La crisis originada por el coronavirus ha multiplicado el número de bulos y desinformación que circula por redes sociales, plataformas de mensajería e incluso webs de clickbaiting que se autodenominan periódicos y causan un enorme daño en muchos lectores que desconocen la falta de ética de estas webs y caen en sus titulares-trampa.
¿Cuál es la tipología de bulo o desinformación que más se está dando estos días? Según un estudio del Reuters Institute, la que más prolifera es aquella que parte de algún dato verdadero, pero es descontextualizada o se le agregan otros datos falsos.
El informe indica que no son las informaciones falsas que se construyen desde cero las que más se propagan, sino que gran parte de la información errónea en la muestra que han analizado abarca varias formas de manipulación, donde la información existente y a menudo verdadera es modificada con otros datos falsos, recontextualizada o reelaborada.
El análisis ha detectado diferentes subtipos de información errónea que modificaron la información existente.
1.- Información verdadera mezclada con otra que no lo es
La forma más común de información errónea, el ‘contenido engañoso’ (29%), contenía cierta información verdadera, pero los detalles fueron reformulados, seleccionados y recontextualizados de manera que los hicieran falsos o engañosos.
Una publicación muy compartida ofreció consejos médicos, combinando información precisa e inexacta sobre cómo tratar y prevenir la propagación del virus. Si bien algunos de los consejos, como lavarse las manos, se alinean con el consenso médico, otras sugerencias no. Por ejemplo, la pieza afirma: ‘Este nuevo virus no es resistente al calor y se puede eliminar por una temperatura de solo 26/27 grados”.
2: Fotos reales de otros años o lugares pero que tratan de hacer pasar por lo que no son
Una segunda forma común de información errónea es la que se da en imágenes o vídeos etiquetados o descritos como algo diferente de lo que son (24%). Por ejemplo, una publicación muestra una imagen de una selección de alimentos veganos en un supermercado, que nadie ha tocado y está llena, y sugiere que por el pánico al coronavirus “nadie quiere comer comida vegana.”
AFP Australia comprobó que esta imagen es de un estante de una tienda de comestibles en Texas en 2017, antes del huracán Harvey. Todos los ejemplos de contenido manipulado que analiza el informe emplearon técnicas de edición de fotos o videos simples y de baja tecnología. Un video editado sobre bananas sugiere que pueden prevenir o curar el COVID-19.
A pesar de la gran preocupación reciente sobre uso de tecnología punta para generar desinformación, el informe no ha detectado ejemplos que empleen deep fakes u otras herramientas basadas en inteligencia artificial. Más bien, el contenido manipulado son “‘falsificaciones baratas’ producidas usando técnicas que han existido desde que hay fotografías y películas”, indican.
Otros datos de interés
La información errónea se mueve de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba
Políticos de alto nivel, famosos u otras figuras públicas prominentes produjeron o difundieron solo el 20% de la información errónea en la muestra, pero esa información errónea creó un gran engagement (retuits, me gusta, comentarios, etc.) en las redes sociales en la muestra.
A pesar de esto -advierte el informe- es importante no subestimar la cantidad (o influencia) de la información errónea de abajo hacia arriba producida y difundida por el público en general. Este contenido no solo constituye la gran mayoría de la muestra en términos de volumen, sino que algunas piezas individuales, como una sobre saunas y secadores de cabello que previenen el COVID-19 , también generan grandes volúmenes de engagement.
¿Qué lleva a la gente a crear bulos?
Sobre las motivaciones a la hora de difundir los bulos, hay distintos motivos. Los que crean o difunden los bulos parecen tener muchas razones para compartir información errónea, incluido el deseo de “trolear”, la creencia de que lo que dice es verdadero o el partidismo político.
En general, no parece que haya detrás un motivo comercial. Pocas piezas de información errónea en la muestra parecían tener la intención de generar ganancias. Solo seis (3%) piezas de contenido estaban vinculadas a supuestas curas, vacunas o equipos de protección para la venta, y ocho (4%) se publicaron en sitios web con mucha publicidad y estaban destinadas a generar clics.
Por Guillermo Romero Salamanca-Comunicaciones CPB.
Cuando el periodista, historiador, escritor, ensayista y poeta polaco Ryszard Kapuscinsky dijo que para ser buen periodista hay que ser buena persona, de seguro, no conocía a Héctor Téllez Luna, de lo contrario, siempre lo hubiera puesto como ejemplo en sus entrevistas.
Héctor Téllez Luna es periodista, publicista, creativo, hombre de márquetin, relacionista, economista sin título, poeta, declamador, actor, animador, cantante, profesor, contador de historias, conferencista, sembrador de sueños, lector consumado, estudioso de comunicaciones, diseñador, humorista, servicial, benevolente, generoso y más.
Con una vida apasionante que lo ha llevado a mantener conversaciones como las del cura guerrillero Camilo Torres, ministros, presidentes de diversos gremios, rectores de universidades, decanos de facultades de Comunicación Social, embajadores, obispos -hasta con el mismísimo san Juan Pablo II-catedráticos y un sin número de pelafustanillos.
Recorrió los campos boyacenses, estuvo en manifestaciones con bastante tropel, pero también ha recitado poesías propias y ajenas, ha sido actor, ha sido presentador de figuras de la canción en conciertos, pero, sobre todo, les ha colaborado a miles de personas.
Ahora está en cuarentena obligada por la pandemia, situación que lo ha calmado un poco y por ello, se levanta tarde. Rocío Restrepo, su esposa, está pendiente de sus citas, se acuerda de fechas, datos y sabe dónde están las fotos.
Le fascina la crónica como género periodístico. A él se le escuchó hablar por primera vez de Periodismo Empresarial, que luego lo convertiría en Comunicación organizacional. Dentro de sus dones figura la pedagogía. Gastó arrobas de tiza en tableros negros y verdes, millares de marcadores se esfumaron en las cartulinas de los papelógrafos dando sus instrucciones en universidades como la América, Central, Javeriana, Externado, Tadeo y La Sabana.
Desde 1980 es socio del Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB) y ha participado encantado como pre-jurado del Premio Nacional de Periodismo. Revisa las tesis de grado que envían estudiantes y universidades que buscan el galardón. “Tengo el honor, dice ahora, que en los años en los cuales he sido integrante de los calificadores de tesis, las que yo he recomendado, han sido las ganadoras”.
–Rocío, le pregunta a su esposa ¿Cómo era el título de la tesis que ganó este año?
— La política exterior estadounidense a través de la Twiplomacy de Trump, le contesta ella, rápidamente.
–¡Qué machera de trabajo!, agrega él.
DE LAS VEREDAS DE CÓMBITA A LAS LUCHAS SOCIALES EN BOGOTÁ
Aunque nació en Bogotá, su padre, el ingeniero civil Miguel Téllez, constructor de vías, se llevó a su familia para Boyacá cuando comenzó en los años cuarenta a construir carreteras como las de Güepsa, Vélez, Landázuri, Moniquirá. Le tocó el 9 de abril en Tunja, encerrado, en cuarentena, mientras los liberales gritaban en la Plaza de Bolívar y se amenazaba de muerte al que saliera a la calle. Vivió su adolescencia entre Tuta, Cómbita y Sotaquirá, donde aprendió a comer platos típicos como mazamorra, cuchuchos y los incomparables indios.
Sus recuerdos de infancia pasan por entre los campos y las faenas en lafinca Las Mercedes donde consumió cuanto durazno, pera, ciruela amarilla o roja, mora de castilla, pepino silvestre, papayuela, piñuela y cerezas encontró en el camino.
Estudió en el colegio La Presentación de Tunja con la famosa hermana Susana María y luego se trasladó a Bogotá al Salesiano León XIII, en el centro de Bogotá.
Cuando terminó el bachillerato, con un grupo de compañeros, ingresó a la Universidad Nacional a estudiar Economía. “Yo no sabía qué era eso, no me gustaba y no me gradué porque me rajé en Matemática Financiera. Me aburrí y no volví más”, relata ahora su desencanto.
En la universidad, entabló amistad con uno de los personajes más populares en esa alma máter en esos años sesenta: el cura Camilo Torres.
–Yo estuve en decenas de manifestaciones, tiré piedra…
–Pero no mató policías, interrumpe doña Rocío y se ríen.
“Camilo era bien recibido en mi casa. Yo lo acompañaba a sus encuentros con la clase trabajadora en Tunjuelito donde se pegaba unos discursos inolvidables. Él hablaba mucho, pero con gran contenido. No era enfermo, pero no era amante de los trabajos pesados. A tal punto que mi mamá, doña Victoria Luna Serrano le pedía que no se fuera para la guerrilla”.
“Si usted no es capaz de alzar una garlancha, ¿cómo será con una ametralladora?”, le preguntaba a cada rato”, le insistía.
“Cuando vino de Lima, nos dejó plantados en el aeropuerto Eldorado a donde fuimos a recibirlo. Ese día se subió a una volqueta, le tomaron incluso varias fotos y marchó para el monte. Fue la última vez que lo vi”, rememora suspirando el maestro Héctor.
POR LAS CALLES LO VÍ PASAR
Tanto en su adolescencia como buena parte de su juventud, Héctor encontró en la calle un motivo más para servir. Pasaba horas con niños de la calle, que llamaban en esa época gamines y las señoras encopetadas los designaban como “pelafustanes”. Los convencía para que se fueran a estudiar y a vivir a las Granjas del Padre Luna, una fundación que orientaba su tío, el sacerdote Joaquín Luna Serrano.
“Eran unos chinos jodidos, pero muy buenas personas. Muchos de ellos se hicieron mis amigos personales. Nos tocaba empezar por decirles que se bañaran. Vivían todos cochinos, pero una vez uno de ellos casi se nos muere. Se tragó un jabón y se intoxicó. ¡Qué susto tan verraco!”
La comunicación social le llegó en esas calles y con esa labor social.
En su casa había reuniones con música, poesía, gente, charlas, tertulias y ese ambiente de comunicación, le llamó la atención.
“Yo acompañaba a mi tío Joaquín a los programas en la Emisora Mariana, en Caracol y en Radio Sutatenza. Allí tenía la oportunidad de cantar, animar, hacer entrevistas y escribir los libretos.
Los domingos era el recreacionista. Había que distraer a esos muchachos.
Era chistoso entrevistar a los chinos de la calle.
–¿Quién es su papá?, les preguntaba.
–Ummm, yo no sé.
–¿Quién le puso su nombre?
–Yo qué voy a saber.
–¿Dónde vive?
–Donde me coja la noche, eran sus respuestas.
Iba también los domingos a la Granja de Albán donde estaban las niñas que adelantaban sus cursos. “Claro, todo este trabajo era ad honorem”.
CON EL PRIMER COMPUTADOR DEL PAÍS
Ingresó a trabajar al Banco Central Hipotecario (BCH), mientras estudiaba Publicidad en la Universidad América, en los salones contiguos al Teatro Colón, en puro centro de Bogotá.
Después fue director de comunicaciones del BCH y comenzó, con Adolfo Sanclemente, a conversar sobre un tema muy especial: Comunicación Organizacional.
Comenzó a dictar clases en la Universidad América, donde lo expulsaron por respaldar al profesor Luis Carrera, en una protesta que se le hizo al rector.
Pasó por el Fondo Nacional del Ahorro y regresó al Banco Central Hipotecario a la dirección de comunicaciones.
“Yo trabajé con gente muy inteligente, capaz, con gerentes constructivos y futuristas. Una vez, por ejemplo, en el congreso de Camacol de 1968, el doctor Roberto Rosero Hinestroza, salió con una idea que la gente le pareció difícil de creer. Dijo que el negocio del futuro era el agua. Lo trataron de loco. Al año siguiente Postobón sacó el Agua Cristal”.
Héctor seguía estudiando y analizando el tema de las comunicaciones. Entre otras, hizo un curso de auditoría de sistemas y participó en el BCH en el montaje de uno de los primeros computadores que tuvo el país. “Era un aparato de 18 metros de extensión, 250 centímetros de alto y un metro con 50 de ancho. Era un espectáculo ver ese aparato. Además, el salón tenía aire acondicionado. Yo llevaba a los estudiantes para que miraran ese armatoste. No lo podían creer. Ahora un computador se carga en un bolsillo”.
Andrés Samper Gnecco –padre de Daniel y Ernesto—le dio clases de Relaciones Públicas. Adelantó también estudios en las Naciones Unidas. Fue al Ecuador al Centro Superior de Estudios de Periodismo y allá fue presentador del cantante Raphael en un concierto que ofreció en Quito. Hizo allá también radio y televisión.
El centro de Bogotá lo conocía paso a paso. Calle a calle. Hablaba con los “chinos” de la calle, al mismo que sostenía reuniones luego con gerentes de empresas. De pronto se topaba con un ministro caminando por la séptima. Esa vía era gran parte de su vida. Allí, por ejemplo, degustó por primera vez un bom bom bum, una colombina con chicle. Cuando los bancos determinaron hacer una jornada continua laboral, descubrió los sabores de los restaurantes San Francisco, debajo de las instalaciones de El Tiempo, en el hotel Continental o en el Club de Banqueros.
La mañana del 23 de julio de 1973 le quedó en el recuerdo. En el piso 14 de la torre de Avianca, comenzó un incendio. Él quiso cooperar con unos compañeros suyos, pero no les permitieron el ingreso.
CON JUAN PABLO II
Como director de comunicaciones del BCH planeó con gerentes como Jorge Cortés, Mario Calderón Rivera, Javier Ramírez Soto, Roberto Rosero Hinestroza, la construcción de gigantescos proyectos urbanísticos más grandes de Colombia como Niza y Tunal en Bogotá, la Nueva Villa de Medellín, Villas de Armenia y otras en Cali, Barranquilla, Bucaramanga.
“Cuando se anunció que vendría a Colombia el papa Juan Pablo II yo me dije: él tiene que ir al Tunal para que se encuentre con el trabajo que hace el banco allá y para que esté con la gente de ese sector. Fue una labor muy bonita, convencer a medio mundo y estar al lado de él”, comenta orgulloso ahora.
Después de los desastres naturales en Popayán, Armero y Armenia, Héctor debió visitar esas regiones y organizar procesos de comunicaciones para las soluciones de vivienda que se les dieron a las familias damnificadas.
“Otro de sus casos de éxito fue “Plan Terrazas” con el cual miles de familias ampliaron sus viviendas. Fue una bonita experiencia, desde la organización de los comerciales, como los de convencer a las personas y luego ver las construcciones”, cuenta ahora.
TRABAJO DE BANCO Y EDUCACIÓN
Aceptó las invitaciones, por ejemplo, de José de Recasens para organizar la Facultad de Comunicación Social en la Universidad Externado de Colombia y luego pasó a la Tadeo Lozano y dar los primeros pasos de la Comunicación Empresarial.
La Universidad Central también lo quería y lo convenció. Lo mismo le sucedió cuando Octavio Arizmendi lo llevó a la Universidad de La Sabana.
Era, en su momento, el hombre que más sabía de comunicaciones, publicidad, márquetin y pedagogía.
No descansaba casi nunca.
ESPECIALIZADO EN TESIS
Desde 1980 es socio del Círculo de Periodistas de Bogotá. “Me ha encantado la tarea de analizar las tesis que envían los estudiantes de Comunicación Social. El Periodismo de ahora es investigativo y con profundidad. Los periodistas de antes éramos muy superficiales. Ahora vienen con un marco teórico. Han hecho unos trabajos sensacionales sobre la violencia, por ejemplo y el de este año de Daniela Abisambra, fue excelente”.
–Rocío… ¿te acuerdas de la otra tesis que nos impactó?
–Claro, la de la resiliencia.
–Si señora. Gracias. Yo no sabía qué era eso. Hasta ese momento no había escuchado esa palabra y qué maravilla. Fue una gran lectura”.
–¿Volvería a ejercer el Periodismo?
–Desde luego compañero. Gracias al Periodismo, he sido un hombre feliz y buena persona. Conocí y tengo amigos incomparables: de la calle, de las empresas, del gobierno, de la vida y a Rocío, mi compañera inigualable.
«Los periodistas que por décadas se han jugado la vida para informar al país, parece que estuvieran dormidos, como esperando que resucite Guillermo Cano para salvarlos»
Los virus son entidades peligrosas; pequeños, silenciosos y mortales. Su único objetivo: replicarse infinitamente. Éstos microorganismos entran en su huésped y de forma sigilosa destruyen todo lo que tocan. Cuando la víctima se da cuenta de la infección, ya suele ser demasiado tarde. Algunos, como el coronavirus, tienen una especial promiscuidad y unas víctimas predilectas: se esparcen rápidamente y al encontrarse con los ciudadanos que ofrecen resistencia o que son especialmente vulnerables, enfilan sus maquinarias para doblegar y destruir.
Pues bien, asistimos en estas semanas al cruel espectáculo de dos pandemias: el COVID-19 y la crisis del periodismo independiente. La primera tiene todos los reflectores encima, es omnipresente, es imposible no intoxicarse con la avalancha de información sobre el virus de Wuhan y no conmoverse con relatos de Italia, España o Guayaquil. La segunda, que también ocurre día a día frente a nuestras narices, no genera extensos cubrimientos y titulares amarillistas, pero igualmente transformará para siempre la sociedad en la que vivimos.
El virus llegó a Colombia hace unos 15 meses, enquistándose en un anciano de 74 años que, a pesar de su edad, era vigoroso y bastante combativo: la revista Semana. La víctima empezó a toser a los pocos días del contagio, primero pequeños carraspeos de censura (el caso del retorno de los falsos positivos y el primer despido a Daniel Coronell) y después, la falla total de algunos de sus órganos vitales como Fucsia y Arcadia. “Periodismo con Carácter” dice su eslogan, y el carácter fue lo primero que el virus le arrebató a la revista.
Pero la enfermedad no terminó ahí. Posterior al contagio, y al igual que con el coronavirus, llegaron un par de afectaciones: el amarillismo de Salud Hernández y el arrodillado gobiernismo por cuenta de Sandra Suárez. Al mismo tiempo, conectaron al moribundo paciente a una máquina para que respire por él, una mutación denominada “Semana TV” que desde el canal UNO (otro contagiado), procurará dar de que hablar, por encima de hacer periodismo con altura.
Ya habiendo invadido a la revista, el virus comenzó a replicarse exponencialmente, que es lo único que le importa. Vicky en las tardes y Salud en las noches, los “periodistas” replican sin filtro información dudosa todas las mañanas y los editores le lavan la cara al Presidente cada fin de semana. ¿Todo para qué? ¡Pues para triplicar el tráfico! ¡Ser virales es la orden! ¡La decencia es cosa del pasado! Mientras tanto, los médicos que deberían estar tratando esta enfermedad, los periodistas que por décadas han puesto en juego su vida para informar heroicamente al país, parece que estuvieran dormidos, como esperando que resucite Guillermo Cano para salvarlos. Parece que no se dan cuenta que el virus es el enemigo de todos, y que ahora, por extensión, Semana es el enemigo de su profesión.
Yo no soy periodista. Soy un ciudadano que observa como agonizan los medios, como si estuviera viendo a un ser querido en una UCI luchando contra el COVID-19. Impotente veo que el paciente no tiene salvación. Que lo único que nos queda es ver morir a Semana, por lo menos la Semana que conocíamos, y esperar que como RCN (que ya falleció hace rato), la revista de Felipe López se reduzca a un pasquín viral que nunca más le hablará al oído a los líderes de opinión, despojada totalmente de su credibilidad.
La pregunta que mucha gente se hacía tras el segundo despido de Daniel Coronell de Semana y la renuncia solidaria de su tocayo Samper Ospina, era para cuál medio iban a agarrar con sus respectivas columnas.
La incertidumbre quedó resuelta en entrevista de Coronell con El Espectador el domingo pasado. Ante la pregunta de si algún medio colombiano lo había contactado, respondió que “he tenido satisfactoriamente contacto con dos medios escritos de Estados Unidos y un medio digital. Pero, de momento, me la voy a jugar en nuestro proyecto con Daniel Samper”.
Muchos daban por hecho que ambos estarían recibiendo variadas ofertas de medios nacionales, y hablaban con insistencia de El Espectador porque ha acogido a columnistas censurados en otros medios (Yohir Akerman, Reinaldo Spitaletta o el suscrito) y es de los pocos que se mantienen en la misión suprema del periodismo, la búsqueda innegociable de la verdad.
La respuesta de Coronell nos ubica en la cruda correlación de fuerzas actual, pues no recibió ninguna oferta de un medio nacional. ¿Y esto qué significa? Que asistimos a la prostitución del periodismo en manos del gran capital, donde la polarización ha terminado por ubicar a los medios en dos bandos: los amigos del gobierno (o sea los prostitutos) y los otros. Hoy los más importantes medios están en poder de empresarios afectos al “chan con chan”, y en tal medida tienen claro que contratar a cualquiera de estos dos reconocidos antiuribistas conllevaría enemistarse con el que maneja la chequera de la pauta oficial.
Así las cosas, la urgencia reside en fortalecer la independencia, a sabiendas de que un periodismo dependiente de los poderes económicos o políticos no es periodismo, sino relaciones públicas. ¿Qué hacer, entonces? Independizarse. ¿Y cómo? Juntándose con los demás independientes para hacerse fuertes y resistir los embates de la censura, cada día más asfixiante.
Llegados a este punto, confieso que quedé sorprendido con el anuncio de la creación de la página Losdanieles.com, pues parecería apuntar hacia el andamiaje de una “isla para dos” estrellas del periodismo, en lugar de convocar a algo más amplio. Sea como fuere, es apenas comprensible que ante la urgencia de publicar sus columnas el domingo siguiente, hayan armado a las volandas un espacio virtual en cuya hoja de presentación advierten que son “columnas sin techo”.
En columna anterior titulada ¡Coronell, salve usted la causa!, a raíz de su primer despido preguntaba si sería posible que Daniel aprovechara la crisis que se presentó y la convirtiera en oportunidad para “crear bajo su dirección un medio virtual cuya única consigna sea la búsqueda de la verdad, sin contemplaciones”.
Es la ocasión para retomar el tema, partiendo de asumir como premisa básica que se trata de unir esfuerzos entre pares, agruparse en torno al mismo propósito, armar un bloque de resistencia periodística lo más sólido posible, porque lo que nos corre pierna arriba es el control de los medios bajo un esquema similar al que implantó Benito Mussolini durante su régimen fascista, como también he mencionado en otras columnas.
En esta convocatoria de ‘alternativos’ tendrían cabida los Danieles, por supuesto, a sabiendas de que no han sido los únicos columnistas defenestrados, más bien son el continuóse del empezóse que condujo al acabose actual. Están además los cinco independientes que Gustavo Gómez quiso incorporar a Caracol Radio pero no duraron ni dos meses, por críticos o por antiuribistas: Sandra Borda, Gustavo Duncan, Esteban Carlos Mejía, Daniel Pacheco, Yohir Akerman.
Y faltan datos de otros municipios, como El Heraldo de Barranquilla de donde recién echaron a un lúcido Jorge Muñoz Cepeda, y desde la misma curramba bulliciosa pide pista una punzante Nany Pardo, sin duda muy buena, aunque falta ver si es posible complacerla en sus exigencias.
Una segunda premisa reside precisamente en que a la gente hay que pagarle por su trabajo, y se ha vuelto costumbre que lo único que reciben a cambio es el prestigio del medio que los acoge. La ocasión exige montar un esquema de negocio que permita que a todos se les pague, desde lo administrativo y lo comercial hasta lo periodístico, partiendo de una tercera premisa: la pauta publicitaria no puede condicionar los contenidos.
Es aquí donde eldiario.es llega en nuestro auxilio con una entrevista a su director Ignacio Escolar, quien considera que “si el primer cliente es el lector, el periodismo gana”. ¿Qué significa esto? Que se trata de lograr que sea el “socio lector” quien pague por apoyar el proyecto, sin que por ello se le vaya a cerrar el contenido si no paga. O sea: el lector no paga para leer el medio, sino para que siga viviendo.
Y con esto no estamos inventando el agua tibia, es el mismo modelo que comenzó a aplicar con rotundo éxito Noticias Uno desde que fue desplazado del Canal 1 y se pasó a Cable Noticias. Según La Silla Vacía, “con el apoyo de miles de usuarios ha recaudado a la fecha 1.178 millones de pesos”.
Dejo entonces estas ideas al garete, que se iban alargando más de la cuenta. Casi sin querer queriendo, no sobra mencionar que ya existe un medio virtual conocido como El Unicornio, que nació en octubre del año pasado con el mismo propósito de resistencia y en torno al cual quizá pudiera haber alguna confluencia de voluntades.
Dinos, Daniel y Daniel: ¿os resistiríais…?
DE REMATE: Según un estudio de la ONG Transparencia Internacional y publicado por el sitio web U.S. News, Colombia lidera el top 10 de los países más corruptos en 2020. Dice la información que “en los últimos tres años Colombia había ocupado los puestos 90, 96 y 99 entre 180 países. Sin embargo, en 2020 el país saltó al primer lugar”. Con esto les digo todo.
Alemania, China, Australia y Nueva Zelanda son algunos de los países que se han pronunciado en contra de la controvertida decisión.
El presidente estadounidense Donald Trump informó este martes que su administración suspendería temporalmente la aportación económica que le hace a la Organización Mundial de la Salud (OMS) por una supuesta «mala gestión y encubrimiento de la expansión del coronavirus». El anuncio sorprendió a la comunidad internacional y las reacciones no se han hecho esperar.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, fue uno de los primeros en responder a la polémica decisión asegurando que ahora «no es el momento» para cortar fondos a la OMS. «Creo que la Organización Mundial de la Salud debe ser apoyada, ya que es absolutamente fundamental para los esfuerzos del mundo para ganar la guerra contra el covid-19″, dijo en un comunicado.
«Ahora (…) no es el momento de reducir los recursos para las operaciones de la Organización Mundial de la Salud o cualquier otra organización humanitaria en la lucha contra el virus», agregó.
El mandatario estadounidense defendió su decisión argumentando que la OMS «falló en su deber básico y debe rendir cuentas». Además, aseguró que el organismo promovió la «desinformación» de China sobre el virus, lo que habría ayudado a la propagación del brote.
Estados Unidos es el mayor donante de la OMS, que tiene su sede en Ginebra, Suiza. En el año 2019, se estima que este país aportó cerca de US$400 millones en 2019, aproximadamente el 15% del presupuesto de la organización.
Alemania, China, Australia y Nueva Zelanda son algunos de los países que se han pronunciado en contra de la controvertida decisión.
«El virus no conoce fronteras»
El canciller alemán, Heiko Maas, advirtió contra «culpar a otros» por la crisis del coronavirus: «El virus no conoce fronteras». Foto: GETTY IMAGES-BBC
El canciller de Alemania, Heiko Maas, advirtió contra «culpar a otros» por la crisis del coronavirus. «Culpar a otros no ayuda. El virus no conoce fronteras», tuiteó Maas.
De igual forma, el alemán resaltó la necesidad de trabajar conjuntamente para combatir el covid-19 y dijo que una de las mejores inversiones es fortalecer el financiamiento de la OMS y así «desarrollar y distribuir pruebas y vacunas».
La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, dijo que no estaba de acuerdo con los argumentos dados por el presidente Trump y dijo que la OMS era un instrumento clave en la lucha contra el coronavirus.
«En un momento como este, cuando necesitamos compartir información y necesitamos consejos en los que podamos confiar, la OMS nos ha proporcionado eso», dijo. «Continuaremos apoyándola y continuaremos haciendo nuestras contribuciones».
«Un libro de jugadas políticas»
Donald Trump ha sido muy crítico del papel que juega la OMS en el escenario internacional. Foto: EPA-BBC
China, por su parte, instó a Washington a continuar cumpliendo con sus obligaciones con la OMS. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país, Zhao Lijian, indicó que la pandemia se encontraba en una etapa crítica y que la decisión de Washington afectaría a todo el mundo.
Y en Australia, si bien el primer ministro Scott Morrison simpatizó con las críticas de Trump a la OMS, el dirigente también resaltó la «gran cantidad de trabajo importante» que realiza como organización y la importancia de trabajar conjuntamente con ella.
En EE.UU. las reacciones también han proliferado. La Asociación Médica Americana, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades y el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes son algunas de las instituciones que se han pronunciado en contra de la medida.
«El presidente nos muestra su libro de jugadas políticas: culpar a la OMS, culpar a China, culpar a sus oponentes políticos, culpar a sus predecesores, hacer lo que sea necesario para desviar el hecho de que su administración manejó mal esta crisis y ahora está costando miles de vidas estadounidenses «, denunció el representante demócrata de la Cámara, Eliot Engel.
Mientras tanto el número de contagios y de fallecidos por coronavirus sigue aumentando en Estados Unidos. Al menos 2.200 personas murieron en ese país el martes, un número récord según la agencia de noticias Reuters. Este miércoles, la cifra total de fallecidos llegaba a al menos 26.000; la ciudad de Nueva York es la más afectada con más de 3.700 víctimas mortales.
Por eso necesitamos que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas entre en acción. Y República Dominicana juega un papel crucial.
A medida que estalla la crisis del coronavirus en todo el mundo, la institución internacional más poderosa del mundo, el Consejo de Seguridad de la ONU (CSNU), se tambalea.
El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, ha pedido un alto al fuego global y ha descrito a la pandemia como la prueba más importante que las Naciones Unidas ha enfrentado desde su creación. La Asamblea General de la ONU aprobó una resolución en la que insta a una respuesta multilateral coordinada y la Organización Mundial de la Salud (OMS) está salvando vidas al movilizar científicos, coordinando investigaciones y brindando información y atención urgentes a las poblaciones en riesgo. Creado en los cuarenta, el CSNU es el organismo que centraliza todos los esfuerzos de las Naciones Unidas sobre paz y seguridad internacional y aborda crisis globales como la que vivimos. Pero, hoy, cuando el mundo enfrenta la mayor amenaza de nuestro tiempo, el Consejo de Seguridad está desaparecido.
Muchos de nosotros trabajamos en organizaciones y sabemos que si el jefe no nos respalda, nos hace más vulnerables e ineficaces. En asuntos de paz y seguridad en la ONU, el CSNU es el jefe y, si no actúa, socava los esfuerzos mundiales para combatir la pandemia.
Es momento de que el Consejo de Seguridad esté a la altura de esta crisis. República Dominicana, que ocupa actualmente la presidencia del CSNU, tiene una oportunidad histórica de liderar los esfuerzos globales ante el coronavirus y mitigar sus repercusiones en la paz y seguridad del mundo.
En algunas crisis del pasado, las grandes potencias pudieron elevarse por encima de sus intereses nacionales y tomar un papel de liderazgo mundial, como lo hicieron con desafíos de salud anteriores, como cuando surgieron el ébola y el sida. Pero ahora, frente a una amenaza global mucho más inminente, los países más influyentes no pueden ponerse de acuerdo: China ha querido minimizar el problema, Rusia parece apoyar a China y Estados Unidos está ausente. En otras ocasiones, Estados Unidos ha impulsado al Consejo de Seguridad a tomar medidas, pero el presidente estadounidense, Donald Trump, ha optado por tratar de culpar de todo a China. Pero el tiempo de la política de acusaciones ya pasó y es profundamente contraproducente. Es por lo mismo que el Consejo de Seguridad debe actuar con urgencia para unificar al mundo y gestionar una respuesta colaborativa a la pandemia.
De los miembros permanentes del Consejo, solo Francia ha propuesto una resolución para abordar la pandemia. Pero no ha tenido eco: los países parecen más preocupados en acusarse que en atender la crisis de manera conjunta. Por ello, los diez miembros del Consejo no permanentes o electos están llenando ese vacío y ha tomando el liderazgo junto con Francia. La semana pasada, nueve de los diez miembros electos organizaron una reunión donde el CSNU, por primera vez, abordó el tema del coronavirus, pero los miembros no se pusieron de acuerdo sobre lo que había que hacer.
Como actual presidente del Consejo, República Dominicana puede liderar este esfuerzo. Como primer paso, el país caribeño debe usar su posición para unificar al Consejo en torno a una declaración conjunta que llame a una respuesta global coordinada. Si la declaración del presidente se hace con miras a futuro, y no señalando culpables, tal vez pueda hacer que se sumen los miembros permanentes, lo que permitiría tomar medidas más enérgicas y de manera más apresurada.
Esta declaración tendría que respaldar el llamado del secretario general de un alto al fuego de todos los conflictos en el planeta. El coronavirus golpeó primero al mundo desarrollado, pero puede causar aún más estragos en regiones desgarradas por la guerra, la violencia o el crimen organizado (como muchas zonas de América Latina). Una interrupción global de los conflictos real y efectiva puede ayudar a garantizar que el personal médico tenga acceso seguro y sin obstáculos a los enfermos en esas áreas. Grupos de la sociedad civil e incluso algunas de las partes beligerantes están respondiendo positivamente a la propuesta de Guterres, pero hasta el momento, el Consejo de Seguridad no se ha pronunciado. Sin ese respaldo, algunos grupos en conflicto podrían no colaborar.
La declaración debe enfocarse en hacer que la ONU asuma la responsabilidad de supervisar la cooperación global. Hasta la fecha, las respuestas nacionales a la pandemia han sido increíblemente descoordinadas, a veces enfrentando a un país contra otro mientras luchan por conseguir equipos médicos.
El Consejo de Seguridad podría ordenar una mayor coordinación y cooperación entre los Estados miembro y entre las organizaciones de la ONU. Una declaración contundente debería insistir en que las acciones de los gobiernos del mundo respeten plenamente el derecho internacional, incluyendo la normativa internacional sobre derechos humanos, y vigilar que se extienda la atención a todas las personas sin discriminación y siempre considerando a los habitantes de zonas ocupadas, refugiados y migrantes, y protegiendo la libertad de prensa.
La Carta de la ONU le otorga al Consejo de Seguridad la autoridad para responder a cualquier amenaza de seguridad internacional, incluso una pandemia. Las declaraciones de República Dominicana son cruciales en ese sentido, porque reflejan la opinión consensuada de los miembros del Consejo.
Una declaración decisiva en la que se llame a trabajar juntos puede hacer toda la diferencia: legitimaría las decisiones recientes de la Asamblea General, reforzaría la autoridad del secretario general y fortalecería los esfuerzos que realizan las agencias especializadas de la ONU para salvar vidas. Y no es todo: una señal clara y enérgica del Consejo de Seguridad persuadiría a otros actores a colaborar y dejar de pensar en esta crisis como un problema con fronteras; no lo es.
Los países latinoamericanos han marcado la diferencia en momentos importantes del Consejo de Seguridad, y deben volver a hacerlo. Diego Arria, un exembajador de Venezuela, puso en práctica en 1992 un nuevo tipo de reuniones, fuera de las salas del CSNU, informales pero oficiales. Además de la declaración del presidente, República Dominicana, algunos creemos que la “fórmula Arria” también podría aportar ahora nuevas voces y dar mayor flexibilidad a las deliberaciones del Consejo de Seguridad. República Dominicana puede seguir esta tradición latinoamericana y optar por un liderazgo firme desde los márgenes, como hizo Arria.
Ahora más que nunca necesitamos unidad y liderazgo del Consejo de Seguridad. La seguridad mundial y la legitimidad del organismo dependen de la capacidad de todos sus miembros, incluso los pequeños, de asumir la responsabilidad por nuestro futuro compartido.
Reporteros Sin Fronteras ha presentado una denuncia ante el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la salud, Dainius Pūras, y su homólogo sobre la promoción y protección del derecho a la libertad de opinión y expresión, David Kaye, para que denuncien formalmente a los Estados que, al violar el derecho a la información durante la pandemia del coronavirus, ponen en peligro la salud de la población.
El 12 de abril de 2020, Reporteros Sin Fronteras (RSF) presentó una denuncia ante la ONU para pedirle que intervenga y denuncie a los Estados que violan el derecho a la información durante la crisis sanitaria del coronavirus –a pesar de la pandemia o tomándola como excusa–, poniendo así en peligro la salud de las personas, tanto en su territorio como en el resto del mundo. Con este propósito, RSF envió una carta de denuncia a los Relatores Especiales de las Naciones Unidas sobre el derecho a la salud, el lituano Dainius Pūras, y sobre la libertad de opinión y de expresión, el estadounidense David Kaye.
RSF ha puesto en marcha el proyecto Tracker 19, una herramienta adaptada a la crisis sanitaria mundial que tiene el objetivo de evaluar el impacto de la pandemia en el periodismo. La información que RSF dio a conocer a la ONU fue recabada a través del Tracker 19, cuyo nombre hace referencia al Covid-19, pero también al artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El proyecto documenta la censura de los Estados, la difusión deliberada de noticias falsas y las consecuencias que esto tiene en el derecho de los ciudadanos a contar con información fiable. De esta manera, se trata de hacer recomendaciones que favorezcan el ejercicio del periodismo. En la carta enviada a los relatores se denuncian casos de censura, detención arbitraria, acoso y violencia contra periodistas, así como el preocupante desarrollo de leyes represivas en 38 países. La lista no es exhaustiva.
Tanto el presidente de Brasil como el de Estados Unidos increpan de forma violenta a los periodistas. Los gobiernos de Argelia, Jordania y Zimbabue han detenido a reporteros. En Hungría, una ley orwelliana ha instaurado un “Estado policial de la información”, mientras que en Camboya, el primer ministro se ha valido de la crisis generada por el Covid-19 para reforzar su poder. Por no hablar de China, donde la represión del periodismo permitió que la epidemia se propagara, primero en Wuhan y, después, por el resto del mundo. RSF también expresa su gran preocupación por la vulnerabilidad de los periodistas que siguen encarcelados en Turquía y Arabia Saudí a pesar de la epidemia.
En su misiva, RSF también pide a los relatores de la ONU que pasen de las advertencias a la acción y hagan un “llamamiento urgente” a cada uno de los gobiernos de los países donde se han registrado violaciones a la libertad de prensa que atentan contra el derecho a la salud. El objetivo es que se emprendan medidas concretas, por ejemplo, que se ponga en libertad a los periodistas encarcelados.
La figura del Relator Especial forma parte de los Procedimientos Especiales del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Se da el nombre de Procedimientos Especiales a los mecanismos independientes de investigación y seguimiento que abordan tanto situaciones específicas de países como temas puntuales en todo el mundo. Los Procedimientos Especiales dependen del Alto Comisionado de Derechos Humanos, que tiene su sede en Ginebra. Si las infracciones se confirman, los Relatores Especiales deben denunciar los hechos y pedir a los Estados que resuelvan los problemas. Los siguientes informes públicos que los relatores presenten al Consejo de Derechos Humanos y a la Asamblea General de las Naciones Unidas permitirán calificar las situaciones observadas
El 16 de marzo de 2020 David Kaye, junto con el Relator Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Edison Lanza, y el Representante de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) para la Libertad de los Medios de Comunicación, Harlem Désir, señalaron con firmeza la importancia de que los gobiernos proporcionen información fidedigna, de que protejan a los periodistas y de que luchen contra la desinformación.
El 9 de abril, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, expresó su preocupación por las medidas adoptadas por ciertos países para restringir la libertad de prensa y la libertad de expresión, así como su temor de que la “supuesta lucha contra la desinformación” pueda ser utilizada para acallar las críticas.
En su carta, RSF pide a los relatores especiales que recuerden públicamente que el derecho a la información es “inherente” al derecho a la salud. No sólo es un elemento esencial, sino que está necesaria e íntimamente ligado a él, y no se puede disociar. Reconocer que el derecho a la información es consustancial al derecho a la salud es un aspecto clave –sobre todo cuando lo que está en juego es la salvaguardia de la salud pública–, pues permite luchar de forma más eficaz contra las restricciones arbitrarias y la desinformación. El reconocimiento de este vínculo intrínseco permitiría condenar las restricciones abusivas del derecho a la información y las violaciones del derecho a la salud. De esta manera, se garantizarían ambos derechos y se impediría que la protección de la salud pública sirva de pretexto para censurar la información.
La Declaración sobre la Información y la Democracia, aprobada en noviembre 2018 por una Comisión conformada por 25 personalidades internacionales, señala en su preámbulo que “el conocimiento es necesario para que los seres humanos desarrollen sus capacidades biológicas, psicológicas, sociales, políticas y económicas”. Basándose en esta declaración, 35 Estados firmaron el Pacto por la Información y la Democracia que reconoce el derecho a una información fidedigna. Este señala que “la información puede considerarse fiable cuando se recaba, procesa y difunde de manera libre, independiente y fundada […] cuando se elabora empleando diferentes fuentes […] en un paisaje mediático pluralista en el que los hechos pueden dar lugar a diferentes interpretaciones y puntos de vista”.
“La pandemia del Coronavirus obliga a luchar por el respeto a los principios de la libertad de prensa y del derecho a la información”, recuerda Christophe Deloire, secretario general de Reporteros Sin Fronteras. “Tal como dice la Declaración sobre la Información y la Democracia, ‘el derecho a la información consiste en la libertad de buscar y recibir información fiable, así como de acceder a ella’. Violar este derecho significa poner en peligro la salud, e incluso la vida, de seres humanos. Esperamos que los Estados que violen este derecho sean denunciados públicamente por los órganos de las Naciones Unidas”, concluye.
Si el mundo es otro después del coronavirus, el periodismo es un ejemplo claro de esa transformación. La manera de ejercerlo cambió sustancialmente y hoy plantea nuevos retos.
El oficio periodístico ha cambiado, y quizá para siempre, efecto tajante de un virus despiadado que, arbitrario, al tiempo nos impuso el desafío de cambiarnos a nosotros mismos.
Cambió el rostro al reportero, cambió el modo de acercarse a la fuente para la información, aplacó el murmullo cotidiano, sumergió en el silencio los espacios que a diario vibraron en las noticias de último momento, cambió incluso al hombre de la calle.
“Hacer periodismo de servicio, hacer las preguntas correctas, buscar las respuestas adecuadas tender puentes, indagar, exigir, ser voz de la comunidad”, expresó Juan Lozano, director de Noticias RCN, frente a lo que debe ser el periodismo de hoy.
El velo enmascarado que hoy oculta el semblante de la gente de noticias, invita al periodista a desnudar la verdad con herramientas nuevas, con el rigor que imprime el compromiso de llevar a la opinión información decantada y real.
“Fue dramático para nosotros porque es un cambio más de forma, ya no salimos a buscar la noticia, ya no vamos a los lugares donde se presentan los hechos noticiosos, ni vamos en búsqueda de los personajes, ya todo lo hacemos o desde la casa o desde la redacción, y eso nos implica también mayor rigurosidad a la hora de verificar esa información”, señaló Carlos Raigoso, reportero de Noticias RCN.
“Y esto permitirá que los periodistas puedan agilizar la información, pero al mismo tiempo estamos un poco coartados en buscar o conseguir la información que necesitamos”, dijo por su parte, Lidis Ribón, reportera de Noticias RCN.
Siempre vulnerables y expuestos a todos los peligros, esta vez debemos cuidarnos hasta de nosotros mismos, es este un enemigo que ni vemos y frente al que parece no existir escudo, y aunque somos los más cautos, aún el trabajo en casa nos enfrenta al temor de un mal tan letal como desconocido.
“Nos cambió por el momento y nos va a cambiar mucho más después, sin embargo, creo que nos va a cambiar de una manera positiva porque esto venía en una carrera desenfrenada y este alto nos sirve a todos para reflexionar acerca de para dónde vamos”, dijo por su parte, Felipe Arias, presentador de Noticias RCN.
El drama de la muerte golpea los sentidos, el reportero contiene sus temores, pero inmisericorde frente a este contagio mortal que nos arruga el alma rompe la coraza que protege nuestra presencia al aire.
Nunca antes tan solos, nunca tan distantes de quienes a diario abrazamos y besamos y queremos como si fueran hermanos. La certeza de que algún día terminará la pandemia nos hace perseverantes, tenemos que contener la demostración de los afectos y concentrarnos nada más que en informarnos y manejar el miedo.
“Todos los días uno pide a Dios que no se contagie a pesar de tomar todas las medidas razonables de protección, pero de alguna manera es el miedo que hemos sentido los periodistas siempre y que siempre hemos vencido”, sostuvo Juan Lozano.
“El no tener certeza frente a la salud ni lo económico genera una ansiedad que creo que solamente podemos suplirla llenándola del tema espiritual, de Dios”, señaló Felipe Arias.
Es evidente que el periodismo cambió y habrá de ser para bien, para que los sucesos que conmueven a la sociedad, lleguen a ella tan veraces y contrastados como nunca antes, tan rápido como sea responsable y posible, y nosotros más fogueados, más conscientes y sensibles y por qué no, victoriosos de contar con la suerte de haber sobrevivido a la pandemia.
Puede ser que el coronavirus no distinga color de piel ni origen étnico, pero los datos en Estados Unidos comienzan a mostrar que hay un sector de la sociedad que está sufriendo un impacto mayor por la pandemia.
«Muchos estadounidenses negros están en mayor riesgo ante el covid-19», dijo el cirujano general de EE.UU., Jerome Adams, uno de los portavoces del gobierno en temas de salud pública en entrevista con CBS.
«Me rompe el corazón», dijo Adams, quien se identifica como afroamericano.
Aunque la información va surgiendo a cuentagotas, varios estados y ciudades de EE.UU. han comenzado a publicar cifras que revelan que la población afro es más vulnerable ante el brote del coronavirus que causa la enfermedad covid-19.
Los expertos, sin embargo, no están sorprendidos, y explican que esta situación es un reflejo de varios factores que ponen a los afroamericanos en desventaja ante una calamidad pública.
Hasta el 8 de abril EE.UU. había reportado 401.166 casos de covid-19 y 12.936 muertes, según la Universidad Johns Hopkins.
¿Qué dicen los datos?
En la ciudad de Nueva York, el epicentro de la pandemia en EE.UU., hasta el 8 de abril el 28% de las 4.009 muertes por covid-19 eran personas afro, según datos revelados por el gobernador Andrew Cuomo.
En Chicago, la sexta ciudad más poblada del país y una de las pocas que había publicado este tipo de datos, hasta el 5 de abril cerca de la mitad de los casi 5.000 contagiados era personas de origen afro.
Allí habían muerto 1.824 afroamericanos, frente a 847 blancos, 478 hispanos y 126 personas de origen asiático.
Es decir, representaban el 72% de las muertes, aunque solo son el 30% de la población en una ciudad de 2,7 millones de habitantes.
«Esas cifras te dejan sin aliento», dijo la alcaldesa de Chicago Lori Lightfoot, al diario The New York Times.
«Es de las cosas más impactantes que creo haber visto como alcaldesa».
En otras partes del país el panorama también es nefasto. En el estado de Michigan, los afroamericanos conforman solo el 14% de la población, pero acumulan el 33% de los casos reportados de covid-19 y el 41% de las muertes, según datos de las autoridades sanitarias del estado.
En el estado de Lusiana, en el sur del país, cerca del 40% de las muertes por covid-19 han ocurrido en Nueva Orleans, donde la mayoría de los habitantes son de origen afro. Hasta el 8 de abril, esa ciudad había reportado 4.942 casos y 185 muertes.
La ciudad de Milwaukee, en Wisconsin, es una de las más segregadas del país.
Ahí, hasta el viernes 3 de abril se habían registrado cerca de mil casos de covid-19, casi la mitad de ellos eran afroamericanos, aunque solo son el 26% de la población de la ciudad, según un estudio de ProPublica.
De las 27 muertes que se habían reportado, 21 fueron de personas afro.
¿A qué se debe?
Autoridades y expertos coinciden en que los afro están en peores condiciones de salud que otros sectores de la población para hacer frente al contagio de la enfermedad.
En Estados Unidos hay una «exacerbación de la disparidad de salud», como lo llamó en rueda de prensa Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EE.UU., quien ha liderado la batalla contra el coronavirus en ese país.
«Siempre hemos sabido que enfermedades como la diabetes, la hipertensión, la obesidad y el asma afectan de manera desproporcionada a las poblaciones minoritarias, particularmente los afroamericanos».
Fauci agregó que esas condiciones previas «conducen a un mal desenlace» al momento en que una persona deba enfrentarse al covid-19.
Varias de esas condiciones previas, según los expertos, están relacionadas con que la población afro históricamente ha tenido menos acceso a los servicios de salud.
No es una condición genética lo que hace a los afroamericanos más vulnerables ante el virus, sino una serie de factores sociales que los ponen en desventaja.
«En EE.UU. tenemos un historial de segregación y falta de inversión en las comunidades afroamericanas», le dice a BBC Mundo Steven Alvarado, profesor en el Departamento de Sociología en la Universidad de Cornell y especialista en inequidad en asuntos de salud.
«Eso no es algo nuevo, lo nuevo es que una pandemia está chocando con esa historia».
Tyan Parker Dominguez, profesora de trabajo social en la Universidad del Sur de California y experta en temas de racismo y salud, comparte esa visión.
«No es una coincidencia que la salud de la población sea un espejo de las inequidades sociales», dice Parker Dominguez.
Para Amitabh Chandra, director de investigaciones de políticas de salud en la Escuela de Gobierno de la Universidad de Harvard, además de las condiciones de salud hay otros tres factores que ayudan a explicar por qué la población afro en EE.UU. es más vulnerable ante el coronavirus:
Tienen menos seguros de salud respecto a otros sectores de la población
Tienen menos ingresos y menos ahorros
Son parte de una población que sigue trabajando en las calles durante la pandemia, como policías, empleados de aeropuertos, bodegueros, domiciliarios, etc
«Son parte de la población que sigue haciendo el trabajo duro, mientras los demás nos quedamos en casa», le dice Chandra a BBC Mundo.
El experto también menciona el riesgo de la pandemia en las cárceles, dónde los afroamericanos tienen cinco veces más posibilidades de ir a prisión que las personas blancas, según datos de The Sentencing Project.
Falta información
Los datos sobre cómo la población afro se ve más afectada por el coronavirus tan solo están empezando a surgir.
«La gran pregunta es la calidad de los datos», dice Parker Dominguez.
«Entender quiénes son los grupos de mayor riesgo, sectores de la sociedad que se están viendo desproporcionadamente afectados, debería ser información crucial para sustentar nuestras decisiones acerca de cómo distribuir los recursos limitados que tenemos para combatir la pandemia», dice Parker Dominguez.
«Si no hay datos, se multiplica el problema», dice Alvarado, pero afirma que investigaciones previas ya mostraban que algo así sucedería.
Chandra, está de acuerdo en que «más datos siempre es mejor», pero añade que la falta de información no debe ser una razón para no tomar medidas.
«No necesitas una gran cantidad de datos para darte cuenta de lo que ocurre, lo puedes ver con tus ojos», dice Chandra.
«Darles seguros a la gente, darles beneficios de desempleo, cupones de alimento, dinero, liberarlos de las prisiones, todas esas son cosas que se pueden hacer sin los datos».
Latinos en riesgo
Alvarado cree que la situación que se comienza a develar con los afroamericanos, también puede ser similar a la que pueden estar enfrentándose los latinos en EE.UU.
En la ciudad de Nueva York, por ejemplo, las cifras muestran que el 34% de las muertes son de hispanos, un porcentaje incluso más alto que los afroamericanos.
«Todo hace parte de una cadena histórica que pone a los latinos y a los afroamericanos en mayor riesgo», dice Alvarado.
«Hay muchos latinos trabajando en las siembras, manejando buses, trabajando en los supermercados, el riesgo que enfrentan en sus barrios se multiplica con el riesgo que enfrentan en sus trabajos», dice el sociólogo.
Parker Dominguez añade la situación de los migrantes indocumentados.
«Son personas que por miedo no acuden a los servicios de salud y por lo tanto no quedan registradas» dice.
«Les preocupa cómo los van a tratar o ponerse en riesgo de que los detengan, son miedos legítimos que tienen».
«Cualquier población vulnerable se puede ver desproporcionalmente afectada por el covid-19», concluye Parker Dominguez.
Cuando Felipe López Caballero, hijo del presidente Alfonso López Michelsen, revivió, hace 38 años, el nombre Semana -de antigua propiedad del también presidente Alberto Lleras Camargo-, para denominar, así, una revista moderna que respondiera a las necesidades de información y análisis de los convulsionados acontecimientos de los años 80, muy pocos creyeron en el futuro de ese proyecto: juzgaban que, por pertenecer al pariente cercano de un exmandatario con aspiraciones de regresar a la jefatura de Estado, Semana sería un órgano de propaganda política sin valores periodísticos o económicos sostenibles. No contaban con la inteligencia de Felipe. Este, si bien no era ajeno a los intereses de su familia, logró mantener, casi siempre, el equilibrio cuando decidía que se publicaran columnas que afectaban a su padre o investigaciones que revelaban la conducta pecaminosa de algunos miembros de su alta clase social. López Caballero también supo rodearse de buenas plumas para analizar los sucesos, y de periodistas incisivos, audaces e independientes para descubrir y relatar los hechos. La combinación entre su olfato y un gran equipo de redacción que se modificó varias veces sin disminuir su estándar profesional, rindió frutos: Semana llegó a ser, en estas cuatro décadas, una de las más prestigiosas revistas de Colombia y Suramérica y, sin duda, la más influyente en el mundo de las noticias y el poder nacional.
Hace poco más de un año se supo que López le vendió el 50 % de Publicaciones Semana, convertida ya en un emporio, a Gabriel Gilinski, joven hijo de la multimillonaria familia de banqueros residenciada en el exterior, una de las cinco más ricas de Colombia. Extrañamente, y a pesar de provenir de un grupo económico, la llegada del socio de Felipe o, tal vez, de quien es, hoy, el nuevo propietario único de esa empresa, significó la destrucción de lo edificado. A una velocidad sin precedentes, Gilinski, en lugar de “disparar” la marca con sus presuntas novedades tecnológicas y la inyección de importante capital como muchos vaticinaban, derruyó los pilares en que se basó la riqueza del conglomerado Semana: prestigio y creatividad. De estos dos tesoros que cualquier medio de comunicación busca tener, ya no quedan sino los escombros y, de entre ellos, solo sale humo amarillista y olor politiquero.
El bochornoso despido del reputado periodista Daniel Coronell (*), mediante un mensaje de celular de una empleada de Semana sin “mérito” diferente al de haber sido la subalterna del jefe de la ultraderecha colombiana, y la consecuente renuncia-por-dignidad de otro famoso comunicador, Daniel Samper Ospina, confirma la decadencia de Semana y la hondura del abismo en que ha caído, profundizada desde cuando el nuevo dueño llegó con su bolsillo a reordenar la casa a su acomodo: desprecio absoluto por la revista impresa, sus redactores, sus columnistas y sus creativos (incluso por Felipe López y por el director Alejandro Santos), y su consiguiente desaparición, no obstante que ese era el medio y el equipo que respetaba el país; e imposición de un modelo digital del cual nadie ha podido conocer todavía su objeto ni qué pretende, salvo el de imponer sus deseos de niño rico pero ignorante de lo que es y para qué sirve el periodismo en las democracias.
Probablemente Gilinski no se ha dado cuenta o no le importa, da lo mismo, que esta mano de pobretones que ocupa el país en que invirtió, no es tan sometida como en tiempos de la colonia. Y que no es por decreto del propietario que se ordenan las buenas famas de las presentadoras de noticias o el éxito de sus programas. Tampoco debe haberse enterado de que acercarse al poder político reinante que lo usa y no al contrario, puede proporcionarle satisfacción a su vanidad personal, pero no respeto ni dinero de retorno de los anunciantes. Si se preocupara por leer algo de historia, debería examinar cómo empezó y qué hizo Felipe López cuando tenía su edad.
(*) Por respeto con los lectores, la autora de esta columna aclara que tiene un contrato de prestación de servicios con NTC TV, uno de cuyos socios es Daniel Coronell.
El Diario (Nueva York), uno de los periódicos que han sido incluidos en el plan de ayudas
Una quincena de periódicos en español de Norteamérica han sido incluidos en el plan que ha puesto en marcha Facebook para ayudar a los medios a afrontar los problemas derivados del coronavirus. De momento, las ayudas sólo están disponibles para Estados Unidos y Canadá.
Los periódicos en español que Facebook ha incluido en su plan son:
El Diario (Nueva York)
Impacto Latino (Nueva York)
Noticel (Puerto Rico)
La Noticia (Carolina del Norte)
La Prensa (Iowa)
Acción Latina (San Francisco)
El Mundo (Washington)
Artículos-El Clasificado (gratuito de clasificados implantado en varias ciudades de Estados Unidos y dirigido a la comunidad hispana)
Radio Indígena (California)
Mundo Hispánico (Atlanta)
Cícero (Chicago)
Al Día (Kentucky)
El Perico (Omaha)
CNY Latino (Nueva York)
Sol de Medianoche (revista de Anchorage (Canadá) dedicada a la comunidad latina)
Entre Hermanos (Seattle)
Según Facebook, serán 400 las redacciones de medios locales de América del Norte que reciben subvenciones. Cada uno de los editores recibirá una subvención de cinco mil dólares para cubrir costes inesperados asociados con la información sobre la crisis en sus comunidades.
El programa se lleva a cabo en asociación con el Instituto Lenfest para el Periodismo y la Asociación de Medios Locales en los EEUU, así como la News Media Canada y The Independent News Challenge en Canadá. Facebook ya anunció una primera ronda de 50 beneficiarios de subvenciones en marzo.
Facebook, dentro del proyecto de periodismo, duplicó las ayudas hasta los dos millones después de que más de 200 editores solicitaran entrar en el programa en las primeras 48 horas del anuncio.
“Las subvenciones ayudarán a satisfacer necesidades como el trabajo remoto, aumentar la frecuencia de publicación, combatir la información errónea y prestar servicios a grupos vulnerables y en riesgo”, apuntan desde Facebook.
Nos preparamos a celebrar una Semana Santa de una manera inusual. El Papa sabe que es un momento difícil para todos, y para muchos “muy difícil”. Por eso en este Vídeo Mensaje expresa su cercanía y afecto, e invita a todos a aprovechar este tiempo lo mejor posible: “seamos generosos; ayudemos a quien lo necesita en nuestro entorno; busquemos, a lo mejor por teléfono o en las redes sociales, a las personas que están más solas”, invita. “Los unos al lado de los otros, en el amor y la paciencia, podemos preparar en estos días un tiempo mejor”.
A continuación, el Mensaje completo del Papa Francisco:
Queridos amigos, buenas noches,
Esta noche tengo la oportunidad de entrar en vuestras casas de una manera diferente a la habitual. Si me lo permitís, me gustaría hablar con vosotros unos momentos en este período de dificultad y de sufrimientos. Os imagino en medio de vuestras familias, mientras vivís una vida inusual para evitar el contagio. Pienso en la vivacidad de los niños y los jóvenes, que no pueden salir, ir a la escuela, hacer su vida. Llevo en mi corazón a todas las familias, especialmente a las que tienen algún ser querido enfermo o a las que desgraciadamente están de luto por el coronavirus u otras causas. En estos días pienso a menudo en las personas solas para las que es más difícil afrontar estos momentos. Sobre todo pienso en los ancianos, a los que quiero tanto.
No puedo olvidar a los que están enfermos a causa del coronavirus, a las personas ingresadas en los hospitales. Tengo presente la generosidad de los que se exponen al peligro para curar esta pandemia o para garantizar los servicios esenciales a la sociedad. ¡Cuántos héroes, de todos los días, a todas las horas!También recuerdo a los que pasan apuros económicos y están preocupados por el trabajo y el futuro. Pienso además en los presos en las cárceles, a cuyo dolor se suma el miedo a la epidemia, por ellos y por sus seres queridos, pienso en los que carecen de domicilio, que no tienen un hogar que los proteja.
Es un momento difícil para todos. Para muchos, muy difícil. El Papa lo sabe y, con estas palabras, quiere expresar a todos su cercanía y su afecto. Intentemos, si podemos, aprovechar este tiempo lo mejor posible: seamos generosos; ayudemos a quien lo necesita en nuestro entorno; busquemos, a lo mejor por teléfono o en las redes sociales, a las personas que están más solas; recemos al Señor por los que pasan por esta prueba en Italia y en el mundo. Aunque estemos aislados, el pensamiento y el espíritu pueden llegar lejos con la creatividad del amor. Es lo que hace falta hoy: la creatividad del amor.
Celebramos la Semana Santa de una manera verdaderamente inusual, que manifiesta y resume el mensaje del Evangelio, el del amor ilimitado de Dios. Y en el silencio de nuestras ciudades, resonará el Evangelio de Pascua. Dice el apóstol Pablo: «Y murió por todos, para que ya no vivan para sí los que viven, sino para aquel que murió y resucitó por ellos» (2 Cor 5, 15). En Jesús resucitado, la vida ha vencido a la muerte. Esta fe pascual alimenta nuestra esperanza. Me gustaría compartirla con vosotros esta noche. Es la esperanza de un tiempo mejor, en el que también nosotros podamos ser mejores, finalmente liberados del mal y de esta pandemia. Es una esperanza: la esperanza no defrauda; no es una ilusión, es una esperanza.
Los unos al lado de los otros, en el amor y la paciencia, podemos preparar en estos días un tiempo mejor. Gracias por dejarme entrar en vuestras casas. Tened un gesto de ternura con los que sufren, con los niños, con los ancianos. Decidles que el Papa está cerca y reza para que el Señor nos libre pronto del mal a todos. Y vosotros, rezad por mí ¡Buena cena , hasta pronto!