Crculo de Periodistas de Bogot

Archivos marzo 2022

Curso Gratuito «Periodismo Emprendedor»

Aprende cómo ser emprendedor y lanzar un medio digital sostenible e independiente con el nuevo curso gratuito en español

Saber cómo iniciar un medio de comunicación nativo digital puede ser desalentador. Es por eso que el Centro Knight para el Periodismo en las Américas se asoció con SembraMedia y Ajor para ofrecer un nuevo curso gratuito en línea en español y portugués“Periodismo emprendedor: cómo monetizar y promocionar medios digitales sustentables”.

Este curso, se realizará del 11 de abril al 13 de mayo de 2022, se ofrece de forma gratuita gracias al generoso apoyo de Climate and Land Use Alliance (CLUA) y Google News Initiative (GNI). Los certificados de finalización también serán gratuitos.

El objetivo es ayudar a periodistas, profesores de periodismo y estudiantes de América Latina que estén interesados ​​en el fenómeno global de la proliferación de nuevas empresas de noticias y sus desafíos para volverse sostenibles.

Los instructores no solo tienen experiencia enseñando periodismo emprendedor a estudiantes y profesores, sino que también tienen experiencia de primera mano estando en contacto continuamente con emprendedores de medios”

DURACIÓN Y CONTENIDO

El curso se lleva a cabo durante cinco semanas, y cada semana se enfoca en un módulo y tema en particular:

  • El módulo 1 cubre las tendencias en el periodismo emprendedor. También revisará temas a considerar al planificar un proyecto periodístico, teniendo en cuenta los hallazgos de la investigación de SembraMedia.
  • El módulo 2 se centra en cómo crear o mejorar un modelo de negocio sostenible utilizando la herramienta Business Model Canvas.
  • El módulo 3 enseña cómo comprender mejor a la audiencia que visita su sitio y redes sociales. Definición de KPI y métricas en diferentes plataformas sociales, y mostrará el panel exploración de audiencias.
  • El módulo 4 cubre el desarrollo y la diversificación de los flujos de ingresos. Enseñará sobre servicios de consultoría, agencias de contenido, eventos y donaciones. También revisará estudios de casos de medios de comunicación exitosos.
  • El módulo 5 enseña cómo crear una base sólida para el futuro de su proyecto. Revisará la importancia de la página “Acerca de nosotros” y cómo comunicar la historia y misión a la audiencia, patrocinadores y otros medios.

El curso es asincrónico, lo que significa que los estudiantes pueden completar las actividades y tareas en los días y horarios que mejor se adapten a sus horarios. Sin embargo, hay plazos sugeridos para que los estudiantes no se atrasen.

Aquellos que completen con éxito los requisitos del curso recibirán un certificado de finalización. Ningún crédito académico está asociado con el certificado, pero es otorgado por el Centro Knight para el Periodismo en las Américas para dar fe de la participación en el curso en línea.

“Ofreceremos certificados gratuitos para todos los estudiantes que completen los requisitos mínimos de este curso. Estamos agradecidos con el generoso apoyo de CLUA y GNI que hicieron posible este proyecto”, dijo Alves. El Centro Knight normalmente cobra US$30 para emitir certificados de participación en un MOOC.

¡Inscríbase hoy en el curso en español o portugués! Únase al Centro Knight, SembraMedia y Ajor en este curso y aprenda cómo lanzar o perfeccionar su propia empresa periodística hoy.

Mas info: Periodismo emprendedor: Cómo monetizar y promocionar medios digitales sustentables – Journalism Courses Knight Center

¿Por qué Colombia ha perdido la confianza en sus periodistas?

JUAN GOSSAIN 

para EL TIEMPO

Foto: Istock

Hace menos de un mes que en Colombia se conmemoró el Día del Periodista.
Los lectores tendrán que perdonarme, pero me parece que precisamente por ese festejo anual, y por la realidad que estamos viviendo en estos tiempos electorales, se me ha metido en la cabeza la idea de hablar con ustedes sobre la realidad actual del periodismo en Colombia, sobre la crisis que estamos atravesando, sobre la creciente pérdida de confianza de la opinión pública en los periodistas y en los medios de comunicación.

Tratándose de un tema tan delicado, hay que hablar claro desde el principio, sin tapujos ni piruetas. Hay que llamar a las cosas por su nombre. Y, por mucho que me duela hasta el fondo del alma, ya que el periodismo ha sido mi único oficio durante cincuenta años, invoco que a partir de este momento venga a ayudarme el dios de la franqueza.
Empiezo por recordar que Guillermo Cano, el gran maestro, que prefirió sacrificar su propia vida para no tener que someterse a las pretensiones criminales de los narcotraficantes, que lo asesinaron porque no pudieron acallarlo y obligarlo a tergiversar las noticias, escribió en El Espectador estas palabras, hace ya cuarenta años: “El cimiento más firme de un periódico respetable es su credibilidad”.
Son las palabras sabias de un auténtico maestro.

Las redes sociales

Y entonces, para maravilla y encanto de la humanidad, aparecen las nuevas tecnologías informativas. Colombia, como el mundo entero, celebra con júbilo. Nos llega el nuevo periodismo cargado con los más prodigiosos inventos del mundo para transmitir las noticias, las mejores imágenes y las más encantadoras, con sonidos y colores llamativos, la fascinante inmediatez y su fácil acceso.

La prensa tradicional –periódicos, radio, televisión, revistas– empieza a resentir aquella competencia demoledora.

Yo no voy a comprar un periódico –se dice a sí mismo el ciudadano–, si puedo ver las noticias gratuitamente, y llenas de belleza, en mi celular”.

Es entonces cuando nacen las redes sociales, que se transforman rápidamente en los nuevos medios de comunicación. Todo el que quiere va fundando su propio informativo. Lo malo es que los usuarios no se percatan, inicialmente, de lo peligroso que en materia periodística puede ser ese invento prodigioso de las redes: que sus dueños se convierten, de un solo golpe, en fuente informativa que origina una noticia y el medio de comunicación que la divulga.

Es decir, simultáneamente son autores y difusores de sus propias versiones. Qué tal eso. He ahí la cuna incestuosa en que nacieron, hijas de los mismos padres, la tergiversación, la adulteración, la manipulación y la falsedad en las noticias contemporáneas.

¿Y los medios tradicionales?

Estamos de acuerdo: son maravillosas nuestras tecnologías modernas, sin duda alguna. Pero nada de eso, nada, sustituye lo más valioso que tiene el periodismo, lo invariable desde el día en que nació, en Viena, hace ya quinientos años, cuando apareció el primer periódico que se conoce.

Ustedes son la sal de la tierra. Pero, si la sal se corrompe, ¿quién salará la tierra?

Me refiero a los principios invariables y los valores morales del oficio, como la ética profesional, la verdad por encima de todo, la imparcialidad política, la objetividad.
De manera, pues, que la explosión de redes sociales fue desplazando a los medios tradicionales en la vida cotidiana de la gente. Y, como es natural en toda empresa que pierde su clientela, se vino la crisis económica. En las emisoras, los programas de televisión, las estaciones de radio y las oficinas de revistas y periódicos, los administradores y gerentes empezaron a ver cómo recuperaban lo perdido.

A muchos de ellos, en todas las regiones del país, se les ocurrió reducir sus nóminas de periodistas. Los gerentes se hicieron esta reflexión: para qué seguirle pagando tanto dinero a tanta gente si se pueden copiar, gratuitamente, las noticias que salen en las redes. A partir de ahí fue el desastre, porque las mentiras que hasta entonces aparecían en las redes sociales, ahora empezaron a duplicarse en incontables órganos de prensa. A duplicarse, no: a multiplicarse. Se regaron por todos los confines de Colombia.

…y llegó la política

Bueno, señores. En esas andábamos cuando llegó esta temporada de elecciones para el Congreso Nacional y, como si fuera poco, también para la Presidencia de la República. De ahí en adelante la política hizo que la crisis periodística siguiera subiendo. Se ha perdido la confianza de la opinión pública.

Y, como si fuera poco, azuzados por buena parte de la prensa y de la clase política, los propios ciudadanos se han dedicado ahora a la rabieta, las peloteras, la agresión, la violencia. Ya la gente no habla, sino que grita. Ya ni siquiera saludan, porque, cuando se encuentran contigo, lo primero que hacen ya no es preguntarte cómo estás, sino por quién vas a votar. Y empieza el regaño más agresivo.

En un país estremecido por la intolerancia, esta situación se ha vuelto tan grave en los últimos tiempos, y el futuro de Colombia está en un riesgo tan evidente, que muchas personas, empezando por mi propia esposa y mis amigos más cercanos, llevan varios meses insistiéndome en que diga algo, que escriba algo sobre eso, que deje por escrito las reflexiones que hago en privado, y que son las mismas que ustedes están leyendo en esta crónica.

La sal de la tierra

La dolorosa verdad, aunque nos rompa el alma tener que reconocerlo, es que los periodistas también hemos caído, como el país entero, en ese mismo lodazal. Los medios de comunicación han ido sucumbiendo a las tentaciones políticas, económicas, sociales.

Los primeros y auténticos reporteros que yo conozco fueron los autores de la Biblia. Aquí viene a mi memoria aquel episodio relatado por el evangelista Mateo y en el cual Jesús increpa a los primeros cristianos que existieron porque también ellos, como los escribas y fariseos, se estaban dejando corromper por los malos ejemplos. Y les recordó aquella tradición según la cual, para obtener mejores cosechas, los campesinos de su época solían echarle sal a la tierra. La sal es limpia, pura y fértil. Sirve de abono en los cultivos.

Ustedes son la sal de la tierra –les dijo Jesús–. Pero, si la sal se corrompe, ¿quién salará la tierra?”.

Yo he creído siempre que el periodismo es la sal de la tierra, especialmente en un país como Colombia, donde la corrupción lo ha invadido todo, campea a lo largo y ancho del país, infecta cualquier actividad y es, incluyendo el covid, el peor virus que nos ha caído encima.

De tal forma que, si hasta la prensa reconocida y respetada se está dejando llevar a los pantanos de la politiquería, de la manipulación y la mentira, ya no sé quién va a salar nuestra tierra. ¿Qué es, entonces, lo que nos espera a la vuelta de esta esquina electoral?

Al rescate

Gracias a Dios, no todo se ha perdido. Todavía queda una luz de esperanza.

El otro día, mientras participaba en una conferencia virtual con un grupo de periodistas de diferentes regiones colombianas, expuse estas mismas reflexiones que ahora estoy escribiendo. Me oyeron los colegas –en su mayoría mujeres– que integran la junta directiva del Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB), una de las instituciones más respetables y reconocidas de nuestra profesión.

Días después recibí una llamada suya invitándome a una reunión de larga distancia para hablar del tema. La hicimos, y no solo una, sino varias veces. Estamos organizando una campaña en la que pretendemos convocar a toda la prensa del país para que, unidos, vayamos al rescate del verdadero periodismo colombiano.

La convocatoria no solo va dirigida a los periodistas sino también a los ciudadanos, a las universidades de periodismo (incluyendo alumnos y profesores), a los gremios privados de empresas periodísticas, a críticos de prensa, y a todos los que contribuyen a ella con su trabajo: reporteros y fotógrafos, locutores y camarógrafos, gerentes, publicistas, administradores, al ascensorista, las secretarias, el mensajero, los impresores, los que manejan el camión de reparto, voceadores y vendedores callejeros, a todo el que trabaja haciendo algo en el periodismo colombiano.

El 76 % de desconfianza

No será la primera vez en nuestra historia que la prensa, digna y honradamente, ayude en la formidable tarea de rescatar a Colombia de un peligro tan grande como el que estamos viviendo en estos días.

(Les cuento que en este preciso momento se está preparando ya la primera gran encuesta nacional para establecer con precisión las razones que tiene la opinión pública para desconfiar del periodismo colombiano. La cosa va caminando ya).

A propósito de encuestas, las más serias y confiables que se han conocido en los meses recientes indican que solo el 27 por ciento de los colombianos tiene confianza en la prensa. El otro 73 por ciento desconfía de ella, de su veracidad, de su seriedad, de su ética, de su imparcialidad. Son tres de cada cuatro personas, nada menos.

Llegamos al final. Y, como ustedes lo habrán notado a lo largo de su lectura, esta crónica es, realmente, una confesión pública. Porque ya es hora de hablar con franqueza sobre nosotros mismos y nuestro trabajo. Con crudeza, si fuese necesario.

Epílogo

La situación que está viviendo nuestra Colombia en estos tiempos electorales, cuando reinan la confusión y el desorden, además de las sombras que se asoman en el futuro, no admite pañitos de agua tibia. Ante circunstancias como esta, los campesinos de mi tierra suelen decir que el palo no está para cucharas.

Yo les pido a mis colegas, con el corazón en la mano, que nos unamos todos para recuperar la credibilidad y el respeto de nuestro periodismo. Para que volvamos a los viejos principios morales de nuestra profesión. Es decir, de nuestras vidas.

Y ya que estamos en época de pandemia, no olvidemos nunca, compañeros, que la prensa es la única vacuna que le va quedando a Colombia contra la corrupción. Ya es hora de que le pongamos tres dosis al país.

CRÓNICA
JUAN GOSSAIN
ESPECIAL PARA EL TIEMPO 

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CEREMONIA DE PREMIACIÓN MUJER CAFAM 2022

El Premio Cafam a la Mujer es el principal reconocimiento que se realiza en el país a las obras, acciones y programas de mujeres de cualquier edad y condición socioeconómica que se han destacado por sus iniciativas en beneficio de la familia y de la comunidad en general. Dichas mujeres son ejemplo de solidaridad y de valores humanos, sociales y morales.

En esta versión el Premio busca resaltar el valor de aquellas mujeres que con gallardía y perseverancia han renacido a pesar de las adversidades a las que se enfrentan, transformando experiencias difíciles, en herramientas de cambio para sus comunidades. El objetivo del reconocimiento es destacar su liderazgo, su poder y capacidad de construir, inspirar y aportar a la sociedad.

Participaron 188 mujeres de todo el país, y entre ellas fueron elegidas 29 candidatas que estarán en la ceremonia Mujer Cafam 2022, que se llevará a cabo el próximo lunes 7 de marzo en el Teatro Cafam a las 8:30 a.m., en el marco de la celebración del Día Internacional de la Mujer.

El jurado nacional está compuesto por María Luisa Mesa Zuleta, abogada; Juan Lozano Ramírez, periodista y abogado; María Teresa Peresson de Riaño, una de las pioneras del Premio Cafam a la Mujer; monseñor Rafael Cotrino Badillo, filósofo y teólogo, y Germán Santamaría Barragán, periodista.

Ceremonia de premiación

La ganadora será una de las 29 nominadas por las Cajas de Compensación Familiar y Clubes Rotarios del país. Estas mujeres, que lideran programas sociales de alto impacto, estarán presentes en la gala de premiación junto a personalidades del entorno político, social y cultural del país. Será transmitido a través de la página web Premio Cafam a la Mujer | 2022 y redes sociales de varios medios de comunicación.

El evento contará con la participación de la cantante, actriz y presentadora Juliana Velásquez, quien recientemente recibió un Latin Grammy y con su repertorio de música va a acompañar a las candidatas al Premio Cafam a la Mujer y al público en general.

Se realizará un homenaje especial a las mujeres del sector salud que han estado al frente de la pandemia, tres homenajeadas de Cafam y una a nivel nacional.

#ELPODERDELAMUJERCAFAM