15 Mayo 2019.
Foto: THANASIS ZOVOILIS GETTY
La Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria de la Alimentación, el Medioambiente y el Trabajo (Anses) recomienda “limitar” la exposición a los dispositivos ricos en luz azul.
Tomado de: El País de España.
No todo son ventajas en el uso de las luces led (diodo emisor de luz), cuyo uso se ha extendido los últimos años por su mayor eficiencia energética. Una exposición excesiva a estos dispositivos, sobre todos los más ricos en luz azul, tiene efectos adversos comprobados en la retina y en el ritmo del sueño, advierte este martes la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria de la Alimentación, el Medioambiente y el Trabajo (Anses) de Francia. El estudio, que confirma advertencias previas internacionales sobre los posibles riesgos de esta tecnología, recomienda “limitar el uso de los dispositivos led más ricos en luz azul”, especialmente entre los niños.
La tecnología, que se ha extendido globalmente por su bajo consumo y larga vida, le valió a sus creadores japoneses el Premio Nobel de Física en 2014, en reconocimiento a la “invención de los diodos emisores de luz azul eficientes que han permitido las fuentes de luz brillantes y de ahorro energético”, según dijo la Academia sueca en su momento. Pero cuatro años antes, en 2010, la Anses ya advertía de los efectos de esta luz sobre la vista. Ahora, tras analizar más de 600 publicaciones científicas realizadas desde entonces, concluye que “se confirma la toxicidad de la luz azul sobre la retina y se ponen de manifiesto los efectos de perturbación de los ritmos biológicos y del sueño ligados a una exposición a la luz azul por la tarde y por la noche, especialmente a través de las pantallas y en particular en los niños”, destaca la agencia gala.
Los estudios analizados “muestran los efectos fototóxicos a corto plazo ligados a una exposición aguda y efectos a largo plazo relacionados con una exposición crónica, que aumentan el riesgo de sufrir una degeneración macular asociada a la edad (DMAE)”, el trastorno ocular que destruye lentamente la visión central y aguda, dificultando la lectura y la visualización de detalles finos, señala la Anses.
La agencia especifica que el riesgo de fototoxicidad es bajo en los dispositivos lumínicos led de tipo “blanco cálido” (con una temperatura inferior a los 3.300 Kelvin), los más habituales en los hogares. Son los dispositivos que entran en los grupos de riesgo 0 y 1 (riesgo exento o bajo), según las normas internacionales. Por el contrario, las luces led de las linternas, los faros de los coches, alguna iluminación usada en decoración y juguetes “pueden emitir luces particularmente ricas en azul”. Por lo tanto, deberían estar consideradas como de riesgo 2 (moderado), pero no están cubiertos por la reglamentación actual, advierte. Entran en esta categoría potencialmente peligrosa algunas pantallas de teléfonos y tabletas electrónicas, así como “pequeñas luces desnudas led decorativas que emiten luz azul, especialmente en guirnaldas e iluminación de ambiente”.
Perturbación del sueño
La luz led también tiene influencia sobre el sueño y los ritmos biológicos. Y tampoco es buena. La luz emitida por las pantallas de televisión, las de ordenadores, teléfonos móviles o tabletas es “particularmente rica en azul”, entre 4.100 y 7.000 K. “La exposición antes de acostarse a iluminaciones y pantallas led ricas en luz azul puede perjudicar la duración y la calidad del sueño”, subraya la Anses, que indica que los niños y adolescentes son una población “particularmente sensible” por su exposición desde corta edad a estas pantallas.
La variación más o menos rápida de intensidad de luz que emiten las lámparas led puede también provocar fatiga visual, dolor de cabeza, migrañas y hasta accidentes de tráfico o ataques de epilepsia. La Anses indica que entre las poblaciones que podrían ser más sensibles a estos efectos están, nuevamente, los niños y adolescentes, así como ciertos profesionales que manipulan esta clase de lámparas.
Entre las recomendaciones que formula la agencia francesa, prima la de limitar la exposición de los menores a los dispositivos altos en luz azul, ya que hasta los 20 años no se desarrolla del todo el cristalino, que protege a la retina. También propone sensibilizar a toda la población sobre posibles riesgos y promover el uso de lámparas led de luz cálida, así como “limitar la intensidad luminosa” de los faros de los automóviles.