30 Julio 2019.
Foto: Pixabay.
Da la impresión de que se está frente a una generación que es incapaz o al menos le resulta más difícil entablar amistades fuertes o incondicionales.
Tomado de: Portal Web Ultima Hora.
A los jóvenes “les cuesta más cultivar amistades fuertes, debido a que están en constante competencia y sumergidos en un mundo virtual”, suscribe la sicóloga clínica, Judith Ramos, quien comparte su reflexión sobre la amistad en la era de la hiperconexión.
El adolescente –explica–, como está en una etapa de autoconocimiento, “no sabe lo que quiere, no controla las emociones y ante esta inseguridad personal se refugia en el grupo”. Y los grupos hoy se ven en las diversas pantallas.
A su vez –indica–, los sentimientos de inferioridad –frecuentes en esa etapa– son un buen caldo de cultivo para dejarse manejar por el grupo.
“Tener una cuenta en Facebook, Instagram o Twitter ya es algo normal, especialmente entre los más jóvenes. La aparición de estas redes sociales cambió la forma en que la gente se relaciona y hoy son un medio inigualable para conectar a millones de personas en el mundo. Sin embargo, así como las distancias se han acortado, los jóvenes se encuentran cada vez más aislados”, analiza Ramos, quien es la coordinadora de comunicación de la Sociedad Paraguaya de Psicología (SPP).
La preocupación de los chicos pasa –dice– por la necesidad de pertenecer a un grupo y sentirse parte de él.
“De no conseguirlo, se sienten excluidos y esto influye en su autoestima. Se perdieron valores personales y están sumergidos en plataformas virtuales”, postula y fundamenta que “estamos en una sociedad donde el aislamiento social y la soledad están generando problemas que afectan a las vidas de las personas, especialmente a la de los niños, niñas y adolescentes”.
Ramos observa que se está ante “una generación de niños que están expresando mucho más claramente que son infelices consigo mismos” y con todo lo que le rodea.
“El entorno digital impregna absolutamente su sentido de la autoestima”, completa.
Frivolidad. En opinión de la sicóloga, como los jóvenes están más interesados en lo que ven en las redes sociales –a la vez que eso les influye bastante–, hace que sean más propensos a entablar relaciones de amistad más superficiales. “La conectividad impregna sus vidas e influye en sus modos de relacionarse con el entorno. Sus amistades, sus principales relaciones de pareja, las noticias que consumen, sus formas de entretenimiento y hasta sus compras”, enumera.
Por lo que todo pasa por la órbita de internet. “A algunas de sus aplicaciones preferidas como Snapchat, Instagram y WhatsApp le dedican al menos un par de horas diarias; disminuyen mucho las actividades cara a cara o de compartir presencialmente; así como también se ve una pérdida de valores en el ámbito familiar”, resalta y ve que “los jóvenes se encuentran sumergidos en un mundo de consumismo virtual constante”.
La posibilidad de interactuar con más gente, incluso de otros países a través de las redes sociales, amplía la de amigos virtuales, pero muy rara vez se llega a tener contacto personal. “Hay mayor distanciamiento emocional, debido a que no interactúan entre sí; y están en constante competencia, muchas veces hasta lastiman a sus pares o realizan bullying, demostrando así que pueden pertenecer a uno u otro grupo”, refiere.
Ramos coincide en que no todas las amistades son para siempre. Igual, lanza algunos consejos (ver infografía) para que perdure la amistad a pesar del tiempo. “Pasado cierto tiempo, pocos de los amigos cercanos mantienen la misma posición de confianza y menos de la mitad de nuestros amigos permanecerán a nuestro lado pasados siete años. En realidad, es normal que esto suceda”, concluye.