Crculo de Periodistas de Bogot

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Las 5 mujeres más influyentes de la historia, según un sondeo de la BBC

6 marzo 2020 –

Por: BBC –

Una matemática, una cristalógrafa, una activista… de una u otra forma estas mujeres cambiaron el mundo y son las que han tenido el mayor impacto en la historia del mundo, según un sondeo llevado a cabo por la revista BBC History.

La publicación solicitó a diez expertos de diferentes ámbitos que nominaran a las mujeres que, según ellos, han sido las más influyentes de la historia mundial.

También pidió a sus lectores que votaran por sus favoritas. Y esta fue la conclusión a la que llegaron.

1. Marie Curie, 1867-1934

Marie Sklodowska Curie cambió el mundo no una sino dos veces.

Esta mujer fundó la nueva ciencia de la radioactividad -incluso el nombre fue inventado por ella- y sus descubrimientos produjeron curas efectivas para el cáncer.

«Curie se vanagloria de una extraordinaria serie de logros», dice Patricia Fara, presidenta de la Sociedad Británica para la Historia de la Ciencia, quien nominó a la científica francesa de origen polaco.

«Fue la primera mujer que ganó un Premio Nobel, la primera profesora de la Universidad de París y la primera persona -subrayamos aquí el uso de ‘persona’ y no ‘mujer’- que ha ganado un segundo Premio Nobel».

Nacida en Varsovia, Curie estudió física en la Universidad en París, donde conoció a su futuro colaborador de investigaciones y esposo, Pierre.

Juntos identificaron dos nuevos elementos: el radio y el polonio, nombrado así por su nativa Polonia.

Cuando él murió, Marie juntó una pequeña fortuna en Estados Unidos y Europa para fundar laboratorios y para desarrollar tratamientos para el cáncer.

Marie Curie fue una mujer de acción además de tener un enorme intelecto. Durante la Primera Guerra Mundial ayudó a equipar ambulancias con equipos de rayos X y a menudo las manejaba ella misma al frente de batalla.

«Las probabilidades siempre estaban en su contra», afirma Fara. «En Polonia, su familia patriota sufrió bajo el régimen ruso. En Francia fue vista con sospecha por ser extranjera y, por supuesto, adonde quiera que iba era discriminada por ser mujer».

A pesar de enfermarse debido a los materiales radioactivos que constantemente manejaba, Curie nunca perdió su determinación de sobresalir en la carrera científica que amaba.

Su recuerdo se conserva en la organización benéfica de cáncer que lleva su nombre y que continúa ayudando a los pacientes terminales alrededor del mundo.

2. Rosa Parks, 1913-2005

El 1 de diciembre de 1955, Rosa Louise Parks, una costurera de 42 años que trabajaba en una tienda departamental en Montgomery, Alabama, abordó su autobús para dirigirse a casa, como lo hacía diariamente después de trabajar.

Ese día, sin embargo, la afroestadounidense desafió la segregación racial que existía en partes de Estados Unidos al negarse a ceder su asiento para que una persona blanca se sentara.

Su protesta fue apoyada por muchas otras personas negras y provocó el movimiento de derechos civiles que, en los 1960, finalmente logró derechos igualitarios.

Cuatro años después de su muerte en 2005, Barack Obama se convirtió en el primer presidente negro de Estados Unidos.

3. Emmeline Pankhurst, 1858-1928

En 1903, la reformista social Emmeline Pankhurst fundó la Unión Social y Política de Mujeres para hacer campaña para el voto parlamentario para las mujeres en la época eduardiana en Reino Unido.

«Hechos, no palabras», fue su consigna. Pankhurst, una líder carismática y una oradora poderosa, incitó a miles de mujeres a que demandaran -y no pidieran cortésmente- su derecho democrático en un movimiento masivo que no ha tenido paralelo en la historia británica.

Pankhurst siempre estuvo en medio de la lucha y soportó 13 encarcelamientos. Su nombre y causa se hicieron conocidos en todo el mundo.

4. Ada Lovelace, 1815-52

Nacida a principios del siglo XIX, Ada Lovelace tenía una fascinación con la ciencia y las matemáticas que desafió las expectativas de su clase y su género de la época.

A pesar de ser una de muchas figuras de la historia de la ciencia cuyo trabajo solo ha sido apreciado póstumamente, hoy Ada Lovelace, una talentosa matemática, es considerada la primera programadora computacional en una industria que desde entonces ha transformado empresas, nuestra vida y el mundo.

Lovelace es particularmente intrigante porque, no solo era una mujer que trabajaba durante una época en la que los hombres dominaban los campos de la ciencia y las matemáticas, sino también demostró tener una percepción única y visionaria sobre el potencial de las computadoras.

En una industria todavía dominada por los hombres, es particularmente sorprendente que la primera programadora fuera una mujer.

5. Rosalind Franklin, 1920-58

Cuando la estructura de la doble hélice del ADN fue descubierta, los científicos argumentaron que habían desvelado el secreto de la vida misma.

La prueba crucial fue presentada por la química y cristalógrafa inglesa Rosalind Franklin: la famosa fotografía 51.

Esta era una imagen de rayos X que mostraba una cruz de puntos oscura, que sugería la estructura helicoidal de la molécula y que permitió inferir detalles clave del ADN.

Franklin había tomado las imágenes de ADN por difracción de rayos X durante su estancia en el King’s College de Londres.

Y aunque las investigaciones que hizo sobre el carbón y los virus fueron apreciadas durante su vida, su contribución al descubrimiento de la estructura del ADN solo se reconoció póstumamente.

Las innovaciones que siguieron, y que tuvieron un enorme impacto en la vida humana -el mapeo del genoma humano, los bebés de probeta, la ingeniería genética- dependieron del entendimiento de los fundamentos químicos de la herencia.

Día de la Mujer: ¿Qué ocurrió el 8 de marzo de 1857?

6 marzo 2020 –

Por: El periódico –

El Día Internacional de la Mujer del 8 de marzo fue declarado por las Naciones Unidas en 1975. Dos años más tarde se convirtió en el Día Internacional de la Mujer y la Paz Internacional. En Estados Unidos se celebra oficialmente tan solo desde 1994, a pesar de que es en aquel país donde se encuentran los orígenes de la conmemoración. ¿Por qué se eligió ese día?

La explicación más verosímil se remonta a mediados del siglo XIX, en plena revolución industrial. El 8 de marzo de 1857, miles de trabajadoras textiles decidieron salir a las calles de Nueva York con el lema ‘Pan y rosas’ para protestar por las míseras condiciones laborales y reivindicar un recorte del horario y el fin del trabajo infantil.

Fue una de las primeras manifestaciones para luchar por sus derechos, y distintos movimientos, sucesos y movilizaciones (como la huelga de las camiseras de 1909) se sucedieron a partir de entonces. El episodio también sirvió de referencia para fijar la fecha del Día Internacional de la Mujer en el 8 de marzo.

El capítulo más cruento de la lucha por los derechos de la mujer se produjo, sin embargo, el 25 de marzo de 1911, cuando se incendió la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist de Nueva York. Un total de 123 mujeres y 23 hombres murieron. La mayoría eran jóvenes inmigrantes de entre 14 y 23 años.

Según el informe de los bomberos, una colilla mal apagada tirada en un cubo de restos de tela que no se había vaciado en dos meses fue el origen del incendio. Las trabajadoras y sus compañeros no pudieron escapar porque los responsables de la fábrica habían cerrado todas las puertas de escaleras y de las salidas, una práctica habitual entonces para evitar robos.

Al no poder huir, muchas de las trabajadores saltaron a la calle desde los pisos octavo, noveno y décimo del edificio. La mayoría de las víctimas murieron por quemaduras, asfixia, lesiones por impacto contundente o una combinación de estas causas.

El desastre industrial, el más mortífero de la historia de la ciudad, supuso la introducción de nuevas normas de seguridad y salud laboral en el país.

Precedentes del Día Internacional de la Mujer

Antes de esta fecha, en EEUU, Nueva York y Chicago ya habían acogido el 28 de febrero de 1909 un acto que bautizaron con el nombre de ‘Día de la Mujer’, organizado por destacadas mujeres socialistas como Corinne Brown y Gertrude Breslau-Hunt.

En Europa, fue en 1910 cuando durante la 2ª Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, celebrada en Copenhague (Dinamarca) con la asistencia de más de 100 mujeres procedentes de 17 países, se decidió proclamar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

Detrás de esta iniciativa estaban defensoras de los derechos de las mujeres comoClara Zetkin y Rosa Luxemburgo. No fijaron una fecha concreta, pero sí el mes: marzo.

Derecho a votar

Como consecuencia de esa cumbre de Copenhague, el mes de marzo de 1911 se celebró por primera vez el Día de la Mujer en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza. Se organizaron mítines en los que las mujeres reclamaron el derecho a votar, a ocupar cargos públicos, a trabajar, a la formación profesional y a la no discriminación laboral.

Coincidiendo con la primera guerra mundial, la fecha se aprovechó en toda Europa para protestar por las consecuencias de la guerra.

El color morado

La celebración se fue ampliando progresivamente a más países. Rusia adoptó el Día de la Mujer tras la Revolución comunista de 1917. Le siguieron muchos países. En China se conmemora desde 1922, mientras que en España se celebró por primera vez en 1936.

El color morado es el color representativo del Día de la Mujer, y el que adoptan las mujeres o los edificios como signo de la reivindicación. Fue el color que en 1908 utilizaban las sufragistas inglesas. En los 60 y los 70 las mujeres socialistas escogieron este color como símbolo de la lucha feminista y posteriormente se le asoció a la jornada que se celebra cada 8 de marzo.

 

Los retos, trabas e insultos que soportaron las primeras periodistas de la historia

6 marzo 2020 –

Por: Público –

No lo tuvieron nada fácil; para destacar en el mundo de la comunicación, las primeras mujeres periodistas tuvieron que esforzarse el triple que sus colegas varones. Hoy, con muchas más reporteras en el terreno, recordamos algunas de las incómodas anécdotas que se vieron obligadas a aguantar por el mero hecho de ser mujer.

ARANCHA RÍOS

A finales de 2018 nos dejó Joana Biarnés. Entonces, la prensa nacional recordó con cariño algunas de las peripecias que vivió la primera fotoperiodista española. Muchas de las anécdotas son divertidas, como cuando se coló en un montacargas para charlar con los Beatles o cuando retrató a Dalí adivinando el número de la lotería nacional. Otras no tanto; el día que cubrió un partido de fútbol tuvo que soportar insultos que recibió por el mero hecho de ser mujer. «¡A fregar platos!», cuenta que le gritaron desde las gradas del campo en el documental Una entre todos.

«Hombre es que una mujer…esto no se ha visto nunca, eh», dice que le soltaron cuando buscaba empleo como periodista. Pero antes de ella hubo otras. Mujeres que, a través de la palabra o la imagen, reflejaron lo bueno y malo de la sociedad que les tocó vivir. Era un tiempo donde el machismo entorpecía sin tapujos el camino de las intelectuales frente al de sus colegas varones.

Nellie Bly es un ejemplo. Su carrera comenzó con 16 años, cuando envió una carta al diario Pittsburgh Dispatch tras leer un artículo titulado What girls are good for (Para qué sirven las mujeres). El texto, de marcado carácter machista, indignó a Bly. Decidió actuar: envió una misiva en la que reivindicaba la independencia y autosuficiencia de la mujer. La joven estadounidense escribió tan bien la carta que el director del periódico no dudó en pedirle que formara parte de su equipo.

A pesar de que el escrito feminista fue lo que llevó a Bly a trabajar como reportera, la joven también sufrió las consecuencias de ser mujer y periodista en pleno siglo XIX. Por ejemplo, cuando quiso vencer al personaje ficticio Phileas Fogg dando la vuelta al mundo en menos de 80 días. Cuando Bly explicó al editor del periódico World que quería narrar cómo superaba la marca que Julio Verne marcó en su libro, éste rechazó la oferta en rotundo. ¿Las razones? Que una mujer necesitaba mucho equipaje además de un hombre que le protegiese para tal aventura. Pues bien, Bly viajó sola con un pequeño maletín un total de 35.000 kilómetros. Lo hizo en 72 días.

Antes de que la joven estadounidense creciese como reportera, otra periodista española ya se las había ingeniado para integrarse en un mundo de hombres. Fue Concepción Arenal, una de las pioneras en el feminismo en España. Además de ser de las primeras en escribir sobre la situación de los presos en el país para reformar el sistema penitenciario o sobre la condición de la mujer en la sociedad, Arenal estudió Derecho. Para hacerlo, cogió unas tijeras y se cortó el pelo. Después, se puso una levita, una capa y un sombrero de copa. Sin rasgos femeninos que le delatasen, la joven gallega logró entrar a la Facultad de Derecho de Madrid.

Al descubrir su verdadera identidad, el rector le preparó un examen que superó sin dificultad. Fue admitida. Eso sí, con restricciones. En Feminismo en un mundo global, Amelia Valcárcel explica que Arenal debía ir acompañada por un familiar hasta la puerta del claustro. Cuando acudía a clase, la futura periodista tenía que sentarse en un lugar separado al de sus compañeros. Después no salía del edificio hasta que otro familiar volviese a recogerla.

Su caso recuerda al de Josefina Carabias, la primera corresponsal que trabajó en Estados Unidos para tres periódicos. Durante la II República, Carabias necesitaba un pasaporte con el que viajar a Marruecos para trabajar como periodista. Como escribió la propia reportera en Crónicas de la república, el comisario le dijo: «Si fuera usted un hombre se lo daría solamente con la partida de nacimiento, si no hay inconveniente militar. Pero tratándose de una mujer, no puedo». Al final, Carabias no tuvo más remedio que llamar a su padre. Éste se vio obligado a ir hasta la comisaría de la calle Leganitos de Madrid para autorizar a su hija (mayor de edad) a recibir el pasaporte.

La figura de Concepción Arenal también conecta con la de la inglesa Dorothy Lawrence, quien en secreto se disfrazó de hombre para luchar como soldado. Fue la única mujer británica en combatir en el frente e informar sobre ello. Con un abrigo lo suficientemente grande para esconder su cuerpo de mujer, fue a pedir los papeles de su nueva identidad. Desde entonces, solo algunos compañeros de confianza sabrían que el soldado raso Denis Smith era en realidad una joven periodista inglesa que quería informar sobre la Primera Guerra Mundial.

Otras, aunque vestidas de mujer, retrataron las penurias de la guerra con nombre de hombre. Fue el caso de Gerda Taro, la primera fotoperiodista que, junto a su pareja sentimental y fotógrafo Endre Friedmann, creó el personaje de Robert Capa. El problema es que muchas de las fotos que realizó la fotoperiodista quedaron a nombre de Friedmann. Esther Pedraza, periodista y estudiosa de Taro, asegura que así fue. «Incluso existen bastantes dudas sobre la autoría de Muerte de un miliciano», afirma Pedraza sobre una de las imágenes más famosas del siglo XX.

«Se cuestiona si fue él o no quien hizo la foto porque entre los dos se intercambiaban las cámaras constantemente. Además, la fotografía tiene el estilo de ella y no de él; uno más emocional, más humano», explica la periodista.

La dictadura franquista optó por amordazarlas

Gerda Taro murió atropellada por un tanque en España retratando al bando republicano. Tres años después, Franco sumergió al país en un régimen dictatorial que enterró por completo su obra. El machismo de esos años también invisibilizó la figura de otras pioneras en el periodismo. Hoy aún se recupera la de Carmen de Burgos, la primera columnista española.

Al franquismo no le interesó rememorar (y por lo tanto reconocer) el trabajo de una mujer que, bajo el pseudónimo Colombine, opinó sobre la legalización del divorcio, el sufragio femenino o el matrimonio civil. Trabajos feministas y republicanos como los de esta columnista, eran lo primero que la dictadura machista de Francisco Franco buscó silenciar.

La experta en Carmen de Burgos, Concepción Núñez Rey, se lamenta del escaso reconocimiento que tuvo la escritora. «Habiendo sido la gran figura de las letras, la pionera de la modernidad y la vanguardia y la figura máxima del periodismo del siglo XX, qué más insulto que la prohibición de su obra durante la época franquista», reflexiona la catedrática y autora de Carmen de Burgos, periodista universal.

Además de sepultar la obra de las del pasado, la dictadura también se encargó de ensombrecer el trabajo de las periodistas del momento, como la de la primera mujer en dirigir una cabecera en España. Mari Luz Morales -Felipe Centeno en sus críticas cinematográficas- tomó las riendas de La Vanguardia en 1936. Tras la victoria del bando sublevado, el régimen franquista no dudó en encerrarla 40 días en un convento de la carretera de Sarrià, en Barcelona. Después, según un artículo del periódico para el que trabajó, aunque la dictadura le intentó privar de su condición de periodista, Morales siguió escribiendo con dos pseudónimos. Unas veces era Jorge Marineda y otras se llamaba Ariel.

Pero no todas las pioneras sufrieron del mismo modo las consecuencias de la sociedad machista.Mari Carmen Izquierdo, la primera mujer en informar sobre deporte en España, confiesa que su figura «despertó cierto paternalismo». Aunque tuvo «todo tipo de colaboración de los compañeros» para que se «familiarizada con una especialidad que no era propia de mujeres», sí que destaca alguna que otra anécdota.

«Vas a aprender periodismo deportivo aquí. Para eso te tiene que gustar mucho el vino y las mujeres», recuerda que le soltó el redactor jefe del periódico As cuando pidió hacer prácticas en el medio deportivo. Desde entonces fue formándose, poco a poco, en un mundo diseñado por y para hombres.

Izquierdo recuerda un día que tuvo que cubrir una carrera ciclista. En el momento que pasó a la zona donde se encontraban los periodistas, llegó el director de la competición tocando el silbato.Las mujeres tenían prohibido pasar donde trabajan sus colegas, según el reglamento de la Unión Ciclista Internacional (UCI). Cuando sus compañeros de profesión vieron que «seguía y seguía y seguía» yendo de un acontecimiento deportivo a otro, Izquierdo no volvió a toparse con el mismo problema. De esta forma, abrió el camino a otras muchas mujeres periodistas en el mundo del deporte en España.

La primera demanda por discriminación de género

En primer plano, una mujer con el puño en alto. En segundo, el símbolo del sexo femenino rodeando el cuerpo de ella. En la parte superior a la izquierda, un mensaje: Mujeres en rebelión. Con esta portada,Newsweek hizo creer a sus lectores que era un medio feminista. El diseño se publicó el 23 de marzo de 1970, el mismo día en que las trabajadoras de la revista estadounidense se armaron de valor para denunciar a la empresa por discriminación de género. Fue la primera denuncia que se interponía en EEUU contra un medio de comunicación por esa causa.

Una de las 46 mujeres que acusaron al medio fueLynn Povich. En el libro Good girls revolt (La rebelión de las chicas buenas) Povich cuenta cómo ella y el resto de compañeras tenían que desempeñar funciones muy distintas a las que debieran como profesionales de la comunicación, repartiendo el correo o siendo secretarias. Pero ellas eran periodistas y querían ejercer como tales. Se indignaron a aceptar un papel diferente por el mero hecho de ser mujeres.

Las víctimas también denunciaron que, cuando se encargaban de buscar la documentación y contrastar los datos de ciertas informaciones, eran ellos quienes terminaban firmando el trabajo realizado.

Junto al resto de compañeras, Povich ganó la batalla al sexismo; desde 1964 las mujeres tenían derecho por leya realizar la misma tarea que un colega varón si tenían la misma capacidad. Fue el primer hito feminista del mundo de la comunicación estadounidense. Cinco años después, Povich fue la primera editora en la historia de Newsweek.

Las acción de las trabajadoras de esta revista desencadenó una ola de demandas: las periodistas de TimeThe Reader’s DigestThe New York TimesNBC y de la agencia de noticias Associated Press denunciaron la situación que hasta el momento se vieron obligadas a soportar por ser mujeres y periodistas.

 

8M: Esto es ser periodista y mujer en Latinoamérica

6 marzo 2020 –

Por: 070 –

Ser periodista y mujer en América Latina es ir en contra de la corriente. Es en pleno siglo XXI seguir defendiendo, defendiéndonos como mujeres capaces de interpelar al poder, de poner agenda, de defender la igualdad, de tomar decisiones editoriales, de llegar a cargos directivos, de acabar con la idea de que la política y la justicia son temas exclusivos y reservados para los hombres.

No sólo nos enfrentamos a un gremio históricamente dominado por ellos (como muchos otros gremios), nos enfrentamos también a medios cooptados por intereses capitalistas dominados por hombres y en lo más básico de nuestro ejercicio nos enfrentamos a fuentes, a entrevistados, a hombres que ostentan el poder y que nos deslegitiman como periodistas por el simple hecho de ser mujeres.

Por esto, porque estamos en una profesión desigual, como muchas otras, hoy 8 de marzo, quisimos que mujeres periodistas de ocho países de América Latina nos contaran a qué se enfrentan, qué reprochan, qué no aguantan y en contra de qué luchan en su ejercicio periodístico diario.

Estefanía Avella

Periodista de 070

La violencia sexual es el segundo crimen que más se comete en el país y es uno de los crímenes que ubica a Colombia en el deshonroso segundo lugar de países del hemisferio donde más se cometen crímenes en contra de la mujer, después de México. En nuestro país, las mujeres periodistas son, de manera sistemática y tipificada, víctimas de esa violencia sexual.

Lo primero que tenemos que entender es que la violencia sexual no se limita únicamente a la violación, incluimos también el acoso, el abuso, la acción de extralimitarse de poder por el hecho de ser hombre o querer imponer ese poder a través del acoso. En Colombia son muy pocas las periodistas que se han atrevido a hablar de los que ha ocurrido en su condición de mujer en el ejercicio del periodismo. Hace algunos años ni siquiera era posible pensar que las periodistas pudieran denunciar que habían sido víctimas de acoso o de alguna otra manera de violencia sexual. Pero lo cierto es que hoy queda a luz pública que en las redacciones, y sobre todo en el ejercicio de su profesión, las mujeres sufren este tipo de violencia. Como en todos los casos los cuerpos de las mujeres son usados para conseguir favores, para suministrar información o para negarla. Pero también para aprovecharse de la condición de mujer de las periodistas. Hay más casos de los que pensamos de violencia sexual y violación, sobre todo en las regiones rurales del país.

El problema es que el acoso está normalizado. Es difícil pensar en una política que esté enfocada solamente a las mujeres periodistas. Colombia necesita una política pero sobre todo acciones para proteger a todas las mujeres. Lo que sí es claro es que las cabezas de los medios, las juntas directivas o los directores o directoras, deben tener unas políticas claras sobre cuál debe ser el comportamiento y sobre todo el cuidado de las periodistas. En No Es Hora de Callar, una iniciativa que busca darle una voz a las víctimas de violencia sexual, hemos hecho talleres para entrenar a los periodistas sobre la manera apropiada de cubrir la violencia sexual. Pero también hemos trabajado para hacerle entender a los periodistas en las redacciones que esos comportamientos de los que hablan en sus notas muchas veces se replica en el ambiente laboral. Lamentablemente los varones periodistas muchas veces no miden su comportamiento y tienen actitudes que terminen siendo acoso o que terminan siendo una invasión del espacio íntimo y privado de las periodistas.

Yo creo que una de las mayores conclusiones que nos deja este trabajo es que los periodistas naturalizaron el acoso. Creen que las practicantes tienen que dejarse manosear o que tienen que acceder a ciertas propuestas para mantener su práctica o su trabajo. La capacitación de ‘No es hora de callar’ ha llegado a hablarles claramente de cuál es ese límite pero también hacerles entender que eso que hacen en la redacción es lo que muchas veces plasman en sus textos y por eso terminamos con notas con un lenguaje revictimizante, con textos que llevan siempre a descargar todo el peso de la responsabilidad de un hecho de violencia de género en la víctima y no en el victimario.

El periodismo me permite hoy estar en un lugar privilegiado, como mujer y periodista, en el que puedo no sólo observar y reflexionar sobre la lucha del movimiento de mujeres, lesbianas, travestis y trans, sino también contarla y sentirme un ínfimo granito de arena en esta ola de feminismo en la Argentina que logró, como primer paso, visibilizar las problemáticas de género.

Nuestra profesión, sin embargo, no escapa a la violencia y discriminación machista que por siglos caracteriza a esta sociedad patriarcal. En la Argentina, nuestra profesión está precarizada (como muchas otras) y las mujeres somos quienes  más lo padecemos. En las radios, seguimos siendo convocadas mayoritariamente para decir la hora y la temperatura o, a lo sumo, para hablar de moda y cocina; en la televisión siguen teniendo mayores posibilidades las caras bonitas y en los medios gráficos las firmas de varones siguen llevando la delantera a las escasas de mujeres. En los altos mandos de las empresas periodísticas, los nombres femeninos prácticamente no figuran.

Es este un contexto duro para ser mujer y periodista en la Argentina. Pero también fascinante y no menos desafiante  El movimiento feminista también logró marcar agenda no sólo en los medios sino en la política: en Argentina, estamos viviendo un hecho histórico, resultado de años de lucha y reclamos, que es el debate del aborto legal, seguro y gratuito. Y estar en el momento y en el lugar justos para contarlo es un privilegio. Un bálsamo para tantos “gajes” del oficio.

Sociedades machistas, como la guatemalteca, sufren por su necesidad de restringir a las mujeres. Intentan controlarlas para que no crezcan, no se muevan, no hablen, no piensen fuera de lo que el machismo tolera. Una manera de ejercer y mantener este poder es con ideas culturales sobre qué tipo de mujeres existen y cómo se posicionan ellas dentro de la lógica de la sociedad machista.

Son dicotómicas y se les califica según su movimiento en el espacio privado-público, la hora, el lugar, su maquillaje, su vestimenta, su estilo, su forma de hablar, sus interlocutores. La mujer a la que violan en su casa califica como tragedia. La mujer a la que violan una noche que regresa de una fiesta en la noche como responsable por buscarlo a esa hora, con esa falda. Por ser mujer.

Las periodistas mujeres por definición salimos de esta dicotomía. Estamos afuera todo el tiempo. Buscamos meternos y estar en el lugar y el momento en el que pasan las cosas. No hablamos sólo con mujeres ni sólo de ciertos temas. Es una provocación total, y necesaria, a la cultura machista. Cuando trabajo con fuentes de información que son hombres, esto se manifiesta en ciertos juegos de poder.

Un ejemplo fue cuando solicité información pública a un oficial de una unidad de la Policía Nacional Civil que había entrevistado en un par de ocasiones. Era sobre un asesinato relacionado a las extorsiones y pandillas en Guatemala y la información, tanto escrita como visual, era fuerte.

Antes de entregarme la información, el oficial me dijo: “ojalá no le vaya a afectar su sueñito, señorita, no le queremos dar pesadillas”.

Me pregunto si esto también le pregunta a mis colegas hombres. ¿Si el oficial fuera mujer, me hubiera hecho la misma pregunta? Lo dudo. En ambos casos, lo dudo.

Por dentro me río por lo absurdo de que alguien considera prudente verbalizar tal comentario y por lo ridículo que me resulta el autor. Pero soy yo quien tengo que tomarme la molestia de considerar realmente qué contestarle, una consideración que no creo que haya hecho él.

Otro ejemplo son fuentes-hombres que traducen el interés en su historia o la información que te proveen en una oportunidad íntima. De repente recibes mensajes fuera del tema, preguntas personales, o invitaciones. Como si a cambio de ser o hacerse fuente una tiene que pagar con dejarse ser ‘conquistada’. Como si fuera un intento desesperado a recuperar el control de una situación después de haberse expuesto o haberte compartido información y la única manera es regresar a su convicción de que las mujeres somos objetos a conquistar.

En ambos casos lo que está en juego, pienso, es que no cuadramos. Como mujeres no cuadramos dentro de uno de los tipos de mujeres que hacen sentir cómodos al machismo. En ningún caso te toman en serio; no pueden, porque este tipo de igualdad sería amenazante.

El mensaje, en fin, es que una como mujer no debería estar allí en sus cabecitas machistas.

Como yo lo escogí, ¿soy yo la que tengo que aguantarlos? No, ellos que tienen que cambiar.

Sigamos provocando.

El periodismo político en Ecuador ha estado tradicionalmente reservado a los hombres. En los medios tradicionales, las figuras representativas en ese ámbito eran, en su gran mayoría, hombres. Hace menos de una década, se empezó a notar un poco más de presencia femenina en las coberturas de temas políticos, aunque incluso ahora en algunos grandes medios, la política está reservada para periodistas hombres e incluso mujeres que han expresado su voluntad de cubrir esos temas, son relegadas a la cobertura de temas ambientales, sociales o de farándula.

En un ámbito como la política, que ha sido dominado por hombres, es un terreno hostil para mujeres periodistas. A los políticos hombres les cuesta ser abordados, cuestionados, preguntados y repreguntados por mujeres. Tienden a tratarnos con condescendencia, a hacer bromas o emitir comentarios sobre nuestro aspecto, nada de eso hacen con otros hombres. Muchas veces me han considerado “grosera”, “insistente”, “agresiva” o “mandona” por hacer el mismo trabajo de cualquier periodista hombre.

Es un enorme reto para las mujeres periodistas enfrentarse a ese ambiente masculino, sobre todo cuando ellos se sienten amenazados por una periodista bien informada, lista para hacer preguntas acuciosas y dispuesta a insistir para obtener respuestas. Esa actitud, necesaria en el ejercicio del periodismo, es vista como “agresiva” si es que viene de una mujer. Incluso hay hombres y mujeres que se sorprenden e incomodan (no siempre conscientemente) de que una mujer aborde con frontalidad temas políticos, sobre todo cuando eso incluye entrevistar sin concesiones a políticos hombres.

Para mí es un reto constante poder afrontar esos escenarios e incluso abrir más espacios para otras periodistas más jóvenes y demostrar que las mujeres somos tan capaces de cubrir política como cualquier otro ámbito que nos interese.

En mi experiencia personal, al igual que ocurre en la sociedad en general, el primer obstáculo para una mujer periodista es ser mujer. Ser mujer tanto por su género y físico como por el constructo social que se ha normalizado sobre lo que ella debe ser -históricamente-. Por lo breve del testimonio, sólo voy a dar unos ejemplos de lo que me incomoda -y considero irrespetos- como mujer periodista.

Así como me he sentido incómoda cuando camino por la calle y un hombre desconocido enfoca sus ojos sobre mi cuerpo o me tira besos o me llama “amor” o “muñeca” para llamar mi atención, sin yo permitirlo o aceptarlo, también me he sentido incómoda cuando un político o funcionario público me sonríe y pasa una mano sobre mi hombro sin siquiera haber mediado -nunca- una palabra con él; o cuando ya sentada para iniciar una entrevista le explico que la conversación será entre ambos sin importar la dirección de la cámara que graba, y el diputado responde: ‘No lo necesito, usted es muy bonita para no mirarla’; o cuando días después de una conversación en la que cuestionas a un parlamentario por el conflicto de intereses que puede existir entre ser dueño de una empresa o negocio y su función pública, viene y desde lejos te lanza besos como forma de saludo.

Ellos se toman una potestad que la periodista mujer (creo que hay que cambiar el orden porque no importa el género, cuando se es periodista se es y punto) no le ha dado. No te estás sentando con un amigo o un hombre que te invita a una cita para cortejarte, a quienes por decisión propia puedes permitirles hacerlo, te estás sentando con un funcionario para preguntarle por qué sus políticas son ineficientes o por qué tiene una riqueza de más de un millón de dólares que no proviene de su salario como diputado. Por lo tanto, así como la periodista lo trata de usted y toma la distancia debida, por respeto a su persona y al cargo que ostenta, el entrevistado debe hacer lo mismo.

Una periodista mujer no está esperando que la traten como –únicamente– una mujer, sino como un(a) periodista”.

Soy Macarena Gallo, tengo  36 años, soy periodista y he entrevistado alrededor de 200 hombres en doce años de oficio. Debido a mi contextura delgada, no maquillarme y representar menos edad –la raja por mí, debo decir -, siempre, cuando me ha tocado entrevistar a gente ligada a la cultura –que es mi especialidad, supuestamente resguardada de todos los males del mundo, donde se supone a uno le toca lidiar con gente bienpensante y bla bla bla– he tenido que demostrar que no soy una cabra chica, como le decimos a las jóvenes en Chile, que viene saliendo de la universidad. O sea, una ridiculez que no se le exige a ningún hombre. Incluso a periodistas que se ven muchos menores que yo. A ellos se les trata de igual a igual y nada de esto es tema y no está en su radar. Pero para nosotras sí. Porque, así como yo, hay muchas que les pasa lo mismo. Se vean más jóvenes o no. Es una cosa de género, lamentablemente.

Aún recuerdo una entrevista que le hice a la Raquel Correa, una seca, la mejor en el arte de entrevistar. Ella siempre se caracterizó por su carácter rudo y frontal. Hasta el Mamo Contreras, el director de la DINA, la policía secreta del dictador Pinochet que exterminó a cientos de chilenos en la dictadura militar, tembló frente a ella. Bueno, ella cuando no estaba entrevistando, era el ser más tímido del planeta. No mataba ni una mosca. Pero, ella me confesó, que cuando entrevistaba tenía que sacar la actriz que llevaba dentro para hacerse valer. O sea, no me lo dijo, pero se transformaba en una real bitch. Ella ha sido mi ejemplo todo el tiempo.

Todo el tiempo me han tratado de ver como una cabra chica sin experiencia periodística. Eso cansa, de verdad. Es agotador que siempre te estén cuestionando profesionalmente sólo por ser mujer y más encima feminista. Porque, querámoslo o no, uno siempre tiene que demostrar, aunque no lo quiera y no tenga por qué ser, que uno está preparada para hablar con ellos –seres del otro mundo: tus entrevistados.En este sentido, nunca ha faltado el entrevistado que me pregunta apenas lo saludó: “¿y usted, de verdad, es periodista? Yo pensaba que estaba estudiando recién”. Y se ríen los idiotas. Y yo pongo cara de jijiji. Porque tampoco uno quiere quedar como la periodista grave y cabrona en primera instancia. O sea, uno tiene que aceptar huevás y hacerse la tonta. Una actitud paternalista de los entrevistados que raya en lo insólito, actitudes que lamentablemente también muchas veces  he visto entre mis propios compañeros de oficio y amigos progres.

Más de alguna vez me he visto en situaciones en que el entrevistado, alguien respetado culturalmente hablando, me ha mansplaineado. No sé si la palabra existe, pero en fin: me ha hecho sentir como hueona y han dedicado minutos extensos en demostrar que se las saben todas y que yo no cacho ni una. Un examen ridículo. Debo reconocer que tan hueona no soy – tampoco me voy a victimizar- y me he aprovechado de esas situaciones para conseguir que los tipos hablen y digan estupideces para después publicarlas (bitch forever). A ellos les sigo la corriente, les digo que no entendí la explicación que me dieron y hago que me hablen como hueones durante minutos. Esa, creo, que ha sido mi manera de sobrevivir a esa estupidez y hacerme camino. Es heavy admitirlo. Pero así es. Eso por un lado. Porque para qué hablar de cuando tienes que tratar pautas que atañen a tu propio género. Llámese denuncias de abusos sexuales y de ese tipo. No falta que te digan “es que no se vaya armar una caza de brujas y terminemos apuntando a todos los hombres” y todas esas explicaciones insólitas que uno escucha. O sea, una mujer periodista, y que además se identifica con el feminismo y toca temas ligados a la causa, siempre está puesta en duda. Es decir, pierde “objetividad”, su trabajo a veces es cuestionado y pierde validez. Esa huevá me enchucha.

El periodismo en Nicaragua es una labor llena de limitaciones y dificultades. Todos los poderes están monopolizados por el gobierno actual y sus funcionarios tienen prohibido brindar declaraciones a la prensa independiente. En lugar de las respuestas, que por ley tienen que brindarnos, se limitan a insultarnos y desacreditarnos. Pero las mujeres nos enfrentamos a una barrera más grande; cuando una periodista ha cuestionado a funcionarios como Mario Valle, diputado de la Asamblea Nacional, o Bayardo Arce, asesor económico de la presidencia, estos responden con comentarios como: “Mándeme a un periodista varón y le respondo” o “Sos una pobre chavala manipulada”.

Es que en Nicaragua hemos crecido dentro de un sistema patriarcal que normaliza conductas misóginas extremas. Aquí, prácticamente a diario, escribimos noticias sobre violaciones o femicidios atroces. Y las periodistas no estamos exentas a vivir esto, dentro y fuera de las salas de redacción. Somos minimizadas por cómo nos vestimos, qué decimos y cómo lo hacemos, la forma de nuestro peinado, con quién salimos, qué subimos a nuestras redes sociales, entre otros factores que serían irrelevantes si se tratara de periodistas hombres.

Los resultados del último Monitoreo Global de Medios, publicado en 2015 y donde incluyen a Nicaragua, indican que solamente el 41 % de las personas que se leen, ven o escuchan en toda Latinoamérica son mujeres. En Nicaragua, aunque no hay estadísticas, el porcentaje es todavía más bajo. Cuando este pequeño número de mujeres dentro de los medios alcanzamos posiciones de poder como productoras o editoras -posiciones donde no existen muchas mujeres -, por más méritos que tengamos, se nos acusa de acostarnos con el jefe para obtener la posición o no se respeta nuestra autoridad. Además, el acoso sexual por parte de jefes, colegas y fuentes nos dificulta más el trabajo; cuando se les rechaza, se ofenden e intentan sabotearte.

Ser periodista mujer en Nicaragua, sin duda, es un gran desafío para mí y mis colegas. Sin embargo, las mujeres seguimos produciendo periodismo de calidad, informando lo más cercano a la verdad, abriéndonos espacios que históricamente se nos han intentado cerrar y, sobre todo, amando nuestra profesión. Por ese amor que sentimos, solo nos queda luchar. Luchar y triunfar.  

Cuando era una periodista que apenas me iniciaba viví una de las experiencias más violentas de mi vida. Al salir embarazada y sumarme a la lucha por reivindicaciones salariales de mis compañeros en un pequeño diario donde trabajaba fui sometida a una calificación de despido, hostigada y hasta “descendida” de una reciente promoción que me habían otorgado por mi desempeño. Eso fue hace 25 años. Ya afortunadamente a las mujeres periodistas no nos castigan por salir embarazadas, no obstante, en las redacciones venezolanas se mantiene que pese a la gran cantidad de mujeres reporteras aún la mayoría de los altos cargos están en manos de hombres.

Eso lo he visto en la práctica y también lo corroboró un estudio realizado en 2015 por Luisa Kislinger

Según cifras que reporta la investigadora Kislinger las juntas directivas de medios venezolanos sólo incluyen un 17,9 % de mujeres. Yo fui la primera mujer directora de un medio de alcance nacional en el país, El Diario 2001. Hoy, en Venezuela sólo cuatro o cinco mujeres son directoras de un medio de comunicación, todos ellos del interior del país.

También hay rasgos que hemos normalizado. Por ejemplo, en otro estudio de Monitoreo Global de Medios, 98 % de las presentadoras de televisión se encuentran en el segmento de 19 a 34 años, lo cual refuerza el estereotipo de mujer joven frente a las cámaras. Este estereotipo es aún peor en la fuente deportiva de medios televisivos, en donde “se puso de moda” contratar  mujeres más como modelos que como periodistas.

A las pocas mujeres que hacemos análisis político, en muchas oportunidades, en vez de atacarnos por el contenido, lo hacen por nuestro género. También  hay acciones menos frontales: ponen en duda nuestros argumentos o hacen que nuestra nota tenga menos repercusión que el equivalente de un colega hombre.

Pero lo más común es que en Venezuela hay un fenómeno normalizado: el galanteo. Muchas fuentes hombres asumen una posición de poder sobre las mujeres reporteras: creen que tienen el derecho de hacer comentarios inapropiados o invitaciones  mientras ellas están haciendo su trabajo. Lo viví cuando era reportera de la fuente política y cuando estuve en rol de supervisora muchas veces las periodistas me comentaban del trato inapropiado de algunos dirigentes. Una vez una joven reportera fue a entrevistar a un diputado y este puso los pies sobre un escritorio y se acariciaba la zona de los testículos. Le dije que lo describiera en su texto, pero ella se sintió atemorizada de las posibles represalias.  En esta cultura, donde está permitido el galanteo y el piropo, este tipo de acoso se disfraza mucho.

Assange, la prensa en peligro

4 marzo 2020.

Foto: EFE.

Tomado de: El País (España)

El juicio de extradición evidencia una falta de garantías ante la jurisdicción de EE UU.

La libertad de expresión, la libertad de prensa y el derecho de acceso a la información, libran estos días una batalla determinante en la que las sociedades civilizadas se juegan en gran medida la esencia misma de la democracia, es decir, la rendición de cuentas de los gobernantes ante sus ciudadanos. Me refiero al juicio de extradición que comienza en Londres contra el periodista Julian Assange, a instancias de Estados Unidos de Norteamérica.

Si el fundador de la agencia de noticias WikiLeaks fuera entregado a este país se habría sacrificado la transparencia de nuestros gobiernos ante la daga de la seguridad nacional. La prensa mundial quedaría en una situación alarmante, pudiendo ser procesada por la justicia estadounidense, sin defensa factible, a su entera voluntad, siempre que considere que una concreta publicación ha afectado a sus poderosas instituciones. El ejercicio del poder ejecutivo avanzaría por la senda totalitaria sin una prensa combativa que fiscalice su actuación.

Al señor Assange le acusan las autoridades norteamericanas de cometer 18 delitos, 17 de los cuales se registran bajo la Ley de Espionaje de 1917, una anacrónica norma para perseguir espías en el marco de la Primera Guerra Mundial; y uno relacionado con la supuesta ayuda a la militar Chelsea Manning para manejar las computadoras desde donde, dicen, salió la información. La petición de pena es de nada menos que 175 años de cárcel, lo que implica de facto una cadena perpetua, en unas condiciones de aislamiento casi absoluto, por aplicación de las denominadas “Medidas Administrativas Especiales” (SAMS). Su crimen consiste en la publicación de los diarios de guerra de Irak y Afganistán en 2010, los cables del Departamento de Estado y los archivos de Guantánamo sobre los allí encarcelados. Unas publicaciones que evidenciaron la comisión de crímenes de guerra, torturas sistemáticas y demás crímenes internacionales.

WikiLeaks es una agencia de noticias que creó un sistema de cortafuegos en las IPs para garantizar que cualquier whistleblower del mundo pudiera enviar información sobre comisión de delitos a la plataforma, garantizando el anonimato de la fuente. Paradójicamente, la directiva europea sobre los alertadores contra la corrupción va en ese sentido.

La agencia de noticias ha publicado datos relevantes, como el vertido de residuos tóxicos en Costa de Marfil por la multinacional Trafigura, los manuales de instrucción de la base militar de Guantánamo, evidencias de corrupción y ejecuciones extrajudiciales en Kenia o la censura de Internet en China, entre otros. WikiLeaks ha sido por ello galardonada con múltiples premios internacionales.

Su crimen consiste en sacar a la luz unas publicaciones que evidenciaron la comisión de crímenes de guerra, torturas sistemáticas y crímenes internacionales

Estados Unidos jamás perdonó que WikiLeaks sometiera su política exterior al escrutinio de la opinión pública mundial. Nunca aceptó que evidenciara la comisión de crímenes internacionales por parte de su Ejército. Tampoco perdonó a quien, según la justicia de ese país, habría sido la fuente de WikiLeaks, Chelsea Manning quien en la actualidad se encuentra nuevamente en prisión por negarse a declarar contra Assange.

El calvario de Assange desde la publicación de los diarios de la guerra de Irak y Afganistán tiene tintes de tortura, como ha confirmado el Relator de la ONU contra la Tortura, Nils Melzer. En 2012 tuvo que refugiarse en la minúscula Embajada de Ecuador en Londres para evitar una entrega a Suecia, donde se negaban garantías de no reextradición a Estados Unidos, por una caótica causa sin sentido alguno que jamás formuló cargos y que se cerró tres veces sin evidencias. Durante casi siete años Julian Assange vivió sin acceso a luz solar ni al aire fresco, con un padecimiento físico y psicológico indescriptible. Actualmente, ya detenido tras presiones económicas de Estados Unidos al actual Gobierno de Ecuador, su situación es insostenible. Está en una cárcel de máxima seguridad, conocida como la “Guantánamo Británica”, con un limitado acceso a abogados y en una situación de práctico aislamiento.

La extradición que comienza el 24 de febrero y que culminará el 5 de junio debe inapelablemente concluir con la denegación de la entrega del periodista. El peligroso precedente que podría suponer ha sido advertido por la práctica totalidad de los organismos internacionales del mundo.

La justicia británica debe denegar esta extradición y poner fin a la persecución política. Julian Assange, como periodista, está protegido por la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, donde se recoge el derecho a la libertad de prensa y a la publicación de información veraz obtenida de fuentes anónimas. También por la desproporción que implica la aplicación de la Ley de Espionaje y una pena de 175 años de cárcel contra un periodista en ejercicio. Sin olvidar gravísimos hechos como que la Audiencia Nacional de España esté investigando a la empresa de seguridad española que prestaba servicios en la embajada, por un abusivo y totalitario esquema de presunto espionaje contra Assange y sus abogados en favor de servicios de inteligencia de Estados Unidos.

Todo evidencia una absoluta falta de garantías del periodista ante la jurisdicción norteamericana.

Llega el modo oscuro de WhatsApp

4 marzo 2020 –

Foto: Pixabay –

Por: La Vanguardia –

Una de las características más demandadas en los últimos tiempos en WhatsApp es el modo oscuro, que a finales de enero llegó a la versión beta de la aplicación para Android y parece que finalmente acaban de incluirlo en la última actualización de las versiones de iOS y Android.

Es una característica diseñada para facilitar la lectura, al reducir el contraste, y a ofrecer un consumo de energía menor.

Algunos usuarios con la versión definitiva de la aplicación han empezado a ver una nueva opción en los Ajustes que permite seleccionar el modo oscuro.

Se trata de Temas, y puede encontrarse dentro de la configuración de los Chats, justo encima de Fondo. Al pinchar sobre los temas, aparecen tres opciones entre las que elegir: Predeterminado por el sistemaClaroOscuro. Al elegir este último, la interfaz adopta una paleta de colores oscura, en tonos grises. Este cambio no solo afecta al fondo, sino también al bocadillo de las conversaciones y a la tipografía.

10 reflexiones de Ryszard Kapuscinski sobre el periodismo

4 marzo 2020 –

Tomado de: Clasedeperiodismo.com –

En Pinsk, Bielorrusia, entonces parte de Polonia, el escritor y periodista Ryszard Kapuscinski, maestro de este oficio, el mismo que nos dejó muy claro una verdad indiscutible: “Las malas personas no pueden ser buenos periodistas”. 

Es considerado uno de los mejores reporteros internacionales. Debutó con 17 años en la revista polaca “Hoy y mañana“.  Kapuscinski sobrevivió a 27 revoluciones, informó 12 veces desde el frente y fue condenado a muerte en cuatro ocasiones. Fue maestro de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), creada y presidida por Gabriel García Márquez.  Colaboró en medios como Time, The New York Times, El País, La Jornada y Frankfurter Allgemeine Zeitung. En 2003 recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades por «su preocupación por los sectores más desfavorecidos y por su independencia frente a presiones de todo signo, que han tratado de tergiversar su mensaje».

Falleció el 23 de enero de 2007.

Reflexiones sobre el oficio:

1.  “Heródoto era un hombre curioso que se hacía muchas preguntas, y por eso viajó por el mundo de su época en busca de respuestas. Siempre creí que los reporteros éramos los buscadores de contextos, de las causas que explican lo que sucede. Quizá por eso los periódicos son ahora más aburridos y están perdiendo ventas en todo el mundo. Ninguno de los 20 finalistas de la última edición del Lettre-Ulysses del arte del reportaje [premio que se otorga en Berlín], y del que soy miembro del jurado, trabaja en medios de comunicación. Todos tuvieron que dejar sus empleos para dedicarse al gran reportaje. Este género se está trasladando a los libros porque ya no cabe en los periódicos, tan interesados en las pequeñas noticias sin contexto”.

2.El Mundo le preguntó:  ¿Cómo debe ser el periodista del siglo XXI?. El maestro respondió: “Se diferencia del siglo XX en el sentido técnico. Antes el periodista cuando se iba a una guerra tenía libertad para moverse. Dependía mucho de su talento, de su validez. Ahora, como tenemos teléfonos móviles o Internet el jefe de redacción sabe mucho más lo que está pasando. El periodista destacado en un lugar sabe lo que ve, mientras que el jefe, que está en Madrid o Roma, tiene la información de varias fuentes. Al final, el periodista, en vez de llevar a cabo sus investigaciones, se dedica a confirmar lo que el jefe le pide desde la redacción. El sentido del trabajo ha cambiado mucho.

3. “Me gustaría que mis libros sirvieran para que los lectores del siglo XXI comprendieran lo que ha sido el nacimiento del Tercer Mundo, la llegada al poder y la, soberanía de sociedades míseras, rurales e iletradas, un fenómeno sin precedentes que va a cambiar la mentalidad y el modo de vivir en todos los países”.

4. “Antes, los periodistas eran un grupo muy reducido, se les valoraba. Ahora el mundo de los medios de comunicación ha cambiado radicalmente. La revolución tecnológica ha creado una nueva clase de periodista. En Estados Unidos les llaman media worker. Los periodistas al estilo clásico son ahora una minoría. La mayoría no sabe ni escribir, en sentido profesional, claro. Este tipo de periodistas no tiene problemas éticos ni profesionales, ya no se hace preguntas. Antes, ser periodista era una manera de vivir, una profesión para toda la vida, una razón para vivir, una identidad. Ahora la mayoría de estos media workers cambian constantemente de trabajo; durante un tiempo hacen de periodistas, luego trabajan en otro oficio, luego en una emisora de radio… No se identifican con su profesión”.

5. “El verdadero periodismo es intencional… Se fija un objetivo e intenta provocar algún tipo de cambio. El deber de un periodista es informar, informar de manera que ayude a la humanidad y no fomentando el odio o la arrogancia. La noticia debe servir para aumentar el conocimiento del otro, el respeto del otro. Las guerras siempre empiezan mucho antes de que se oiga el primer disparo, comienza con un cambio del vocabulario en los medios. En los Balcanes se pudo ver claramente cómo se estaba cocinando el conflicto”.

6. “Esta una profesión muy exigente. Todas lo son, pero la nuestra de manera particular. El motivo es que nosotros convivimos con ella veinticuatro horas al día. No podemos cerrar nuestra oficina a las cuatro de la tarde y ocuparnos de otras actividades. Éste es un trabajo que ocupa toda nuestra vida, no hay otro modo de ejercitarlo.O, al menos, de hacerlo de un modo perfecto”. (En “Los cínicos no sirven para este oficio”)

7. “Hay profesiones para las que, normalmente, se va a launiversidad, se obtiene un diploma y ahí se acaba elestudio. Durante el resto de la vida se debe,simplemente, administrar lo que se ha aprendido. En el periodismo, en cambio, la actualización y el estudio constantes son la conditio sine qua non. Nuestro trabajo consiste en investigar y describir el mundo contemporáneo, que está en un cambio continuo,profundo, dinámico y revolucionario. Día tras día,tenemos que estar pendientes de todo esto y en condiciones de prever el futuro. Por eso es necesario estudiar y aprender constantemente”. (En “Los cínicos no sirven para este oficio”).

8. “Podemos encontrar muchos periodistas jóvenes llenos de frustraciones, porque trabajan mucho por un salario muy bajo, luego pierden su empleo y a lo mejor no consiguen encontrar otro. Todo esto forma parte de nuestra profesión. Por tanto, tened paciencia y trabajad. Nuestros lectores,oyentes, telespectadores son personas muy justas, que reconocen enseguida la calidad de nuestro trabajo y, con la misma rapidez, empiezan a asociarla con nuestro nombre; saben que de ese nombre van a recibir un buen producto. Ése es el momento en que se convierte uno enun periodista estable. No será nuestro director quien lo decida, sino nuestros lectores”. (En “Los cínicos no sirven para este oficio”).

9. “Creo que para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser un buen hombre, o una buena mujer: buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe,sus intereses, sus dificultades, sus tragedias. Y convertirse, inmediatamente, desde el primer momento,en parte de su destino. Es una cualidad que en psicologíase denomina «empatía». Mediante la empatía, se puede comprender el carácter del propio interlocutor y compartir de forma natural y sincera el destino y los problemas de los demás”. (En “Los cínicos no sirven para este oficio”).

10. “Una de las cosas que resulta fundamental entender es que, en la mayor parte de los casos, la gente sobre la que vamos a escribir la conocemos durante un brevísimo periodo de su vida y de la nuestra. A veces vemos a alguien durante cinco o diez minutos, estamos viajando a otra parte y a esa persona no volveremos a verla nunca más. Por tanto, el secreto de la cuestión está en la cantidad de cosas que estas personas son capaces de decirnos en un tiempo tan breve. El problema es que las personas, en un primer contacto, son generalmente muy calladas, no tienen ganas de hablar. Es una experiencia que todos compartimos: es necesario cierto tiempo para adaptarse al otro. ¡Pero esos escasos minutos a veces son losúnicos que tenemos para hablar con una persona! Para un periodista, si esos minutos transcurren en silencio o generan una comunicación insatisfactoria, el encuentro es un fracaso. El éxito depende entonces de situaciones que están fuera de nuestro control, casi casi de “accidentes””. (En “Los cínicos no sirven para este oficio”).

Seis consejos para hacer un reportaje en formatos multimedia

4 marzo 2020 –

Foto: Pixabay –

Por: Fundación Gabo –

El inicio del siglo XXI está marcado por el desarrollo tecnológico y la evolución de los formatos en la cobertura periodística. Por ello, en esta era digital, el periodismo narrativo desde formatos multimedia es cada vez más importante. Sebastián Hacher, maestro del taller de Visualidades del Programa 5 Sentidos, propone seis consejos para adentrarse con éxito en esta forma de narrar historias:

1. Romper el paradigma de lo visual como un adorno. Para realizar un reportaje en formatos multimedia el periodista tiene que pensar su historia como un relato orgánico. Esto significa que todas las diversas herramientas que se ofrecen en la cobertura periodística (fotografías, textos escritos, infografías, videos, audios, plataformas web, etc…) mantienen un diálogo entre sí, donde la información se distribuye de manera proporcional. De lo anterior se concluye que la parte visual de un reportaje en formatos multimedia no es –de ninguna forma– un adorno, sino que constituye un elemento esencial sin el cual la narración podría sostenerse en pie.

Lo mismo ocurre con el texto escrito: tampoco puede ser considerado como una especie de “pie de página” o soporte ornamental del trabajo periodístico. En un reportaje multimedia cada uno de los formatos cumple una función y cuenta un segmento de la historia.

2. No depender demasiado del texto escrito. En el periodismo hay una tendencia común a elaborar notas extensas en las que el texto escrito ocupa un lugar excesivamente central (trabajos que contienen decenas de miles de caracteres) y los videos u otras herramientas pasan a un segundo plano (suelen aparecer cuando ya el lector ha perdido el interés).

Por eso, siguiendo la idea del primer punto sobre la distribución equilibrada entre los formatos usados en un reportaje, Sebastián Hacher recomendó contar historias en las que la narración sea independiente de la escritura. “No hace falta decir tanto con palabras, la imagen también puede comunicar muchísimo”, dijo el maestro.

3. Pensar el diseño junto con el contenido. El diseño comunica tanto como las imágenes, es imposible concebir el contenido de un reportaje multimedia sin concebir su forma. Pensar en el diseño supone comprender cómo va a estar organizado el texto, cómo se darán las transiciones, en qué tamaño se va a ver, qué colores van a usarse, cuánto espacio hay disponible para escribir, en qué formatos se van a presentar las fotos, cuál va a ser la definición de los videos. Todo en el diseño debe plantearse de acuerdo con las lógicas que ofrezca el contenido de la historia: en esa correlación reside el atractivo de un reportaje en formatos multimedia.

4. Conocer el lenguaje multimedia. Los periodistas que cuentan historias en formatos multimedia tienen que conocer el lenguaje de la fotografía, la programación, la cinematografía, la edición de videos y el diseño web. Solo de esa manera es posible cumplir con el consejo anterior.

Interiorizar herramientas como las que ofrece Readymag es un buen inicio para adentrarse en este conocimiento multimedia.

5. Tener la disposición de asumir cambios en la historia. En la mayoría de los casos, la expectativa de un periodista sobre el acontecimiento que desea cubrir es diferente a la realidad. Generalmente el periodista se percata de esta divergencia a través de los descubrimientos que hace de su historia a medida que investiga. Por lo tanto, mientras más rigurosa sea la investigación, más probable será que algunos escenarios, personajes y conflictos cambien de enfoque. El proceso de creación de un reportaje en formatos multimedia está lleno de estas transformaciones que, de ser aprovechadas, garantizan la profundidad de la historia.

“Como periodistas, tenemos que acostumbrarnos a trabajar con la incertidumbre, con lo inesperado y con lo caótico para aprender a desenterrar nuevos sentidos de lo que estamos haciendo”, afirmó el maestro Hacher.

6. Elegir personajes arquetípicos y complejos. Un buen personaje es aquel que lleva a cabo un drama con el que pueden sentirse identificados los espectadores. Cuando eso sucede, nos encontramos frente a un personaje arquetípico, es decir, alguien que en el conflicto de su historia personal compendia las luchas, frustraciones, alegrías o tristezas que muchas personas han experimentado alguna vez en su vida por el solo hecho de pertenecer a la condición humana. Si el periodista logra captar esta naturaleza arquetípica, puede otorgarle a su reportaje un carácter universal.

Por otro lado, la complejidad de un personaje hace referencia a las diferentes capas morales de las que está hecho y que, en ocasiones, resultan contradictorias. “Hay que buscar personajes que tengan riqueza y presenten dobleces, con los cuales podamos mostrar sus lados oscuros y sus lados brillantes”, apuntó Hacher.

Sebastián Hacher

Es periodista desde el 2001. Es jefe de redacción de Infojus Noticias y editor del sitio de la red de periodismo policial Cosecha Roja.  Publicó los libros Gauchito Gil (2008), Sangre Salada (2011) y Cómo enterrar a un padre desaparecido (2012).

Escribió en diversos medios: SOHO, Brando, Revista THC, Rumbos, Miradas al Sur, Soy (Página/12), Diario Z, entre otros. Trabajó en la sección de policiales del diario Tiempo Argentino. En televisión formó parte de las producciones de Punto.doc, La Liga (Telefé) e Historias Prestadas (Canal 7). Fue uno de los fundadores de Indymedia Argentina, y miembro de Sub Cooperativa de Fotógrafos.

Ganó la Beca de Investigación Periodística de Avina y el primer premio en la Bienal de Arte de Cuenca junto con la Cooperativa Sub.

Programa 5 Sentidos

El Programa 5 Sentidos, que organiza la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI- para promover la cobertura de derechos humanos en América Latina, llega a su segunda edición. Esta vez es dirigido por Cristian Alarcón, director de la revista Anfibia, y consta de 5 seminarios web abiertos al público y 3 talleres dirigidos a 20 participantes seleccionados por convocatoria.

 

Los diez grandes reportajes

4 marzo 2020 –

Foto: Pixabay –

Por: Cuartopoder.es

El reportaje, el género periodístico por excelencia, es la mirada de un hombre sobre el mundo, un retrato fidedigno de la verdad letra a letra. Desgraciadamente para los lectores, y sobre todo para los reporteros, ya pasaron los tiempos en que un director de periódico podía llamar a un plumilla y decirle: «Asista a la inauguración del canal de Suez y envíeme una crónica. Después suba por el Nilo y describa todo lo que encuentre interesante en el Alto Egipto y prepare una guía práctica para los viajeros aficionados. Escriba algo sobre la expedición de Baker en busca de las fuentes del río. Después viaje a Jerusalén y entérese de las excavaciones que está haciendo el capitán Warren, parece que han hecho descubrimientos importantes. Entre en Siria y envíeme una crónica política del país. Siga hasta Constantinopla, infórmese de los conflictos entre el jedive y el sultán. Pase luego por Crimea, visite las exploraciones arqueológicas y los campos de batalla. En el Cáucaso, investigue la política y los proyectos de los rusos en aquella región y en el mar Caspio. Dicen que los rusos proyectan una expedición a Kiva. Entérese. Cruce a Persia y mándenos algo interesante desde Persépolis. Bagdad le queda de camino, escriba alguna crónica sobre el valle del Éufrates. Luego viaje a la India, échele una mirada, prepare algo, y ya desde allí embarque hacia África y empiece a buscar a Livingstone. Páselo bien y que Dios le acompañe».

En 1902, Jack London se vistió con ropa vieja, alquiló un cuarto de mala muerte, guardó un poco de dinero en el cinturón y se sumergió dos meses en el East End, una de las zonas más miserables de Londres, para descubrir en sus propias carnes en qué condiciones vivía el proletariado británico varias décadas después de Marx y Engels. El resultado fue un documento de una brutalidad aterradora y una honestidad implacable, probablemente la primera denuncia de primera mano de la injusticia esencial del sistema capitalista.
Después de acompañar a Pancho Villa en la revolución mexicana, Reed llegó a Rusia en medio de la Primera Guerra Mundial, conoció a Lenin, entrevistó a los principales dirigentes de las diversas facciones, asistió a las multitudinarias asambleas y levantó acta del proceso revolucionario de octubre en un electrizante reportaje que, a su regreso a los Estados Unidos, le valió la fama inmediata y una acusación de espionaje. Tras su exilio en la URSS y su muerte por tifus, fue enterrado en el Kremlin junto a otros líderes bolcheviques.
«Me fui» escribe Chaves Nogales sobre su huída de España en plena guerra civil, «cuando tuve la íntima convicción de que todo estaba perdido (…). En mi decisión pesaba tanto la sangre derramada por las cuadrillas de asesinos que ejercían el terror rojo en Madrid como la que vertían los aviones de Franco, asesinando mujeres y niños inocentes». Exiliado en un pequeño hotel de París, Chaves Nogales escribió estos nueve alucinantes relatos basados en hechos rigurosamente verídicos, tal vez el libro que mejor describe el espanto de la Guerra Civil española.
Basada en la experiencia personal del propio Orwell durante la Guerra Civil española, donde acudió como voluntario desde diciembre de 1936 a junio de 1937, este gran reportaje es un grandioso fresco al natural de la contienda fratricida entre comunistas y anarquistas en una Barcelona entregada a la efervescencia revolucionaria. El libro provocó no sólo la ruptura con su editor, quien se negó a publicarlo alegando el daño que podía hacer a los ideales socialistas, sino también un cisma en las filas de la izquierda ortodoxa.
De la conjunción entre un escritor de primer orden y un personaje inverosímil nació este libro prodigioso que no se parece a ningún otro y cuya publicación póstuma celebraron escritores de la talla de Doris Lessing, Salman Rushdie, Martin Amis y Julian Barnes. En 1942 apareció en The New YorkerEl profesor Gaviota, retrato de un vagabundo neoyorquino que había consagrado su vida a escribir una
Historial Oral compuesta de miles de semblanzas, impresiones y diálogos que abarcaba la historia entera de la ciudad. En 1957, tras la muerte de GouldMitchell publicó la segunda y definitiva crónica, el último texto que escribiría en su vida antes de retirarse del periodismo y dedicarse a rastrear junto a su mujer objetos perdidos por los solares y edificios en ruinas de Manhattan.
Entre el ensayo y la poesía, la metafísica y la psicología, Del boxeo es probablemente el mayor monumento literario consagrado al noble arte, un texto en el que Oates recoge la fascinación con que ha asistido a ese «teatro trágico de Norteamérica» desde los días en que su padre la llevaba de niña a sus primeros combates hasta que, ya adulta, pudo asistir a una de las mayores peleas de las que se tiene noticia: la que enfrentó a Tommy ‘La Cobra’ Hearns contra Marvin ‘Maravilla’ Hagler por el cetro de los pesos medios. Puntuada de destellos, de fogonazos y descubrimientos, la prosa de Oates se alza por encima de la crónica deportiva para ahondar en los misterios del cuerpo y del alma.
El bisturí delicado, preciso y elegante de Talese se vuelca en un reportaje sobre las costumbres sexuales de la sociedad estadounidense, una investigación de primera mano que abarca varias décadas de historia americana y que va desde las andanzas del fundador de Playboy, Hugh Heffner, a la trastienda de los salones de masajes, desde la vida triste y solitaria de los consumidores de pornografía al mundo de las orgías y los intercambios de pareja.
Para John Le Carré, era «el enviado de Dios», para otros, sencillamente, el mejor reportero del mundo. Si cada libro de Kapuscinski es el testimonio definitivo de un lugar y una época, Ébano es un milagro: la conjunción de 29 crónicas que escribió de 1957 a 1990, cuando trabajaba como reportero para una pequeña agencia polaca viajando por diversos países africanos. Testigo de los procesos de descolonización del continente, de la miseria, las guerras y el hambre que han jalonado África, Kapuscinski tiene el don de la visión angélica, la perspectiva de un narrador en primera persona que poco a poco desaparece y deja que la narración hable por sí misma.
En 1997 dos expediciones comerciales intentaban llevar a sus clientes a la cima del Everest cuando un brusco cambio de tiempo provocó una auténtica masacre. Jon Krakauer, que sobrevivió a la tragedia, relató pormenorizadamente su experiencia en este reportaje polémico y emocionante que no es sólo una denuncia del turismo de aventura, sino también una triste constatación de la influencia que el periodismo ejerce sobre los hechos: el principio de que el observador influye en lo observado.
Desde el inconcebible hormiguero del puerto de Nápoles al tenebroso barrio de la Scampia, el mayor centro comercial de droga del mundo; desde los talleres chinos de falsificación de ropa de lujo hasta los escondites ilegales de residuos radiactivos, éste es el reportaje definitivo sobre la Camorra napolitana. Saviano pone al descubierto las jerarquías del crimen, sus atajos, sus justificaciones, su cultura, sus campos de influencia y sus ramificaciones políticas en un libro tan incómodo y valiente que su publicación le ha costado una sentencia de muerte.
Torre del descontrol

4 marzo 2020 –

Por: Gonzalo Silva, socio del CPB –

Sobre el tema de la seguridad aérea en el país se han esgrimido a lo largo de los últimos años consideraciones contrarias entre directivas de la Aeronáutica Civil y trabajadores. Para las primeras —y en ello han coincidido varios directores— las operaciones están garantizadas, en tanto que para los últimos son evidentes los riesgos, con eventuales y fatales consecuencias para pasajeros y tripulaciones.

Mientras las partes se ponen de acuerdo, los sindicatos de la entidad insisten en sus denuncias públicas, incluso, ante los propios organismos de control, sobre la persistencia de situaciones anómalas que atentan contra la seguridad. Se enumera la ausencia de una estrategia planificada para superar vacíos en la planta de personal operativo, falencias en la red de apoyo técnico al tránsito aéreo y mal uso de los recursos públicos para el mantenimiento de la infraestructura básica.

A la luz de estas denuncias, ciertamente es posible inferir que el país no está blindado contra la eventualidad de algún siniestro. El desfase cada vez mayor entre la insuficiente planta misional, entiéndase técnicos, controladores y bomberos, con respecto al crecimiento desbordado del tráfico aéreo es una bomba de tiempo, como también lo es el estado actual de los equipos que conforman las estaciones aeronáuticas, muchos inoperantes o al límite de su vida útil.

Sobre la insuficiencia de personal técnico y la falta de decisión para superarla nos ocupamos en la columna del 19 de noviembre pasado, y bien merece abordarse, entonces, el tema de la infraestructura. Buen número de los equipos que operan en el espacio aéreo nacional son obsoletos y millonarias adquisiciones para reemplazarlos no han sido la solución. En los últimos cuatro años la entidad realizó compras superiores a $120.000 millones —calculan los trabajadores— en equipos, que en ciertos casos no han funcionado o lo hacen con deficiencias o, más grave aún, terminaron abandonados en bodegas oficiales, con detrimento patrimonial, como sucede con parte de la red LAN, adquirida por $6.600 millones, para la ampliación y el mejoramiento de las telecomunicaciones aeronáuticas.

Sobran ejemplos de negligencia, imprevisión, falta de planeación y contrataciones irregulares. En diciembre de 2015 se contrató, por $5.500 millones, el suministro, instalación y puesta en servicio del moderno sistema de MLAT para las aproximaciones a los aeropuertos de Cúcuta y Medellín (Olaya Herrera), con plazo de ejecución de un año. Sin embargo, según las denuncias, en el Olaya el proceso quedó en el tintero debido a que no se consideró la compra de un predio estratégico para ubicarlo.

Y aunque dicho método satelital es el más confiable del mercado para incrementar la capacidad de observación de las operaciones que se realizan en los entornos aeroportuarios, la apuesta de la Aerocivil se mantiene hacia los radares convencionales, una tecnología en vías de extinción. Hoy en día la experiencia con algunos de ellos es traumática, como sucede en Cerromaco (Bolívar), Tubará (Atlántico), Villavicencio y Araracuara, donde operan de manera discontinua o están fuera de servicio. Según lo afirma el vicepresidente de Sintraeronáutico, Martín Peñaloza, actualmente se proyecta la compra de más radares, a un costo aproximado de US$20 millones.

Peñaloza sostiene que por lo menos el 40% de los equipos de ayudas a la seguridad aérea son inoperables, intermitentes o presentan interferencias o fallas constantes. Sucede con los sistemas de comunicaciones y con los radares meteorológicos. De estos últimos —operados con una tecnología de tubo en desuso— se compraron algunos en 2009 para San Andrés, Corozal y El Tablazo, y pese a sus restricciones la lección no fue aprendida. El año pasado se adquirieron otros similares para Riohacha y Cúcuta, que aún no han sido instalados.

Sobre el cuerpo de bomberos aeronáuticos, el panorama también es gris. Los diez aeropuertos internacionales operan con mínimos de personal y un parque automotor antiguo, incapaz de responder con eficiencia ante potenciales tragedias. Se calcula que el 50% de las máquinas son obsoletas e incluso varios terminales aéreos carecen del servicio, como los de Pitalito, Bahía Solano y Mompox, pese a que los usuarios pagan en los pasajes aéreos una tasa dirigida a financiar la seguridad aérea.

En materia de planeación, la imprevisión parece ser la regla general. En 2017 el seguro reparó, por más de $1.000 millones, el radar meteorológico de Pasto, pero la carencia de una UPS (unidad de baterías complementaria para el suministro de energía), cuyo valor comercial es de apenas $20 millones, lo mantuvo inutilizado hasta el año pasado, cuando por fin se adquirió. Algo similar sucedió en Corozal. En 2017 se invirtieron $1.800 millones en el mantenimiento de un radar semejante, pero su funcionamiento fue fugaz por el daño de su junta rotativa. El cambio de unidad solo se adjudicó el año pasado, a un costo de $340 millones, pero el radar al parecer sigue fuera de servicio.

El sistema de mensajería tampoco se ha salvado de la desidia. Para la transición de los servicios de información aeronáutica al moderno sistema AIM, en 2005 se adquirió el costoso equipo que facilitaría la publicación digital de un manual aeronáutico para servicio de los pilotos. El contrato, por $11.000 millones, que incluyó un costo adicional de mantenimiento anual por $1.200 millones —hasta 2018, es decir, durante 13 años—, ha sido inútil, porque el citado manual todavía está a la espera de elaborarse.

La radiografía, como se perfila, no es la mejor. La Aerocivil, sin duda, se ha venido despojando del tradicional ropaje politiquero que durante largo tiempo la convirtió en fortín clientelista y fuente cotidiana de escándalos por sus altos niveles de corrupción, pero los trabajadores siguen demostrando que aún quedan rezagos de aquellos tiempos recientes, marcados por la falta de planeación, la improvisación, las inversiones sin sentido, con detrimento patrimonial y el atraso en tecnología satelital: vestigios de una era en la que la seguridad aérea parecía manejarse desde una —literal— torre del descontrol…

Posdata. El vicepresidente de Sintraeronáutico, Martín Peñaloza, acaba de denunciar ante la Procuraduría que es objeto de acoso laboral y que su escritorio fue violentado durante su reciente período de vacaciones. ¿Cuáles son las garantías que se les ofrecen a los líderes sindicales y qué se oculta tras bambalinas?

Elogio de la curiosidad

4 marzo 2020 –

Por: Arturo Guerrero, socio del CPB –

Todos los días todo es nuevo, se decía cuando el mundo era lento. Hoy habría que puntualizar: todas las horas todo es nuevo. La pavorosa velocidad de la materia llevaría a que este par de dichos fueran considerados la consagración de la parálisis general.

En realidad, ser es devenir, llegar a ser, dejar de ser cada segundo para renacer al siguiente. El maestro Yoda, extraño personaje de George Lucas en “Star wars”, tiene una máxima que más bien sería mínima: “el futuro es difícil de ver, porque siempre se está moviendo”.

El futuro acontece en el siguiente segundo, cuando ese futuro será pasado. Así sucesivamente hasta el final de los finales, que no es otra cosa que el mismo comienzo de todo. La culebra del tiempo se come la cola, en un gesto sin fin en el que cabeza y cola son siempre pares y a la vez repelentes.

Este es el fundamento fáctico de una facultad que parece exclusiva del hombre, la curiosidad. El curioso vive en observación minuciosa de los hechos que, como agua, se le escurren de la mano. No hay ociosidad en este escrutinio pertinaz de la maestra vida.

El elogio de la curiosidad es a la vez reconocimiento de una derrota y aliento de una virtud. Una derrota, debido a la fugacidad de sus resultados: cada hallazgo será revaluado por el siguiente. Una virtud, pues el asombro será siempre el mejor tono para habitar el carrusel de los hechos.

Hay quienes incluso derivan de este análisis enseñanzas morales. Así, Séneca comprimió una de ellas en cinco palabras latinas que al pasarse al español casi triplican sus vocablos: “el destino conduce a quien se somete y arrastra a quien se resiste”.

Agachar la cabeza ante la fatalidad o el hado, entonces, es aceptar la guía de las cosas como son. En cambio, oponerse al curso indescifrable de las mismas acarrearía ser estropeado por su avalancha.

La idea de Séneca no es conformista. Es más bien un impulso hacia la curiosidad sobre la minucia de la vida. Un llamado a tener el ojo abierto al torrente variopinto y elocuente del tiempo.

Si todo segundo es otro segundo, las facultades del hombre han de especializarse en el asombro. Nada de lo que sucede es mudo. Todo habla, todo trae su lenguaje, la torre de Babel es el hábitat de la inteligencia. Dejarse deslumbrar a cada paso es improvisar siempre una danza cada vez más sabia.

En saco roto

4 marzo 2020.

Por: Juan Alvaro Castellanos, Socio CPB.

Ahora que el empleo está destacado en prioridades del Gobierno, lo llamado a revisar son las advertencias de valor para aprovechar fuentes de trabajo planteadas por organismos del país o del exterior.  

Porque desde el año pasado Colombia fue destacada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el estudio “El Futuro del Empleo Profesional en Latinoamérica”. El país ocupó primer lugar de posibilidades entre 24 naciones del continente.

Se centró el análisis en las perspectivas de trabajo profesional, en Educación y Tecnologías para industrias productivas en el área, con beneficios sobre un cálculo efectuado en cerca de 140 mil vacantes detectadas.

La estrategia oportuna para impulsar economía social, generadora de empleo, mantuvo puertas abiertas mientras más de 2 millones y medio de desempleados, han esperado luces con mucho aguante.

Y eso sucede cuando hay esfuerzos con igual objetivo en departamentos, con capitales que tienen facultades universitarias, para la formación, en las especialidades citadas en el estudio del BID. El organismo destacó la calidad generada por encima de otros en el continente.

Además hizo énfasis en la participación de la mujer, según su preparación adquirida en distintas fuentes del área educativa, con desempeño en planteles públicos y privados, de acuerdo con el sondeo laboral y sus perspectivas.  

Más allá de las intenciones del Gobierno Nacional, los resultados divulgados no se percibieron y, tampoco se les vio cara más allá de los anuncios, con más aire de promesa para ir a los archivos.

Si hace un año se evaporó, lamentable que todo quede en medios de comunicación y comentarios de expertos atraídos por la oferta, con absoluta certeza, otros estudios o sugerencias al país, pueden tener la misma suerte.

La reflexión cobra actualidad si se tiene en cuenta que en Senado y Cámara, barajando elegir nuevos dignatarios para las mesas directivas, se contabilizaron 80 mil proyectos de Ley, archivados por descarte.

Ojalá otras fuentes laborales fuesen rescatadas del cúmulo de archivos que guardan vitalidad aplicable para trabajo a muchas personas. Muy grave sería si esos proyectos son tratados como trastos viejos despreciables. ¿Serán esquinces politiqueros?

Escarbando…escarbando. Si Colombia está en iniciativa de afianzar sus programas estrella, como Emprendimiento Empresarial, Economía Naranja y Empleo, a jóvenes de 18 a 28, sin duda, encontrará sorpresas disponibles.

Y así surge propuesta práctica para abrir servicio informativo, para indicar a desempleados, dónde, en qué y con cuál reconocimiento legal son vacantes libres.

Y claro que, no se convierta en negocio de avivatos, la mala costumbre siempre ronda; gremios y centrales de trabajadores, pueden contribuir, al configurar un aporte social efectivo.

Las oportunidades laborales, para mujeres y hombres, no pueden quedar en saco roto.