“Los periodistas, para entregar su información, buscan cada día nuevos recursos, se redescubren a diario y se nota el interés por llevar al medio de comunicación a la calle, por conocer nuevas voces, nuevos personajes y nuevos pensamientos”, dijo la periodista y presentadora de televisión María Lucía Fernández, integrante del jurado del Premio CPB 2020.
“Después de analizar los 1.055 trabajos presentados considero que el periodismo se estructura cada vez más. Hay un gran afán por los buenos cubrimientos noticiosos. Fue difícil la elección de los ganadores en las once categorías. Es una de las experiencias más placenteras que he tenido en mi vida profesional”, agregó.
“El periodismo va en el camino de llevar, cada vez más, a los medios de comunicación a la calle. Creo que es una fortaleza y se revive ese espíritu inicial de darles voz los que no tienen voz, hacer interesantes debates, caminar tras la información, descubrir a nuevos personajes. Son periodistas que buscan la noticia y no que la noticia les llegue. Así se vislumbra el camino hacia donde tiene que encaminarse ahora el Periodismo”, explicó.
“Hay temas que desde luego son muy sensibles, como las injusticias sociales, la minería ilegal, todo lo relacionado con el medio ambiente y muchos más, pero también hay un trabajo proactivo en otros temas. Me llamó poderosamente la atención, por ejemplo, el recurso de las nuevas plataformas como el Podcast y también la tendencia que han tenido los periodistas de condensar historias a través de los libros, temas que no necesariamente se pueden contar en los medios tradicionales como la prensa, la radio y la televisión. Se ha encontrado en el libro y la literatura nuevas formas de hacer Periodismo”, manifestó.
Los ganadores en las once categorías de los Premios de Periodismo del Círculo de Periodistas de Bogotá se darán a conocer el próximo viernes 7 de febrero en La Noche de los Mejores, en ceremonia que será llevado a cabo en el Teatro Cafam, con la producción de Caracol Televisión y la transmisión en vivo del Canal Capital.
María Lucía Fernández nació en Bogotá, donde cursó estudios de Comunicación Social en la Universidad Javeriana. Ejerció el periodismo en Panorama, QAP y en 1995 ingresó a Caracol para presentar el Noticiero de las 7:30 p.m. Desde 2011 es co presentadora del programa Séptimo Día y durante 2018 llevó a los televidentes la sección Código Caracol.
Hizo parte de la mesa central de Caracol Radio con Darío Arizmendi. Es la presentadora de la emisión central del Noticiero Caracol.
Se ha destacado como presentadora de Noticias Caracol, no solo por su amplia trayectoria en este noticiero (desde que fue creado en 1995), sino por sus entrevistas a reconocidos personajes de la política y la vida pública colombiana.
Por su trabajo como presentadora de televisión recibió el Premio India Catalina.
Las acusaciones contra Julian Assange en Estados Unidos y contra Glenn Greenwald en Brasil pueden ser el modelo para una ofensiva global contra la libertad de prensa.
Cuando Julian Assange, fundador de WikiLeaks, fue acusado el año pasado por el gobierno de Donald Trump por la publicación de documentos secretos del gobierno estadounidense casi una década antes, muchos periodistas manifestaron una profunda preocupación por el peligroso precedente que el caso podría sentar para el periodismo de investigación en Estados Unidos.
Sin embargo, pocos parecieron considerar que el caso también podría servir como ejemplo para otras naciones dispuestas a frenar la libertad de prensa.
El martes 21 de enero, Glenn Greenwald —un periodista estadounidense que reside y trabaja en Brasil—, fue acusado de cometer delitos cibernéticos por una serie de reportajes en los que se publicaron mensajes privados entre funcionarios brasileños que revelaron corrupción y abusos en los más altos niveles del gobierno de Brasil. Los fiscales brasileños que presentaron la demanda penal afirmaron que Greenwald formaba parte de una organización delictuosa que intervenía los teléfonos celulares de funcionarios gubernamentales. El periodista ha negado los cargos (una aclaración: Greenwald es cofundador de The Intercept, donde trabajo como reportero; yo también dirijo el Fondo para la Defensa de la Libertad de Prensa First Look, que es parte de la organización sin fines de lucro de la que forma parte The Intercept).
El caso contra Greenwald es siniestramente similar al caso contra Assange del gobierno de Trump. En abril de 2019, el Departamento de Justicia de Estados Unidos acusó a Assange de ayudar a una fuente —Chelsea Manning, exanalista de inteligencia del ejército—, a obtener acceso a la base de datos computarizada del ejército estadounidense. En mayo de 2019, los cargos en su contra se ampliaron y fue acusado formalmente conforme a la Ley de Espionaje por la publicación en WikiLeaks de documentos militares y diplomáticos del país.
Ambos casos se basan en parte en un nuevo concepto procesal que consiste en que se puede probar que el periodismo es un delito centrándose en las interacciones entre los periodistas y sus fuentes. Ahora los fiscales están analizando los procesos mediante los cuales las fuentes obtienen información clasificada o privada, que luego les entregan a los periodistas. Dado que actualmente dichas interacciones son principalmente electrónicas, los fiscales buscan penalizar al periodismo recurriendo a leyes antihackeo para implicar a los reporteros en la presunta actividad delictiva de sus fuentes al obtener acceso, sin autorización, a datos en computadoras o celulares.
Esta estrategia frontal da al gobierno una enorme ventaja sobre los periodistas y, en Estados Unidos, proporciona una manera de evadir las preocupaciones relacionadas con la Primera Enmienda. Si estos casos se vuelven modelos para los fiscales en Estados Unidos y otras naciones los copian, casi todo periodista de investigación acabará siendo susceptible de ser acusado y encarcelado.
Tanto el gobierno de Trump como el de Jair Bolsonaro, el presidente de Brasil, parecen haber decidido experimentar con esas tácticas draconianas contra la prensa poniéndolas a prueba con figuras que les resultan molestas.
De hecho, en el momento de su acusación formal el año pasado, ya había un debate dentro de los medios sobre si debería considerarse periodista a Assange.
En 2010, cuando WikiLeaks comenzó a publicar las filtraciones importantes de los documentos del gobierno estadounidense obtenidos de Manning, Assange surgió de manera repentina como un nuevo actor en el paisaje periodístico moderno. Bajo su liderazgo, WikiLeaks publicó los documentos filtrados, además de compartir muchos de ellos con otras importantes organizaciones noticiosas, entre ellas The New York Times.
Además de publicarlos, Assange fungió como intermediario entre las fuentes y los periodistas, lo cual dificultó poder definir su labor periodística. Su participación posterior en el caso entre Trump y Rusia —en 2016, WikiLeaks obtuvo e hizo públicos correos electrónicos, así como otros documentos de la campaña presidencial de Hillary Clinton y el Comité Nacional Demócrata, de un hacker que se creía que estaba relacionado con la inteligencia rusa— lo transformó en un personaje aún más incendiario con poco apoyo público (los cargos federales contra Assange no se relacionan con su participación en la campaña de 2016).
Greenwald se ufana de ser un personaje polémico y desdeñoso de los medios establecidos y, de hecho, hemos tenido enfrentamientos públicos en relación con nuestras posturas divergentes sobre el caso de Trump y Rusia. Sin embargo, también es un periodista apasionado que sobresalió en 2013 por su cobertura ganadora del Pulitzer de una enorme cantidad de documentos de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense que fueron filtrados por Edward Snowden, excontratista de ese organismo.
El año pasado, Greenwald consiguió otra filtración importante, los mensajes privados de funcionarios del gobierno brasileño en relación con un importante caso de corrupción que condujo a la sentencia del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
El reportaje de Greenwald reveló que la investigación que produjo la sentencia del exmandatario estuvo fuertemente politizada y plagada de corrupción. Los reportajes fueron incendiarios en Brasil y, en última instancia, ayudaron a que Da Silva fuera puesto en libertad en noviembre.
Sin embargo, la labor periodística de Greenwald enfureció a Bolsonaro, quien meses antes de que se presentara la denuncia del 21 de enero ya lo había amenazado.
En una entrevista que le hice el jueves 23 de enero, Greenwald aceptó que hay paralelos entre su caso y el de Assange y agregó que no cree que Bolsonaro habría actuado en contra de un periodista estadounidense de haber pensado que el presidente Donald Trump se opondría.
El Departamento de Estado estadounidense no ha emitido ninguna declaración sobre el caso de Brasil contra Greenwald, lo cual en gobiernos pasados habría sido una práctica habitual.
“Esto se trata de actuar contra los reporteros que están publicando información que es vergonzosa y no es como el 90 por ciento de las filtraciones que salen de Washington y que son filtraciones oficiales diseñadas para apoyar a la gente en el poder”, dijo Joshua Dratel, abogado de defensa penal en Nueva York que ha representado a informantes importantes y que también representó a WikiLeaks en una demanda civil en su contra presentada por el Comité Nacional Demócrata.
De hecho, la retórica y las acciones de Trump contra la prensa han alentado a regímenes autoritarios de todo el mundo a procesar y encarcelar a los periodistas, así como a imponer nuevas leyes contra la prensa y otras medidas diseñadas para restringir la cobertura negativa.
Joel Simon, director ejecutivo del Comité para la Protección de los Periodistas, dijo en una entrevista que una de las tácticas más recientes que se están diseminando por todo el mundo es la creación de leyes contra las “noticias falsas”, cuya definición es vaga, y que criminalizan las noticias que a los funcionarios gubernamentales les parecen equivocadas. “Noticias falsas” es, por supuesto, una frase que Trump ha ayudado a popularizar.
“Esta semana Catar acaba de promulgar una ley contra las noticias falsas”, comentó Simon, y advirtió que Singapur también tiene una. “Estas leyes contra las noticias falsas están totalmente correlacionadas con el gobierno de Trump”.
La prueba más trágica de que Trump está permitiendo la mano dura contra la prensa ha sido su fracaso en hacer rendir cuentas al líder de Arabia Saudita, el príncipe heredero Mohamed bin Salmán, por el brutal asesinato en 2018 de Jamal Khashoggi, periodista de The Washington Post. “El gobierno de Trump ha encubierto el asesinato de Khashoggi”, afirmó Simon.
Aunque, según Simon, los gobiernos de Bush y Obama fueron “inconsistentes” en cuestiones relacionadas con la prensa, “estaban dispuestos a debatir preocupaciones en torno a la libertad de expresión con otro país en el marco de la relación bilateral. Eso ya no existe con Trump”.
Será trágico si los periodistas se encogen de hombros ante el ataque contra Greenwald y no ven este caso con todas sus implicaciones: que los ataques contra la prensa como los de Trump se están diseminando como un virus por todo el planeta.
El Vaticano desveló, el viernes 24 de enero, el mensaje del papa Francisco para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, celebrada ese mismo día.
“La humanidad se merece relatos que estén a su altura”, afirma el Papa en su mensaje, que denuncia firmemente los “chismes y habladurías” que “narcotizan”.
Cada año, los periodistas y comunicadores (así como los sordomudos) celebran el 24 de enero el día de “su” santo patrón, San Francisco de Sales. La fecha fue elegida para ser la Jornada de las Comunicaciones Sociales. Los Papas sucesivos mantuvieron la tradición de publicar un mensaje para esta jornada.
“El hombre es un ser narrador”, afirma el papa Francisco en su mensaje para la edición 2020 de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. “Desde la infancia tenemos hambre de historias”, prosigue en este documento de unos veinte párrafos, porque estas “nos enseñan; plasman nuestras convicciones y nuestros comportamientos; nos pueden ayudar a entender y a decir quiénes somos”, a encontrar “motivaciones heroicas para enfrentar los retos de la vida”.
La Sagrada Escritura, “Historia de historias”
Sin embargo, a pesar de que “necesitamos respirar la verdad de las buenas historias”, “nuestro relato se ve amenazado: en la historia serpentea el mal”, escribe el Papa, y “casi no nos damos cuenta de cómo nos volvemos ávidos de chismes y habladurías; de cuánta violencia y falsedad consumimos”. Mediante estos relatos basados en una “falsificación” que “alcanza niveles exponenciales”, y “falsamente persuasivos”, “se despoja al hombre de la dignidad”, acusa gravemente el Papa, que considera que estos relatos “narcotizan”.
Es necesario “crear relatos bellos, verdaderos y buenos […] que saquen a la luz la verdad de lo que somos, incluso en la heroicidad ignorada de la vida cotidiana”. Y para ello, el Papa invita a basarse en la Sagrada Escritura, “Historia de historias”. La Biblia, asegura, es “la gran historia de amor entre Dios y la humanidad” que “se transmite sobre todo contando, de generación en generación”.
Dejar siempre lugar a la redención
Para Francisco, “el Dios de la vida se comunica contando la vida”. Es más, “en la historia de cada hombre, el Padre vuelve a ver la historia de su Hijo que bajó a la tierra”. Así, “la humanidad se merece relatos que estén a su altura, a esa altura vertiginosa y fascinante”.
El mensaje, firmado por el Papa, invita por tanto a cada persona a “contarse al Señor”, para “entrar en su mirada de amor compasivo”. Del mismo modo, afirma, es necesario “aprender a dejar espacio a la redención”, “incluso cuando contamos el mal”. No se trata, por tanto, según el Papa, de seguir la “lógica del storytelling”, “sino de rememorar lo que somos a los ojos de Dios”.
La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) condenó las recientes medidas represivas del gobierno de Cuba contra periodistas independientes que incluyen arrestos temporales, interrogatorios, amenazas de juicio, acoso, prohibición de viajar al extranjero, citaciones, interrogatorios y otro tipo de agresiones.
El presidente de la SIP, Christopher Barnes y el presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información, Roberto Rock, expresaron su condena a la constante represión gubernamental que busca silenciar a «los valientes periodistas y medios independientes» en Cuba.
El 27 de enero se le prohibió salir del país al editor jefe del portal de noticias 14ymedio, Reinaldo Escobar. El periodista tenía previsto viajar a Colombia a donde fue invitado por una universidad a participar en una conferencia. Al solicitar una explicación, el oficial de Inmigración y Extranjería del aeropuerto lo conminó a visitar la estación de policía de su zona de residencia para conocer la razón del impedimento pese a no estar procesado, ni investigado por delito alguno, así como no tener multas pendientes ni antecedentes penales, según 14ymedio.
El año pasado también se le prohibió la salida del país a los reporteros Luz Escobar y Ricardo Fernández de 14ymedio; así como a Abraham Jiménez Enoa, de El Estornudo y a Boris González Arenas, Maykel González Vivero y Jorge Amado de otros medios independientes.
El 8 de enero la policía allanó la residencia de Iliana Hernández, colaboradora de CiberCuba, confiscó su computadora, un teléfono móvil, documentos, y acusó a la periodista de recibir bienes robados, delito castigado en el Código Penal con la privación de libertad de hasta un año, según denuncia del Comité para la Protección de los Periodistas. Pese a que Hernández presentó documentos que legitimaban la adquisición del equipo requisado este no le fue devuelto. Además, fue amenazada con aplicársele una multa por la difusión de «información contraria al interés social, la moral, las buenas costumbres y la integridad de las personas».
A mediados de enero la familia del periodista y abogado, Roberto de Jesús Quiñones Haces, condenado a un año de prisión y encarcelado desde septiembre pasado, denunció el deterioro de su salud.
Barnes, director general del diario jamaiquino The Gleaner y Rock, director del portal mexicano de noticias La Silla Rota, reiteraron la denuncia de la SIP sobre la represión en Cuba que se ampara en el marco jurídico de la Constitución, el Código Penal, así como en otras leyes y decretos que justifican las sanciones al ejercicio libre de las libertades de expresión y de prensa.
La SIP es una entidad sin fines de lucro dedicada a la defensa y promoción de la libertad de prensa y de expresión en las Américas. Está compuesta por más de 1.300 publicaciones del hemisferio occidental; y tiene sede en Miami, Florida, Estados Unidos.
Los retos que encaran los periodistas hispanos en Estados Unidos ante las coberturas de temas complejos como el juicio político al presidente Donald Trump, el proceso electoral que culminará con las elecciones generales de noviembre, las noticias sobre Inmigración, Rusia, Irán, etc., son el enfoque de una nueva edición de la serie de podcasts «Periodismo bajo Riesgo» bajo la producción de la presidente de la Comisión de Internet de la SIP, Martha Ramos.
Este es el octavo programa de la serie iniciada por Ramos en marzo de 2019 que incluye temas como la violencia contra periodistas, los riesgos para periodistas mujeres, las misiones internacionales de la SIP y La Declaración de Salta. El nuevo podcast incluye entrevistas con la vicepresidente senior y gerente general de CNN en Español, Cynthia Hudson, el director de Noticias del canal internacional NTN24, Gustau Alegret y la directora de programas del Fondo para Periodismo de Investigación en Washington DC, Ana Arana.
Martha Ramos es editora general editorial de Organización Editorial Mexicana (OEM), una de las principales editoriales de periódicos de América Latina.
El programa de 27 minutos de duración es co-presentado por el periodista mexicano Alejando Jiménez. Puede accederse aquí.
La serie «Periodismo bajo Riesgo» está dirigida a acrecentar la preocupación pública por temas relevantes para la libertad de prensa en el hemisferio occidental que, a menudo, reciben poca cobertura en los medios de comunicación. La iniciativa cuenta co el respaldo del vicepresidente ejecutivo de OEM, Francisco Torres Vázquez.
Los socios de la SIP pueden reproducir este trabajo en el sitio web de la SIP en SoundCloud o desde estas otras plataformas:
La Organización Mundial de la Salud declara al coronavirus una emergencia de salud pública de preocupación internacional
La Organización Mundial de la Salud ha declarado que el nuevo brote de coronavirus es una emergencia de salud pública de interés internacional, luego de que un comité de emergencia se reuniera el jueves en Ginebra.
La semana pasada, la organización dijo que el virus aún no constituía la declaración de emergencia. Pero con un número creciente de casos y evidencia de transmisión de persona a persona, el liderazgo de la OMS convocó nuevamente al comité debido al “potencial de un brote mucho mayor”, dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, a periodistas. a principios de esta semana.
La OMS define una emergencia de salud pública de interés internacional como “un evento extraordinario” que constituye un “riesgo para la salud pública de otros Estados a través de la propagación internacional de enfermedades” y “potencialmente requiere una respuesta internacional coordinada”. Las emergencias anteriores han incluido el ébola, el zika y la gripe H1N1.
Un estudio detecta células que se esconden en un nicho en las glándulas submucosas y se expanden después de que el tabaco haya provocado lesiones.
El cáncer de pulmón se cobra aproximadamente dos millones de vidas al año en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. El consumo del tabaco tiene la responsabilidad de entre el 80% y el 90% de los casos de esta enfermedad. Fumar esta sustancia nociva provoca entre 1.000 y 10.000 mutaciones y alteraciones anormales por cada célula y deja, así, vía libre a la formación de tumores. Un estudio, publicado este miércoles en Nature, demuestra que dejar este hábito, como lo ha hecho casi el 20% de la población española, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, despierta unas células sanas que ayudan a los pulmones a regenerarse.
Peter Campbell, autor principal del estudio e investigador del Instituto Wellcome Sanger asegura que la gente que lleva fumando 30, 40 años o incluso más y que cree que ya es demasiado tarde para dejar de fumar, se equivoca. «Lo más increíble de nuestro estudio es que demuestra justamente que incluso fumando 15.000 paquetes de cigarrillos a lo largo de una vida, como uno de nuestros participantes, algunas de les células no muestran daños por culpa del tabaco», explica.
El equipo de investigadores de Campbell, del Instituto Wellcome Sanger y de la Universidad College de Londres (UCL), ha secuenciado el genoma de 632 colonias del epitelio bronquial de 16 personas: tres niños, cuatro que nunca fumaron, seis que lo dejaron y tres actuales fumadores. Todas las células analizadas, incluso las de los no fumadores, presentaron un aumento de las mutaciones por el envejecimiento. Cada año, se estima que las células viven 22 mutaciones adicionales. Esta cifra se debería incrementar, según datos del estudio, a 2.330 en antiguos fumadores y 5.300 en actuales consumidores. Sin embargo, unas células desconocidas hasta ahora no correspondieron a las expectativas. Presentes únicamente en los exfumadores, estos elementos diminutos mostraron niveles de mutación similares a los encontrados en los no fumadores de la misma edad.
Estas células, según cuentan los autores, son “claramente protectoras contra el cáncer”, ausentes, o todavía imperceptibles, en los órganos de los fumadores actuales y cuatro veces más frecuentes en los participantes que habían dejado el consumo de cigarrillos. Las células no presentan casi huellas cancerígenas y sus telómeros (extremidades de los cromosomas) son más largos, lo que significa que no han sufrido muchas divisiones en comparación con las células afectadas.
El estudio precisa que no queda claro cómo nacen estás células, cómo resisten a las mutaciones que sufren sus vecinas y porqué, sobre todo, aparecen en las personas que han dejado de fumar y no también en los fumadores actuales. Una de las posibilidades, aunque merezca aclaraciones, es que estas células madres que actúan como héroes, ocupan un área protegida en las glándulas submucosas y se expanden tras una lesión pulmonar. Este nicho físicamente apartado podría explicar su impermeabilidad frente al daño.
Los beneficios, tras parar de fumar, comienzan de inmediato, según escriben los autores, y se incrementan con el paso del tiempo. La aparición de estas células misteriosas que sacan la cabeza tras la batalla, muestra la capacidad de recuperación y regeneración del pulmón a cualquier edad. Dejar de fumar a cualquier edad no solo ralentiza la acumulación de más daños, sino que también despierta células ilesas, según confirma el profesor Sam Janes de la UCL y coautor del estudio. «Con investigaciones adicionales podríamos entender cómo estas células protegen contra el cáncer, lo que podría conducir a nuevas terapias contra esta enfermedad», concluye.
Para Álvaro Rodríguez-Lescure, presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica, este estudio ilustra un hecho que ya se conocía desde hace mucho: dejar de fumar aporta beneficios. Y ahora sabemos por qué. «Siempre es importante prevenir y evitar que se empiece a fumar, pero ahora tenemos una confirmación que, de cierta forma, es reversible», explica el experto. Pero, pese a que el tejido del aparato respiratorio puede restablecerse, nunca, tras haber consumido tabaco, se puede recuperar como antes, en definitiva, como el de alguien que jamás ha fumado. Eso sí, los riesgos acumulados se reducen con el paso del tiempo. La población de células nuevas actúa y termina dominando, y aunque el riesgo no desaparecerá nunca, la probabilidad que suceda tenderá a disminuir. Rodríguez-Lescure insiste también en que el 40% de los cánceres son prevenibles y que «la pelota está en el tejado personal de cada uno de nosotros», ya que ese porcentaje de tumores está relacionado con el estilo de vida que se elige.
Xosé Bustelo, profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), presidente de ASEICA (Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer) resalta otro aspecto interesante del trabajo británico. “Demuestra que el daño genético del tabaco afecta a la gran mayoría de las células del epitelio de nuestros pulmones. También que hay un porcentaje de células, cerca del 25%, que tienen alteraciones genéticas que causan el cáncer”, precisa. Antes de acabar, el experto insiste en mencionar también que el estudio da una dimensión de las diferencias en la financiación entre el Reino Unido y España. Este proyecto se financió con casi 25 millones de euros, más del doble de lo que dedica la Agencia Estatal de Investigación para financiar todos los proyectos de cáncer de los investigadores españoles. “Eso da una idea de la dimensión en que nos movemos” concluye.
A lo largo de los últimos 30 años, el número de brotes virales se ha incrementado y las enfermedades infecciosas de rápida propagación -como el actual coronavirus en China- se están volviendo cada vez más comunes. Pero, ¿por qué?
Es un hecho evidente que hay muchas más personas en este planeta que nunca antes -la población global es de 7.700 millones y continúa en ascenso- y también estamos viviendo cada vez más cerca los unos de los otros.
Más gente ocupando menos espacio significa un mayor riesgo de exposición a los patógenos que causan enfermedades.
El coronavirus que surgió en Wuhan, China, parece ser transmitido entre los humanos por las gotitas despedidas cuando las personas tosen o estornudan. El virus puede sobrevivir por corto tiempo fuera del cuerpo, así que el emisor y el receptor deben estar relativamente cerca para que se produzca el contagio.
En 2014, la epidemia de Ébola se transmitía a través de la sangre u otros fluidos corporales, sólo aquellos en proximidad cercana podían caer infectados.
Pero no todos los virus se pasan de humano a humano. El zika, por ejemplo, se contagia por picadura de mosquitos a humanos pero también se beneficia de la cercanía entre las personas.
Los mosquitos que transmiten este virus prosperan en zonas urbanas donde pueden alimentarse de la sangre humana. Se reproducen en lugares densamente poblados, húmedos y cálidos.
Desde 2007, más humanos han vivido en ciudades que fuera de ellas. Más de 4.000 millones de personas viven ahora en 1% de la masa terrestre de la tierra.
Y muchas de las ciudades a las cuales nos estamos mudando no están preparadas para nosotros. Así que muchas personas terminan en zonas marginadas, sin acueducto ni un sistema de aguas residuales adecuado, permitiendo la rápida propagación de las enfermedades.
Aviones, trenes y automóviles significan que un virus puede viajar al otro lado del mundo en menos de un día. En unas pocas semanas, se registraron posibles brotes de coronavirus en más de 16 países.
En 2019, las aerolíneas transportaron 4.500 millones de pasajeros -diez años antes apenas fueron 2.400 millones.
Wuhan es una de las paradas principales del servicio de tren rápido de China y el virus surgió precisamente cuando el país asiático se alistaba a dar inicio a la mayor migración humana en la historia -más de 3.000 millones de viajes a través de todo el territorio para la celebración de Año Nuevo lunar.
Una de las peores pandemias jamás registradas fue la influenza de 1918, conocida como la gripe española. Brotó en Europa durante otro período de migración masiva, hacia el final de la Primera Guerra Mundial.
Cuando la influenza empezó a propagarse, los soldados estaban regresando a sus países de origen y portaron la gripe con ellos. Llevaron el virus a comunidades que no habían desarrollado una resistencia contra éste, tomando completamente por sorpresa sus sistemas inmunes.
Un estudio realizado por el virólogo John Oxford afirma que la fuente del virus pudo haber sido un campamento transitorio por el cual pasaban unos 100.000 soldados cada día.
Aun antes de la era de la aviación, la epidemia se propagó a casi todas partes del mundo. Cobró las vidas de entre 50 millones y 100 millones de personas.
Con todo y eso, le tomó a la gripe española entre seis y nueve meses para diseminarse por el mundo. En una época cuando podemos viajar alrededor de planeta en un día, un nuevo virus infeccioso podría propagarse mucho más rápido.
Más carne, más animales, más enfermedades
Ébola, SARS (síndrome respiratorio agudo severo) y ahora el coronavirus de Wuhan son todos virus zoonóticos, trasmitidos de animales a humanos.
El nuevo coronavirus parece haberse originado en una mercado de carne que vende animales vivos. Los primeros informes especularon que pudo haber sido trasmitido por serpientes.
En estos días, casi tres de cada cuatro enfermedades son zoonóticas.
Nuestro apetito global por la carne va en aumento, las crías de animales se están expandiendo a medida que partes del mundo se enriquecen y desarrollan una dieta con mayor contenido de carne.
En China, los mercados de animales vivos y de carne son comunes en áreas densamente pobladas. Eso podría explicar por que dos de las últimas epidemias tuvieron su origen allí.
Los virus de las gripes tienden a infectar a los humanos por la vía de animales domésticos. Así que las probabilidades de que animales infectados entren en contacto con humanos también van en aumento.
Además, a medida que nuestras ciudades se expanden, invaden zonas rurales donde los humanos entran en contacto con animales salvajes. La fiebre de Lassa se propagó de esta manera -cuando la gente empezó a despejar los bosques para la agricultura, las ratas que allí vivían tomaron refugio en las casas y trajeron con ellas la fiebre de Lassa.
Simplemente no estamos preparados
Aunque el mundo está más conectado que nunca antes, todavía no contamos con un sistema global de salud que pueda responder a estas amenazas.
Para detener el brote, dependemos de los gobiernos de los países donde surgen. Si no actúan, todo el planeta está en riesgo.
Eso no pudo quedar más evidente que en África Occidental, durante el brote de ébola. Cuando los sistemas de salud locales en Guinea, Liberia y Sierra Leona fracasaron en detener la propagación del virus.
El ébola mató a 11.310 personas en África Occidental.
Por fortuna para el resto del mundo, ese es un virus que se propaga lentamente, pero los virus respiratorios como la influenza y el coronavirus se diseminan mucho más rápido.
Tampoco ayuda que los brotes son más probables que ocurran en lugares pobres con sistemas de salud inadecuados. La falta de regulaciones, educación sobre higiene o instalaciones sanitarias, así como una densa población aumentan el riesgo.
Al mismo tiempo, muchos de estos países sufren una fuga de cerebros de sus mejores profesionales de la salud.
Muy pocos sistemas de salud están dispuestos a invertir sus escasos recursos en prevención de brotes extremos de enfermedades que pueda que no ocurran. Cuando la gripe porcina sucedió hubo un lanzamiento global de fármacos, que fue criticado por la sobrerreacción contra un virus que terminó siendo leve.
Aunque contamos con la tecnología para desarrollar fármacos que podrían salir al paso de algunos de estos virus, para la industria farmacéutica no vale la inversión -si el virus sólo va a matar unos cuantos miles, no hay dinero para hacer.
A pesar de que sabemos que van a suceder, no podemos pronosticar dónde y cuándo se darán. La mayoría de los brotes de enfermedades infecciosas casi siempre nos toman por sorpresa.
Buenas noticias
Aunque estamos viendo más brotes que nunca antes, menos personas se están enfermando y muriendo a causa de ellos, según un estudio del Royal Society, una academia científica en Reino Unido.
Cuando las economías crecen rápidamente, como hemos visto en China, la higiene básica y el acceso hacia el cuidado de salud mejoran. Igualmente los sistemas de comunicación que difunden mensajes sobre cómo evitar la infección.
Los tratamientos son mejores, más personas tienen acceso a estos y nos estamos volviendo más efectivos con la prevención. Las vacunas se desarrollan mucho más rápido.
De ninguna manera la respuesta global es perfecta, pero estamos mejorando la capacidad de detectar y responder a los brotes.
Un país como China puede construir un hospital con 1000 camas en una semana, algo que hubiera sido completamente impensable en 1918.
Se aproxima la fecha en la que se conocerán los ganadores del Premio CPB 2020, el premio de periodistas para periodistas.
El viernes 7 de febrero, durante la ceremonia La Noche de los Mejores, que se emitirá desde el Teatro Cafam, Colombia sabrá cuáles de los 1055 periodistas que postularon trabajos recibirán la estatuilla El Sacrificado.
A partir de las 7 de la noche, el Canal Capital, con la producción de Caracol Televisión, llevará a los televidentes el acto que congregará a lo más granado del periodismo nacional, de la vida política y empresarial.
“El Premio CPB, máximo certamen del Círculo de Periodistas de Bogotá, exige una labor sin interrupción de más de cinco meses. Este año, 1055 periodistas enviaron en total quinientos dos trabajos que en este momento pasan por el tamiz de un calificado jurado y pre jurado que analizan, entre otros factores, la investigación, el rigor periodístico, la confrontación de fuentes, el criterio, la independencia y el sentido periodístico. Los trabajos seleccionados serán subidos a la página web del CPB para que los conozcan los colombianos y, sobre todo, los estudiantes de las facultades de Comunicación Social y Periodismo”, dijo Gloria Vallejo, presidente del CPB.
“Contamos este año con un calificado jurado de primer nivel, el aporte y apoyo de Cafam, de Movistar y de Andrés Chamorro Iluminación. Tendremos una producción impecable de Caracol Televisión, al frente de la cual está Amparo Pérez, socia del CPB y directora de Doble Vía, y con la transmisión de Canal Capital, gracias al beneplácito dado al Círculo por la alcaldesa de Bogotá y colega, Claudia López”, agregó Gloria Vallejo.
Las categorías que participan son once: prensa, radio, televisión, medios virtuales, tesis de pre grado, opinión, caricatura, fotografía, mejor trabajo de corresponsal, mejor trabajo de cámara y mejor libro escrito por un periodista.
De nuevo este año el premio CPB cuenta con un jurado integrado por periodistas de primer nivel: Juan Gossaín, Juan Esteban Constaín, Fernando Ramos, Sandra Borda, Marisol Cano, María Lucía Fernández, Fernando Quijano y Germán Rey.
El joven periodista, oriundo de Brandsen, tomo la iniciativa de ver al periodismo en su totalidad y enfocarse en marcar “ambos lados del mostrador”, con sus pros y contra –Nicolás Bresky– busca difundir la noticia con sus matices y marcar la “neutralidad” que nunca se ha visto en los grandes medios.
Con cuatro años recorriendo las calles de la ciudad, Bresky dialogó con NOVA y explicó que “El periodismo no se tiene que casar con nadie. Siempre hay que dar una visión neutral por más ideología que se tenga”.
En este sentido, aclaró que existe el “periodismo militante” pero “para hacer periodismo no tenés que ser militante, tenés que dejar de lado está cuestión para tener una opinión general. Si no se separa de ello, siempre se va a tirar a favor de uno y en contra de otro. Cuando se habla de militante, se habla de fanatismo”.
Por ello, el joven de 26 años –quien se encuentra finalizando su carrera en Comunicación Social en la Facultad de Periodismo de la UNLP- resaltó que el periodismo en sí es “el tratamiento, interpretación, redacción y consiste en la obtención y difusión de información. Siempre hay que hacer un uso responsable de la misma porque hay que chequear la información, la podemos recibir pero siempre hay que corroborar”.
La tecnología en su trabajo
Nicolás Bresky trabaja en Multimedios Brandsen y resaltó desde sus comienzos en la profesión que la tecnología tiene cosas “buenas y malas”. “Hoy la tecnología ha invadido tanto para bien y para mal. Hoy cualquiera saca una foto o vídeo de algún accidente por ejemplo, lo difunde y ya está haciendo periodismo. No se espera al medio para transmitir e informar. Algunos esperan y otros no, pero perjudica a los profesionales”, explicó.
Pero, consciente de que la tecnología avanzará a lo largo de los años resaltó que “hay que saber utilizar estas herramientas” porque “la tecnología también ayuda al periodismo”. En este sentido, dijo: “Hay que tomarla con pinza. El uso de la tecnología ha disminuido el trabajo del periodismo, ya que está todo digitalizado. Pero a la vez, puede buscarse una nueva salida para hacer el periodismo que amamos”.
Recomendación a sus colegas
Pensando en las nuevas eras de comunicación, el periodista de Brandsen se tomó unos segundos para hablar con sus colegas y dijo: «Hay que seguir estudiando, perfeccionándose y hacer la profesión a conciencia, es una carrera muy linda, estar informados todo el día por medios digitales, por la radio o televisión. No hay que bajar los brazos, podes trabajar del informativo, policial, digital, televisión, radio, entre otras, es una carrera complicada donde es difícil buscar un lugar pero si vas al máximo y le metes con ganas, podes llegar a hacer grandes cosas”.
A medida que se va haciendo cada vez mayor el mercado de las compras online, más y más usuarios recurren a Google o a los comentarios de usuarios en las fichas de los propios productos para conocer la opinión sobre un determinado producto que desean adquirir.
Sin embargo, con las excepciones que haya, honrosas en muchos casos, cuando un usuario busca opiniones sobre un producto que tiene en mente comprar y recurre a Google, aparte de las tiendas que lo venden, la mayor parte de las primeras posiciones están ocupadas por webs de nicho que recomiendan casi siempre productos de afiliación, aquellos por los que la tienda le paga una comisión (casi siempre Amazon), incluso con plugins automatizados que extraen automáticamente la información de Amazon.
En muchísimas ocasiones todos los productos son, según esas webs, chollos, oportunidades que no pueden dejarse escapar, gangas, grandes productos, etc., pero ni los han probado ni se preocupan demasiado, ya que la prioridad es captarlos por Google, posicionando bien la página, y reenviarlos a Amazon, arrastrando con ello la cookie, para poder cobrar por cuantos productos compre este usuario.
No aparecen los dueños de los titulares de la web, ni nada que les saque del anonimato, incumpliendo la ley, e, insistimos, con honrosas excepciones, sin ninguna confiabilidad en lo que recomiendan porque en la mayor parte de las ocasiones ni lo han probado y se basan en las características técnicas o en comparativas extraídas de las fichas, con continuos “click-to-action” para llevar a los usuarios a la tienda y llevarse la comisión.
A medida que los consumidores van tomando conciencia de la escasa credibilidad que tiene muchas de estas webs, buscan marcas informativas de confianza (no necesariamente sólo periódicos; hay excelentes webs que empezaron como blogs temáticos (Xataka y otras, por ejemplo, con excelentes análisis), o redes de blogs, y son ahora una referencia), para encontrar opiniones más formadas sobre productos, lo que abre a los medios y a las webs de confianza otro campo importante de monetización, bien con secciones de revisión de productos (que incluyan enlaces de afiliación, pero cuya selección se haga con criterio profesional) o con verticales.
Uno de los ejemplos más notables a escala internacional es The Wirecutter, propiedad de The New York Times, y que es una referencia en el análisis y recomendación de productos, amén de una importante fuente de ingresos para el grupo de comunicación. En España, muchos medios han creado ya desde hace un par de años sus secciones de análisis, como es el caso de Escaparate, de El País.
En el momento en que Google, en su tendencia de ir cambiando las webs que aparecen en primeras posiciones, y que se han posicionado casi exclusivamente por técnicas SEO y no aportan valor, por otras de más confianza, modifique el algoritmo, esta nueva fuente de ingresos, si se ha ido trabajando previamente por parte de los medios, tendrá más recorrido
Reporteros Sin Fronteras (RSF) expresa su profunda preocupación por las recientes acusaciones de los investigadores de la ONU de que el príncipe saudí, Mohammed Bin Salman, hackeó el teléfono del propietario de The Washington Post, Jeff Bezos, en un posible intento de influir en la cobertura del periódico sobre Arabia Saudí.
El relator especial de la ONU para la libertad de expresión, David Kaye, y la relatora especial de la ONU sobre asesinatos extrajudiciales, Agnes Callamard, anunciaron el 22 de enero que tienen información que sugiere que la cuenta de WhatsApp del príncipe heredero de Arabia Saudí desplegó un programa espía en mayo de 2018 que permitió la vigilancia del teléfono de Jeff Bezos, en un esfuerzo por influir o silenciar las informaciones del Post sobre Arabia Saudí. Según Kaye y Callamard, las circunstancias y el momento del presunto ataque «fortalecen el apoyo» para futuras investigaciones sobre la posible participación de Mohammed Bin Salman en el asesinato del periodista de The Washington PostJamal Khashoggi.
«RSF prevé una investigación exhaustiva sobre la presunta vigilancia del príncipe heredero a Jeff Bezos, y recuerda a la comunidad internacional que estas acusaciones surgen no solo después de que se perpetrara por primera vez en la historia el asesinato de un periodista en un consulado, sino al mismo tiempo que Arabia Saudí sigue reteniendo de manera arbitraria en prisión a al menos 32 periodistas «, señala el secretario general de Reporteros Sin Fronteras, Christophe Deloire. «Consideramos que las naciones no pueden hacer la vista gorda ante sus métodos represivos cuando cooperan con este régimen y que no deben comportarse ’como si tal cosa’ para que la Cumbre del G20 se organice en Riad bajo la presidencia de Arabia Saudí».
“Las acusaciones esbozadas en el reciente informe de la ONU, junto con el asesinato sin resolver de Jamal Khashoggi, subrayan la urgente responsabilidad de los legisladores estadounidenses y de la comunidad internacional de controlar al príncipe heredero de Arabia Saudí, quien ha demostrado una vez más un patrón de comportamiento que ignora las normas internacionales de derechos humanos», apunta Dokhi Fassihian, directora ejecutiva de RSF en Estados Unidos. «Además, este informe destaca la necesidad de que los legisladores en EEUU y en el extranjero establezcan controles sobre la venta y transferencia de tecnologías de vigilancia a los Estados que tienen en el punto de mira a periodistas y disidentes».