Crculo de Periodistas de Bogot

Archivos septiembre 2019

Periodismo, pragmatismo y otros demonios

26 Septiembre 2019.

Foto: Twitter.

Por: Anuar Saad / El Tiempo.

Desde la primera clase que dicté –un lejano mes de febrero de 1997- entendí que la docencia era más que mandar a leer una pesada bibliografía, delegar exposiciones, usar frenéticamente el video beam, o poner en boga un lenguaje refinado y lejano para el estudiante. Me di cuenta que esos muchachos, ávidos de aprendizaje, suponían que ese docente que estaba ahí enfrente enseñaba porque, además de ser un profesional en su carrera, había trabajado en su oficio y se había construido un nombre.

El estudiante es, por naturaleza, un ser curioso. Le gusta ir más allá de lo planificado y se afana por despejar ese interrogante que con frecuencia lo atormenta: ¿qué carajos voy a hacer cuando enfrente mi primer día de trabajo? ¿Es suficiente lo aprendido en las clases? ¿Estoy preparado para las exigencias de un jefe rígido y perfeccionista? Por ello, no pasaba una clase en que a la mitad de ella abría un paréntesis (grande, además) para contarles anécdotas sobre hechos inusuales, divertidos, trágicos, exitosos, o por el contrario, de sucesos en que metimos la pata hasta el fondo.

Las anécdotas, casi que representadas teatralmente en plena clase, despertaban el interés -y muchas veces la risa- de los estudiantes, pero también les dejaba una clara enseñanza: “…si repiten eso, seguramente van a tener problemas”; o “…Así pude solucionar un embrollo en plena sala de redacción”. Dependiendo del caso, las enseñanzas, por supuesto, iban a ser distintas.

El pragmatismo en la enseñanza y en el ejercicio del periodismo ha sido cuestionado por algunos autores y avalado por otros. Pero el ejercicio del periodismo tiene, por sí mismo, una clara filosofía pragmática alentada por factores externos: la lucha contra el tiempo para solucionar el problema y la capacidad de reacción frente a un imprevisto. En estos casos, nadie va a tener tiempo para buscar un referente teórico leído en clase, ni mucho se va a acordar de aquella exposición mamotrética que el profesor hiciera alguna vez. Pero si los problemas del oficio han sido socializados como anécdotas, al mejor estilo de narrar un cuento, ese estudiante podrá recordarlos para toda la vida.

Aprender desde el error

En una de las clases que dicto sobre la Crónica periodística en la Universidad Autónoma del Caribe, después de darles las herramientas principales para encarar este hermoso género, les dije que en la última hora íbamos a empezar a redactar crónicas. Asigné temas fáciles, casi que cotidianos, teniendo como marco referencial el entorno de la Universidad: la proliferación de ventas callejeras, el rebusque creciente, los vendedores históricos, en fin, los personajes populares que se han convertido casi que en leyenda y todo hecho que, de alguna manera, se desarrollara en sus alrededores.

Un joven, muy rápido, anunció que ya tenía el trabajo listo. Solo había salido quince minutos y en otros veinte había terminado la redacción de unas dos cuartillas y media.

-Es sobre el comercio informal alrededor de la universidad- me dijo.
Lo leí de un tirón y le pregunté: -Y ese tipo al que nombras que vende frutas en la esquina… ¿cómo se llama? Silencio.

-¿Cómo estaba vestida la señora que vende los dulces? Silencio.

-¿Cuántos años tiene el señor que hace artesanías al frente de la Universidad de estar en ese sitio? Más silencio.

-¿Cuántos jugos de naranja vende al día el hombre que está al frente de la puerta principal y al que todos le compran? Ni idea.

-Profesor- me dijo entonces el muchacho. –Usted dijo que hiciéramos una crónica sobre el entorno de la universidad, pero no explicó que había que poner todos esos datos…

-Todos esos datos, le dije con especial énfasis, son piezas esenciales en un trabajo periodístico. La diferencia del ojo del periodista al de tu tía Clorita, por ejemplo, es que ella solo se va a tomar el jugo, pero jamás observará en detalle ni interactuará con el que los vende para obtener información.

En un siguiente ejercicio todos los estudiantes armaron sus crónicas con los detalles que un periodista debe tener en cuenta. El error inicial se convirtió, entonces, en una estrategia de enseñanza.

El pragmatismo en la enseñanza y en el ejercicio del periodismo ha sido cuestionado por algunos autores y avalado por otros. Pero el ejercicio del periodismo tiene, por sí mismo, una clara filosofía pragmática alentada por factores externos…”

Giordan (1985) en El interés didáctico de los errores de los estudiantes, afirma que el problema del error se vincula al problema de la verdad y de la fuente última del conocimiento. Doctrina propuesta por Sócrates, según la cual el hombre puede errar individual y colectivamente; pero debe aspirar a la verdad objetiva examinando sus errores mediante la autocrítica y la crítica racional. Está bien equivocarse, pero se debe hacer lo posible por enmendarlo.

Siguiendo esa misma línea, Jean Pierre Astolfi (2000) dice que “solo dejan de equivocarse los que no hacen nada”. Y esta es una frase que llega hasta el alma. Cada vez que vamos a hacer algo tenemos dos opciones, y una de ellas es equivocarnos porque nuestras vidas están llenas de errores. Toda persona comete errores; es decir, se equivoca al no hacer lo correcto en las diferentes actividades que realiza. Sin embargo, cada error tiene un aprendizaje. Y si no te has equivocado, claramente quiere decir que jamás intentaste hacer algo nuevo. Y el periodismo de hoy se renueva cada día exigiendo retos nuevos y a veces inusuales para los periodistas que inician, pero también a veteranos, al igual que a los estudiantes que cursan con vocación la carrera y a los que le llegan a diario tormentosas informaciones sobre el futuro del periodismo.

Apuesta por lo pragmático

Aprender desde el error tiene un corte pragmático. Y resolver una situación compleja en el mundo de la información, también lo tiene. Sara Barrena, investigadora de la Universidad de Navarra en su artículo  titulado Pragmatismo, asevera que “…el pragmatismo tiene que ver con lo práctico en el sentido de lo que es experimental o capaz de ser probado en la acción, de aquello que puede afectar a la conducta, a la acción voluntaria autocontrolada, esto es, controlada por la deliberación adecuada; el pragmatismo tiene que ver con la conducta imbuida de razón; tiene que ver con el modo en que el conocimiento se relaciona con el propósito. Los pragmatistas ven la vida en términos de acción dirigida a fines. El pragmatismo es práctico en el sentido de que da prioridad a la acción sobre la doctrina y a la experiencia sobre los primeros principios prefijados. Tiene el propósito de guiar el pensamiento, un pensamiento que está orientado siempre a la acción y que encuentra en ella su prueba más fiable”.

Richard Bernstein (1999) recuerda los nacimientos del movimiento pragmático que data del siglo XIX en cabeza de  William James, quien le dio el nombre a la corriente, pero que achacó como fundador a Charles Peirce. Bernstein, en su libro El resurgir del pragmatismo advierte que “…una de las razones principales de por qué (a estas alturas) los pragmatistas son más relevantes que nunca, es debido a que la dialéctica “modernidad/postmodernidad” está poniendo al día con los pragmatistas. No creo que podamos volver sin más a los pragmatistas para resolver nuestros problemas teóricos y prácticos. Nada podría ser más impragmático que dedicarnos a una nostalgia de “felices días de ayer” (que en realidad nunca existieron). Pero sí creo que podemos seguir adquiriendo inspiración del legado pragmático y desarrollarla en modos creativos”.

Y estos “modos creativos” son los que exige con urgencia el periodismo de hoy, en donde se combinan el saber con el hacer. Y este último, a veces requiere de decisiones y reacciones rápidas en las que el concepto de verdad absoluta no existe, y abre el camino para explorar consecuencias y fines de la acción delimitada por distintas condiciones.

No son tiempos fáciles los que se viven en el periodismo y en la enseñanza del mismo. Es que el periodismo ha estado desalentado por la misma dinámica de los medios. Para nadie es un secreto los despidos masivos en diarios nacionales, los recortes drásticos en cadenas de televisión, la desaparición de canales o espacios por falta de presupuesto y  la competencia directa con esa ‘nueva especie’ que hace periodismo a través de las redes sociales y sitios web como YouTube, solo por poner un ejemplo y que se presentan, además, como “no periodistas” tal y como lo anoté en el artículo ¿Un nuevo periodismo para “no periodistas”?

A pesar de todo hay esperanzas. La crisis que viven los medios en la actualidad (un fenómeno mundial) y el periodismo mismo, de alguna manera está encontrando un nuevo aire por esa misma y controvertida revolución digital que, a pesar de sus excesos, abre más espacios en los que se generan nuevos medios, y con ellos, a nacientes roles que abrirán oportunidades para una nueva camada de periodistas con destrezas definidas e, incluso, una nueva visión del mundo.

Es por eso que el que enseña la profesión debe saber cautivar, embelesar, crear inquietudes, inspirar, ser el ejemplo  y, sobre todo, narrar, utilizar anécdotas, recrear historias de periodismo de las que él ha sido protagonista y socializar casos de repercusión mundial en los que el periodismo fue clave en el desarrollo de los hechos; sin olvidar la importancia de la literatura, siempre la literatura, que nos abre el conocimiento y nos enseña que lo que creíamos imposible puede ser posible: que hay nuevas y mejores formas para enseñar más allá de la clase magistral o de lo que se transmite en un frío proyector. La esencia del periodismo, como en la enseñanza del mismo, está en la vida misma. El periodismo ‘como tal’, jamás estará en crisis. Su forma de ejercerlo y la de enseñarlo en los nuevos tiempos es la que urge ser revisada.

RUSIA | La periodista Svetlana Prokopyeva podría ser condenada a siete años de cárcel por un comentario en la radio

26 Septiembre 2019.

Foto: Pixabay.

Tomado de: RSF.

Reporteros Sin Fronteras manifiesta su consternación por la persecución de las autoridades rusas a la periodista Svetlana Prokopyeva, con sede en la ciudad de Pskow, por un comentario en la radio en noviembre de 2018.

Investigada durante meses, lo que debería haber bastado para determinar su inocencia, Prokopyeva fue acusada el pasado 20 de septiembre de «justificar el terrorismo» y se enfrenta a un proceso judicial y una posible sentencia de hasta siete años de cárcel.

Ya ha estado bajo control judicial anteriormente, cuando le quitaron su pasaporte y cuentas bancarias, y pasó a la lista oficial de «terroristas», en una clara violación de la presunción de inociencia.

“Svetlana Prokopyeva sólo ha hecho su trabajo como periodista, es desconcertante ver cómo los investigadores la persiguen de esta manera», afirma Joahnn Bihr, responsable de la oficina de Europa del Este y Asia Central de Reporteros Sin Fronteras.

«Es difícil interpretar estos cargos absurdos como otra cosa que no sea un mensaje de intimidación a todos los medios rusos. Urgimos a sus compañeros periodistas a hacer campaña para defenderla y defender el periodismo independiente hasta que las autoridades desestimen finalmente el caso», añade.

En su comentario de noviembre de 2018, Prokopyeva se preguntó qué había llevado a un adolescente a volarse a la entrada del Servicio Federal de Seguridad en la ciudad de Arkhangelsk la semana anterior. Sin rastro de justificación de un ataque suicida de estas características, sugirió que era el resultado de la falta de libertades en Rusia, que hacía imposible el activismo político en el país.

Las autoridades registraron su casa y la sede el a emisora en febrero y ordenaron la retirada de la transcripción de su comentario en las web que se habían hecho eco del caso .

El periodismo ambiental se suma al Manifiesto por la Huelga mundial del Clima

26 Septiembre 2019.

Tomado de: EFE / verde.

La Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA) se ha sumado al Manifiesto por la Huelga mundial del Clima de este viernes 27 de septiembre porque como recoge el texto “los medios de comunicación tienen un papel fundamental para transmitir esa realidad” destaca su presidenta, María García de la Fuente.

Lo hace en una tribuna en el blog colectivo de EFEverde, Creadores de Opinión Verde, en la que con el título “Informadores por el clima” reivindica que “los medios de comunicación tienen un papel clave en la lucha contra el cambio climático también”.

Cuando leemos que los últimos cuatro años han sido los más calurosos de la historia y las temperaturas invernales del Ártico han aumentado 3 °C desde 1990, debemos saber quién lo dice y qué datos maneja y en este sentido, defiende la importancia del periodismo especializado y plural, clave para aportar la información que necesitan los ciudadanos para tomar decisiones informada, argumenta.

“Los medios -continua- son los que dan voz a la comunidad científica, contrastan datos, recaban las consecuencias y cuentan la realidad “, en un entorno de transformación social y económica en marcha que tiene trasfondo ambiental.

“En un mundo donde se prima la inmediatez de las redes sociales no se pueden saltar pasos y publicar sin contrastar. Los medios de comunicación, ya sean en su versión electrónica o en papel, radios o televisiones, transmiten noticias, no rumores, por eso el periodista sigue siendo necesario”, argumenta esta periodista.

Y en este sentido recuerda que el cambio climático y la pérdida de biodiversidad son fenómenos de escala planetaria y que afectan a todos sus habitantes, aunque no en la misma medida y destaca la acción de los jóvenes que “han tomado las calles y han alzado la voz para exigir a los gobiernos, empresas e instituciones que actúen”.

Para García de la Fuente es fundamental que los ciudadanos se sientan identificados con el fenómeno del cambio climático, porque son parte de la solución y como consumidores, clientes y votantes sus decisiones son importantes y tienen sus efectos en el modelo de sociedad que queremos tener, pero para ello necesitan información de calidad y espacio en los medios.

En este sentido recuerda que más de 60 medios de comunicación -entre los que se encuentra EFE- se han adherido al Decálogo de recomendaciones para informar sobre el cambio climático, que promovió la Fundación Ecología y Desarrollo (ECODES).

¿Todos los alimentos pueden producir alergia?

26 Septiembre 2019.

Tomado de: El País (España).

En principio cualquier alimento puede provocar alergia. Aunque lo cierto es que son solo ocho los que más habitualmente la causan: los huevos, la soja, la leche, los cacahuetes, los frutos secos, el pescado, los crustáceos y el gluten. Pero hay que tener claro que, si bien son esos ocho los que producen la mayoría, cualquiera alimento que contenga proteína, es decir, prácticamente todos los que consumimos, son susceptibles de provocar alergia.

No se sabe qué es lo que convierte a las proteínas alimentarias en alérgenos. Y tampoco sabemos por qué en algunos individuos las proteínas se comportan como alérgenos y en otros individuos, no. Ya nos gustaría saberlo. Se pensaba, por ejemplo, que los alimentos con un alto contenido en proteína eran los que podían provocar más alergias, o los más resistentes a la digestión gastrointestinal. Pero ahora sabemos que eso no es así. Hay ejemplos que contradicen estas hipótesis. De hecho, hay alimentos que tienen muy pocas proteínas alergénicas o incluso solo trazas y también la provocan. Identificar las características que confieren a ciertas proteínas el potencial para inducir una respuesta alérgica sigue siendo un reto en la investigación.

Sí podemos hablar de cierta tendencia a padecer alergia en algunos casos. El desarrollo de alergia depende de la predisposición, que es hereditaria, de tipo genético, y ambiental. Por ejemplo, de padres alérgicos es más probable que los hijos también lo sean. En zonas más rurales parece que hay más inmunización y se dan menos que en zonas urbanas. Pero no hay características comunes entre las personas que padecen alergia alimentaria. Como decía antes, realmente no se sabe qué pasa en su sistema inmune que les hace reaccionar de esa manera.

Lo que sí sabemos es lo que le ocurre al cuerpo, es una reacción que está descrita. Normalmente, la primera vez que se toma el alimento no se desarrollan los síntomas alérgicos, pero el sistema inmune prepara un mecanismo de defensa para algo que detecta como ajeno al cuerpo y produce anticuerpos para luchar contra él. Se llama fase de sensibilización. La segunda vez que se consume ese alimento, el cuerpo ya está preparado y entonces combate contra él, liberando las moléculas responsables de los síntomas de la típica respuesta alérgica: desde la sensación de picor, urticarias, vómitos, inflamación…, todo lo que supone una reacción alérgica que en algunas ocasiones es tan grave que puede llevar a un shock anafiláctico y provocar la muerte. Y eso puede ocurrir incluso a partir de trazas, es decir de una presencia escasísima del alergeno.

¿Todos los alimentos pueden producir alergia?

Otra cuestión a tener en cuenta es que te puedes hacer alérgico a un alimento (o cualquier otra sustancia) en cualquier momento. Lo que sí hay son algunos factores desencadenantes, por ejemplo, vivir en zonas en las que hay mucha presencia del alérgeno, estar en contacto con él, puede servir como factor desencadenante. Muchas veces la sensibilización alérgica viene por la piel o por las mucosas, no hace falta ingerir el alimento alérgeno. Algunos pueden causar la llamada alergia ocupacional; trabajadores del tomate, por ejemplo, que desarrollan alergia al mismo debido a su exposición durante muchas horas al día.

Y puede ocurrir a cualquier edad, aunque hay algunas que son más características de los niños como la alergia a la leche y al huevo. Estas alergias infantiles muchas veces pueden evolucionar y pasarse espontáneamente. Y luego hay otras que son más habituales en adultos, como al pescado o los crustáceos. Estas pueden aparecer de repente y no se sabe por qué. Puedes haber comido siempre marisco sin problema y de pronto, dejas de poder comerlo porque te provoca una reacción alérgica. La alergia no se cura. La única forma de combatirlas es la evitación total del alimento que causa la alergia. En algunos casos eso es harto difícil, por ejemplo, el huevo es bastante ubicuo, y se encuentra en numerosos alimentos como ingrediente.

Pero en la actualidad se tiende más a la tolerancia que a la evitación. Hay algunas hipótesis sobre la ventana inmunológica, que sería una edad en la que, haciendo una introducción adecuada de los alimentos, se podría prevenir la alergia alimentaria, pero por el momento solo son hipótesis. Lo que sí existen son tratamientos para los síntomas.

Cómo puedes monitorear la calidad del aire en tu ciudad

26 Septiembre 2019.

Foto: GETTY IMAGES.

Tomado de: BBC.

La contaminación del aire es un asesino silencioso, pero cada vez más personas en distintas urbes del planeta deciden hacer algo al respecto.

A nivel global, nueve de cada 10 personas respira aire contaminado, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud.

cerca de siete millones de personas mueren cada año por estar expuestas a partículas finas de aire contaminado «que penetran profundo en los pulmones y en el sistema cardiovascular, causando enfermedades que incluyen entre otras insuficiencia cardíaca, accidentes cerebrovasculares, cáncer de pulmón e infecciones respiratorias», según señaló la OMS en su informe de 2018.

Además de las redes de monitoreo oficiales que existen en muchos países, pero que típicamente no aportan datos muy localizados, las iniciativas privadas se están multiplicando.

Y la constante reducción en el costo de los sensores es uno de los factores que impulsa este proceso.

Como señaló el creador de Redspira, una de esas iniciativas en México, «lo que no se puede medir no se puede mejorar«.

Cinco iniciativas ciudadanas compartieron con BBC Mundo cómo monitorean la calidad del aire en sus ciudades.

1. Makaia: red de sensores ciudadanos en Medellín

La ONG Makaia nació para «crear una cultura de datos abiertos, para enseñarles a las personas a comprenderlos, analizarlos y usarlos para crear nuevos datos», señaló a BBC Mundo Catalina Escobar, cofundadora y Directora de Estrategia de Makaia.

Con ese objetivo, Makaia se propuso crear una red ciudadana para monitorear la calidad del aire en la ciudad de Medellín, Colombia.

«Es una ciudad que ha crecido mucho en los últimos años», afirmó Escobar.

No solo creció el número de autos y motos en la urbe, sino que aún circulan vehículos viejos sin los controles ambientales necesarios.

«Además, Medellín está ubicada en un valle, rodeada de montañas, lo que hace que en ciertas épocas del año los contaminantes se concentren y se queden dentro de ese valle».

Makaia, junto con habitantes locales, colocó sensores en instituciones públicas como bibliotecas. La red ya cuenta con 26 sensores ciudadanos.

«Los sensores están conectados a una red WiFi con el fin de visualizar en tiempo real los datos registrados a la plataforma purpleair.com para su posterior análisis«, explicó Escobar.

«Usamos los sensores de PurpleAir que cuestan alrededor de 250U$S».

Cada día Makaia publica en su cuenta de Twitter un resumen de las variaciones en la calidad del aire.

Los sensores miden material particulado de diferentes diámetros, PM 0,3; 0,5; 1,0; 2,5; 5,0 ;10 μm o micrómetros. También miden temperatura y humedad. Son confiables y avalados por varias instituciones en Estados Unidos.

PurpleAir publica los datos en una base de datos abierta para que las personas los puedan usar y además algunas de las bibliotecas tienen pantallas informadoras.

¿Qué consejo daría Makaia a ciudadanos en otros sitios de América Latina que quieran iniciar sus propias redes?

«Empezar una iniciativa de estas cuesta muy poco, lo que se necesita es voluntad», afirmó a BBC Mundo Catalina Escobar. «Desde Makaia estamos listos para ayudar».

2. Redspira: monitoreo ciudadano en Mexicali

Quince estados de México no cuentan con redes de monitoreo atmosférico que formen parte del Sistema Nacional de Información de la Calidad del Aire, según señaló a BBC Mundo Alberto Mexía Sánchez, director de la startup tecnológica Certuit, creadora de Redspira.

«Estos estados son Sonora, Sinaloa, Nayarit, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Campeche, Yucatán, Quintana Roo, Tamaulipas, Zacatecas, Tlaxcala, Coahuila, Querétaro y Colima».

La Red de Monitoreo Ambiental Colaborativa Redspira nació por el creciente problema de la mala calidad del aire en la ciudad de Mexicali, «la cual ha sido catalogada como una de las más contaminadas en México y Latinoamérica».

«En este sentido Certuit se hizo la pregunta de ‘¿cómo podemos aportar una solución al problema?’, y la respuesta nace a partir del déficit de monitores de calidad del aire y de la premisa ‘lo que no se puede medir, no se puede mejorar'».

Redspira usa sensores de bajo costo (200U$S a 300U$S).

«Si bien recomendamos los sensores Redspira, la red puede integrar todo tipo de sensores que cuenten con datos abiertos», señaló Mexía Sánchez.

«Redspira utiliza el contador de partículas láser Plantower PMS5003, donde los rayos láser detectan las partículas que pasan por su reflectividad«.

Estos sensores cuentan partículas suspendidas en tamaños de PM 0,3, PM 0,5, PM 1,0, PM 2,5, PM 5,0 y PM 10 μm.

La red también incluye estaciones normativas para validar la información generada por los sensores de bajo costo y programas de difusión y educación.

La iniciativa también tiene una app para «darle al ciudadano una herramienta en la palma de la mano para que pueda tomar decisiones en tiempo real».

Actualmente la red tiene cobertura en Mexicali, Valle de Mexicali, Tijuana, Monterrey, San Luis Potosí y Ciudad de México.

3. La iniciativa de un padre en una escuela de Londres

Bjoern Stiel es el padre de Caspar, un niño de 8 años que asiste a Ambler Primary School, una escuela primaria en el norte de Londres.

«Mi hijo ha venido sufriendo problemas respiratorios y su escuela está junto a una calle con mucho tráfico. Muchos otros niños de la escuela padecen asma», relató Stiel a BBC Mundo.

«Cuando se trata de proteger a los niños de la contaminación ambiental se habla mucho, pero hay pocos enfoques sistemáticos. Para mí, el primer paso era tener datos precisos».

Si bien el gobierno tiene monitores en el área, no publica la información, según Stiel, quien siendo ingeniero de software decidió, junto a Caspar, «tomar el asunto en nuestras propias manos».

Stiel y Caspar construyeron un dispositivo basado en Raspberry Pi, una computadora del tamaño de una tarjeta de crédito y de bajo costo.

«La Raspberry Pi se conecta a un pequeño sensor que succiona el aire y mide la cantidad de partículas finas, con diámetro menor de 2,5 micrómetros, y de partículas más grandes, con diámetros de entre 2,5 y 10 micrómetros.

«También escribimos código de software para que las lecturas sean salvadas cada minuto junto a las coordinadas GPS, y sean enviadas a un simple servidor que construimos para visualizar y evaluar la información. Decidimos llamar al dispositivo ‘Airpollution Pi’ o ‘Contaminación del aire Pi'».

Hay un dispositivo en el salón de clase y los niños participan leyendo los datos de los sensores y monitoreando cómo cambian durante el día.

«Pudimos determinar con el dispositivo cómo se comparan en términos de contaminación las diferentes calles que toman los niños para llegar a la escuela».

4. Sensores ensamblados localmente, en África

Para bajar aún más los costos de los sensores, el proyecto sensors.AFRICA (https://sensors.africa) entrena a los ciudadanos para que ensamblen sus propios dispositivos.

El proyecto fue creado por la ONG Code for Africa, o «Escribiendo código para África» con el objetivo de solucionar la escasez de datos ambientales.

Los sensores miden no solamente la calidad del aire, sino del agua, niveles de radiación y contaminación acústica, y más de 70 ya fueron instalados en siete ciudades africanas, incluyendo Nairobi, Kampala, Lagos y Johanesburgo.

«Los sensores son ensamblado usando componentes que son importados en su mayoría de China y Estados Unidos. El costo por unidad es de 50U$S por un kit Wi-Fi Y 100U$S por dispositivos que funcionan con energía solar», explicó a BBC Mundo Chege James, uno de los responsables de la iniciativa.

El proyecto se unió a socios que colocan sensores en escuelas primarias y enseñan a los niños sobre la contaminación del aire y cómo combatirla.

Y otra alianza con universidades locales habilitó la participación de estudiantes de computación y de periodismo ambiental.

5. Flow: un dispositivo para colgar de la mochila

Las apps y dispositivos de la startup o empresa emergente francesa Plume Labs ocupan los primeros lugares en las evaluaciones de revistas especializadas británicas.

La compañía fue fundada por Romain Lacombe y su lema es «empodérate contra la contaminación del aire».

Una de las creaciones de la startup es el dispositivo Flow.

«Flow es un sensor personal que funciona en conjunto con una app para medir la contaminación y mostrar la información en forma de mapas o líneas cronológicas para revelarte que estás respirando, cuándo y dónde«, le explicó a BBC Mundo Yannick Servant, vocero de Plume Labs.

«El gran desafío ha sido miniaturizar los sensores, que miden materia particulada de diámetros menores de 10 y 2,5 (PM2,5 y PM 10), dióxido de nitrógeno (NO2) y compuestos volátiles orgánicos (VOC). El sensor continuamente mide el aire que respiras y envía la información a tu celular vía Bluetooth», agregó.

Flow se calibra a si mismo y cuesta U$S179.

Servant dijo que la empresa espera exportar en un futuro al mercado latinoamericano.

«Pero sabemos que ya hay gente usando Flow en México, Paraguay, Argentina, Uruguay, Ecuador, Guatemala, Costa Rica, Perú y Brasil».

Señor: “El pecado original de los medios fue dar el contenido online de forma gratuita”

24 Septiembre 2019.

Tomado de: Laboratorio de Periodismo.

The Journalism Clinic, con sede en Lagos (Nigeria), organizó días atrás la primera Media Leaders’ Summit. Durante dos días, los ponentes han analizado las opciones posibles para aumentar el alcance, la relevancia y los ingresos de los medios de comunicación.  El discurso de apertura corrió a cargo del presidente de Innovation Media Consulting Group, Juan Señor.

En su discurso, “El buen periodismo es el principio y el fin”, Señor dijo que el pecado original de los medios fue su decisión años atrás de brindar información al público online de forma gratuita, recoge The Daily Report de Nigeria.

Este modelo libre para todos necesita detenerse de inmediato, argumentó. Los editores, dijo, “necesitan construir una redacción que publique contenido por el que valga la pena pagar”, porque “el buen periodismo es un buen negocio”.  

Menos monomedios, más multimedia

El futuro de las redacciones, agregó, es aquél en el que todas las diferentes plataformas (radio, televisión, online) estén integradas y unidas entre sí con un manual operativo perfecto.

Al describir múltiples opciones abiertas a los medios de comunicación para ampliar su red de ingresos, también enfatizó que deben instituir igualmente un modelo comercial y editorial para garantizar la sostenibilidad.

En la cumbre, Señor compartió algunos consejos o mandamientos para la industria de los medios:

    1. Su trabajo NO es vender información: su trabajo es vender inteligencia.
    2. Si sus medios ofrecen sólo información, no hay negocio. No está agregando ningún valor a tu audiencia.
    3. Debe crear una redacción que ofrezca contenido por el que valga la pena pagar.
    4. Cambie su redacción, cambie su fortuna.
    5. Deje que otros cuenten las noticias. Explique las noticias y tendrá un negocio para siempre.
    6. No gaste dinero en sindicación, cree su propio contenido.
    7. Desarrolle historias, no se limite a contarlas.
    8. Carga o muere
    9.  La especialización lo es todo en periodismo.
    10. El buen periodismo es un buen negocio.
    11. Si no puede publicar sin temor o favor, entonces no tiene ningún negocio.
    12. Al final del día, solo el periodismo salvará el periodismo: periodismo por el que vale la pena pagar, vale la pena suscribirse.
    13. Nunca será una empresa digital si su lógica sigue la lógica en papel.
    14. La publicidad se está alejando de la demografía a la psicografía.
    15. Hay más dinero para ganar en digital, pero no lo está haciendo. Necesita tener una estrategia digital basada en el pago.
    16.  Los ingresos de impresión están cayendo. Protéjalos todo lo que quiera, nunca aparecerán. Como propietarios de medios, deberían considerar aumentar los ingresos de los lectores.
    17. En la historia de los medios, ningún medio ha matado a otro medio. Lo que ha muerto es el medio de distribución… La radio se ha convertido en podcasting. Lo digital se ha movido al espacio que ocupaba la impresión. Las revistas al espacio de los libros, y la impresión se ha movido al online.
    18. Un periodista debe contar una buena historia y que tenga impacto. Nuestras plataformas son nuestra voz.
    19. ¿Paga a [docenas de] personas para que vengan a la redacción para hacer un periódico cuando todos los nigerianos están online? Hay una desconexión.
    20. La historia lineal y vertical está muerta. La narración interactiva y multimedia es la nueva normalidad.
    21. No hay milagros digitales.
Olga Behar, la ‘maestra’ del periodismo en Cali

24 Septiembre 2019.

Fotos: Giancarlo Manzano y archivo particular.

Por: Santiago Cruz Hoyos / El País (Cali)

Cuando Muhammad Ali, el mejor boxeador de todos los tiempos, aterrizó en Bogotá el sábado 12 de noviembre de 1977, todos en la redacción de la cadena radial Todelar voltearon a mirar a una jovencita de apenas 21 años y cabello largo y negro llamada Olga Grace Behar Leiser.

Había dos motivos para que se fijaran en ella y no en ninguno de los comentaristas especializados en boxeo: Olga no solo cubría deportes sábados y domingos –durante la semana estudiaba Comunicación Social en la Universidad Jorge Tadeo Lozano – sino que además, y lo más importante, era la única que sabía inglés.

–Mejor dicho: era la reina del paseo– dice ella 42 años después, y se carcajea.

Al día siguiente del aterrizaje de Ali, el domingo 13 de noviembre, lo condujeron al estadio El Campín para que hiciera el saque de honor en el juego entre Millonarios y Atlético Nacional. Olga convenció a uno de los organizadores para que le permitiera acondicionarlo con unos audífonos y dar la vuelta a la pista atlética mientras lo entrevistaba y le pedía vivas al público.

Efectivamente, aquellos fueron los primeros 15 minutos de fama de Olga Behar. Dio esa ‘vuelta olímpica’ haciendo bromas con Muhammad Ali que ella iba traduciendo al tiempo que los espectadores gritaban: “¡Viva Ali!” Esa tarde la cadena Todelar la rompió en sintonía. A Olga se le torció el destino.

Apenas unos días después la llamó don Guillermo Cano, el director de El Espectador. Lo mismo hizo Hernando Santos Castillo, el director de El Tiempo. También Jaime Soto, el director del noticiero de televisión Contrapunto.

***

La abuela materna de Olga, Ilse Caroline Mayer de Leiser, le hizo la carta astral a Hitler. Allí aseguró predecir, cinco años antes de que ocurriera, lo que harían los nazis con los judíos. La madre de Olga, Bárbara, nació de hecho en Alemania en 1930, apenas ocho años antes de la Noche de los Cristales Rotos. Así se le llamó a la primera gran matanza organizada por los nazis contra los judíos. Al abuelo de Olga lo golpearon esa noche del 9 de noviembre de 1938.

Caroline montó a su familia en un barco, el navío francés Colombie, con destino a Colombia, justo antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial en 1939.

El abuelo paterno de Olga hizo lo propio. Partió desde Israel junto con un primo rumbo a Buenos Aires, donde estaba una hermana. Querían hacer “la América”: encontrar una oportunidad.

El recorrido, sin embargo, era espantoso. Había que atravesar el Mar Mediterráneo, después el Atlántico, cruzar el Canal de Panamá, hasta Argentina. El primo no aguantó el ajetreo y se bajó en el puerto de La Guaira, en Venezuela. Eso explica por qué parte de la familia de Olga Behar es venezolana. Su abuelo continuó hasta Buenaventura. Le maravilló el trópico, la exuberancia de la naturaleza, los negros, y decidió quedarse. Vendía telas que compraba en el puerto y después ofrecía en Cali y otros municipios.

Su esposa, sin embargo, empezó a padecer problemas de salud. Le sentó mal el clima caluroso y húmedo. Así que tres años después buscaron una tierra menos caliente y alguien les habló de la comunidad judía de Palmira.

Allí se conocieron José, el papá de Olga, y Bárbara, su madre. Era extraño que un sefardí y una alemana, ambos judíos, por supuesto, se casaran. Pese a alguna que otra protesta familiar, lo hicieron.

Olga Behar nació en Palmira el 16 de junio de 1956. Unos pocos años después, cuando tenía 5, la familia se trasladó a Cali en busca de un colegio hebreo para su hermana.

Olga recuerda su infancia y su juventud rodeada de libros. Sus padres eran lectores voraces, especialmente de obras de la Segunda Guerra Mundial, como ‘Éxodo’, de León Uris, que cuenta la historia de un grupo de judíos supervivientes del horror nazi, o los libros de Simón Wiesenthal, el cazador de nazis.

A la casa también llegaba la revista Life y revistas alemanas que su madre traducía. Sin embargo, estaba prohibido hablar en alemán. Tampoco se hablaba de la guerra. Cuando Olga o alguno de sus hermanos preguntaban sobre lo que le había sucedido a sus ancestros a manos de Hitler siempre les respondían: “Después”.

Los silencios sobre la guerra despertaron en ella la curiosidad por entender la violencia. Aunque para satisfacerla no se le ocurría el periodismo. Olga Behar quería ser guionista de cine.

***

Cuando ingresó a la oficina de Hernando Santos Castillo, el director de El Tiempo, este le propuso que trabajara en el periódico cubriendo la información distrital: la Alcaldía y esos asuntos oficiales. A Olga le pareció bien.

Enseguida, sin embargo, Santos le ofreció un sueldo que era una ridiculez. Cuando Olga le preguntó por qué le ofrecía tan poco, le respondió que lo más importante era el “good will” de trabajar en El Tiempo. Ese “good will”, ripostó ella, no iba a pagar su crédito hipotecario.

–Te quiero mucho, Hernando, a El Tiempo seguiré viniendo, pero de visita– agregó mientras se paraba de la silla.

Olga, de vez en cuando, participaba en los proyectos que lideraban Daniel Samper Pizano y Alberto Donadio en la Unidad Investigativa del periódico.

Un par de días después cumplió la cita con don Guillermo Cano, en El Espectador, quien le propuso cubrir la información política –era lo que Olga quería– y un sueldo de $8500 (en Todelar ganaba $3400). Dijo sí sin pensarlo.

Pero justo la llamó Jaime Soto, el director del noticiero Contrapunto. A Olga le sorprendió “la llamadera” de gente tan importante en los medios de comunicación. Acudió a la cita intrigada, pese a que ya había aceptado trabajar para El Espectador.

Jaime le hizo una pregunta que le movió el piso: ¿Cuántos años crees que le faltan a Carlos Murcia, el jefe de información política de El Espectador, para jubilarse?

– Por lo menos 30.
– Ese será el tiempo que estarás al lado de su escritorio. Yo te ofrezco viajes, corresponsalías en América Latina, la información dura del noticiero.

También le ofreció un salario que triplicaba la oferta de El Espectador: $27.000 y un poco más.
–Pero mi palabra ya la tiene don Guillermo Cano– se excusó Olga.

Jaime Soto tomó el teléfono y llamó al director del periódico. Le dijo que se negaba a que una reportera de las cualidades de Olga Behar estuviera en el escritorio de al lado durante 30 años. Don Guillermo estuvo de acuerdo. En ese momento Olga dejó la radio para hacer televisión, donde denunció varios de los casos de corrupción y abusos de poder más sonados de la década del 80.

“Los buenos periodistas saben que la clave del asunto está en la reportería. Ese es el secreto del oficio”.

El encanto de la radio

Como estaba convencida de que su vida consistiría en escribir guiones para películas y documentales, durante sus últimos años de bachillerato Olga Behar se matriculó en la Alianza Colombo Francesa. Su plan era aprender francés para después irse a estudiar cine en la Universidad de Quebec, en Canadá. En días en que no existía internet, fue hasta la embajada para llenar los formularios. Cuando le llegó la confirmación del cupo en la universidad, conversó con su padre como muchas veces lo hizo: con los hechos cumplidos.

Olga supuso que su papá la iba a apoyar. Sin embargo, para José Behar hacer cine en Colombia en el año 73 era una utopía, un sueño si acaso realizable en el Siglo XXIII. Olga, además, tenía apenas 17 años como para irse tan lejos.

Su padre le propuso hacer un año de intercambio en Estados Unidos, para aprender inglés. Quien no sepa ese idioma, decía, “está jodido”. Así fue. Olga se graduó con honores de un colegio cerca de Rochester, una ciudad al noroeste del Estado de Nueva York. Al dominar el inglés, pensó ilusionada, su padre la enviaría por fin a estudiar cine a Nueva York.

En realidad su papá estaba en conversaciones con un gran amigo suyo, el periodista Isaac Nessim, quien por esos días estudiaba en la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá. Isaac le explicó al padre de Olga que la carrera de comunicación social incluía cine como énfasis, así que esa era una buena manera de que ella desechara la idea de estudiar cinco años por fuera de Colombia.

Isaac, incluso, tomó una foto de Olga de un álbum familiar y la matriculó en la universidad. Ella dice que su gran amigo también le torció el destino “para bien”.

Ya en clases de primer semestre, un profesor de radio, sin explicar mayor cosa, dijo: “ Escriban para la otra semana un capítulo de una radionovela”.

Olga vivía a dos cuadras de Todelar, que quedaba en la Calle 48, y se acordaba de las radionovelas que allí transmitían, como Kaliman. Decidió irse para la cadena radial a que le explicaran cómo se hacían los libretos. Eran tiempos en los que entrar a un medio de comunicación, incluso en Bogotá, no era tan difícil.

En la puerta de Todelar estaba el comentarista deportivo Óscar Restrepo Pérez, ‘trapito’. Olga le explicó que necesitaba un libreto de Kaliman, y Restrepo le dijo que mejor asistiera a la grabación de la radionovela.

– Camine la llevo.

Olga vio cómo escribían los diálogos, cómo hacían los efectos especiales, cómo actuaban Gaspar Ospina y Érika Krum, y se enamoró de la radio. De paso, Óscar Restrepo Pérez le propuso trabajar los fines de semana en un programa de deportes. Finalmente Olga venía de Cali, donde acababan de finalizar los Juegos Panamericanos, y además sabía de fútbol. Es hincha del América.

Hacer radio mientras estudiaba, reflexiona ahora en su oficina de la Universidad Santiago de Cali, la hizo olvidarse del cine, al punto que esa ambición terminó reducida a un hobby que satisface con Netflix.

***

El segundo día de Olga Behar en el noticiero 24 horas, tres años después de haber trabajado en Contrapunto -en donde cubrió el inicio y el fin de varias de las dictaduras de América Latina- la llamaron para decirle que en Panamá acababan de encontrar la avioneta en la que el 28 de abril de 1983 se había accidentado Jaime Bateman, fundador del grupo guerrillero M19. La avioneta había permanecido desaparecida nueve meses.

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Con Amparo Peláez y otras de sus grandes amigas y colegas, Olga Behar hizo Tacones y Corbatas, el primer matinal del Canal Caracol. Especial para El País

Olga, entaconada y con medias veladas, y sin ni siquiera tener aún un escritorio, pidió que el noticiero alquilara una avioneta para cubrir la noticia. Contar la historia del M19 se había convertido en una de sus obsesiones desde que estudiaba en la Jorge Tadeo Lozano. Olga lo iba a saber mucho tiempo después, cuando lo capturaron tras el robo de las armas que hizo el M19 al Cantón Norte del Ejército, en Bogotá, pero incluso su profesor de teatro en la universidad, Carlos Duplat, hacía parte de ese grupo armado.

En la avioneta, y después de atravesar ríos en canoas que no daban ninguna seguridad, Olga llegó hasta las selvas de Panamá para entregarle “la chiva” a Colombia del descubrimiento de los restos de Jaime Bateman. Sin embargo, terminó frustrada.

Era una historia tan grande, con un contexto vasto y unos detalles que valía la pena narrar, que un par de minutos de televisión no alcanzaban. Se sentía como el que se emborracha o se droga, vive un momento de éxtasis, pero a la mañana siguiente se pregunta: ¿esto para qué sirvió?
Fue cuando se prometió hacer un periodismo de autor. Escribir historias que por su extensión o por la censura no cabían en los medios pero sí en los libros.

– Tener una doble agenda.

“No quería seguir haciendo ese periodismo en el cual tenía tantas cosas para decir, pero podía decir tan poco. Tenía dos minutos apenas, a veces 50 segundos de un noticiero”.

Así, de a poco, mientras cubría el día a día, entrevistaba a poderosos como Yasser Arafat o denunciaba las torturas en las caballerizas de la Brigada de Institutos Militares, a cargo del general Miguel Vega Uribe, se hizo escritora.

olga beharUna de sus entrevistas más famosas: Yasser Arafat, el líder palestino que luchó contra Israel. Olga obtuvo el diálogo en exclusiva en la Cumbre de Países No Alineados de La Habana, Cuba, en días en los que la chiva era lo primordial en el periodismo.

Especial para El País

En 1985 publicó su primer libro, ‘Las guerras de la paz’, la memoria histórica de la violencia en Colombia desde el asesinato, el 9 de abril de 1948, de Jorge Eliécer Gaitán, hasta la Toma del Palacio de Justicia por parte del M19 el 6 de noviembre de 1985.

En ese mismo año debió exiliarse en México. El general Vega Uribe fue nombrado ministro de Defensa y decidió perseguirla por sus denuncias, al punto que le allanó el apartamento. El presidente Belisario Betancur dijo que no podía hacerse responsable de lo que le pudiera pasar.

En México, pese a todo, Olga fue feliz. Cubrió el Mundial de Fútbol de 1986 por pedido de Yamid Amat, hizo reportajes para medios mexicanos, escribió su segundo libro, ‘Noches de humo’: la historia completa de la toma y retoma del Palacio de Justicia.

Periodismo de autor

Algunos amigos la llaman en broma “el cohete Behar”. No solo por sus risotadas, sus blusas de colores festivos, sino también porque pareciera que no existe nada que la detenga. Desde que ingresó a primer semestre de universidad no ha dejado de hacer periodismo, incluso pese a sus dos exilios (el segundo fue en Costa Rica, desde donde hacía historias para Univisión).

El costo de su trabajo, y de denunciar a los corruptos, lo pagó a un precio alto: separarse de sus hijos, Carolina y Alejandro. Debió enviarlos a estudiar al exterior por seguridad.

Para fortuna familiar, hace un par de años regresaron a Colombia. Pudieron estar con su padre, Gerardo Ardila, antes de su muerte. Gerardo falleció en junio de 2018. Con Olga estuvo casado durante tres décadas. Se conocieron en los días del proceso de paz entre el M19 y el Gobierno de Virgilio Barco, que Olga cubrió. Gerardo era desmovilizado de ese grupo que entregó sus armas el 9 de marzo de 1990.

Entre otros, Olga Behar ha ganado los premios CPB y el Simón Bolívar en televisión. ‘El Clan de los doce Apóstoles’ fue elegido como el mejor libro de 2012 por el CPB.

Que su esposo haya tenido una vida plena y un final sin sufrimiento -un infarto- hace sentir a Olga satisfecha con su destino. Al declararse satisfecha, conjura el dolor, sigue adelante, así sea para meterse en problemas.

Su libro más temerario – y por el que la han amenazado- fue el que publicó en 2011: ‘El Clan de los Doce Apóstoles’. Allí denuncia que Santiago Uribe, el hermano del expresidente Álvaro Uribe, lideró un grupo paramilitar en Yarumal, Antioquia. El juicio del caso termina el 13 de noviembre de 2019. Ese día se harán los alegatos finales. En 2020 se dictará sentencia.

El libro más reciente, ‘Operación Palomera, el comienzo del fin de las Farc’, lo escribió a seis manos: participó su hija, Carolina Ardila, y el estudiante de comunicación social Pablo Navarrete. Con ellos Olga conformó un equipo cuyo objetivo es narrar el posconflicto tras el Acuerdo de Paz con las Farc.

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Pablo Navarrete y Olga Behar, dos de los autores de ‘Operación Palomera’. El libro ya está disponible.

En el libro se cuenta precisamente cómo el secuestro de los doce diputados del Valle del Cauca, el 11 de abril de 2002 por parte de ese grupo armado, representó el gran triunfo de la guerrilla sobre las Fuerzas Militares, pero también el inicio de su fin como organización armada.

A la Asamblea Departamental, ubicada en el centro de Cali, donde ocurrió el secuestro, los guerrilleros le decían así, “la palomera”.
–Leer este libro será reparador para las víctimas. Y es necesaria su lectura para que el país entienda la necesidad que existe de construir lazos de reconciliación. La obra es también parte de mi búsqueda como periodista: encontrar la verdad de lo que nos pasó, de lo que nos marcó, como el secuestro y la posterior masacre de los diputados, el gran error de las Farc. Encontrar la verdad es lo que me mueve –dice Olga, a quien todos en la Universidad Santiago de Cali, donde coordina la Unidad de Medios y dicta clases de periodismo, le dicen ‘La Maestra’.

Enrique Alvarado Sotomayor Adiós a un gran periodista: CPB

24 Septiembre 2019.

Foto: El Espectador.

El Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB)  lamenta la partida de Enrique Alvarado Sotomayor, periodista querido por todos, discreto, que consagró su vida al periodismo y la docencia.

Durante cerca de cuarenta años trabajó en El Espectador, de estos, veintitrés como jefe de redacción nocturna.

Cumplida su misión en esta casa editorial, pasó a la docencia para compartir con alumnos de diversas universidades su experiencia  en periodismo, que vivió al lado de personajes como Guillermo Cano Isaza y Gabriel García Márquez,  a la vez que les enseñaba como hacer un buen periodismo, cuya síntesis la resumía en:  leer y escribir mucho y salir a la calle a buscar la información.

Así se fue un gran ser humano, un enorme periodista y maestro, en forma silenciosa, tal como transcurrió su vida, ejemplo de entrega al oficio  y rigurosidad al informar.

El CPB expresa a su familia y allegados su sentimiento de solidaridad y los acompaña en estos momentos de dolor. QEPD

Falleció el periodista Enrique Alvarado
24 Septiembre 2019.
Tomado de: El Espectador.

Durante casi cuatro décadas ejerció en El Espectador, 23 de ellos como jefe de redacción nocturno. Después se dedicó a la cátedra hasta los 85 años.

A sus noventa años, en silencio como fue la mayoría de su vida, se fue Enrique Alvarado y con él un personaje discreto pero laborioso, que lo dejó todo en el periodismo y la cátedra.Cortesía

Cuando Guillermo Cano Isaza entró a El Espectador de sus mayores, los jefes eran ellos, Luis y Gabriel Cano, pero en la redacción los que daban las órdenes eran Alberto Galindo y Darío Bautista. En algún recoveco de la nómina de redactores, linotipistas o ayudantes, ya circulaba Enrique Alvarado Sotomayor. Como correspondía a los que se asomaban al mundo de los diarios, se empezaba desde pasando cables, levantando textos en máquina de escribir, revelando fotos, o comprando los cigarrillos. De todo hizo Enrique Alvarado hasta que se convirtió en redactor de planta.

Después el director compró Mona Belle, una yegua del criadero de Las Mercedes que tampoco triunfó. Así recordaba Enrique Alvarado estas épocas: “Era un tiempo de pronósticos diarios y una afición sin límite. Alrededor de Mariano San Ildelfonso se creó un fogón de amigos de la hípica que nos llevó a ilusionarnos como propietarios y apostadores”. Alvarado siempre admitió que el único que sabía montar los caballos era Luis Palomino, pero que los que conocían de hípica en el periódico eran Mike Forero, Lucio Duzán, Alfonso Palacio Rudas y Guillermo “El Mago” Dávila.

El 31 de octubre de 1963, después de 13 horas de trasteo con grúas, remolcadores y hasta zorras, se produjo la primera edición en la nueva sede situada en la avenida 68 con calle 22 A. En medio de los cambios administrativos y empresariales que trajo también el traslado del periódico de la avenida Jiménez al occidente de Bogotá, hubo relevos en la redacción. Darío Bautista asumió la subdirección, y Guillermo Lanao y Enrique Alvarado se convirtieron en jefes de redacción, diurno y nocturno, en una época en que las noticias malas empezaron a proliferar.

Fue el momento en que también Darío Bautista, Guillermo Lanao y Enrique Alvarado le pasaron la posta de la jefatura de la redacción a dos cargaladrillos de la casa: Luis Palomino y Pablo Augusto Torres. Entonces Enrique Alvarado se trasladó a la docencia. Es larga la lista de las universidades que contaron con sus servicios. La Sabana, El Inpahu, Los Libertadores, para él no hubo distinción, y hasta sus 85 años permaneció en las aulas, impartiendo secretos, compartiendo anécdotas de sus tiempos en El Espectador, y para cada hecho, un ejemplo de la vida y obra de Guillermo Cano.

Nunca contó a sus alumnos que, además de su jefe y emblema de varias generaciones de periodistas del siglo XX, Guillermo Cano y su esposa Ana María Busquets, habían sido sus padrinos de matrimonio con Bertha Nieto, que estaba enferma y apenas le sobrevivió pocas horas. Sus clases fueron eso, una mezcla de enseñanzas y recuerdos. Todos los días, muy temprano, antes de que entraran los estudiantes, él llegaba elegante, perfumado y de paño, a explicar los términos precisos de una noticia, y cómo la única manera de lograrla era escribiendo mucho, leyendo mucho y rastreando en la calle.

A sus noventa años, en silencio como fue la mayoría de su vida, se fue Enrique Alvarado y con él un personaje discreto pero laborioso, que lo dejó todo en el periodismo y la cátedra, que vivió los acontecimientos de muchas décadas del siglo XX y los comienzos del XXI; y que ahora despiden sus amigos.

*Este domingo a las 4:00 de la tarde será la velación de Alvarado en la funeraria Los Olivos, calle 41 con Avenida Caracas. La misa de despedida será mañana lunes 23 de septiembre a las 2:00 de la tarde en la Capilla de los Jesuitas de la carrera 25 #39-69. La velación será entre 8:00 de la mañana y la 1:30 de la tarde.

Periodismo y redes

24 Septiembre 2019.

Tomado de: Pixabay.

Tomado de: El Universal.

En tiempos en que las redes sociales se abren espacio con productos que compiten con los medios tradicionales en la captura de audiencias ávidas de narrativas que privilegian el entretenimiento, la inmediatez sin mayor análisis, el escándalo sobre la temperancia y lo atractivo por encima de lo veraz, no resulta fácil escapar de las nuevas realidades, aparentemente inmanejables, en un mundo megaconectado, pero que no sabe qué es y qué no es verdad de entre todo lo que se difunde desde tantos flancos.

El daño que le ha hecho a la credibilidad del periodismo la enorme capacidad de esparcir noticias falsas con la apariencia de veracidad, y que cualquiera puede subir a redes que nadie gobierna, apenas comienza a avizorarse. Y no es fácil, en la medida que, a diferencia de lo que ocurrió hasta hace pocos años, ya no se espera a que los periodistas informen a través de medios tradicionales lo que está ocurriendo, sino que quien posea un smartphone, en tiempo real, tiene el potencial de transmitir un hecho de interés general, sin contar con una tarjeta que lo acredite como periodista, y sin la preparación profesional sobre los fundamentos ontológicos que guían el ejercicio de este noble oficio.

Y es peor cuando, también, sin las competencias y habilidades que se adquieren en la academia y en la práctica profesional, el usuario de redes le agrega, a los hechos, sus propias visiones, odios e intereses personales, con lo cual se tergiversan las realidades y se potencializa el daño contra la honra de las personas que se magnifica por el alcance casi infinito que tienen esos mensajes.

Pero la afectación a la dignidad de la profesión es infinitamente mayor cuando son los mismos periodistas o los medios quienes traicionan los principios fundantes de este oficio, generando pesadumbre en la medida en que el público termina por no creer en nada y en nadie.

Frente a todo ello, la prensa y los periodistas tenemos el reto de defender y retomar valores que sustentan la profesión, tales como la verdad, la independencia, la equidad y la imparcialidad, para que el público sepa que, en tiempos de tanta confusión, puede volver su mirada a los medios de comunicación, porque encontrará en estos el rigor necesario para escudriñar lo que hay detrás de las noticias, y para interpretarlas en su real contexto.

Estas fueron apenas algunas de las inspiradoras conclusiones que resultaron del XIV Seminario de Actualización Periodística celebrado ayer en la Universidad Tecnológica de Bolívar, en el que participaron maestros de la talla de Juan Gossain, Arritokieta Pimentel y Andrés Mompotes, entre otros grandes del periodismo local, quienes hicieron una formadora autocrítica que arrojó varias propuestas, como la de convocar a una Gran Alianza de Periodistas y Medios con el objeto de generar mecanismos que desvelen las falsedades que se esparcen de manera irresponsable en las redes, y para poner un sello que certifique la veracidad de una noticia que sea de interés general.

Una buena idea, que habrá que explorar.

El Papa Francisco señala los desafíos del periodismo en la era digital

24 Septiembre 2019.

Foto:Pixabay.

Tomado de: aciprensa.com –

El Papa Francisco señaló este lunes los desafíos del periodismo en la era digital, durante la audiencia que concedió a la Unión Católica de la Prensa Italiana en la Sala Clementina del Palacio Apostólico.

“En la era de la web, la tarea del periodista es identificar fuentes creíbles, contextualizarlas, interpretarlas y priorizarlas”, indicó el Santo Padre, que puso como ejemplo que cuando una persona muere de frío en la calle, no es noticia, “y una caída de dos puntos en la Bolsa la recogen todas las agencias. Hay algo que no funciona”.

En ese sentido, el Pontífice animó a los miembros de la Unión Católica de la Prensa Italiana a “ser la voz de la conciencia de un periodismo capaz de distinguir el bien del mal, las opciones humanas de las inhumanas. Porque hoy hay una mescolanza que no se distingue, y vosotros tenéis que ayudar para que no sea así”.

“El periodista ―que es el cronista de la historia― está llamado a reconstruir la memoria de los hechos, a trabajar por la cohesión social, a decir la verdad a toda costa: también hay una parresia –es decir, un valor― del periodista, siempre respetuosa, nunca arrogante”, señaló.

El Papa Francisco dijo que “esto significa también ser libre ante el público: hablar al estilo evangélico: ‘sí, sí’, ‘no, no’, porque lo demás viene del maligno”.

Señaló que “la comunicación necesita palabras reales en medio de tantas palabras vacías. Y en esto tenéis una gran responsabilidad: vuestras palabras cuentan la historia del mundo y le dan forma, vuestras historias pueden generar espacios de libertad o esclavitud, de responsabilidad o de dependencia del poder”.

Sin embargo, “cuántas veces el periodista quiere seguir este camino, pero detrás tiene un editor que le dice ‘no, esto no se publica, esto sí, eso no’ y se pasa toda esa verdad por el alambique de la conveniencia financiera del editor, y se acaba por comunicar lo que no es verdadero, lo que no es bello y que no es bueno”.

“No tengáis miedo de trastocar el orden de las noticias, de dar voz a los que no la tienen; de contar la ‘buena noticia’ que genera la amistad social: no de contar cuentos, sino buenas noticias reales; de construir comunidades de pensamiento y de vida capaces de leer los signos de los tiempos”.

Francisco les agradeció “porque ya os esforzáis por trabajar por ello, incluso con documentos como Laudato si’, que no es una encíclica ecológica, sino social, y promueve un nuevo modelo de desarrollo humano integral: cooperáis para que se convierta en una cultura compartida ―¡gracias!―, como una alternativa a los sistemas en los que uno se ve obligado a reducirlo todo al consumo”.

El Papa les recordó que “el 12 de junio de 2010 la Iglesia proclamó beato al primer periodista laico, Manuel Lozano Garrido, más conocido como Lolo”, que “vivió en los días de la Guerra Civil española, cuando ser cristiano significaba arriesgar la vida”.

“A pesar de la enfermedad que le obligó a vivir veintiocho años en una silla de ruedas, nunca dejó de amar su profesión. En su ‘decálogo del periodista’ recomienda ‘pagar con la moneda de la franqueza’, ‘trabajar el pan de la información limpia con la sal del estilo y la levadura de la eternidad’ y no servir ‘ni pasteles ni platos picantes, sino el buen bocado de la vida limpia y esperanzadora’. ¡Realmente un buen ejemplo a seguir!”, afirmó.

BULGARIA | La independencia de los medios de comunicación públicos bajo amenaza

24 Septiembre 2019.

Foto: Pixabay

Tomado de: RSF.

Reporteros Sin Fronteras (RSF) denuncia la presión política que llevó a la suspensión temporal de una periodista de la radio pública búlgara y a la interrupción de las emisiones durante varias horas el pasado 13 de septiembre.

Célebre por la calidad de sus entrevistas, Silvia Velikova es una de las periodistas más respetadas de la radio nacional búlgara (BNR) donde trabaja desde hace 26 años. Sin embargo, el pasado 12 de septiembre, Velikova recibió, por sorpresa, la notificación de su cese inmediato como presentadora. Según la periodista, esta decisión tiene mucho que ver con  el controvertido nombramiento del futuro Fiscal General de Bulgaria el próximo mes.

La dirección de BNR no contaba, sin embargo, con la reacción de solidaridad de los colegas de la periodista que, a la mañana siguiente, organizaron una protesta por el cese de Velikova, lo que obligó a la suspensión de todas las emisiones durante más de cinco horas. A raíz de esta manifestación sin precedentes, la periodista fue readmitida en su puesto, aunque obligada a compartir el micrófono de su emisión para respetar el «pluralismo de opiniones».

«Este intento de ‘amordazar’ a un periodista para proteger al único candidato del partido gobernante al cargo de fiscal, ilustra la falta de independencia de la radiodifusión pública búlgara y la intrusión de algunos líderes políticos en su línea editorial», sostiene Pauline Adès-Mével, responsable de la oficina de la Unión Europea y los Balcanes. «A medida que avanzan las presiones sobre la prensa independiente del país, el posible nombramiento de Ivan Geshev como fiscal general del Estado el próximo 24 de octubre, nos hace temer un endureciento de la fiscalía pública contra los periodistas».

Aunque la dirección de la radio siguió aludiendo a «un incidente técnico» para justificar la suspensión temporal de la emisión, el primer ministro, Boyko Borrisov, tuvo que intervenir públicamente y exigir que la periodista fuera readmitida.

Por otra parte, el director del programa responsable de la sanción se vio obligado a dimitir. La oficina del fiscal declaró que «no se ha podido establecer un vínculo» entre la suspensión de la señal de la BNR y la privación de emitir a la periodista. Sin embargo, la editora jefe de la emisora, Daniela Kusovska, declaró que tenía constancia de las presiones «de muy alto nivel» ejercidas sobre el director general de la BNRSvetoslav Kostov, para que destituyese a la periodista.

La situación es tan grave que el propio presidente de la República habló recientemente sobre la crisis: «La suspensión de la radio nacional muestra nuevamente la necesidad de identificar a quién gobierna los medios públicos y cómo… Es obvio que el Estado se dirige desde el teléfono de alguien y no desde las instituciones, como es la práctica normal en Europa», comentó el presidente de la República.