judíos, vivenció la nefasta Noche de los cristales rotos. Él llamó a sus hermanos, ahorraron un poco y buscaron la forma de huir de aquella situación tan grave, de las torturas, cámaras de gases, del hambre y del miedo. Consideraron a Chile porque era un país estable, exportaba salitre en aquella época (1939). Al llegar al puerto de Valparaíso se dirigieron al Ministro de Salud, que era Salvador Allende. A mi tío Luis, también médico, lo envió a la Quinta Zona, o sea, a Santiago, donde había problemas de epidemiología y a mi padre lo nombró en el sur”.
“Mi padre, Andrés Roós Rozman, se hizo querer de la comunidad. Cuando falleció, víctima de una septicemia, los medios de comunicación lo despidieron como “El médico de los humildes”.
“Mi padre nunca les cobró a los pobres, les daba, incluso, los remedios y a muchos los ubicaba en puestos de trabajo”. Antes de morir dijo: “Quiero que mis seis hijas sean profesionales”.
DESDE FIDEL A NERUDA
“Yo había empezado Pedagogía en Castellano y quería ir a Santiago para graduarme con el título de la Universidad Católica. Cuando ya estuve allí pensé en mi situación: me tocaba pagar un arriendo, tendría los gastos de la vida y entonces determiné visitar al doctor Allende. En su oficina me miraban extrañados. Les conté la historia de mi padre y entonces pude hablar con él”.
Cuando la vio, el líder político le sentenció: “Usted es la única de las hijas del doctor Roós que no va a mis mítines”.
Anny le dijo: Es que yo soy demócrata cristiana, pero he oído en mi casa que usted quiere luchar por los pobres y quiero ver si es verdad.
–¿Y en qué me puede ayudar?, le preguntó Allende.
–En organizar entrevistas, recibir a la gente que viene a su oficina para que le ayude y todo lo que sea redacción y correspondencia.
–En eso sí me favorece. Estaba pensando que dentro de ocho días debo presentar un Informe sobre “Natalidad y Mortalidad Infantil en América Latina” en la Conferencia de Cancilleres en Punta del Este.”
Ella aceptó y de inmediato fue a las oficinas a recolectar información y todos le colaboraron. Días después Allende la mandó a recoger en su carro y Anny le entregó el trabajo escrito ¡a mano!
“Yo no sabía escribir a máquina”, relata ahora.
De hecho, el trabajo le gustó al entonces presidente del Senado y lo presentó luego en la Conferencia de Cancilleres en Punta del Este donde, incluso, estuvo Richard Nixon.
Fueron dos años de múltiples experiencias donde conoció a personalidades como Indira Gandhi, Pablo Neruda y Fidel Castro.
“El presidente cubano le llevaba al doctor Allende baúles con armas, a través de la valija diplomática. Él le enseñó a usar un arma y en su casa le montó una pista de tiro”, cuenta.
Un día le comentó a su jefe que se iba para Montevideo a pasar sus vacaciones. Allende le pidió que le llevara una carta a Neruda quien estaba también en esa ciudad dictando un Seminario de Literatura Chilena en la Universidad de La República. Lo buscó y le contó que también era de Temuco. El poeta la invitó a cenar y le contó cómo había obtenido la visa para Estados Unidos y cómo había llegado a Francia de incógnito. Luego el gobierno lo nombró Embajador de Chile en París, entre otras cosas.
Por esos días le llegó a Anny una carta con la aprobación de una beca de la OEA para estudiar en Colombia. Se despidió de Allende, quien le comentó que lamentaba la determinación, pero que algún día se volverían a ver.
“Yo no creí en el cuento del comunismo. Eran sólo mentiras y mentiras, pero bueno ese fue mi paso por la oficina en el Senado”, dice.
UN SALUDO EN PLENA SÉTIMA
Mientras estudiaba en la Javeriana, dictaba clases y trabajaba en el Ministerio de Educación como Responsable del Convenio Andrés Bello, se anunció para el primero de agosto de 1971 la visita oficial de Allende, como Presidente ya de Chile. Sería recibido por Misael Pastrana, situación que tuvo serios inconvenientes para el gobierno nacional.
El profesor Francisco Gil Tovar me comentó: “Usted no puede acercarse a ninguna recepción, por estar fichada de “comunista”.
“Me extrañó que me dijera eso y bueno, yo lo acepté. Ese primero de agosto me dirigía del Ministerio a la Universidad, cuando me encontré con mi compañera Consuelo, quien me animó a hacerle una entrevista a Allende. Le comenté lo que me había dicho el profesor Gil Tovar y le dije que con verlo pasar por la Séptima sería muy importante. Nos hicimos al lado de un montón de personas que llevaban pancartas y banderas de ambos países. Gritaban: “Viva Allende,” viva Allende” Viva Chile”,” Viva Colombia”. De pronto viene una caravana con cinco coches oficiales de color negro. El segundo se detiene frente a nosotras. Se baja el escolta, abre la puerta y el doctor Allende camina hacia nosotras. Con un abrazo fuerte me saluda. No lo podía creer. Me dijo que me nombraba en el puesto diplomático que quisiera, en el país de mi elección, porque necesitaba gente con talento y de confianza. Yo le respondí que estaba por casarme”.
“Cuando se decida me llama. Ya sabe dónde encontrarme”, le respondió el mandatario.
Esas fueron sus últimas palabras.
El 11 de septiembre de 1973, en un taxi, escuchó la noticia del “suicidio” de Salvador Allende. “Quedé paralizada. Es como si se hubiera muerto mi papá. Fueron sentimientos de angustia, tristeza, de parálisis. No lo podía creer. Y como lo conocía, sabía que él no se había suicidado. Era inaudito lo que pasaba. Era la primera vez que un político de izquierda llegaba a la presidencia democráticamente, por medio del voto. Después se supo que fue un plan urdido por la CIA”.
Meses después comenzó la tragedia matrimonial de Anny y su proceso de nulidad de su matrimonio por violencia de género. Se fue a un apartamento que le consiguió una amiga y después montó una oficina inmobiliaria.
Trabajó con la ACPO, Acción Cultural Popular para Radio Sutanteza, luego con la Fundación Ford en investigaciones socio-educativas. Recorrió buena parte del país y se le viene a la mente aquellos años en Fómeque donde tenía que visitar escuelas en las veredas más lejanas, con viajes interminables entre la lluvia, con caballos que se quedaban atascados entre el barro. Las familias campesinas la recibían con aguardiente, felices de aprender que tenían que hervir el agua durante unos minutos en la cocina para evitar enfermedades.
Durante 15 años dictó clases en la Universidad Jorge Tadeo Lozano. En el 2008, por las redes sociales conoció a un ejecutivo de la Junta de Andalucía del cual se enamoró. Y rehicieron su vida juntos en España. Ella se fue de Colombia muy ilusionada, pero los médicos en Sevilla le dieron una noticia poco agradable: tenía cáncer de piel. Un melanoma en estado muy avanzado.
Era el segundo, porque en Colombia también había padecido y soportado con estoicismo un cáncer de mama. Vendió todas sus joyas para comprar las medicinas de la quimioterapia, ya que al hospital nunca llegaban el día que se necesitaba aplicarlas.
En España, con metástasis, soportó las sesiones de quimioterapia, pero su pareja al verla que no comía, que había perdido 18 kilos y que los médicos le dijeron que le quedan tres meses de vida, no pudo tolerarlo. No soportaba que hubiera cabellos en el suelo, ni estar pendiente de las medicinas, de los controles médicos, de hacer la compra del mercado, del aseo, de la ropa y le dijo que ella estaría mejor con una de sus hijas.
ENTRE TORMENTAS Y SUSURROS
Al día siguiente escuchó a su pareja que le decía a su hermana, que Anny se estaba muriéndo. Oírlo la ánimo de nuevo y pocos días después lo abandonó. Emprendió una nueva vida al mudarse a un apartamento donde encontró en la escritura una etapa inolvidable. Durante cuatro años escribió su novela “Tormentas y Susurros”, luego de investigaciones y borradores.
Allí cuenta aspectos de su vida y del viaje de su padre y sus tíos en aquellos días aciagos de 1939 de la II Guerra Mundial. La novela fue editada en España en el 2015, y se agotó. En Colombia, Editorial Solar realizó una primera edición en el año 2016 y en España está próxima a salir la 2ª Edición española.
“La vida de mi padre era ejemplar. Mi madre era mi confidente y amiga. Ambos se adoraban. Teníamos una finca a donde íbamos los fines de semana y esos recuerdos llenaron mi vida. Nos tocó vivir el terremoto de 1960 cuando la tierra se levantaba, había derrumbes por doquier y se caían los techos de las casas. Fue horrible. Luego como médico ayudó a las personas, fue otro capítulo. Relato mis viajes nacionales e internacionales, como profesora de la Javeriana y del Externado donde tuve alumnos mafiosos y muchas historias más”, resume su obra.
Hace poco terminó de escribir su guion “Tormentas y Susurros” para un largometraje, traducido al inglés y al francés. Y casi terminado al alemán.
De seguro, cuando salga la película, el cariño que siente por su gente, a pesar de los oscuros pasajes bogotanos, estarán mostrando imágenes de la época de los años 70, llenos de gente vestida de negro, con paraguas y con mucha, mucha lluvia.
La llamada con pedido de injerencia política contra los demócratas que hizo Trump al presidente de Ucrania, que ha tenido que reconocer la propia Casa Blanca y que le puede costar el juicio político al presidente norteamericano, fue a fines de julio. Hace una semana esa noticia se filtró a dos diarios y una cadena de tevé. Los diarios son The Washington Post y The New York Times, los dos odiados por Trump, y la cadena ABC, otra odiada.
A partir de ahí la nueva madeja de Trump tuvo que empezar a ser destejida en público. Es el valor, mejor dicho, uno de los valores y sentidos, del periodismo de investigación en la democracia. Explica por qué Trump, y no sólo Trump, choca tanto y tan seguido con la prensa. E ilustra también el escrutinio del periodismo sobre las acciones de gobierno.
Ucrania es un país que tiene un pesado lastre de corrupción. Trump habló con el presidente Zelenski y lo hablado merecería ser de una película mafiosa por los sobreentendidos. Uno, es que Trump tenía retenidos unos 390 millones dólares en asistencia a Ucrania cuando los dos jefes hablaron. Trump, como quien quiere referir a una cosa pero apunta a otra, destaca el “esfuerzo y el tiempo” invertidos por su país en la nación europea: “EE.UU. ha sido muy, muy bueno con Ucrania”. Luego: “No voy a decir que sea recíproco, porque las cosas que están pasando no son buenas”. Ni el Padrino lo hubiera hecho mejor. ¿Qué podría hacer Ucrania para que las cosas que están pasando sean buenas?
Investigar al hijo de Joe Biden, que hizo negocios en Ucrania. Biden va hoy a la cabeza de las encuestas para la elección del candidato demócrata para el 2020. Las llamadas de los presidentes norteamericanos a otros presidentes tienen un estricto protocolo de documentación del que participan varios funcionarios. Una serie de interpretaciones forzadas para no revelar la conversación fueron impulsadas por Trump, cuando ya estaban bajo la presión, pero no pudo sortear los resguardos democráticos de su país. Con sólo un par de omisiones que deben tener su razón de ser, la Casa Blanca tuvo que hacer pública la charla. ¿Se imaginan algo similar aquí?
El contenido de la llamada alertó a uno de los participantes de ese protocolo, que inició las acciones que su conciencia y ese mismo protocolo le dictaron. Y lo puso por escrito. Por ahora ese denunciante es secreto. Naturalmente, encontró las resistencias del caso del entorno de Trump, que en la llamada con Zelenski reclamándole esa injerencia, le comunica en quiénes delega la cuestión de la cuestión: su abogado, el ex alcalde Giuliani y el fiscal general William Barr. La ayuda para Ucrania usada para beneficio partidario.
Trump no cambió de discurso, como no cambia de mañas. Tuiteó que todo es fraude y llamó a los republicanos a defenderse de los demócratas que intentan “destruirlo”. Escribió: “Luchen duro, republicanos. ¡Nuestro país está en juego!”. Y en realidad, parte de verdad tiene, no tanto porque en esto su país esté en juego, sino porque lo que pone otra vez en juego Trump es tratar de mantener unido uno de los bordes de la grieta: eso se llama polarization.
En toda su gestión, desde el inicio, Trump se dedicó a pelearse con el periodismo que no se le subordinó. Y éstos hicieron su trabajo de manera impecable poniendo al presidente en el umbral del juicio político.
La semana pasada en la Cumbre de Líderes por la Educación que se realizó en Bogotá quedaron expuestas varias ideas en torno al papel de los medios en el proceso formativo de las ciudadanías actuales. En el panel sobre periodismo y educación al que asistieron Silvia Bacher, argentina fundadora de Periodismo para pensar Educación; Elisa Silió, periodista de Educación de El País de España y los colombianos María López y Mauricio Rodríguez, se planteó que los medios son escuelas formadoras de ciudadanía y que su papel no es hacer fácil la complejidad social sino traducirla sin disimularla. En ese sentido, los periodistas deberían ser maestros, adoptando decididamente una vocación de enseñar la realidad y por ello el conocimiento del contexto termina siendo fundamental para el buen periodismo. No basta con conocer las dinámicas de producción de contenido, se requiere también saber de historia, economía, política, sociología, derecho.
Sin embargo, el diagnóstico de los expertos presentes en dicho panel no fue alentador en el sentido en que lo que se aprecia hoy es que los medios alivianan la realidad y se prestan como escenario de discusión de lo público, por ejemplo, intentando solucionar desde el papel lo que deben resolver los políticos. Una paradoja y un reto: lograr que los políticos atiendan los problemas de fondo, más allá del click y los likes. Lograr que las redes no sean el escenario de la discusión sobre lo público, porque se desnaturaliza la argumentación y se aligera el análisis.
En últimas un llamado, desesperado casi, por el regreso de un periodismo lento, que venza la economía de la atención como soporte del negocio mediático, tal como sugirió la comunicadora de la Universidad de California Monterey Bay, Estella Porras, en su charla en la Unab de esta semana. La avalancha de información que circula por las redes y por Internet desenfoca la atención, las audiencias dejan de seguir eventos sociales complejos para dedicar su tiempo al consumo de información liviana e intrascendente.
Al periodismo debe volver a importarle la gente, porque el periodismo, en última instancia, sigue siendo conexión.
Bronnie Ware es una enfermera australiana dedicada a ofrecer cuidados paliativos a pacientes con enfermedades terminales y durante su larga experiencia ha analizado las características y comportamientos de muchas personas al final de la vida.
A partir de su trabajo, hace algún tiempo escribió un artículo que más tarde convirtió en libro, llamado “The Tope Regrets of the Dying” (Los 5 principales remordimientos de los moribundos).
En esta publicación se pone en evidencia que los pacientes terminales comparten sentimientos frente a la inminencia final y quizás lo más llamativo es que muchos en este tránsito consideran que hubieran hecho cosas diferentes durante sus vidas, las cuales podrían reunirse en grupos muy comunes.
Bajo esta base, escribió los cinco elementos que la gente más cambiaría, en caso de tener la oportunidad de volver a vivir.
“Quisiera haber hecho lo que quería y no lo que otros querían que hiciera”
Es el autorreproche que, según Bronnie, más ha escuchado, al punto que cuando la gente se da cuenta de que su vida está casi terminada y mira hacia atrás con lucidez, identifica sueños que quedaron truncados o muchos a medio terminar. Esto genera frustración, con el agravante de que la mayoría fueron por decisiones mal tomadas.
En otras palabras, la gente en esa situación piensa, dice Bronnie, que hubiera sido mejor no hacer lo que otros querían que hiciera. Por eso recomienda que la gente haga lo que quiere, bajo su propia voluntad.
“Ojalá no hubiera trabajado tanto”
El exceso de trabajo, dice la enfermera, pone a los pacientes en el momento de un balance en un franco desequilibrio con el disfrute de la vida.
Este remordimiento por excelencia es más habitual en los hombres, que llegan a lamentar profundamente haber empleado la mayor parte de su vida en rutinas laborales que les impidieron compartir más tiempo con los suyos, con sus hijos, con los amigos o con ellos mismos.
“No haber expresado mis sentimientos”
“Mucha gente reprime sus sentimientos para mantenerse en paz con los demás”, escribe la enfermera.
Y agrega que en esa condición se instalan en una existencia mediocre y nunca llegan a convertirse en lo que verdaderamente son capaces de hacer, lo que puede favorecer la aparición de enfermedades relacionadas con la amargura y el resentimiento.
Así que con simpleza recomienda siempre expresar los sentimientos, lo más que se pueda.
La poca dedicación de tiempo genuino a las amistades es otro de los arrepentimientos. Muchos han quedado tan atrapados en sus propias vidas que han dejado perder amistades a través de los años, dice Bronnie en su libro.
La profesional asegura haber visto una profunda amargura por no haber brindado a las amistades el tiempo y el esfuerzo que merecían y llama la atención por lo mucho que los moribundos extrañan a sus amigos en esa etapa.
“No haber sido más feliz”
“Haberme permitido ser más feliz” es un deseo común, pero frustrado, de las personas en fases terminales de la vida. Y según sostiene la experta, muchos no se dan cuenta hasta el final de que la felicidad es una lección y se quedan trabados en viejos patrones y hábitos.
Por lo general, el miedo al cambio los lleva a fingir ante los demás y ante sí mismos que son felices, “cuando en su interior ansiaban poder reírse con ganas y poder tomarse la vida con más humor”, asegura.
A manera de conclusión, con este libro Bronnie Ware pretende compartir sus observaciones para ahorrarle a la gente la frustración de comprender el valor las cosas cuando ya no hay tiempo para enmendar errores y llenar los vacíos que le ha dejado la vida.
Un grupo de astrónomos propone hoy un viaje a un planeta no muy lejano que no debería existir.
Desde hace unos años, el instrumento Carmenes, montado en el telescopio de Calar Alto, en Almería, cartografía las estrellas más cercanas a la Tierra. Se trata de enanas rojas mucho más tenues y pequeñas que el Sol. En algunas de ellas ha descubierto planetas terrestres donde puede haber agua líquida y por tanto, vida. La necesidad de incluir más estrellas pequeñas en su mapa llevó a los responsables del instrumento a mirar hacia GJ 3512, inicialmente descartada por ser demasiado débil.
En este astro a 30 años luz los astrónomos han descubierto un planeta gigante con una masa equivalente a la mitad de Júpiter, unas 150 veces la de la Tierra. Su interés no está en su potencial habitable, pues es una hostil esfera de gases a más de 120 grados bajo cero debido al poco calor que le aporta su estrella. Lo sorprendente es que según las teorías de formación planetaria este planeta no debería estar ahí.
Hasta ahora se pensaba que los gigantes gaseosos se forman cuando en el disco protoplanetario que rodea una estrella se van juntando fragmentos rocosos hasta formar esferas con una masa equivalente a varias veces la de la Tierra. Esos núcleos sirven de semilla para el hidrógeno y el helio, que comienzan a envolverla hasta formar descomunales colosos gaseosos. Pero la estrella GJ 3512 tiene un diámetro unas siete veces menor que el Sol, demasiado poco para acumular suficiente material rocoso. Según los modelos actuales de formación planetaria, “nunca” podría existir un mundo como este, explican los autores del hallazgo, que se publica hoy en la revista Science.
«Es la primera vez que se ha encontrado un planeta de este tipo en una estrella así», resalta Ignasi Ribas, astrónomo del Instituto de Ciencias del Espacio, en Barcelona, y coautor del estudio, firmado por un ejército de más de 180 astrónomos de 12 países. Por la forma de la órbita del planeta, muy elíptica, los investigadores creen que hay otros dos gigantes gaseosos que todavía no han podido detectar, pero que influyen en su trayectoria. “Uno de ellos quedó a la deriva poco después de su formación hace miles de millones de años y ahora es un planeta solitario que viaja por el espacio interestelar”, explica Ribas.
El hallazgo da alas a una teoría que dice que en la órbita adecuada y a la temperatura precisa los gases pueden acumularse por sí solos hasta formar un planeta sin núcleo. Hasta ahora esta hipótesis no se había tenido muy en cuenta, pues no se conocían casos y es muy difícil demostrar si este tipo de mundos tienen un corazón sólido: todo indica que Júpiter y Saturno lo albergan, pero no se ha confirmado. El hallazgo de este nuevo planeta obliga a revisar las teorías clásicas y tal vez sumar una forma alternativa de alumbrar planetas gigantes específica de las enanas rojas, que son la inmensa mayoría (80%) de todas las estrellas de nuestra galaxia, la Vía Láctea.
“Este estudio es la vanguardia de una nueva era”, opina el astrónomo Greg Laughlin, de la Universidad de Yale (EE UU), en un comentario publicado junto al estudio. El descubrimiento se ha hecho con un método de detección planetaria que mide el vaivén de la estrella cuando el planeta pasa cerca de ella y la desplaza con su fuerza de gravedad. Este fenómeno permite detectar planetas incluso si estos no pasan por delante de su estrella produciendo un eclipse. El efecto gravitatorio del planeta en la estrella se puede captar tanto en luz del espectro visible, algo más habitual, como en infrarrojo, una técnica más novedosa. Este es el primer planeta cazado gracias a la parte infrarroja del instrumento Carmenes, que fue la principal contribución de los centros de investigación españoles al consorcio internacional que desarrolló este dispositivo. En un futuro próximo, escribe Laughlin, instrumentos similares montados en telescopios de Chile y EE UU podrían ser capaces de cazar planetas del tamaño de la Tierra en torno a estrellas como el Sol.
Para los habitantes de Tíbet algunas montañas y glaciares son sagrados. Y no deben ser perturbados o habrá consecuencias catastróficas.
Aunque muchos científicos no profesen esas creencias, sí comparten el temor de que algo grave está ocurriendo en una zona montañosa vital para miles de millones de personas.
El Hindú Kush Himalaya, que suele abreviarse como HKH, es una vasta región montañosa que incluye la meseta tibetana.
«Se extiende a lo largo de unos 100.000 km cuadrados y alberga más de 50.000 glaciares«, señaló a BBC Mundo Anna Sinisalo, coordinadora del programa sobre criósfera (zonas cubiertas por hielo) de ICIMOD, una organización intergubernamental con sede en Katmandú dedicada al estudio y protección de esta región montañosa.
«El HKH también es llamado el Tercer Polo porque contiene las mayores reservas de hielo después de las regiones polares«, agregó Sinisalo.
Los glaciares chinos, por ejemplo, representan un 14,5% estimado del total global, de acuerdo a la Academia de Ciencias China.
Y algo crucial de las montañas del Hindú Kush Himalaya es que alimentan a diez de los mayores ríos de Asia, incluyendo el Ganges, el Amarillo, el Yangtsé y el Mekong.
«Lo que importa es que en esas regiones montañosas viven 240 millones de personas y que un cuarto de la población mundial depende de los ríos que se originan en el HKH», afirmó Sinisalo.
Se estima que cerca de 1.900 millones de personas viven en las cuencas de ríos alimentados por glaciares del HKH, que es también llamado «la torre de agua de Asia».
Pero estos glaciares cruciales se están derritiendo, a un ritmo acelerado.
Y existe el creciente temor de que esa pérdida de hielo cause escasez de agua y lleve a migraciones masivas y conflictos regionales.
¿Cuán rápido se derriten los glaciares del Tercer Polo?
La reducción en volumen y el retroceso de los glaciares fueron documentados en un reciente estudio de ICIMOD, la Evaluación HKH 2019 (HKH Assessment 2019).
Y en el informe divulgado esta semana sobre océanos y criósfera por el IPCC.
«Los índices de derretimiento de los glaciares varía. Algunos, por ejemplo en Karakoram, no muestran grandes cambios, pero otros en el este del Himalaya tienen las pérdidas más grandes», explicó a BBC Mundo Joseph Shea, glaciólogo de la Universidad de Columbia Británica del Norte (Canadá).
«Y estudios recientes indican que el ritmo de derretimiento se aceleró en las últimas cuatro décadas».
Tanto Shea como Sinisalo integran el grupo de cerca de 200 autores de la Evaluación HKH.
Sinisalo explicó que hay estudios que estiman, que «en el Tercer Polo se perdieron cada año en promedio 16,3 gigatones de hielo entre el 2000 y 2016».
De acuerdo a la Evaluación HKH 2019, la pérdida de masa de hielo aumentó desde 2000 y se acelerará en el futuro.
«Hay varios modelos que estiman la pérdida de volumen del hielo para fin de siglo. Pero la Evaluación concluye que si el aumento en la temperatura del planeta no excede 1,5 ºC, la pérdida de volumen del hielo llegará a 36%. Y esa pérdida superará el 60% si las emisiones actuales continúan«.
Por su parte, Shea proyecta que si nos basamos en la tendencia actual de las emisiones de carbono habrá «una reducción de 50% en el volumen de los glaciares para fin de siglo».
«Y si aumentan las emisiones aún más la pérdida será de entre 70 y 80% para 2100«.
¿Por qué se aceleró el derretimiento?
Una de las razones de la rápida reducción del hielo es que el Tercer Polo, al igual que los otros dos polos, se está calentando a un ritmo más acelerado que el resto del planeta.
Aún si la temperatura global se lograra mantener por debajo de 1,5 ºC, esta región tendrá un incremento de más de 2 ºC. Y si no se reducen las emisiones el aumento puede llegar a 5 ºC, de acuerdo a la Evaluación HKH.
«Hay varios motivos por los que las cadenas montañosas se están calentando más rápido que otras partes del planeta. Una de ellas es que cuando se pierde hielo la superficie oscura absorbe más radiación solar y se calienta más«, explicó Shea.
Debido a su elevación, el Tercer Polo absorbe energía del aire caliente cargado de humedad en ascenso.
«El aire en las montañas de gran altitud es muy seco porque hace frío. Pero con un poco de calentamiento ese aire puede contener más vapor de agua, que es un gas de invernadero y por ello el aire de esas montañas elevadas comienza a atrapar más calor».
Por otra parte, partículas de carbono negro que viajan en la atmósfera y son producto de la combustión de biomasa o combustibles fósiles puede depositarse sobre los glaciares oscureciéndolos y haciendo que absorban más radiación solar.
¿Por qué la pérdida de hielo puede afectar a más de mil millones de personas?
La demanda de agua sigue creciendo en Asia impulsada por el aumento de población y la rápida urbanización.
Asia es el continente con el menor volumen de recursos renovables de agua dulce por persona.
La gran preocupación es que los estados más poderosos del Tercer Polo, China e India, aprovechen su posición privilegiada río arriba para desviar el agua o instalar represas que afecten la disponibilidad en naciones río abajo, como Bangladesh, Myanmar y Camboya.
La gigantesca represa de las Tres Gargantas, inaugurada por China en el río Yangtsé en 2003, es un ejemplo de las grandes obras de infraestructura con que el gigante asiático busca satisfacer su demanda insaciable de energía.
Otros proyectos chinos para represas en los ríos Mekong e Irawady fueron abandonados por la oposición de Camboya y Myanmar.
«Los alimentos y el agua son críticos para la salud humana. La escasez en cualquiera de estos recursos llevará probablemente a mayores migraciones y conflictos», afirmó Shea.
¿Cómo pueden protegerse los glaciares?
No se sabe cuan rápidamente la pérdida de glaciares afectará el flujo de los ríos, ya que estos cursos de agua se alimentan también de lluvias o fuentes subterráneas.
En un principio el derretimiento del hielo aumentará el volumen de agua en los ríos, pero a medida que los glaciares sigan reduciéndose en volumen su contribución a los ríos se reducirá.
«Esperamos ver eso en todos los grandes ríos del HKH durante este siglo», afirmó Shea.
Tanto Sinisalo como Shea coinciden en que la respuesta está en la reducción drástica de las emisiones de gases de invernadero.
«Necesitamos un programa global, como el que llevó el primer hombre a la Luna, para eliminar nuestra dependencia de los combustibles fósiles», afirmó Shea, quien agregó que debe protegerse a las comunidades vulnerables para que la transición «sea más justa y equitativa».
«Es algo ambicioso, pero el aumento de conciencia sobre el cambio climático y la dedicación del movimiento de los jóvenes me da alguna esperanza«.
El experto canadiense dijo a la prensa británica que lo que está ocurriendo con los glaciares del HKH es «deprimente y asusta».
«Los impactos del cambio climático son implacables y seguirán llegando», afirmó Shea a BBC Mundo.
«Los glaciares son una parte hermosa de las cadenas montañosas del mundo y perderlas es triste», agregó.
«Pero el miedo que sentimos ante lo que estamos viendo es una buena emoción, porque nos llevará a actuar».
Si eres hombre tienes una próstata. Seguramente no la has visto ni la has sentido, pero ahí está, y juega un rol fundamental en tu vida.
Pero ¿sabes qué es la próstata y para qué sirve?
Si no sabes la respuesta, tranquilo: no eres el único.
Una reciente encuesta de la Asociación Europea de Urología (EAU, por sus siglas en inglés) mostró que solo uno de cada cuatrohombres mayores de 50 años sabe cuál es la función de la próstata.
El estudio, además, reveló que alrededor de la próstata existen una serie de mitos y concepciones erróneas que, según los expertos, pueden afectar la salud de los hombres.
«Estos resultados son preocupantes«, dijo el urólogo Hein Van Poppel, secretario general adjunto de la EAU.
«Especialmente porque la encuesta estuvo dirigida a hombres en la edad en la que tienen más probabilidades de sufrir condiciones relacionadas con la próstata, como el cáncer o una próstata agrandada».
Aprovechando este llamado de atención, en BBC Mundo te contamos qué es la próstata y por qué los médicos insisten en su cuidado.
1. ¿Qué es la próstata?
La próstata es una glándula blanda del tamaño de una pelota de ping-pong, ubicada en el interior de la ingle entre la base del pene y el recto.
2. ¿Cuál es su función?
Su principal función es suministrar el fluido prostático o líquido seminal que se mezcla con los espermatozoides en los testículos, para que puedan sobrevivir y ser expulsados durante la eyaculación.
3. ¿Qué condiciones pueden afectar a la próstata?
Según la Fundación Cáncer de Próstata, estas son algunas de las afecciones que puede sufrir esta glándula:
Hiperplasia: también se le conoce como agrandamiento benigno de la próstata. Consiste en un crecimiento excesivo del tejido prostático que ejerce presión contra la uretra y la vejiga, bloqueando el flujo de orina.
El riesgo de hiperplasia aumenta después de cumplir los 40 años.
Prostatitis: es una inflamación dolorosa de la próstata, que puede ser causada por una infección bacteriana.
Cáncer de próstata: el cáncer de próstata se desarrolla cuando ocurre un crecimiento y reproducción anormal de las células prostáticas.
Una vez que se desarrolla el cáncer, éste se alimenta de las hormonas masculinas presentes en la próstata. Por eso, el tratamiento contra el cáncer de próstata -sobre todo en etapas avanzadas- se basa en la reducción de los niveles de hormonas masculinas mediante una terapia hormonal.
4. ¿A qué señales hay que prestarle atención?
No se sabe exactamente a qué se debe el crecimiento de la próstata, pero los médicos creen que está relacionado con cambios hormonales relacionados con la edad.
La EAU informa que algunos síntomas relacionados con la hiperplasia pueden incluir:
Un chorro débil o interrumpido al orinar.
Sensación de no saber si la vejiga está vacía.
Ganas repentinas de orinar con urgencia.
Despertarse varias veces en la noche para orinar.
Según la encuesta de la EAU, cerca del 50% de los hombres entre 50 y 60 años de edad no reconocenestos síntomas.
Muchas veces estas molestias son leves, pero al volverse moderadas o severas pueden aumentar el riesgo de condiciones más serias.
Según la EAU, existen variostratamientos para una próstata agrandada como una cirugía a través de la uretra o del abdomen bajo, terapia láser, terapia con vapor de agua o un cambio en la dieta.
5. ¿Cómo vigilar el cáncer de próstata?
Al acercarse a los 50 años -o a partir de los 40 si se tiene un historial con antecedentes en la familia- todos los hombres deben comenzar a hacerse exámenes rutinarios para la detección del cáncer de próstata.
Según la Fundación Cáncer de Próstata hay dos tipos de exámenes, ambos simples y relativamente indoloros.
Uno es el examen de tacto rectal. Este consiste en que el médico introduce un dedo lubricado y protegido con un guante en el recto. De esa manera puede notar si la próstata tiene un crecimiento o una forma irregular. Este examen puede ser incómodo, pero no debe resultar doloroso.
El otro tipo de examen consiste en tomar una muestra de sangre. Este examen, llamado PSA, sirve pare medir los niveles de una proteína que produce la próstata. Un nivel elevado de esta proteína puede ser uno de los primeros indicadores de cáncer de próstata, pero todo depende de varios factores que tendrá que valorar el médico especialista.
6. ¿Cuáles son las señales de alerta de un cáncer de próstata?
La Fundación Cáncer de Próstata advierte que no hay señales tempranas de un cáncer de próstata. El crecimiento del tumor puede ser silencioso, por eso la importancia de hacerse los exámenes periódicos.
La Sociedad Americana contra el Cáncer informa que un cáncer en etapa más avanzada puede generar síntomas como sangre en la orina o el semen, disfunción eréctil, dolor en las caderas, espalda u otras partes del cuerpo, debilidad en las piernas o pies y pérdida del control de la vejiga.
7. ¿Cómo se trata el cáncer de próstata?
Hay varios tratamientos, que van desde cirugía y radioterapia hasta terapia hormonaly quimioterapia. El especialista valorará qué tratamiento hay que usar y cuándo.
Si se detecta a tiempo, el cáncer de próstata tiene un alto porcentaje de ser tratable.
Hablar sobre la próstata
Otro resultado que llamó la atención de la encuesta de la EAU es que solo el 13% de los hombres dijo estar dispuesto a contarle a su pareja o su familia que tiene algún síntoma que pudiera estar relacionado con la próstata.
La EAU menciona que investigaciones previas muestran que las mujeres saben más de salud masculina que los hombres.
«Muchos hombres son animados a hacerse los exámenes por sus parejas», le dice a BBC Mundo el médico urólogo Juan Carlos Vélez, secretario general de la Sociedad Colombiana de Urología.
Según Vélez, el hecho de que las mujeres sepan que deben hacerse citologías y el autoexamen de senos les hace cumplir con una rutina de autocuidado desde más temprana edad.
Por eso afirma que es conveniente hablar sobre estos temas con la pareja, pero sobre todo con los médicos.
«Tenemos que crear conciencia de que lo importante es detectar las enfermedades a tiempo«, dice Vélez. «La clave es la prevención y la detección temprana».
Nuestra misión en The New York Times es buscar la verdad y ayudar a la gente a entender el mundo. Esto adopta muchas formas, desde las investigaciones acerca de abuso sexual que ayudaron a iniciar el movimiento internacional #YoTambién hasta reportajes de expertos que revelan cómo la tecnología está transformando todas las facetas de la vida moderna, además de comentarios relevantes y contundentes sobre la cultura, como cuando afirmamos que “el Aperol spritz no es una buena bebida”.
Sin embargo, en un momento en el que el aumento del nacionalismo está provocando que la gente solo se enfoque en su propio país, uno de los trabajos más importantes de The Times es destacar lo que hay allá afuera.
The Times tiene el privilegio de ser una de las pocas organizaciones noticiosas que cuenta con los recursos para dar cobertura a todas las complejidades del mundo. Eso implica la responsabilidad de ir hasta donde se encuentran las historias, sin importar el peligro ni las dificultades.
Todos los años, enviamos a nuestros reporteros a más de 160 países. Estamos en Irak y Afganistán, dando cobertura a la violencia y la inestabilidad provocadas por décadas de guerra. Estamos en Venezuela y Yemen, escribiendo reportajes sobre cómo la corrupción y los conflictos han provocado hambrunas masivas. Estamos en Birmania y en China, evadiendo los controles del gobierno para investigar la persecución sistemática de los rohinyás y los uigures.
Estas misiones conllevan riesgos importantes. En años recientes, mis colegas han sufrido lesiones provocadas por minas terrestres, autos bomba y accidentes en helicóptero. Los han golpeado pandillas, los han secuestrado terroristas y los han encarcelado gobiernos represores. Cuando los militantes atacaron el centro comercial de Nairobi, se podía distinguir a nuestro periodista entre la multitud porque era el único que corría hacia donde estaban disparando.
Después de haber dado cobertura a conflictos desde la guerra de Secesión, hemos aprendido mediante la experiencia cómo apoyar y proteger a nuestros periodistas en el campo de batalla. Todos los años, el presupuesto de la sala de redacción incluye financiamiento para chalecos antibalas, trajes de protección química y autos blindados. Establecemos planes detallados de seguridad para las misiones de alto riesgo, y nuestros periodistas se preparan de manera obsesiva.
C.J. Chivers, un exsoldado de la infantería de marina de Estados Unidos que pasó años en The Times como corresponsal de guerra, se entrenó para poder cargar a su fotógrafo con el fin de llevarlo hasta un lugar seguro en caso de que le dispararan o recibiera impactos de fragmentos de bomba.
A los que dirigimos The Times nos resulta difícil no preocuparnos, pues sabemos que hay colegas nuestros en lugares donde se libran guerras, se propagan enfermedades y se deteriora la situación. Pero desde hace mucho nos ha reconfortado saber que, además de toda nuestra preparación y nuestras propias salvaguardas, siempre ha habido otra red esencial de seguridad: el gobierno de Estados Unidos, el mayor defensor de la libertad de prensa en el mundo.
Sin embargo, a lo largo de los últimos años, algo ha cambiado drásticamente. En todo el mundo, se está realizando una campaña incansable contra los periodistas debido al papel fundamental que desempeñan para asegurar que existan sociedades libres e informadas. Para evitar que los periodistas expongan verdades incómodas y provoquen que las personas poderosas rindan cuentas, cada vez más gobiernos han llevado a cabo esfuerzos explícitos, y a veces violentos, con el fin de desacreditar su trabajo y silenciarlos mediante intimidaciones.
Es un ataque internacional contra los periodistas y el periodismo. Sin embargo, lo más importante es que también se trata de un ataque contra el derecho de la gente a saber, contra los valores democráticos esenciales, contra el concepto de la verdad. Quizá lo más inquietante es que las semillas de esta campaña se plantaron aquí mismo, en un país que desde hace mucho se ha enorgullecido de ser el defensor más tenaz de la libertad de expresión y de prensa.
Comencemos afirmando lo evidente: los medios no son perfectos. Cometemos errores. Tenemos puntos ciegos. A veces enloquecemos a la gente.
Sin embargo, la prensa libre es parte fundamental de una democracia sana y se podría argumentar que es la herramienta más importante que tenemos como ciudadanos. Empodera a la sociedad proporcionando la información necesaria para elegir a sus líderes y vigilándolos continuamente para que sean honestos. Atestigua nuestros momentos trágicos y triunfales, y proporciona la base compartida de hechos comunes e información que une a las comunidades. Les da voz a las personas que están en desventaja y va incansablemente tras la verdad para exponer los actos indebidos e impulsar el cambio.
También se encuentra bajo una gran presión creciente. Durante las dos décadas transcurridas desde que comencé a trabajar en The Providence Journal, escribiendo sobre la vida cotidiana en la pequeña ciudad de Narragansett, la prensa ha enfrentado una serie de desafíos existenciales en cadena.
Colapsó el modelo de negocios basado en anuncios publicitarios que sostenía al periodismo, lo cual provocó la pérdida de más de la mitad de los empleos de periodismo del país. Google y Facebook se convirtieron en los distribuidores de noticias e información más poderosos en la historia de la humanidad y, mientras tanto, desataron accidentalmente una ráfaga histórica de desinformación. Además, un torrente en aumento de iniciativas legales —desde el enjuiciamiento de informantes hasta las demandas por difamación— se propone debilitar salvaguardas que desde hace mucho han protegido a los periodistas y sus fuentes.
En todo el mundo, la amenaza que enfrentan los periodistas es mucho más visceral. Para los periodistas, el año pasado fue el más peligroso que se ha registrado, ya que decenas fueron asesinados, cientos encarcelados y miles acosados y amenazados. Entre ellos estuvieron Jamal Khashoggi, quien fue asesinado y desmembrado por asesinos sauditas, y Maksim Borodin, un periodista ruso que murió después de caer del balcón de su apartamento tras revelar los operativos encubiertos del Kremlin en Siria.
Este arduo trabajo periodístico ha conllevado riesgos desde hace tiempo, sobre todo en países que no cuentan con salvaguardas democráticas. Sin embargo, lo que es distinto hoy en día son las represiones brutales que se aceptan con pasividad y quizá incluso son fomentadas de manera tácita por el presidente de Estados Unidos.
Los líderes de este país han entendido desde hace mucho que la prensa es una de las mejores exportaciones de Estados Unidos. Claro, se quejaban de nuestra cobertura y se enfurecían por los secretos que revelábamos. Pero aun si cambiaban las políticas internas y externas, seguía en vigor el compromiso básico con la protección de los periodistas y sus derechos.
Cuando cuatro de nuestros periodistas fueron golpeados y detenidos como rehenes por las fuerzas militares libias, el Departamento de Estado desempeñó un papel crítico para conseguir su liberación. Intervenciones como esta a menudo estuvieron acompañadas de un recordatorio contundente dirigido al gobierno ofensor de que Estados Unidos defiende a sus periodistas.
No obstante, el gobierno actual ha dejado de lado el papel histórico de nuestro país como defensor de la prensa libre. Ante esta nueva postura, otros países ahora atacan a los periodistas dada la sensación creciente de impunidad.
Este no solo es un problema para los reporteros, sino para todos, porque así es como los líderes autoritarios sepultan información esencial, ocultan la corrupción e incluso justifican el genocidio. Como lo advirtió alguna vez el senador John McCain: “Si observamos la historia, lo primero que hacen los dictadores es reprimir a la prensa”.
Para que se den una idea de cómo vivimos ese retroceso en nuestro trabajo diario, permítanme contarles una historia que jamás he relatado en público. Hace dos años, recibimos una llamada de un funcionario del gobierno de Estados Unidos que nos advirtió sobre el arresto inminente de un reportero de The New York Times que vive en Egipto llamado Declan Walsh. Aunque la noticia era alarmante, la llamada en realidad era bastante común. A lo largo de los años, hemos recibido un sinfín de alertas de diplomáticos, líderes militares y funcionarios de seguridad nacional estadounidenses.
Sin embargo, esa llamada dio un giro sorprendente y angustiante. Nos enteramos de que el funcionario estaba comunicando la situación sin que lo supiera el gobierno de Trump y sin su permiso. Según lo creía el funcionario, en vez de tratar de detener al gobierno egipcio o de auxiliar al reportero, el gobierno de Trump planeaba no hacer nada al respecto y dejar que se llevara a cabo el arresto. El funcionario temía que lo castigaran tan solo por habernos avisado sobre el asunto.
Puesto que no podíamos contar con nuestro propio gobierno para evitar el arresto o para que nos ayudara a liberar a Declan en caso de que lo encarcelaran, recurrimos a su país de origen, Irlanda, en busca de apoyo. En cuestión de una hora, diplomáticos irlandeses fueron a su casa y lo escoltaron de manera segura hasta el aeropuerto antes de que las fuerzas egipcias pudieran detenerlo.
No queremos imaginar qué habría pasado si ese valiente funcionario no hubiera arriesgado su carrera para avisarnos sobre esa amenaza.
Dieciocho meses después, David Kirkpatrick, otro de nuestros periodistas, llegó a Egipto y fue detenido y deportado, al parecer como represalia por haber revelado información que le resultaba vergonzosa al gobierno egipcio. Cuando nos manifestamos en contra de esta decisión, un funcionario de alto nivel de la Embajada de Estados Unidos en El Cairo expresó abiertamente la cosmovisión cínica detrás de la tolerancia del gobierno de Trump a ese tipo de represiones. “¿Qué esperaban que ocurriera?”, comentó. “Su reportaje afectó la imagen del gobierno”.
Desde que asumió el cargo, el presidente Trump ha publicado tuits sobre “noticias falsas” casi 600 veces. Sus blancos más frecuentes son organizaciones noticiosas independientes que están muy comprometidas con informar de manera justa y precisa. Para ser totalmente claros, se vale criticar a The Times y a las demás organizaciones noticiosas. El periodismo es una actividad humana, y a veces cometemos errores. Sin embargo, también tratamos de reconocer nuestros desatinos para corregirlos y recuperar el camino todos los días hacia los estándares periodísticos más altos.
No obstante, cuando el presidente denuncia las “noticias falsas”, no se refiere a los errores de la prensa. Está tratando de deslegitimar las verdaderas noticias desestimando reportajes justos y objetivos como fabricaciones motivadas.
De esta forma, cuando The Times reveló las prácticas financieras fraudulentas de su familia, cuando The Wall Street Journal expuso que le pagó a una estrella porno para que no hablara, cuando The Washington Post informó sobre la manera en que su fundación personal se beneficia del gobierno, pudo evadir su responsabilidad tan solo etiquetando la información como “noticias falsas”.
Aunque se ha confirmado la veracidad de todos esos artículos —y de un sinfín más que ha tachado de falsos—, hay pruebas de que sus ataques están surtiendo el efecto deseado: una encuesta reciente halló que el 82 por ciento de los republicanos ahora confía más en el presidente Trump que en los medios. Uno de los simpatizantes del presidente fue sentenciado por haber enviado explosivos a CNN, organización a la que el presidente acusa con más frecuencia de publicar “noticias falsas”.
Sin embargo, al atacar a los medios estadounidenses, el presidente Trump ha hecho más que socavar la fe de sus propios ciudadanos en las organizaciones noticiosas que intentan hacer que rinda cuentas. En la práctica, les ha dado permiso a los líderes extranjeros de hacer lo mismo con los periodistas de sus países e incluso les ha proporcionado el vocabulario con el cual hacerlo.
Ávidamente han adoptado este enfoque. Mis colegas y yo hace poco investigamos la propagación de la frase “noticias falsas”, y lo que hallamos es muy alarmante: en los últimos años, más de 50 primeros ministros, presidentes y otros líderes de gobierno en los cinco continentes han utilizado ese término para justificar distintos niveles de actividades en contra de la prensa.
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, han utilizado la frase y han impuesto multas gigantescas para forzar la venta de organizaciones noticiosas independientes a medios leales al gobierno. También la han usado el presidente Nicolás Maduro en Venezuela y el presidente Rodrigo Duterte en Filipinas, quienes han atacado a la prensa mientras encabezan represiones sangrientas.
En Birmania, la frase se usa para negar la existencia de todo un pueblo que es violentado sistemáticamente para obligarlo a salir del país. “Los rohinyás no existen”, le dijo un líder de Birmania a The Times. “Son noticias falsas”.
La frase también se ha utilizado para encarcelar a periodistas en Camerún, reprimir artículos sobre corrupción en Malawi, justificar el apagón de las redes sociales en Chad y para evitar que operen organizaciones noticiosas extranjeras en Burundi. La han usado los líderes de nuestros aliados de siempre, como México e Israel. La han aprovechado nuestros rivales de toda la vida, como Irán, Rusia y China.
La han pronunciado líderes liberales, como el primer ministro irlandés, Leo Varadkar. La han usado líderes de derecha, como el presidente brasileño Jair Bolsonaro. Al lado del presidente Bolsonaro en el Jardín de las Rosas, el presidente Trump dijo: “Estoy muy orgulloso de escuchar que el presidente use el término ‘noticias falsas’”.
Nuestros corresponsales extranjeros han vivido de primera mano cómo la acusación de dar “noticias falsas” se ha usado como un arma. El año pasado, Hannah Beech, que da cobertura al sureste de Asia, asistió a un discurso que ofreció Hun Sen, el primer ministro de Camboya. En medio de sus comentarios, Hun Sen pronunció una sola frase en inglés: “The New York Times”. Dijo que The Times estaba tan sesgado que el presidente Trump le había dado el premio a las ‘noticias falsas’, y nos amenazó diciendo que, si nuestro artículo no apoyaba su versión de la verdad, habría consecuencias.
Hannah sintió la hostilidad creciente de la multitud de miles de personas mientras el primer ministro la buscaba entre la gente para advertirle: “El pueblo camboyano recordará sus rostros”.
Le he planteado estas preocupaciones al presidente Trump. Le he dicho que estos esfuerzos por atacar y reprimir el periodismo independiente es lo que Estados Unidos ahora inspira en el extranjero. Aunque escuchó amablemente y expresó preocupación, ha seguido aumentando la intensidad de su retórica en contra de la prensa, la cual ha alcanzado nuevos niveles mientras lleva a cabo su campaña para obtener la reelección.
El presidente Trump ya no se conforma con deslegitimar los reportajes veraces calificándolos como “noticias falsas”. Ahora ha adoptado la costumbre de satanizar a los reporteros, llamándolos “el verdadero enemigo del pueblo” e incluso acusándolos de traición. Con estas frases, no solo ha inspirado a gobernantes autócratas en todo el mundo, sino también copiado sus ataques.
La frase “enemigos del pueblo” tiene una historia particularmente brutal. Se usó para justificar las ejecuciones masivas durante la Revolución francesa y el Tercer Reich. También la usaron Lenin y Stalin para justificar el asesinato sistemático de disidentes soviéticos.
La acusación de traición quizá sea la más seria que puede hacer un comandante en jefe. Al amenazar con procesar a los periodistas por delitos inventados en contra de su país, el presidente Trump les da a los líderes represores una autorización implícita para hacer lo mismo.
En Estados Unidos, la Constitución, el Estado de derecho y los medios noticiosos, todavía fuertes, fungen como organismos de control. Sin embargo, en otros países, los líderes extranjeros pueden silenciar a los periodistas con una eficacia alarmante.
Nick Casey, un reportero de The Times que en repetidas ocasiones fue amenazado y terminó por ser vetado de Venezuela por realizar reportajes incisivos acerca del régimen brutal de Maduro, enfatizó lo graves que pueden ser las consecuencias para los periodistas locales. “Si esto es lo que son capaces de hacerme los gobiernos a mí como reportero de The Times, ¿qué no serán capaces de hacerles a sus propios ciudadanos?”, preguntó. “Cosas mucho peores, y he sido testigo de ellas”.
En tanto nos preocupamos de los peligros que enfrentan nuestros propios reporteros, esos riesgos generalmente resultan nimios si se comparan con lo que enfrentan los valientes periodistas locales de todo el mundo. Buscan la verdad e informan sobre lo que encuentran, sabiendo que ellos y sus seres queridos pueden ser objeto de multas, arrestos, golpizas, torturas, violaciones y asesinatos. Esos reporteros son los soldados de primera línea en la batalla a favor de la libertad de prensa y pagan el precio más alto por la retórica en contra de la prensa del presidente Trump.
Los casos de intimidación y violencia de los que he hablado hoy son tan solo algunos de los que sabemos. Todos los días se están viviendo historias similares en todo el mundo, muchas de las cuales jamás saldrán a la luz ni se registrarán. En muchos lugares, hay un miedo tan grande a las represalias que se ha desatado un efecto paralizante: los artículos no se publican; los secretos permanecen ocultos; los actos indebidos siguen encubiertos.
Este es un momento peligroso para el periodismo, para la libertad de expresión y para la sociedad informada. Pero los momentos y los lugares en que es más difícil y arriesgado ser periodista son los momentos y los lugares que más necesitan del periodismo.
Un recorrido por la historia de nuestra nación nos recuerda que el papel de la prensa libre ha sido uno de los pocos rubros de consenso perdurable que han trascendido a los partidos y las ideologías durante generaciones. Thomas Jefferson escribió que “la única seguridad que tenemos es la prensa libre”. John F. Kennedy dijo que la prensa libre era “invaluable” porque “sin debate, sin críticas, ningún gobierno ni ningún país puede progresar, y ninguna república puede sobrevivir”. Ronald Reagan fue incluso más allá, pues dijo: “No hay ingrediente más esencial que una prensa libre, sólida e independiente para nuestro éxito continuo en lo que describían los Padres Fundadores como nuestro ‘experimento noble’ de autogobierno”.
A pesar de esta tradición de presidentes estadounidenses que defendían la prensa libre, no creo que el presidente Trump tenga ninguna intención de cambiar de actitud ni de poner un alto a sus ataques contra los periodistas. Si hay algo que nos enseña la historia reciente, es que el presidente quizá señalará mis comentarios de hoy y afirmará que The Times pretende llevar a cabo una venganza personal en su contra. Para ser claro, no estoy cuestionando la imprudencia del presidente debido a su partido, a su ideología ni a sus críticas a The Times.
Estoy sonando la alarma porque sus palabras son peligrosas y tienen consecuencias de verdad en todo el mundo. Sin embargo, aunque el presidente ignore esta alerta y siga por el mismo camino, hay medidas importantes que podemos tomar el resto de nosotros con el fin de proteger la prensa libre y apoyar a quienes dedican sus vidas a buscar la verdad en todo el planeta.
Todo comienza entendiendo lo que está en juego. La Primera Enmienda ha servido como estándar de oro en todo el mundo para la libertad de expresión y de prensa durante dos siglos. Ha sido una de las claves para un florecimiento sin precedentes de la libertad y la prosperidad en este país y, mediante su ejemplo, en todo el planeta. No podemos permitir que se establezca un nuevo marco global similar al modelo represor adoptado en China, Rusia y otros países.
Ante la presión cada vez más grande, esto significa que las organizaciones noticiosas deben aferrarse a los valores del gran periodismo —la imparcialidad, la veracidad, la independencia— y abrirse para que la sociedad pueda entender mejor su trabajo y su papel en la sociedad. Debemos seguir informando sobre los sucesos relevantes, sin importar si son tendencia en Twitter. No podemos permitir que nos convenzan mediante halagos o aplausos de convertirnos en la oposición o el respaldo de nadie. Debemos ser leales con los hechos, no con ningún partido ni ningún líder, y debemos seguir la verdad hasta donde llegue, sin temor ni favoritismos.
No obstante, la responsabilidad de defender la prensa libre va más allá de las organizaciones noticiosas. Las comunidades académicas, empresariales y de organizaciones sin fines de lucro, que dependen del flujo libre y confiable de noticias e información, tienen la responsabilidad de oponerse a esta campaña también. Eso es particularmente cierto cuando hablamos de gigantes tecnológicos como Facebook, Twitter, Google y Apple. Su historial de oponerse a los gobiernos extranjeros es irregular en el mejor de los casos; a menudo han ignorado la desinformación y a veces han permitido la eliminación del periodismo auténtico.
Sin embargo, en vista de que incursionan cada vez más en la creación, la distribución y los encargos periodísticos, también tienen la responsabilidad de empezar a defender el periodismo.
Nuestros líderes políticos también deben participar. Quienes fueron electos para defender nuestra Constitución traicionan sus ideales cuando socavan la prensa libre a favor de ganancias políticas a corto plazo. Los líderes de ambos partidos deben apoyar el periodismo independiente y combatir las iniciativas en contra de la prensa en el país y en el extranjero.
Aquí en Estados Unidos eso implica rechazar esfuerzos como las demandas e investigaciones frívolas que van tras las filtraciones gubernamentales con el fin de sofocar los reportajes agresivos. Y en todo el mundo eso significa oponerse al sinfín de iniciativas que tienen como objetivo atacar, intimidar y deslegitimar a los periodistas.
Finalmente, ningunos de estos esfuerzos hará una diferencia a menos que alcemos la voz. Debemos empezar a estar atentos a la procedencia de las noticias que leemos o escuchamos y a cómo se crean. Hay que encontrar organizaciones noticiosas en las que confiemos e impulsar el trabajo arduo y costoso de los reportajes originales adquiriendo una suscripción. Tenemos que apoyar a organizaciones como el Comité para la Protección de los Periodistas y Reporteros sin Fronteras, que defienden a los periodistas en riesgo de todo el mundo. Más que nada, debemos apartarle un espacio al periodismo en nuestra vida cotidiana y aprovechar la información que obtenemos para marcar la diferencia.
El verdadero poder de una prensa libre es una ciudadanía informada y comprometida. Creo en el periodismo independiente y quiero que prospere. Creo en este país y en sus valores, y quiero que los honremos y los ofrezcamos como modelo para un mundo más libre y justo.
Estados Unidos ha hecho más que cualquier otro país por popularizar la idea de la libre expresión y defender los derechos de la prensa libre. Ha llegado el momento de volver a luchar por esos ideales.
En el marco de Media Party 2019, un evento anual que se realiza en Buenos Aires y reúne a periodistas, programadores, diseñadores y productores, Gabriela Pintos, jefa de Marketing de Clarin.com, uno de los sitios de noticias más visitados por los argentinos, brindó una conferencia en la que explicó el nuevo modelo de suscripción adoptado por el periódico. Surgido luego de analizar las fortalezas y las debilidades del sitio a nivel general -desde la home hasta las notas y el call center que capta suscriptores- Pintos señaló que lo más difícil fue lograr el equilibrio entre ser una empresa de medios tradicional y montar un modelo de suscripción sustentable.
Estas son las ideas principales de la conferencia:
Signwall: Con el de registro buscábamos conocer a nuestra audiencia y este modelo nos permitió conocer a las personas y no números fríos, de métricas. ¿Quiénes nos leen, en qué horario, qué contenidos les gusta más? Hoy tenemos 2 millones de usuarios registrados.
Trabajo en equipo: Juntarnos con expertos fue un pilar. Tuvimos la suerte de poder viajar, fuimos al New York Times, al Washington Post, al Financial Times, y para ejemplos más cercanos, viajamos a Brasil, a aprender de medios que ya tenían algún proceso de monetización y todos nos decían lo mismo: que no tengamos miedo, que nos animemos, que estábamos perdiendo el tiempo si no pasábamos a un sistema de suscripción competitivo.
Modelo de suscripción: Una vez tomada la decisión de ir al muro de pago analizamos qué nos convenía más y optamos por un modelo de suscripción poroso en el que solamente aquellos lectores fieles son persuadidos a pagar, con reglas que se resetean todos los meses, bastante flexible.
Visibilizar la redacción: Los expertos nos recomendaban mostrar todo lo que es Clarín, más allá de las notas que el usuario lee en la web. Mostrar la cantidad de gente que trabaja, el contenido que se produce, la calidad de periodistas que tenemos. Hicimos videos explicando cómo trabajamos en Clarín y el valor que tiene el periodismo para nosotros. Eso es lo más importante a destacar, exponer, mostrar.
Resultados: Al cabo del primer mes, los resultados superaron lo esperado. Llegamos a 200 mil suscriptores, que era el objetivo que nos habíamos propuesto para todo el año. Nos está yendo muy bien, estamos contentos.
Big data: El equipo se conformó durante los últimos años con perfiles bien diferentes: desarrolladores, profesionales de infraestructura, científicos de datos y analistas. Estos últimos son los que ayudan a pensar diferentes reglas o estrategias. Los analistas hicieron un scoring con todos los periodistas que escriben en Clarín y descubrieron que había algunos columnistas que eran más propensos a generar suscripciones.
Modelo poroso/ Modelo híbrido: Empezamos a probar y cambiar un modelo poroso por un modelo híbrido cuando detectamos que hay usuarios más propensos a la compra de acuerdo a los contenidos de ciertos columnistas. Cuando sabemos que esa persona va a leer ese tipo de contenido es hard pay wall.
Nuevas suscripciones: Desarrollamos un modelo predictivo para las altas al que llamamos “14 más 7”. Se estudia el comportamiento de los usuarios chocadores los primeros 14 días del mes, se hace un scoring de todos los chocadores y después se evalúa en función de su comportamiento en los siguientes siete días, en qué momento van a ser más propicios a la compra. Y en ese momento hacemos lo siguiente: el call center llama a usuarios que hayan dejado el teléfono. Parecerá extraño el call center, pero tenemos suscriptores que tienen más de 55 años y que siguen prefiriendo ese canal para generar la suscripción. Se sienten seguros cuando los llama una operadora. De los chocadores que no tenemos el teléfono, porque tal vez son más jóvenes, le mandamos una oferta de marketing para ver si resulta.
Bajas: Estamos trabajando en un modelo predictivo de bajas. Como ya tenemos una cartera de más de 200 mil clientes lo importante, también, es cuidarlos y sostenerlos.
Contenidos personalizados: Tenemos registrados los clics, tenemos suscriptores, sabemos cómo son, qué contenido les interesa, qué les podemos ofrecer. En ese sentido, estamos trabajando en algunos módulos de personalización en la Home y en Newsletter personalizados para fomentar la revisita y la relectura.
Periodismo de calidad: Lo que subyace debajo de lo que es Paywall es que en Clarín hacemos periodismo de calidad. Cuando lanzamos Paywall, el director del diario, Ricardo Kirchbaum, escribió una nota donde les contaba a los lectores por qué les íbamos a tener que cobrar. Kirschbaum explicaba que el periodismo de calidad cuesta: la opinión de alguien autorizado cuesta, cuestan los recursos destinados a la investigación, cuesta tiempo, cuesta personas.
Pintos concluyó la conferencia afirmando que “después de dos años de haber lanzado la suscripción digital vemos que el modelo funciona y esperamos que nuestra audiencia, la que nos acompañó y la que nos sigue eligiendo después de 74 años, lo siga haciendo”.
A sus escasos 16 años, la pequeña activista medioambiental sueca Greta Thunberg ha puesto a marchar a millones de adolescentes del mundo entero bajo la consigna “Huelga escolar por el clima”, que se ha venido extendiendo por todos los continentes a través del movimiento Fridays for Future, para reclamarles a gobiernos y empresarios acciones urgentes, responsables y efectivas encaminadas a frenar el calentamiento global.
La última convocatoria, el viernes pasado, fue multitudinaria en ciudades extremas como París, Sídney, Bombay, Río y Nueva York, esta última donde se celebró la Cumbre de la ONU sobre la Acción Climática, con el inocuo propósito de ponerle freno a la retórica y pasar de la hoja de las promesas a la de los hechos, en un nuevo intento por comprometer y obligar a los Estados a consensuar decisiones y aumentar sus planes de recorte de gases de efecto invernadero.
La joven sueca, convertida en símbolo de la salvaguarda del planeta, viajó de Plymouth (sur de Inglaterra) a Nueva York —donde con su estremecedor discurso participó de la cumbre, junto a escépticos y negacionistas del cambio climático como los presidentes Trump y Bolsonaro—, pero no lo hizo por aire sino navegando el océano Atlántico, a bordo de un velero de competición libre de gases nocivos, equipado con paneles solares y turbinas submarinas, en una aventurada travesía de 15 días a 70 km por hora, para concientizar, también, sobre el efecto contaminante de los aviones.
La negativa al uso del avión se incluye en su campaña de protesta y ha sido promovida con etiquetas como #MeQuedoEnTierra o #QuédateEnTierra, a la que se han sumado otros millares de jóvenes activistas que se resisten a utilizarlo como medio de transporte —salvo para casos de emergencia— por sus evidentes efectos sobre el ambiente. Su exhortación pretende que los usuarios aéreos utilicen opciones de movilidad terrestres, que marquen límite a las velocidades contaminantes y contribuyan a evitar la aceleración de una catástrofe ambiental.
En Suecia, su país de origen, y en virtud de su liderazgo, se ha tomado en serio el desafío de renunciar al servicio del avión, dando paso a modos alternativos de transporte como el tren, que permiten reducir la huella de carbono. Los resultados son visibles: durante el primer trimestre de este año se registró un bajón del 4,5% en los viajes aéreos, reflejado en la caída de 400.000 pasajeros. El fenómeno obedeció a que los suecos familiarizaron el término “flygskam”, que, literalmente, significa “vergüenza de volar”, y popularizaron el de “tagskryt”, u “orgullo de viajar en tren”, cuyas experiencias son compartidas en el hashtag #Tagskryt. Esta campaña se explaya con cierto interés en países vecinos como Finlandia, Holanda y Alemania.
El pasajero de una aeronave pequeña, de 90 sillas, genera un promedio 285 gramos de dióxido de carbono (CO2), mientras que el de un tren emite 13 gramos. Pero el CO2 —del que la aviación es responsable del 3% de las emisiones globales— no es el mayor contaminante de los aviones. Estos liberan otros gases invernadero, como vapor de agua, óxido nitroso y hollín, cuyas negativas reacciones químicas producen fuerte impacto a grandes altitudes de la atmósfera.
Movimientos como el “flygskam” son motivo de preocupación en la industria de la aviación. Y si bien es cierto que en las últimas décadas esta registra avances considerables en la reducción del consumo de combustible fósil, gracias al uso de nuevas tecnologías para el diseño de materiales de aviones y motores, e incluso de biocombustibles de segunda generación, y a que el avión eléctrico ya es una realidad, sus progresos técnicos todavía no corren al ritmo del crecimiento de la aviación y de la degradación climática.
La reducción de emisiones de CO2 en el sector aéreo, con base en el Acuerdo de París, suscrito en el seno de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), inicia su fase experimental y voluntaria solo a partir de 2021. Desde 2027, y hasta 2035, será obligatoria para los Estados miembros, excepto para países en desarrollo con bajos niveles de actividad en la aviación internacional. Pero el aprieto está en que, aun así, las emisiones de CO2 para 2050 podrían elevarse un 10%.
El servicio aéreo presenta el mayor crecimiento entre todos los modos de transporte, pero hoy en día enfrenta el rechazo de una nueva generación —encarnada por la adolescente sueca— dispuesta a cambiar su forma de movilidad, como respuesta preventiva a una eventual tragedia ambiental.
Frente a esta tendencia, que se expande por el planeta, el sector aeronáutico deberá enfrentar con mayor rapidez sus desafíos tecnológicos para evitar el riesgo de un aterrizaje en picada, golpeado por el aumento de impuestos reguladores y una estruendosa caída en la demanda de pasajeros. De no acelerar esfuerzos para asumir los retos planteados por el impacto ambiental, podría estrellarse contra la realidad del mercado, y sus dolientes podrían decir que ello le pasó… por hacerse el sueco.
Posdata. Un pasajero puede contribuir a reducir la emisión de gases de efecto invernadero haciendo propias algunas prácticas viables, como llevar poco equipaje, utilizar vuelos directos y elegir asientos en clase económica, que por estar cercanos entre sí generan menor consumo de combustible.
Nuestro colega Antonio Martín Escorza presenta en Madrid el próximo 14 de octubre de 2019, a las 19:30 horas, en la Casa de La Rioja, calle Serrano, 25, el libro “50 años de periodismo callejero”, publicado por la editorial Siníndice.
Antonio Martín Escorza (Calahorra, 1944) resume así su historia personal y profesional:
“Trabajé más de treinta años en la Agencia EFE, y he tenido dos muertes y distintas vidas: a los siete años un curángano me hizo sacrílego, viví la adolescencia en un seminario feudal, trabajé en Francia como obrero, me alisté voluntario a Ceuta, conocí el hambre, el frío y el sueño irredento, sufrí los zarpazos de ETA y GRAPO, informé del asesinato del presidente Carrero, asistí -día a día- a la agonía de Franco, tuve el récord en manifestaciones ilegales, fui dos veces presidente del Comité de Empresa de EFE, y he sido tertuliano en la cadena SER y miembro del Consejo de Administración de Telemadrid durante siete años.
He publicado cuatro libros y hecho tres Caminos de Santiago, los dos últimos tras padecer un cáncer y un infarto. También he experimentado, por dos veces, el Gran Silencio y la Gran Paz que se siente cuando el corazón deja de latir.
Todo lo recuerdo, todo lo cuento”.
Hará la presentación del autor la escritora María Antonia San Felipe, primera mujer alcaldesa de Calahorra, el director de Cultura del gobierno riojano, Diego Iturriaga, y la directora de la editorial, Judit Arteaga.
Ficha técnica del libro:
“50 años de periodismo callejero” “La historia de España contada a mis nietos”
Tamaño: 17 x 24 cms. 540 páginas
ISBN: 978-84-17235-40-6
Precio 21 euros