Circulo de Periodistas de Bogota

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Clasificación 2020 | El horizonte se oscurece para la libertad de prensa en AMÉRICA LATINA

28 julio 2020 –

Por: Reporteros Sin Fronteras – Francia –

El ambiente en el que trabajan los periodistas de América Latina es cada vez más complejo y hostil. Quienes abordan temas delicados sufren cada vez más presiones, violencia e intimidaciones. En la mayoría de los países de la región se han emprendido grandes campañas de descrédito contra la prensa.

La edición 2020 de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de Reporteros Sin Fronteras (RSF) muestra un deterioro generalizado de la situación de la libertad de prensa en América Latina, con dos notables excepciones: Costa-Rica, que asciende tres posiciones y ahora se sitúa en el 7o lugar, y Uruguay, que conserva el 19o. La represión y la estigmatización de la prensa, nutridas por la desinformación y los ataques online, han adquirido nuevas dimensiones, sobre todo en los países que se enfrentan a grandes conflictos sociales.

La inestabilidad política y social como vector de ataques a la prensa

En toda la región se han registrado multitudinarias protestas y la cobertura de estas manifestaciones coloca a los periodistas en primera línea. Es el caso de Haití (83o), país que experimenta el mayor descenso en la Clasificación 2020: pierde 21 posiciones. Desde 2018 han proliferado en el país las protestas contra el presidente, Jovenel Moïse, implicado en casos de corrupción. Los periodistas haitianos suelen sufrir agresiones cuando cubren estas manifestaciones, a menudo violentas. Por otro lado, el asesinato del periodista Néhémie Joseph, ocurrido en 2019, muestra la preocupante espiral de violencia y la gran vulnerabilidad de los periodistas.

En Ecuador (98º,-1), durante las protestas por el giro neoliberal del gobierno del presidente Lenín Moreno –las manifestaciones contra la subida del precio de la gasolina– aumentaron las agresiones a periodistas, imposibilitando casi por completo el trabajo informativo. Lo mismo ocurrió en Chile (51o), que desciende cinco puestos en la Clasificación –en la edición anterior ya había perdido ocho–. Las violentas manifestaciones provocadas por el aumento de la tarifa del metro en Santiago de Chile, la capital, provocaron una ola de ataques y agresiones a periodistas y medios de comunicación.

En Bolivia (114o, -1) también se registraron numerosas agresiones y ataques a periodistas durante las protestas que estallaron tras las elecciones presidenciales de noviembre de 2019, que provocaron la dimisión y el exilio forzado del presidente Evo Morales y sumergieron al país en una situación de incertidumbre e inestabilidad.

Argentina (64o) –país que pese a todo conserva una buena posición en la región–, cae siete lugares en la Clasificación de 2020. El motivo es la violencia policial y las agresiones a periodistas en las manifestaciones registradas en las mayores ciudades del país durante las elecciones que llevaron a la presidencia a Alberto Fernández, en diciembre de 2019.

Autoritarismo: los múltiples rostros de la censura

Desde que Jair Bolsonaro fuera elegido presidente de Brasil (107o, -2), en enero de 2019, el país ha caído aún más en la Clasificación. Por segundo año consecutivo, pierde dos posiciones. Un descenso que continuará mientras Bolsonaro, su familia y los miembros de su gobierno sigan insultando y humillando a algunos de los periodistas y medios de comunicación más importantes del país, fomentando un clima de odio y desconfianza hacia la prensa. En medio de esta tensa situación, los periodistas brasileños, y en particular las mujeres, son cada vez más vulnerables y suelen sufren los ataques de simpatizantes de Bolsonaro, sobre todo en las redes sociales.

Venezuela (147o) remonta un lugar, aunque esto se debe a otros movimientos en la Clasificación y no a una mejora. El autoritarismo del presidente, Nicolás Maduro, no cede y la represión del gobierno contra la prensa independiente se ha vuelto cotidiana y multifacética: detenciones arbitrarias; violencia de las fuerzas del orden y de los servicios de inteligencia; cortes de la conexión de internet y bloqueo de las redes sociales, o expulsión de periodistas extranjeros. Las autoridades también privan de frecuencia a las radios y televisiones críticas.

La prensa independiente de Nicaragua (117o, -3) sufre una suerte similar, asfixiada por la feroz represión del gobierno del presidente Daniel Ortega –reelegido en 2016 para un tercer mandato consecutivo– y sus simpatizantes. En 2019 aumentaron las detenciones arbitrarias, al igual que el exilio de periodistas. Debido a la escasez de materias primas (papel, planchas para rotativa…) orquestada por las autoridades, los diarios impresos del país casi han desaparecido del panorama mediático.

Cuba (171o), que baja dos puestos, se estanca en las profundidades de la Clasificación y sigue siendo el país peor clasificado de América Latina en cuestión de libertad de prensa. El régimen cubano, ahora dirigido por Miguel Díaz-Canel, sigue monopolizando casi toda la información y la Constitución aún prohíbe que exista prensa privada en el país. Además, en 2019 aumentaron los casos de detención y encarcelamiento de periodistas molestos para el gobierno.

Complejos problemas estructurales

México (143o, +1), donde fueron asesinados 10 periodistas en 2019, sigue siendo el país más peligroso del continente para la prensa. El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador no ha logrado frenar la espiral de violencia contra los periodistas ni poner fin a la impunidad en que permanecen los crímenes cometidos contra ellos. En este país –como sucede con sus vecinos centroamericanos– persiste una complicidad de políticos corruptos y autoridades (sobre todo locales) con el crimen organizado, algo que va más allá del ámbito político y amenaza gravemente la seguridad de quienes se dedican a la información. En Guatemala (116o) y Honduras (148o, -2), los periodistas de los medios de oposición o comunitarios que se atreven a denunciar los actos de corrupción de los políticos suelen sufrir agresiones, amenazas de muerte, e incluso pueden ser asesinatos, por lo que a veces se ven obligados a exiliarse.

Lo  mismo se observa en Colombia (130o), que de nuevo desciende un lugar en la Clasificación. Desde que Iván Duque asumiera la presidencia, en agosto de 2018, se han recrudecido las agresiones, las amenazas de muerte y los secuestros de periodistas, debilitando aún más a la prensa y generando verdaderos agujeros negros para la información en el país.

Acoso en internet: doble presión

En América Latina, como en todo el mundo, las agresiones físicas a periodistas suelen estar acompañadas de campañas de acoso en internet emprendidas por ejércitos de troles y por simpatizantes de los regímenes autoritarios. Los métodos de censura digital proliferan peligrosamente y las mujeres periodistas se cuentan entre sus principales víctimas.

En este oscuro panorama, abundan los desafíos que se deben superar para que la situación de la libertad de prensa mejore en América Latina de forma significativa y durable. Mientras la prensa de la región no cuente con instituciones democráticas sólidas que garanticen la seguridad de los periodistas y apoyen el desarrollo de los medios de comunicación, estos se verán obligados a reinventarse, a encontrar nuevas soluciones y alternativas.

‘Vera’ llega para desmentir noticias falsas que generan incertidumbre

28 julio 2020 –

Por: Caracol Radio –

Caracol Radio se une a ‘Vera’, una campaña de Asomedios que busca contrarrestar las fake News en Colombia, y que espera apelar a la experiencia y a la calidad de contenidos de la radio para desmentir información falsa que es compartida principalmente en redes sociales.

En diálogo con 6AM Hoy por Hoy, Alfonso Ospina, director del Servicio Informativo explicó que las emisoras más importantes del país se unieron en esta sola voz que representa la verdad que las personas merecen escuchar.

“Estamos preocupados por la información, por luchar contra eso que los teóricos llaman la infodemia, esa cantidad de información donde uno no distingue que es falso y que verdadero, y queremos que la gente se entere que estamos curando la información, que hay servicios profesionales confirmando las noticias”, contó.

Ospina explicó que ‘Vera’ es una voz robotizada que representa la unión de las principales voces de periodistas y locutores de emisoras colombianas.

“Lo que más nos interesa es encontrar las informaciones que le hacen daño a la gente, en esta época de pandemia esta información falsa genera confusión en los oyentes. La voz de Vera llega para desmentir esas noticias falsas”, añadió.

En esta iniciativa se unieron casi todas las cadenas del país como Caracol Radio y todas sus marcas, incluyendo la W, RCN, Blu Radio, Colmundo, Javeriana Estéreo y Radio Estrella.

 

Por canales regionales se exhibe Extranjeros en Covid, de Andrés Mora

28 julio 2020 –

Por: Comunicaciones CPB –

Andrés Mora, hijo de Héctor Mora, quien fuera socio del CPB y conocido por el Mundo al vuelo y Cámara Viajera, entre otros programas, habla de su experiencia en China como documentalista, en especial, de la producción: Extranjeros en Covid. “Ha tenido un gran valor personal y laboral luego de vivir 18 años en China y trabajar 15 años en cine y televisión”, dijo.

“Las producciones donde he trabajado han tenido contadas oportunidades de proyección en Colombia: la película Cometas en el cielo, en el año 2008 y la serie de automovilismo Audi R8, en 2010 y 2011”.

La última realización audiovisual de Andrés Mora, Extranjeros en Covid, empieza a tener gran acogida en Colombia. Acaba de ser publicada por Telepacífico, siendo el tercer canal regional que lo emite iniciando de esta forma un itinerario por canales regionales.

Es un reportaje que recopila reflexiones de personas extranjeras viviendo en Beijing durante los primeros meses de la pandemia, entre ellos, testimonios de colombianos. Fue realizado por Andrés Mora como productor y Rodrigo Escobar -Vanegas, como director.

“El documental es una luz y esperanza y pasados los meses así lo ha sido porque ha generado una pagina web https://foreignerscovid.com/es/inicio-3/ y en este momento tiene opciones de transmisión en Colombia, la tierra donde mi padre mostró por muchos años su trabajo documental y que ahora afortunadamente yo puedo ayudar a aportar reflexiones para un momento difícil. Siento que ha sido una oportunidad para aplicar totalmente el sentido de comunicar”, concluyó el hijo del mayor trotamundos que ha tenido el país.

Newsletters: una forma de que los periodistas puedan construir su propio medio

28 julio 2020 –

Por: Laboratorio de Periodismo –

Son numerosos los ejemplos de newsletters que no están vinculadas a ningún medio de comunicación sino que han nacido por el empuje de uno o varios periodistas y han logrado alcanzar audiencias relevantes y cierta monetización, sobre todo a través de patrocinios, en numerosos nichos. Entre ellos, en España, por citar un ejemplo conocido de boletines que han logrado audiencia, está Kloshletter, o incluso hay casos de éxito de newsletter realizadas por periodistas españoles en inglés, como Dealflow, de Jaime Novoa.

Si, además, el autor es ya un reputado periodista especializado en algún tema en concreto, con muchos seguidores en redes sociales, el paso a la newsletter se está convirtiendo en otra opción a tener en cuenta para profesionales en activo ante la incertidumbre sobre el futuro de muchas plantillas de periodistas que se ha planteado debido a la crisis causada por el COVID.

Precisamente Digiday reseñaba hace unas semanas el impulso que estaba tomando esta iniciativa y The Washington Post recogía hace unos días varios casos de conocidos periodistas que han dado ese salto. Por ejemplo, Emily Atkin periodista en New Republic, que estaba harta no sólo de su revista sino de la industria del periodismo en general.

Durante siete años, Atkin había ido logrando una audiencia fiel en temas vinculados al calentamiento global. Trató de impulsar a su medio para que fuera líder en este tipo de información, organizando incluso debates, pero su esfuerzo se vino abajo cuando su revista publicó un controvertido artículo de opinión.

“Lentamente, en el transcurso de una carrera en esta industria, comienzas a darte cuenta de que hay una línea entre cuando la publicación te beneficia como periodista y cuándo la estás beneficiando tú“, dijo. Y la pregunta fue: “¿Esta publicación me da tanto como yo a ella?”.

Y dejó la revista y creó Heated, una newletter “para personas cabreadas por la crisis climática”, según la propia definición de la newsletter. Heated se encuentra entre las publicaciones mejor pagadas de Substack.

Substack, la plataforma de monetización de newsletter

Substack está ayudando precisamente, sobre todo en el mundo anglosajón, a que periodistas y especialistas en alguna temática se aventuren en este camino. Substack, con sede en San Francisco, fue fundada por Hamish McKenzie, Chris Best y Jairaj Sethi en 2017. Los tres habían trabajado juntos en Kik, una aplicación de mensajería cofundada por Best. Desalentados por los algoritmos de las redes sociales que controlaban la distribución de noticias, querían una plataforma que permitiera a cada cliente construir un “mini imperio de medios” en torno a sus listas de correo, dijo McKenzie en una entrevista.

La plataforma alberga los boletines y todo lo necesario para que funcionen a cambio del 10 por ciento de los ingresos por suscripción. Los creadores mantienen el derecho sobre todo el contenido, además de sus listas de correo. Los boletines no incluyen anuncios.

El columnista Matt Taibbi es otro ejemplo del paso de un medio a tratar de vivir de su propia newsletter. Taibbi dejó Rolling Stone en abril para escribir en Substack a tiempo completo. Andrew Sullivan hizo lo mismo la semana pasada, dejando New York Magazine para resucitar su blog The Dish. Joan Niesen, una escritora de Sports Illustrated que fue despedida en octubre, poco después de la venta de la revista, comenzó un boletín gratuito de Substack la semana pasada.

 

El periodismo y la pandemia

28 julio 2020 –

Por: Ruperto Concha – Bbl – Chile

En estos tiempos de pandemia también está siendo afectado el periodismo mundial. El sociólogo y periodista argentino Atilio Borón publicó en Facebook un importante artículo comparando el tratamiento que la llamada “prensa occidental” le ha dado al gobierno constitucional de Venezuela, con el que ha dado a otros gobiernos trágicos.

Pero fíjese usted que, antes de las 10 de la mañana, Facebook le había bloqueado la cuenta. Pude leer el artículo en su retransmisión por Telesur, y verifiqué que en él no había colocado ningún elemento que hubiera podido ser calificado como “noticia falsa”, “artículo de odio” o “difamación calumniosa”.

Bueno, también ayer, varias agencias noticiosas occidentales informaron que, en Brasil, Facebook había cerrado las cuentas de 16 importantes colaboradores del gobierno de Jair Bolsonaro, luego de que un fallo judicial las calificó como “instrumentos que diseminan noticias falsas, acusaciones difamatorias calumniosas, y amenazas en contra del Poder Judicial”.

En tanto, el propio Mark Zuckerberg, director y propietario de la plataforma digital Facebook, reconoció que un gran número de los avisadores que financian Facebook han retirado sus avisos publicitarios en represalia por su negativa a cerrar las cuentas de personas acusadas de divulgar noticias falsas y contenidos que incitan al odio racial.

A ello, Zuckerberg respondió que confía en que los avisadores van a volver, y que eso de bloquear y cerrar cuentas de los usuarios sería una práctica muy peligrosa contra la libertad de opinión, de expresión, y de información.

Más aún, el director supremo de Facebook reitera que las redes sociales son un instrumento poderosísimo para la democratización del periodismo y la participación de la gente en la difusión directa de información noticiosa y de opinión fundamentada.

Oiga, si esa es la opinión de Zuckerberg, ¿por qué entonces bloqueó de un solo golpe un valioso artículo periodístico argentino y 16 cuentas brasileñas bolsonaristas?.

 

¿Habrá vacunas para Colombia o priorizarán a países ricos?

28 julio 2020 –

Por: Revista Semana –

En la edición de este lunes del programa ‘Al Ataque‘, el embajador de Colombia en Estados Unidos, Francisco Santos, habló de las gestiones que está haciendo el Gobierno nacional para que Colombia sea uno de los primeros países en acceder a la vacuna contra el coronavirus, en el momento en que sea aprobada.

El diplomático señaló que actualmente está en la labor de hacer contactos con las diferentes compañías que están en el proceso de elaborar la vacuna, la cual señaló es muy difícil que esté lista antes de fin de año.

“La vacuna es un tema a seis meses, si nos va bien. Yo no soy tan optimista. Estamos trabajando con Pfizer y con todas las empresas. Vamos a tener llamadas con todas para que Colombia, como un país importante, sea  tenido en cuenta para que puedan entrar las vacunas lo más rápido posible cuando sean aprobadas”, dijo.

Santos afirmó que “hasta ahora hay una sola vacuna que está entrando en fase tres. En esta fase hacen estudios en 20.000, 30.000 personas para medir los riesgos. Esa vacuna es la de Moderna, con quien también hablaremos”.

Agregó que “la diplomacia que está haciendo la Cancillería es muy importante. La canciller, el ministro de Salud, todos estamos trabajando. También están trabajando los embajadores. Esto va a hacer que Colombia sea uno de los países que después de que pase el primer envión logre acceso a las vacunas”.

Santos manifestó que el país tiene una ventaja frente a otros países por su relación con las empresas farmacéuticas.

“Lo positivo es que Colombia ha sido un país abierto al sector farmacéutico. No tiene una relación de conflicto. Y eso hace una diferencia muy grande frente a otros países donde hay conflictos abiertos y ha generado unas disrupciones muy grandes”, dijo.

Dijo, además, que la relación que  se tiene con Estados Unidos tendrá un papel “muy importante” en el acceso.

“Yo confío que Colombia va a ser uno de los primeros países en el continente donde va a llegar esta vacuna. Estamos haciendo la diplomacia. Todos los favores políticos tocará cobrarlos. Pero finalmente esto es un tema de todo el mundo. Vamos a tener que convivir con esta enfermedad por lo menos un año, un año y medio”, sostuvo.

El funcionario agregó que tras acceder a una vacuna, las primeras poblaciones que recibirían las dosis serían los médicos y la población vulnerable. Luego se extendería al resto de la población.

Por otra parte, Santos manifestó que es importante que en este momento se apruebe rápidamente en el país el uso del medicamento remdesivir en pacientes críticos de covid-19.

“El remdesivir es importantísimo. Se necesita el permiso del Invima para que el remdesivir pueda entrar y se pueda aplicar muy rápido en los pacientes críticos”, señaló.

Manifestó que este medicamento “lo aprobaron para tratamiento urgente aquí en Estados Unidos, en Japón y en Europa. En Colombia esta medida de tratamiento de choque no existe, se necesita que el Invima lo meta dentro de un mecanismo rápido”.

«Lo que esperamos es que el Invima entienda que este es un momento crítico y esos tratamientos son importantes. Se sabe que el remdisivir reduce los tiempos de recuperación. Creo que de 14 días se reduce a 9. Este medicamento no es para cualquiera, es para cuando el paciente está en una etapa muy difícil. Y reduce la mortalidad de manera importante”, subrayó.

EE. UU. comienza ensayo con 30.000 voluntarios para vacuna de covid-19

28 julio 2020 –

Por: El Tiempo –

La compañía biotecnológica Moderna, en colaboración con el Gobierno de EE. UU., comenzó este lunes uno de los ensayos más grandes del mundo para probar la efectividad de una vacuna experimental contra el covid-19 en 30.000 voluntarios, que serán reclutados en 89 lugares del país.

Se trata de la primera vacuna experimental fuera de China que alcanza este punto crítico para comprobar su eficacia y seguridad antes de distribuirse en masa.

En una llamada con la prensa, el principal epidemiólogo de EE. UU., Anthony Fauci, explicó que la primera inyección de la vacuna experimental de Moderna fue administrada a un voluntario en Savannah (Georgia) en la mañana de este lunes.

De esta forma, la vacuna de Moderna entró en su fase 3, destinada a probar el remedio en una muestra amplia de la población. Moderna, con sede en Massachusetts, es la primera empresa estadounidense que ha alcanzado ese nivel en su investigación y la segunda en el mundo por detrás de la firma china Sinopharm.

En concreto, el Instituto de Productos Biológicos de Wuhan, afiliado a Sinopharm, y la Academia China de Ciencias comenzaron en julio a probar su vacuna en 15.000 voluntarios con el apoyo de Emiratos Árabes Unidos (EAU).

La mitad recibirá un placebo

En EE. UU., la vacuna de Moderna se probará en 30.000 voluntarios, que recibirán dos dosis de la vacuna con 28 días de diferencia. De todos los participantes, la mitad recibirá una inyección de un placebo para poder hacer una evaluación estadística de la efectividad de la vacuna, detalló Fauci.

Ni los voluntarios ni los médicos que administran la vacuna tendrán información sobre quién recibe el placebo y quién la vacuna.

«Es un récord mundial para nosotros el haber sido capaces de pasar de la secuenciación (del virus SARS-CoV-2) a la fase 3 de una vacuna en tan poco tiempo. No se había hecho nunca antes», explicó Fauci, quien aseguró que este proceso, que solo ha llevado unos 6 meses, no ha comprometido el rigor científico ni la seguridad de los ensayos.

Una vez que los voluntarios sean vacunados, los expertos analizarán posibles efectos secundarios y la efectividad de la vacuna, sobre todo, si puede prevenir los casos más severos de covid-19 y cuánta dosis son necesarias para asegurar una respuesta inmune.

Uno de los desafíos a los que se enfrentan los investigadores es conseguir suficientes voluntarios en las zonas del país y en los segmentos de población más afectados por la pandemia para poder tener una muestra representativa de la población, detalló Fauci.

Otras tres vacunas experimentales

En la misma conferencia de prensa, el director de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH), Francis Collins, explicó que otras tres compañías (Johnson & Johnson, Novavax y AstraZeneca) empezarán pronto la fase 3 de sus ensayos y necesitarán cada una 30.000 voluntarios.

Todas ellas forman parte de la operación «Warp Speed» (velocidad de la luz), lanzada por el Gobierno estadounidense para promover el desarrollo y asegurarse tratamientos y vacunas contra la pandemia de la covid-19 en 2021.

Se espera que una cuarta vacuna, desarrollada por Pfizer y BioNTech, empiece su fase 3 este mes, aunque no forma parte de ese programa federal, detalló Collins.

El componente electoral de la vacuna

Entre tanto, Fauci explicó que las conclusiones sobre la efectividad de la vacuna experimental de Moderna podrían llegar «a comienzos de noviembre, pero podría ser antes», lo que significa que los resultados podrían conocerse antes de las elecciones del 3 de noviembre, en las que el presidente de EE. UU., Donald Trump, opta a la reelección.

Las fechas de presentación de estos resultados son fundamentales, ya que si se producen en octubre podrían entrar de lleno en la recta final de la campaña para los comicios noviembre y dar al mandatario argumentos a favor de su reelección.

De hecho, Trump este lunes intentó destacar uno de los pocos temas que invitan al optimismo en EE. UU. en medio de la pandemia: el rápido desarrollo de una vacuna.
Con ese propósito, el mandatario visitó este lunes un centro de investigación de Carolina del Norte, donde se están produciendo los componentes para la vacuna experimental de Novavax.

En declaraciones a la prensa, Trump aseguró que es la primera vez que EE. UU. emprende un esfuerzo de innovación tan importante desde la Segunda Guerra Mundial y aseguró que su objetivo es que, una vez que una vacuna sea aprobada, los estadounidenses puedan acceder inmediatamente a ella.

«Quiero que la vacuna esté disponible para los estadounidenses. Y supongo que tendremos muchas otras para el resto del mundo. El resto del mundo está sufriendo mucho por este virus de China», dijo el mandatario, que culpa a Pekín de haber originado el virus, algo que el Gobierno chino niega y a cambio responsabiliza a Washington.

Carolina del Norte, el estado al que acudió Trump, es clave para las elecciones de noviembre. En algunas encuestas electorales, el mandatario ha aparecido hasta dos dígitos por debajo del exvicepresidente Joe Biden, virtual candidato demócrata para las elecciones de noviembre. EE. UU. es el país más golpeado del mundo por la pandemia en términos absolutos con 4,2 millones de casos y más de 147.000 fallecidos, de acuerdo al recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.

Inmunidad al coronavirus: ¿qué son las células T y de qué forma aportan inmunidad oculta contra la covid-19?

28 julio 2020 –

Por: Zaria Gorvett – BBC Londres –

Aunque investigaciones recientes sugieren que los anticuerpos contra la covid-19 pueden perderse en solo tres meses, han surgido nuevas esperanzas en el horizonte con las enigmáticas células T.

Los indicios se habían estado acumulando desde algún hace tiempo.

Primero, los científicos descubrieron pacientes que se habían recuperado de la infección de covid-19, pero misteriosamente no tenían anticuerpos contra la enfermedad.

Después surgió el hallazgo de que muchos de los que sí habían desarrollado anticuerpos parecían perderlos solo pocos meses después.

En resumen, aunque los anticuerpos han mostrado ser invaluables para rastrear la propagación de la pandemia, quizás no tienen el rol esencial en la inmunidad como se había pensado.

Si vamos a adquirir una protección a largo plazo, parece cada vez más probable que esta tendrá que surgir de otra parte.

Pero aunque el mundo ha estado preocupado con los anticuerpos, los investigadores han comenzado a darse cuenta de que quizás hay otra forma de inmunidad, una que, en algunos casos, ha estado latente y sin ser detectada en el organismo durante años.

Un enigmático tipo de glóbulos blancos está adquiriendo importancia.

Y aunque previamente estos no han tenido un lugar prominente en la conciencia pública, podrían ser cruciales en nuestra lucha contra la covid-19.

Este podría ser un gran momento para las células T.

Qué son las células T

Las células T son una especie de células inmunes, cuyo principal propósito es identificar y matar a patógenos invasores o células infectadas.

Lo hacen utilizando proteínas en su superficie, que a su vez pueden adherirse a proteínas en la superficie de estos impostores.

Cada célula T es altamente específica. Hay billones de variaciones posibles de estas proteínas de superficie, y cada una puede reconocer un objetivo diferente.

Debido a que las células T pueden mantenerse en la sangre durante años después de una infección, también contribuyen a la «memoria de largo plazo» del sistema inmune y le permiten organizar una respuesta más rápida y más efectiva cuando este queda expuesto a un viejo enemigo.

Varios estudios han mostrado que la gente contagiada con covid-19 tiende a tener células T que pueden atacar el virus, sin importar si la persona ha experimentado síntomas.

Hasta aquí, todo es normal. Pero los científicos recientemente también descubrieron que algunas personas pueden resultar negativas de anticuerpos contra la covid-19 y positivas de células T capaces de identificar el virus.

Esto ha llevado a sospechas de que ciertos niveles de inmunidad contra la enfermedad podrían ser dos veces más comunes de lo que previamente se pensó.

Lo más extraño de todo es que, cuando los investigadores analizaron muestras de sangre tomadas años antes de que comenzara la pandemia, encontraron células T específicamente diseñadas para detectar proteínas en la superficie de covid-19.

Esto sugiere que algunas personas ya tenían un grado de resistencia preexistente contra el virus antes de que infectara a un humano.

Y parece ser sorprendentemente frecuente: 40-60% de los individuos no expuestos tenían estas células.

Parece cada vez más que las células T podrían ser una fuente secreta de inmunidad para lacovid-19.

El papel central de las células T también podría ayudar a explicar algunas de las peculiaridades que hasta ahora no se han podido comprender, desde el drástico aumento del riesgo del virus que las personas enfrentan a medida que envejecen, hasta el misterioso descubrimiento de que puede destruir el bazo.

Descifrar la importancia de las células T no es solo una cuestión de curiosidad académica.

Si los científicos saben qué aspectos del sistema inmune son los más importantes, pueden dirigir sus esfuerzos a hacer que las vacunas y los tratamientos funcionen.

¿Cómo se desarrolla la inmunidad?

La mayoría de la gente probablemente no ha pensado en las células T, o linfocitos T como también se les conoce, pero para saber lo cruciales que son para la inmunidad, podemos observar las etapas finales del sida.

Las fiebres persistentes, las llagas, la fatiga, la pérdida de peso, los raros cánceres, los microbios usualmente inocuos, como el hongo Candida albicans -que a menudo se encuentra en la piel- que comienza a invadir el cuerpo.

Durante un período de meses o años, el VIH lleva a cabo una especie de genocidio de células T, en el cual las caza, las invade, y sistemáticamente las hace suicidarse.

«Aniquila una enorme porción de ellas», dice Adrian Hayday, profesor de inmunología del King’s College de Londres y líder de grupo en el Instituto Francis Crick.

«Y eso realmente pone de manifiesto lo increíblemente importantes que son estas células y el hecho de que los anticuerpos solos no van a ayudarte».

Durante una respuesta inmune normal a, por ejemplo, un virus de influenza, la primera línea de defensa es el sistema inmune innato, que involucra los glóbulos blancos y las señales químicas que lanzan las alarmas.

Esto inicia la producción de anticuerpos, la cual se lleva a cabo unas semanas después.

«Y de forma paralela con eso, unos cuatro o cinco días después de la infección, comienzas a ver que las células T se activan, y hay indicios de que estas específicamente están reconociendo a las células infectadas con el virus», dice Hayday.

Estas desafortunadas células posteriormente son eliminadas rápida y brutalmente -ya sea directamente por las propias células T o por otras partes del sistema inmune que estas reclutan para hacer este desagradable trabajo- antes de que el virus tenga la oportunidad de convertirlas en fábricas para producir más copias de sí mismo.

Las buenas y las malas noticias

Pero ¿qué sabemos sobre las células T y la covid-19?

«Al observar a los pacientes con covid-19 -pero, me hace feliz poder decir que también al observar a individuos que fueron infectados pero no necesitaron hospitalización-, queda absolutamente claro que hay respuestas de las células T», dice Hayday.

«Y casi ciertamente esto es muy buena noticia para quienes están interesados en vacunas, porque claramente somos capaces de producir anticuerpos y producir células T que pueden ver el virus. Todo esto es bueno».

De hecho, una vacuna -la desarrollada por la Universidad de Oxford- ya ha estado demostrando que puede generar la producción de estas células, además de anticuerpos.

Todavía es prematuro saber cuán protectora será esta respuesta, pero un miembro del grupo de investigación le dijo a la BBC que el resultado era «extremadamente promisorio».

Sin embargo, hay un problema.

En muchos pacientes que son hospitalizados con covid-19 más grave, la respuesta de las células T no ha resultado como se esperaba.

«Un gran número de células T resultan afectadas», dice Hayday.

«Y lo que les ocurre es un poco como cuando la celebración de una boda sale mal. O sea, se lleva a cabo una cantidad enorme de actividad y proliferación, pero las células comienzan a desaparecer de la sangre».

Una teoría es que estas células T son desviadas a donde son más necesitadas, como los pulmones. Pero el equipo de Hayday sospecha que lo que ocurre es que muchas de ellas comienzan a morir.

«Las autopsias de pacientes con covid-19 están comenzando a revelar lo que se llama necrosis, que es una especie de descomposición», explica.

Esto es particularmente evidente en las áreas del bazo y los ganglios linfáticos donde normalmente viven las células T.

Lo desconcertante es que la necrosis del bazo es una marca de enfermedad de las células T, en donde las propias células inmunes son atacadas.

«Si miras las autopsias de los pacientes con sida, verás el mismo problema», explica Hayday.

«Pero el VIH es un virus que infecta directamente las células T, toca a la puerta y entra».

Por otro lado, actualmente no hay evidencia de que el virus de covid-19 sea capaz de hacer eso.

«Potencialmente hay muchas explicaciones para esto, pero hasta donde yo sé, nadie tiene una», dice el investigador.

«No tenemos idea de que está ocurriendo. Hay evidencia de que las células T pueden protegerte, probablemente por muchos años. Pero cuando la gente se enferma, parecen quedarse sin apoyo en los intentos de las células de establecer un mecanismo protector de defensa».

La disminución en el nivel de células T podría también ser la causa de por qué los ancianos resultan mucho más gravemente afectados por covid-19.

Hayday menciona un experimento llevado a cabo en 2011 que involucró exponer a ratones a una versión del virus que causa el SARS.

Investigaciones previas habían mostrado que el virus -que también es un coronavirus y es pariente cercano del covid-19- provocó la producción de células T, que fueron las responsables de acabar con la infección.

El estudio de seguimiento produjo resultados similares, pero el cambio fue que esta vez se le permitió a los ratones envejecer.

A medida que envejecían las respuestas de sus células T se hicieron significativamente más débiles.

Sin embargo, en el mismo experimento, los científicos también expusieron a los ratones a un virus de influenza.

Y a diferencia de los que estaban infectados con covid-19, estos ratones lograron mantener sus células T, las cuales actuaron contra la influenza hasta sus años de vejez.

«Es una observación interesante, en el sentido de que podría explicar por qué los individuos mayores son más susceptibles a covid-19», indica Hayday.

«Cuando llegas a los 30 años, se comienza a encoger tu timo (una glándula localizada detrás del esternón y entre los pulmones, que juega un papel importante en el desarrollo de las célula inmunes) y tu producción diaria de células T disminuye masivamente».

¿Qué significa esto para la inmunidad a largo plazo?

«Con el virus original de SARS (que emergió en 2002), se estudió a los pacientes y se encontró definitivamente de células T durante varios años después de que esos individuos resultaron infectados», indica Hayday.

«Esto es consistente con la idea de que esos individuos tenían células T protectoras mucho tiempo después de que se habían recuperado».

El hecho de que el coronavirus pueda conducir a células T duraderas es lo que recientemente ha inspirado a científicos a analizar viejas muestras de sangre tomadas de personas entre 2015 y 2018, para ver si estas contenían células T que puedan reconocer el covid-19.

Como la respuesta fue afirmativa, esto llevó a sugerencias de que sus sistemas inmunes aprendieron a reconocerlas después de enfrentarse en el pasado a virus del resfriado con proteínas de superficie similares.

Esto plantea la tentadora posibilidad de que la razón por la que algunas personas experimentan infecciones más severas es porque no tienen estas reservas de células T que son capaces de reconocer al virus.

«Creo que es justo decir que esto todavía se está debatiendo», afirma Hayday.

Desafortunadamente, nadie ha podido verificar si la gente produce células T contra cualquiera de los coronavirus que provocan el resfriado común.

«Obtener fondos para estudiar esto requiere un esfuerzo enorme», asegura el investigador.

Los estudios sobre el resfriado común pasaron de moda en los 1980, después de que este campo se estancó y los científicos comenzaron a cambiarse a otros proyectos, como el estudio del VIH.

Desde entonces ha sido difícil lograr un progreso, porque la enfermedad puede ser causada por cualquiera de los cientos de variedades virales, y muchas de éstas tienen la capacidad de evolucionar rápidamente.

¿Llevará esto a una vacuna?

Si las viejas exposiciones a los virus del resfriado realmente están conduciendo a casos más leves de covid-19, esto podría ser una buena señal para el desarrollo de una vacuna ya que es prueba de que las células T que sobreviven ofrecen protección significativa, incluso años después de que se formaron.

Pero incluso si esto no ocurre, la participación de las células T podría seguir siendo beneficiosa, y entre más entendamos lo que está ocurriendo, mejor.

Hayday explica que la forma como se diseñan las vacunas por lo general depende del tipo de respuesta inmune que los científicos esperan provocar.

Algunas pueden provocar la producción de anticuerpos, que son proteínas que circulan libremente y que pueden adherirse a los patógenos invasores, ya sea neutralizándolos o marcándolos para que otra parte del sistema inmune se haga cargo de ellos.

Otras tienen el objetivo de involucrar a las células T, o quizás provocar una respuesta de otras partes del sistema inmune.

«Realmente hay un espectro enorme de diseños de vacunas», explica Hayday.

El investigador está particularmente alentado por el hecho de que el virus evidentemente es altamente visible para el sistema inmune, incluso en aquellas personas severamente afectadas.

«De manera que si podemos evitar lo que este les está haciendo a las células T de los pacientes con quienes hemos estado teniendo el privilegio de trabajar, entonces habremos avanzado mucho en el control de la enfermedad», expresa el investigador.

Todo parece indicar que en el futuro escucharemos mucho más sobre las células T.

Vacuna contra la covid-19: Sarah Gilbert, la científica que lidera el «prometedor» ensayo de la Universidad de Oxford (y cómo sus trillizos la están ayudando)

28 julio 2020 –

Por: BBC Londres –

«Hemos tenido que trabajar muy, muy rápido», dice la profesora Sarah Gilbert a la BBC.

La científica de la Universidad de Oxford sabe que va a contrarreloj. Está intentando conseguir una vacuna que frene al coronavirus, el patógeno por el que a principios de esta semana ya se habían confirmado más de 16,3 millones de infectados y más de 650.000 muertos.

Pero Gilbert y su equipo de 300 investigadores de la Universidad de Oxford se las han arreglado para «avanzar muchos de los pasos del desarrollo de una vacuna que normalmente toman unos cinco años».

«Y lo hemos hecho en cuatro meses», dice.

Los primeros resultados son alentadores, la vacuna se muestra segura y activa una respuesta inmune contra el coronavirus.

Pero hay que enfatizar que todavía es pronto para saber si esto es suficiente para garantizar protección, evitar que las personas se enfermen o incluso disminuir sus síntomas.

El equipo de Oxford también afronta una competición dura: existen otras 22 vacunas potenciales en ensayos clínicos y otras 100 en fases más tempranas de investigación.

¿Quién es Sarah Gilbert?

Gilbert lidera la carrera para desarrollar la vacuna contra el coronavirus.

Su equipo de la Universidad de Oxford, asociado con la multinacional farmacéutica británico-sueca AstraZeneca, ya realizó ensayos en 1.077 personas.

Cuando las noticias del primer éxito salieron a la luz -porque los voluntarios mostraron una respuesta inmune fuerte, produciendo anticuerpos que combatían el coronavirus-, Gilbert se convirtió en una celebridad de la ciencia.

Tras la noticia, el nombre de la profesora Gilbert apareció en muchos medios de comunicación, que la inundaron de solicitudes de entrevista.

Pero, al igual que muchos de sus otros colegas, Gilbert está acostumbrada a trabajar en relativo anonimato. Eso sí, dentro del gremio científico es bien conocida por ser una de las líderes mundiales en vacunología.

La científica ha dedicado casi dos décadas a la investigación en laboratorios, produciendo vacunas y obteniendo financiación para futuros proyectos.

Joven científica

La profesora Gilbert asegura que aunque siempre quiso trabajar en la investigación médica, a los 17 años no sabía por dónde empezar.

Su primer paso fue obtener la licenciatura en Biología en la Universidad de Anglia del Este, en Norwich, este de Inglaterra. Luego, completó un doctorado en bioquímica.

Después de eso, enfocó sus investigaciones en la industria de la biotecnología, donde aprendió sobre la fabricación de medicamentos.

En 1994, Gilbert obtuvo un puesto postdoctoral sénior en la Universidad de Oxford, en el campo de la genética, parásitos y la malaria.

Aquella investigación la llevó a trabajar en el desarrollo de vacunas.

Madre trabajadora

Gilbert dio luz a trillizos en 1998. Un año después se convirtió en profesora universitaria.

«Es muy difícil equilibrar trabajo y vida personal», explica. «Parece imposible cuando no tienes apoyo. Tuve tres hijos. Las tarifas de la guardería eran más altas que mi salario».

Su pareja decidió interrumpir su carrera y cuidar de los niños, pero Gilbert afirma que fue difícil en aquel momento.

«Solo tuve 18 semanas de baja por maternidad. Tenía que cuidar de tres bebés prematuros y fue muy estresante», dijo la científica.

Pero Gilbert también cuenta que una de las mejores cosas de ser científica es que no siempre tienes que trabajar largas horas, aunque a veces las cosas se complican.

En 2004, era profesora adjunta de una universidad y tres años después comenzó a trabajar en un proyecto de vacuna contra la gripe para la asociación Wellcome Trust de Londres, la cual financió su propio equipo de investigación.

Una pequeña ayuda de la familia

Cuando los trillizos crecieron, las cosas se tornaron más fáciles. Ahora tienen 21 años y estudian bioquímica, como su madre.

De hecho, están tan interesados en su cometido de encontrar la vacuna contra la covid-19, que los tres han decidido ser voluntarios para los ensayos de Oxford.

«Tenemos que inmunizar a jóvenes sanos entre 18 y 55 años», cuenta Gilbert a la BBC.

Para ello necesitaba una buena cantidad de voluntarios, así que aceptó de buen grado la ayuda de su familia.

Tampoco la asustan los posibles efectos adversos de los ensayos: «Hemos usado este tipo de vacunas en varias ocasiones en el pasado, así que no esperamos sorpresas».

Lo más importante, concluye, es «concentrarse en los ensayos clínicos y acelerar la producción» tanto como sea posible para detener el crecimiento de la pandemia.

 

¿Podemos volver a infectarnos del coronavirus? Los expertos creen que es muy poco probable

28 julio 2020 –

Por:   The New York Times –

Los reportes de reinfección pueden ser casos de enfermedad prolongada. Una disminución en los anticuerpos es normal después de algunas semanas, y las personas están protegidas del coronavirus de otras maneras.

Las anécdotas son preocupantes. Parecía que una mujer de Los Ángeles se estaba recuperando de la COVID-19, pero, unas semanas después, empeoró y volvió a dar positivo. Un médico de Nueva Jersey afirmó que muchos pacientes se curaron de un embate para luego volver a infectarse con el coronavirus. Y otro médico señaló que, para algunas personas, un segundo asalto de la enfermedad era una realidad y que este era mucho más grave.

Estos relatos se conectan con los miedos más profundos que tienen las personas de estar destinadas a sucumbir a la COVID una y otra vez, de que se sentirán cada vez más enfermas, y de que nunca saldrán de esta pandemia de pesadilla. Además, estas historias alimentan el temor de que no podremos alcanzar la inmunidad comunitaria, el destino final en el que el virus ya no puede encontrar el número suficiente de víctimas como para ser una amenaza mortal.

Sin embargo, las anécdotas solo son eso: relatos que no ofrecen ninguna prueba de reinfecciones, según casi una docena de expertos que estudian los virus. “No he sabido de ningún caso en el que esto se haya demostrado clara y rotundamente”, señaló Marc Lipsitch, epidemiólogo de la Escuela de Salud Pública T. H. Chang de la Universidad de Harvard.

Otros expertos fueron todavía más alentadores. A pesar de que, en definitiva, se sabe muy poco acerca del coronavirus a tan solo siete meses de que comenzó la pandemia, este nuevo virus se está comportando como la mayoría de los demás virus, sostuvieron, y confirmaron la idea de que con una vacuna se puede lograr la inmunidad comunitaria.

Podría ser posible que el coronavirus ataque a la misma persona dos veces, pero es muy poco probable que lo haga en un lapso tan breve o que la gente se ponga más grave la segunda vez, señalan. Lo que es más factible es que, en algunas personas, el proceso de la infección sea prolongado, que los estragos del virus se produzcan con lentitud semanas o meses después de la exposición inicial.

Las personas que están infectadas con el coronavirus normalmente generan moléculas inmunitarias llamadas anticuerpos. En fechas recientes, varios equipos han informado que los niveles de estos anticuerpos disminuyen en dos o tres meses, lo que ha provocado cierta inquietud. Pero la disminución de anticuerpos es totalmente normal luego de que desaparece una infección aguda, comentó Michael Mina, inmunólogo de la Universidad de Harvard.

Muchos médicos “parecen confundidos y dicen: ‘Qué virus tan increíblemente extraño que no genera una inmunidad estable’, pero están totalmente equivocados”, señaló Mina. ”Su comportamiento es como de manual”.

Los anticuerpos no son los únicos que nos protegen contra los patógenos. El coronavirus también desencadena una firme defensa de células inmunitarias que pueden matar al virus y activar refuerzos de manera rápida para las batallas futuras. No se sabe mucho acerca de cuánto tiempo duran estos linfocitos T de memoria (los que reconocen a otros coronavirus pueden durar toda la vida), pero pueden reforzar las defensas contra el nuevo coronavirus.

“Si estos se conservan y, sobre todo, si se mantienen dentro del pulmón y de las vías respiratorias, entonces creo que pueden evitar muy bien que la infección se propague”, dijo Akiko Iwasaki, inmunóloga de la Universidad de Yale.

Megan Kent, una patóloga del lenguaje de 37 años que vive en las afueras de Boston, dio positivo para el virus el 30 de marzo, luego de que se enfermara su novio. Recuerda que no tenía sentido del gusto ni del olfato, pero por lo demás, se sentía bien. Tras una cuarentena de 14 días, regresó a trabajar al Hospital Melrose Wakefield y también fue voluntaria en un asilo de ancianos.

El 8 de mayo, Kent se sintió mal de pronto. “Me sentía como si me hubiera atropellado un tráiler”, contó. Durmió durante todo el fin de semana y el lunes fue al hospital, convencida de que tenía mononucleosis. Al día siguiente, dio positivo para el coronavirus… otra vez. Estuvo sintiéndose mal durante casi un mes y sabe que desde entonces tiene anticuerpos.

“Esta vez fue 100 veces peor”, dijo. “¿Me volví a infectar?”.

Según los expertos, existen otras explicaciones más viables para lo que vivió Kent. “No estoy diciendo que no pueda ocurrir. Pero por lo que he visto hasta ahora, sería un fenómeno poco común”, señaló Peter Hotez, decano de la Escuela Nacional de Medicina Tropical de la Facultad de Medicina Baylor.

Es posible, por ejemplo, que Kent no se haya recuperado por completo. Quizás el virus se haya ocultado en algunas zonas del cuerpo —como se sabe que lo hace el virus del ébola— y luego haya vuelto a aparecer. Kent no se realizó pruebas intermedias entre las dos que resultaron positivas, pero incluso si lo hubiera hecho, si las pruebas son defectuosas y los niveles del virus son bajos, esto puede producir falsos negativos.

Debido a estos escenarios más probables, Mina dedicó unas palabras a los médicos que desataron el pánico con los informes de reinfecciones. “Esto está muy mal, la gente se ha vuelto loca”, señaló. “Solo es un señuelo sensacionalista para atraer la atención”.

En las primeras semanas de la pandemia, algunas personas en China, Japón y Corea del Sur dieron positivo dos veces, lo que desencadenó temores parecidos.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Corea del Sur investigaron 285 de esos casos y descubrieron que varios de los que salieron positivo por segunda vez se dieron dos meses después de la primera vez, y uno de los casos se vio 82 días más tarde. Casi la mitad de las personas tenía síntomas en la segunda prueba. Pero los investigadores no pudieron cultivar virus vivos de ninguna de las muestras, y las personas infectadas no habían contagiado el virus a otras personas.

“Fue una prueba virológica y epidemiológica bastante sólida de que no se estaba presentando una reinfección, al menos en esas personas”, afirmó Angela Rasmussen, viróloga de la Universidad de Columbia en Nueva York.

La mayoría de la gente que está expuesta al coronavirus genera anticuerpos que pueden destruir al virus; cuanto más graves son los síntomas, más intensa es la respuesta. (Solo algunas personas no producen anticuerpos, pero eso sucede con cualquier virus). La inquietud acerca de la reinfección ha sido resultado de algunos estudios recientes que sugieren que estos niveles de anticuerpos se desploman.

En un estudio publicado en junio, por ejemplo, se descubrió que, en el 40 por ciento de las personas asintomáticas, los anticuerpos para una parte del virus disminuían a niveles indetectables al cabo de tres meses. La semana pasada, un estudio que aún no se ha publicado en ninguna revista evaluada por expertos demostró que los anticuerpos neutralizantes —el potente subtipo de anticuerpos que pueden evitar que el virus infecte las células— disminuían de manera considerable en un mes.

“En realidad es muy deprimente”, señaló Michael Malim, virólogo del King’s College de Londres. “Es una gran disminución”.

No obstante, otro estudio sugiere que los niveles de anticuerpos disminuyen y que luego se estabilizan. En un estudio con casi 20.000 personas, publicado el 17 de julio en la página de internet MedRxiv, la gran mayoría generaron muchos anticuerpos, y la mitad de quienes tenían niveles bajos siguieron teniendo anticuerpos que podían destruir al virus.

“Desde un punto de vista biológico, en realidad nada de esto sorprende”, señaló Florian Krammer, el inmunólogo que dirigió el estudio en la Escuela Icahn de Medicina de Monte Sinaí.

Mina concordó con esto. “Se trata de una dinámica conocida de cómo los anticuerpos se desarrollan después de una infección: suben muchísimo y luego vuelven a descender”, señaló.

Luego abundó en el tema: las primeras células que producen anticuerpos durante una infección se llaman células plasmáticas, las cuales crecen de manera exponencial hasta formar una agrupación de millones. Pero el cuerpo no puede mantener esos niveles. Cuando la infección disminuye, una pequeña parte de las células entra a la médula ósea y se instala para generar una memoria de inmunidad a largo plazo, la cual puede producir anticuerpos cuando vuelvan a necesitarse. El resto de las células plasmáticas se debilitan y mueren.

En los niños, cada exposición posterior a un virus —o a una vacuna— aumenta la inmunidad hasta que, en la edad adulta, la respuesta de anticuerpos es constante y fuerte.

Mina dijo que lo inusual en la pandemia actual es ver cómo se desarrolla esta dinámica en los adultos, porque rara vez experimentan un virus por primera vez.

Incluso después de que la primera oleada de inmunidad se desvanezca, es probable que haya alguna protección residual. Y aunque los anticuerpos han recibido toda la atención porque son más fáciles de estudiar y detectar, las células de memoria T y B también son poderosas guerreras inmunes en la lucha contra cualquier patógeno.

Un estudio publicado el 15 de julio, por ejemplo, analizó tres grupos diferentes. En uno, cada una de las 36 personas expuestas al nuevo virus tenía células T, que reconocen una proteína que se ve similar en todos los coronavirus. En otro estudio, 23 personas infectadas con el virus del SRAS en 2003 también tenían esas células T, al igual que 37 personas en el tercer grupo que nunca estuvieron expuestas a ninguno de los patógenos.

“Parece existir un nivel de inmunidad preexistente contra el SARS-CoV2 en la población general”, dijo Antonio Bertoletti, virólogo de la Escuela de Medicina Duke NUS en Singapur.

La inmunidad puede haber sido estimulada por la exposición previa a coronavirus que causan resfriados comunes. Es posible que estas células T no eviten la infección, pero atenuarían la enfermedad y podrían explicar por qué algunas personas con la COVID-19 tienen síntomas leves o nulos. “Creo que la inmunidad celular y de anticuerpos será igualmente importante”, dijo Bertoletti.

Es posible que los ensayos de vacunas que siguen de cerca a los voluntarios proporcionen más información acerca de las características de la inmunidad al nuevo coronavirus y del nivel que se necesita para evitar una reinfección. Las investigaciones en monos nos dan esperanzas: en un estudio de nueve monos rhesus, por ejemplo, la exposición al virus produjo una inmunidad que fue lo suficientemente fuerte para evitar una segunda infección.

Los investigadores están dando un seguimiento de los monos infectados para determinar cuánto tiempo dura esta protección. “Por su carácter, los estudios de duración implican cierto tiempo”, señaló Dan Barouch, el virólogo que dirigió el estudio en el Centro Médico Beth Israel Deaconess de Boston.

Barouch y otros expertos están en contra de los temores de que quizás nunca se alcance la inmunidad comunitaria.

“Con vacunas que no son tan perfectas siempre alcanzamos la inmunidad comunitaria”, afirmó Saad Omer, director del Instituto de Yale para la Salud Global. “De hecho es muy poco común contar con vacunas cien por ciento eficaces”.

Se considera que una vacuna que solo protege a la mitad de la población que la recibe es moderadamente eficaz, y que una que defiende a más del 80 por ciento es muy eficaz. Incluso una vacuna que solo inhibe los niveles del virus frenaría su propagación hacia otras personas.

Los expertos señalaron que se habían presentado reinfecciones con otros patógenos, incluyendo la influenza, pero subrayaron que se trató de casos excepcionales, y que era probable que sucediera lo mismo con el nuevo coronavirus.

“Yo diría que, aunque no es muy probable, es posible que sí se presenten reinfecciones, pero no pensaría que sean comunes”, dijo Rasmussen. “No obstante, incluso las pocas incidencias pueden parecer demasiado frecuentes cuando una gran cantidad de personas han resultado infectadas”.

 

Crisis en Venezuela: qué hay detrás de la «fiebre» por excavar pozos en los edificios residenciales de Caracas

28 julio 2020 –

Por: Guillermo D. Olmo –  BBC Londres –

«La fiebre empezó hace alrededor de un año».

Fue entonces cuando Claudia Ramírez, agente inmobiliaria que vende y alquila viviendas en zonas acomodadas de Caracas, empezó a oír cada vez con más frecuencia la misma pregunta de los clientes interesados: «¿El edificio tiene pozo?».

Como otros lugares del país, la capital de Venezuela sufre desde hace años graves problemas en el suministro de agua. En muchas zonas no llega más que una vez a la semana y en otras se pueden pasar meses sin recibirla.

De acuerdo con la Encuesta de Condiciones de Vida recientemente publicada por la Universidad Católica Andrés Bello, solo un 26% de los hogares venezolanos recibe agua a diario.

Por eso, en los edificios en los que los residentes pueden pagarlo han encontrado una solución en la perforación de pozos para extraer el agua de los acuíferos subterráneos que abundan en la ciudad.

Muchas viviendas disponen de tanques de plástico donde los caraqueños almacenan el agua que consumen cuando no sale del grifo, lo que sucede la mayor parte del tiempo para muchos.

Pero en los últimos tiempos incluso ese almacenamiento extra se ha revelado insuficiente.

Así que los pozos empiezan a desplazar a los tanques.

«Los apartamentos que tienen pozo se venden y alquilan mucho más rápido», dice Ramírez, la agente inmobiliaria.

El ingeniero Nelson Rojas, de la consultora Geocarf, explica que su empresa ha encontrado un floreciente negocio en asesorar a quienes buscan agua bajo los cimientos de su casa.

«Hay una alta demanda, sobre todo de condominios de alto poder adquisitivo», le contó a BBC Mundo.

«Antes, nuestros clientes solían ser ganaderos en el interior del país. Ahora trabajamos sobre todo para caraqueños que quieren volver a tener agua corriente».

Cuánto cuesta un pozo y quién puede pagarlo

La puesta en funcionamiento de un pozo requiere un estudio previo del terreno, un análisis de la salubridad del agua que se va extraer, perforar, a veces a más de cien metros de profundidad, y acondicionar la instalación. El coste total suele rondar entre US$15.000 y US$25.000.

Completado el trabajo, el suministro permanente de agua queda garantizado, pero no todos pueden permitírselo en la situación actual de Venezuela.

En el valle en el que se asienta Caracas hay grandes depósitos aluviales, formados durante millones de años de transformación geológica, que se recargan permanentemente por las frecuentes lluvias típicas del clima venezolano y por cursos de agua superficiales.

De acuerdo con Rojas, el agua de mejor calidad suele encontrarse en el noreste de Caracas, a los pies del popular cerro Ávila, la majestuosa montaña que domina la ciudad, donde se ubican las zonas residenciales tradicionalmente habitadas por la población de mayores ingresos.

«Suele ser agua muy buena, que procede de manantiales de recargas libres, que son los mejores».

Pero lo que empezó siendo un recurso de los más acomodados para compensar las carencias en un servicio público esencial va camino de convertirse en tendencia generalizada y los trabajos para perforar pozos empiezan a verse ya también en zonas menos elitistas.

En el edificio de Leonardo Musso, en el oeste de Caracas, se animaron el año pasado. «Estuvimos nueve meses sin recibir una gota de agua. El pozo costó mucho dinero, pero estuvo bien invertido, porque ahora tenemos agua cómo y cuándo queremos».

Con eso sueña Juan Manuel Da Silva, hijo de inmigrantes portugueses que regenta un negocio de comidas. «No teníamos agua casi nunca, hasta que mi mujer se arrechó (se enfadó) y decidió organizarse con unas vecinas para convencer al resto en el condominio de que había que construir un pozo».

Por qué no llega el agua a las casas

Muchos atribuyen los constantes fallos en el suministro a las averías y la falta de mantenimiento en la infraestructura.

Según José María de Viana, expresidente de Hidrocapital, la compañía pública encargada del servicio a Caracas, «los embalses de donde viene el agua están llenos, pero están en zonas más bajas y alejadas, y muchas de las bombas que deben traerla hasta aquí dejaron de funcionar hace tiempo».

El Ministerio de Comunicación, responsable de transmitir la información oficial, no respondió a una solicitud de comentarios de BBC Mundo.

El gobierno anunció el pasado mayo un plan de abastecimiento de agua en camiones cisterna a las zonas más vulnerables, pero para muchos eso no es suficiente.

Algunas autoridades locales parecen haberse convencido de que el suministro regular por tuberías no será restablecido a corto plazo. En Caracas, Gustavo Duque, el alcalde del municipio Chacao, el de mayor renta per capita del país, ya ha comenzado a perforar pozos públicos a los que la gente debe acudir para aprovisionarse.

Cuánto puede durar el boom

Pero, ¿es sostenible este cada vez más vertiginoso horadar la tierra?

La imagen de los camiones equipados con grandes brocas que taladran el suelo en ruidoso trajín se hace cada vez más habitual.

De Viana lamenta: «Como la concesión de los permisos es tan arbitraria, la mayoría perfora el pozo sin informar a las autoridades», que deberían velar por la buena gestión de los recursos hídricos.

La Constitución venezolana establece que las aguas del país son bienes de dominio público y la Ley General de Aguas de 2007 prevé multas para quienes perforen pozos sin la pertinente licencia.

«Antes existía una red de pozos públicos que monitoreaba el estado de los acuíferos subterráneos y asesoraba a quienes solicitaban permiso para perforar sobre cómo y dónde hacerlo para que fueran explotados de manera sostenible, pero todo eso se abandonó», recuerda De Viana.

«¿Cómo va el gobierno a decirle a alguien que no haga un pozo si no le garantiza el suministro de agua en su casa?», se pregunta De Viana.

BBC Mundo conversó con un ingeniero que ahora se dedica a perforar pozos en Caracas, a menudo con operarios que antes trabajaban en la industria petrolera, y confirmó que es frecuente que el trabajo se realice sin solicitar los permisos legales.

«Muchos pozos se hacen en el estacionamiento del edificio para que no puedan verse desde fuera», contó.

BBC Mundo no logró comunicar con el Ministerio de Ecosocialismo, responsable de la protección del medio ambiente venezolano.

De Viana estima que el agua subterránea cubre un 10% de la demanda de la ciudad y que «el ritmo actual de perforación no es alarmante, pero puede serlo si no se resuelve el problema de fondo y esto se prolonga en el tiempo».

«Ya hemos visto pozos que se secaron por su sobreexplotación en Maracaibo o Valencia», otras ciudades importantes del país.

«El pozo le cambia la vida a la gente, pero ahí abajo no hay agua para todos».

Por qué Estados Unidos tiene niveles de pobreza altos pese a los miles de millones que invierte en combatirla

28 julio 2020 –

Por: Gerardo Lissardy – BBC Londres –

Es una de las grandes paradojas de nuestros tiempos: Estados Unidos, el país más rico del mundo, tiene algunos de los peores índices de pobreza entre las naciones desarrolladas.

Más de medio siglo después de que el presidente Lyndon B. Johnson declarara una «guerra incondicional contra la pobreza», EE.UU. aún tiene que descubrir cómo ganarla.

Desde esa declaración de 1964, este país tuvo logros asombrosos como aterrizar en la Luna o engendrar internet, pero apenas ha podido bajar su tasa de pobreza a alrededor de 12% desde el 19% de aquel entonces.

Esto significa que cerca de 40 millones de estadounidenses viven debajo de la línea oficial de pobreza.

El problema va mucho más allá de la actual pandemia de coronavirus.

De hecho, pese a ser la nación del mundo más golpeada por el covid-19 y a haber registrado este año sus mayores niveles de desempleo desde la Gran Depresión de 1930, EE.UU. evitó hasta ahora un aumento de la pobreza gracias a una expansión histórica de los subsidios gubernamentales, según un estudio.

Aún desde antes de esta crisis el país destinaba anualmente miles de millones de dólares a sus programas contra la pobreza, más que el equivalente al PIB de algunos países latinoamericanos.

«Eso es lo irónico: una cosa sería si fuéramos un país pobre y realmente no pudiéramos hacer mucho al respecto. Pero tenemos los recursos», dice Mark Rank, un profesor de la Universidad de Washington en St. Louis, considerado uno de los mayores expertos en pobreza en EE.UU., a BBC Mundo.

La cuestión entonces es por qué pasa esto en la gran potencia global.

«Un fracaso individual»

Hay dos razones clave detrás de la pobreza en EE.UU., según los investigadores. Uno está asociado a la forma de encarar el asunto. El otro es económico.

En primer lugar, EE.UU. carece de una red firme de protección social o de un sistema de apoyo a los ingresos de las personas como tienen otros países, por ejemplo con prestaciones por hijos a cargo.

Los programas de bienestar social que EE.UU. implementó en las últimas décadas, como los cupones de alimentos o el seguro de desempleo, le permitieron reducir algunos puntos su tasa de pobreza, pero son considerados limitados.

Para explicar esto suelen señalarse factores de tipo cultural.

«Tendemos a ver la pobreza en EE.UU. como un fracaso individual, es decir, que las personas no trabajan lo suficiente, están tomando malas decisiones, no tienen suficientes habilidades y ese tipo de cosas. Por lo tanto, depende de ti levantarte», señala Rank.

«El resultado es que realmente no hacemos mucho en términos de política social para sacar a la gente de la pobreza», agrega.

A esto se suman las diferencias raciales: las minorías aquí sufren el problema de una forma desproporcionada.

Mientras que 11% de los niños blancos en EE.UU. viven en la pobreza, esa tasa llega a 32% para los niños negros y a 26% para los niños latinos, concluyó el Centro de Datos Kids Count en base a estadísticas de la oficina del censo.

«La pobreza a menudo se considera un problema para los no blancos y eso también reduce la voluntad de ayudar a los demás», dice Rank.

«Hay estudios que muestran que en países más homogéneos en términos de raza y etnia hay una red de seguridad más robusta, porque las personas ven a otros como parecidos a ellos y es más probable que estén dispuestas a ayudar», agrega.

Mayor desigualdad

Por otro, los expertos apuntan a un factor económico: el deterioro del mercado laboral de EE.UU. para los trabajadores de menores salarios, que son cerca de 40% del total y han sufrido pérdidas en sus ingresos reales en las últimas décadas .

Esto es atribuido a diversos motivos, desde la desindustrialización y el debilitamiento de los sindicatos, hasta las transformaciones tecnológicas.

Así, la desigualdad de ingresos y riqueza en EE.UU. aumentó y es mayor que en casi cualquier otro país desarrollado, según el Consejo en Relaciones Exteriores, un centro de análisis en Washington.

Christopher Wimer, codirector del Centro sobre Pobreza y Política Social en la Universidad de Columbia, sostiene que en EE.UU. «las oportunidades en el mercado laboral tienden a ir a personas con títulos universitarios y que se han beneficiado del crecimiento económico».

«Y gran parte de ese crecimiento económico no se ha compartido hacia abajo de la escala de ingresos o educativa», dice Wimer a BBC Mundo.

«Una elección política»

EE.UU. tuvo avances sociales en las últimas décadas como mayores niveles de educación o calificación de sus trabajadores en general, y una baja de la mortalidad infantil.

Además, los especialistas advierten que la tasa oficial de pobreza de EE.UU. se basa sólo en los ingresos en efectivo, sin contar ayudas gubernamentales como créditos tributarios, cupones de alimentos o asistencia de vivienda para familias de bajos recursos.

Un estudio reciente realizado por Wimer y otros investigadores de Columbia proyectó que, sin la ayuda de emergencia aprobada ante la pandemia de coronavirus, la tasa de pobreza en el país habría saltado del 12,5% previo a la crisis al 16,3%.

Pero esos beneficios, que han incluido cheques semanales de US$600 a millones de trabajadores afectados por la pandemia, expiran a fin de mes. Y, con los casos de covid-19 en aumento, su continuidad depende de un acuerdo entre el Congreso y la Casa Blanca.

Distintos expertos han advertido desde antes de la pandemia que el país acepta niveles de pobreza demasiado altos.

«EE.UU. es uno de los países más ricos, poderosos y tecnológicamente innovadores del mundo; pero ni su riqueza ni su poder ni su tecnología se están aprovechando para abordar la situación en la que 40 millones de personas continúan viviendo en la pobreza», indicó a fines de 2017 el entonces relator especial de la ONU para extrema pobreza y derechos humanos, Philip Alston.

Entre otras cosas, Alston señaló que EE.UU. tenía la mayor mortalidad infantil en el mundo desarrollado, que la expectativa de vida de sus ciudadanos era menor y menos saludable que en otras democracias ricas.

Y también que su pobreza y desigualdad estaban entre las peores del club de países ricos OCDE, y su tasa de encarcelamiento entre las mayores del mundo.

«Al final del día», sostuvo, «particularmente en un país rico como EE.UU., la persistencia de la pobreza extrema es una elección política hecha por aquellos en el poder».

Luke Shaefer, director de la iniciativa Soluciones de Pobreza en la Universidad de Michigan, aboga por políticas más simples en EE.UU. y con un enfoque más universal.

Un estudio realizado por él y otros expertos de la universidad indicó que EE.UU. invierte US$278.000 millones por año en programas gubernamentales antipobreza, sin contar los gastos en salud.

Si se suman los programas de atención médica para los pobres como Medicaid, la inversión anual alcanza a US$857.000 millones, es decir, más que los PIB combinados de Argentina y Chile.

«Muchos de estos dólares realmente no están destinados a los muy pobres», advierte Shaefer.

Las elecciones de noviembre quizá ofrezcan a EE.UU. una nueva oportunidad para repensar cómo mejorar ese gasto.

«Hay gente a la izquierda y la derecha que dice que este enfoque no está funcionando para nosotros, tenemos que hacer algunas cosas de manera diferente, necesitamos simplificar», dice.

«Tengo alguna esperanza de que podamos progresar».