Circulo de Periodistas de Bogota
Periodismo Libre

Se une la prensa a la cruzada del CPB

https://www.elnuevosiglo.com.co/articulos/09-22-2020-circulo-de-periodistas-de-bogota-hace-un-llamado-por-el-periodismo-libre

Único fin del periodismo: Servir a la comunidad con información rigurosa y ética

Conversatorio Libertad SIN expresión… ¿para qué?

Bogotá, 25 de Septiembre de 2020.

La misión del periodismo es servir a la comunidad con información rigurosa, bajo principios éticos. Esta fue la conclusión del conversatorio de Periodistas para Periodistas-CPB, «Libertad, SIN expresión…..¿para qué?, encuentros que se vienen desarrollando cada quince días, los jueves a las cinco de la tarde.

Participaron Daniel Coronell, Gonzalo Guillén, Eduardo Manzano y Lina María Peña, periodistas que han debido salir del país junto con sus familias, en diversas épocas para proteger sus vidas por amenazas, originadas en sus denuncias contra actos de corrupción, irregularidades cometidas por funcionarios del Estado, algunos parlamentarios o por  diversos actores de la sociedad, como paramilitares y exguerrilleros e incluso, comunidades enardecidas y manipuladas.

“La finalidad del periodismo es que la gente se entere de lo que está sucediendo para que tomen mejores decisiones frente a sus responsabilidades sobre lo público. Es necesario tener muy claro que periodismo y propaganda son incompatibles y que el periodismo debe ser independiente de los poderes económico, social y político y debe mostrar muchas veces lo que los poderosos no quieren que se sepa, así como todo lo que atente contra la ética”, respondió Daniel Coronell a la pregunta del moderador José Vicente Arismendi sobre las relaciones entre el periodismo investigativo y el aparato judicial.

Gonzalo Guillen expresó que “hay que tener muy claro que periodismo y justicia deben ser independientes: si bien es cierto que el periodismo denuncia, a la justicia le corresponde sancionar”. Citó el ejemplo de Kiko Gómez a quien él denuncio muchas veces y finalmente terminó condenado por la justicia. “Mi trabajo no es ser enemigo de nadie sino ser periodista, investigar para mostrarle a la sociedad lo que hace mal el poder, como los bomberos tienen que acercarse al fuego para poder apagarlo”, expresó.

“El trabajo sucio del ejercicio” en las regiones colombianas

Eduardo Manzano, periodista vallecaucano, quien debió salir del país aseguró que hacer periodismo en las regiones es muy complejo, por las condiciones geográficas y los riesgos ante grupos armados. “Muchas veces los periodistas se sienten crucificados porque los noticieros locales dependen de los grupos de poder que manipulan la información y hacen titulares a su acomodo” y agregó: “No sé si en las universidades preparan a los estudiantes para los retos que debemos manejar en las regiones. Hacemos el trabajo sucio, poniéndole el pecho a toda clase de actores. Recibimos insultos y agresiones frecuentes lo cual termina por intimidarnos y poniendo en riesgo nuestras vidas”.

La periodista, Lina María Peña, del departamento del Magdalena afirmó que era consciente de los riesgos que ella había decidido asumir en el ejercicio profesional y tenía la esperanza de ser escuchada y respaldada por periodistas de trayectoria como los allí presentes ya que no encontró respaldo del gobierno, ni de la comunidad.

 “En Colombia hemos tenido mejores periodistas que medios”

Afirmó Daniel Coronell al oír las historias narradas por Manzano y Lina María Peña. “Muchos de nuestros colegas han sido héroes y las nuevas generaciones de periodistas deben tener muy claro que ante todo serán servidores públicos, ni siquiera deben servir a los dueños de los medios que pagarán sus salarios”. Respuesta que dio a la pregunta de si ¿Hay futuro para las nuevas generaciones de periodistas?

Eduardo Manzano, recomendó a los estudiantes nunca perder la pasión por el ejercicio y jamás conformarse con una sola fuente de información. “Es importante contar las historias desde las regiones y esto no es fácil pues hay que investigar mucho”.

Para Gonzalo Guillen los periodistas deben ser ante todo veedores públicos y, las nuevas generaciones de profesionales cuentan con maravillosas herramientas digitales como las redes sociales. Lina María Peña hizo un llamado a la humildad, entendida como un saber aprender de los veteranos para asumir la responsabilidad frente a las audiencias.

El conversatorio complejo puede verlo en nuestra web www.circuloperiodistasdebogota.org o en nuestro Facebook o YouTube del Círculo de periodistas.

Nuestro próximo Conversatorio Virtual es el jueves 8 de octubre a las 5 pm sobre La formación de periodistas frente a la realidad de los medios.

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Conversatorio Virtual del CPB  Libertad SIN expresión..… ¿para qué?

Este jueves 24 a las 5 pm

Libertad SIN expresión… ¿para qué?

 

Bogotá, 22 de Septiembre de 2020.

Ante la escalada de amenazas, intimidaciones y campañas de desprestigio profesional en todo el país y en desarrollo de la cruzada que emprendió por el rescate de la libertad de expresión y el fortalecimiento de la democracia, el Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB) realizará el Conversatorio Virtual ‘Libertad SIN expresión… ¿para qué?, este jueves 24 de septiembre.

El tema será abordado con periodistas de gran reconocimiento y trayectoria en los medios de comunicación como Daniel Coronell, Eduardo Manzano y Gonzalo Guillén, quienes han enfrentado en los últimos tiempos intimidaciones y estigmatizaciones por sus denuncias, investigaciones, columnas y hechos develados en el libre ejercicio de su labor periodística.  María Jimena Duzán es otra de las periodistas afectadas junto con más de 180 comunicadores que reportaron casos por en las mismas circunstancias, en el  2019.

Las tensiones en medio del ejercicio del periodismo en la actual coyuntura del país, la responsabilidad social de informar de manera imparcial e independiente, y la importancia de rescatar la credibilidad, veracidad y confianza en los medios de comunicación serán temas tratados durante el Conversatorio, bajo la moderación del periodista José Vicente Arizmendi.

El Conversatorio Virtual será transmitido en directo, a partir de las 5:00 p.m., a través de la página web del CPB www.circuloperiodistasdebogota.org y sus redes sociales, e igualmente por Facebook del Canal Universitario Nacional ZOOM. Invitados a participar periodistas, comunicadores sociales, académicos, estudiantes de las facultades de Comunicación Social y Periodismo de las distintas universidades y, en general, los interesados en este tema de actualidad.

Nuestros invitados

Daniel Coronell.

Periodista y columnista. Ganador del Emmy (noticias), Simón Bolívar en seis ocasiones y el máximo galardón que otorga la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano.  Ha destapado algunos de los más importantes escándalos de Colombia. Profesor universitario en las Universidades Externado, Javeriana y los Andes, Senior Research Fellow del Knight Fellowship de la Universidad de Stanford, investigador y profesor visitante (senior visiting schoolar) de la Universidad de California. Ha sido nombrado uno de los 10 líderes más importantes en Colombia por la Fundación Liderazgo y Democracia.  Sus columnas son unas de las más leídas en Colombia. Actualmente es presidente de noticias de la cadena hispana Univisión en Estados Unidos. Recientemente creó el portal independiente www.losdanieles.com, que cuenta con dos millones de seguidores.

Eduardo Manzano.

Periodista con más de 30 años de experiencia en prensa, radio, televisión y medios digitales. Durante más de 10 años fue corresponsal en Cali de los noticieros de Caracol y RCN televisión. También trabajó en los distintos noticieros del canal regional Telepacífico. Se vio obligado a salir del país a finales del año pasado ante las amenazas de grupos armados ilegales por informes periodísticos sobre la situación de algunos municipios del Norte del Cauca.

Gonzalo Guillén.

Periodista bogotano que ha dedicado su vida a la investigación sobre temas judiciales y de trascendencia nacional. Se ha caracterizado por sus denuncias a través de la Nueva Prensa, un medio digital que contribuyó a fundar en el año 2018. Sus denuncias, como las investigaciones que develaron la llamada ‘ñeñepolítica’,  han tenido gran impacto en la opinión nacional e internacional gracias a las redes sociales, principalmente Twitter, plataforma en la tiene miles de seguidores.

Las amenazas que ha recibido por su trabajo periodístico a lo largo de tres décadas han merecido la atención de la oficina de la ONU para los Derechos Humanos, que ha expresado su preocupación por la situación. Por su trabajo ha sido distinguido con varios premios nacionales e internacionales, entre ellos el premio Círculo de Periodistas de Bogotá y el premio internacional de periodismo Rey de España.

Mayor información: [email protected]

¿Por qué los Conversatorios Virtuales?
Para mantener activa la relación con sus asociados, comunicadores sociales y periodistas de los distintos medios de comunicación del país y del mundo hispano, al igual que con las llamadas “fuerzas sociales” del país, el CIRCULO DE PERIODISTAS DE BOGOTA estimula la creación de espacios de interacción permanente con la realización de CONVERSATORIOS VIRTUALES que permiten la discusión conceptual sobre diversos temas de interés gremial y social. Todos ellos enmarcados por principios éticos y de responsabilidad social.
En el año 2022, el Círculo de Periodistas de Bogotá –CPB- tiene la misión de haber fortalecido sus vínculos con los asociados, periodistas y comunicadores sociales del país, meta que será medida por el incremento de la participación en los Conversatorios Virtuales y por la generación de ideas innovadoras que definan y orienten el ejercicio profesional de excelencia.
Las fechas y temas de los Los Conversatorios Virtuales
  • Octubre 22: La polarización política en las salas de redacción, una mirada ética.
  • Noviembre 5: Los YouTubers periodistas y su independencia frente a los medios.
  • Noviembre 12: Falsa información Alianza Univision.
  • Noviembre 26: Ser periodista Freelance en Colombia.
  • Diciembre 3: El desafío del periodista escritor.
Puede repetir los conversatorios en nuestra página web en el apartado conversatorios en vivo, o través de los siguientes links:
  1. https://www.facebook.com/watch/?v=1249370348728442&extid=FjJV0DZULOprwJhYhttps://www.facebook.com/watch/live/?v=617589622489046&ref=external
  2. https://circuloperiodistasdebogota.org/el-periodismo-al-servicio-de-los-intereses-de-la-comunidad/
  3. https://circuloperiodistasdebogota.org/conversatorio-virtual-del-cpb-con-los-defensores-del-televidente-de-los-canales-caracol-amparo-perez-del-canal-uno-mario-morales-y-de-canal-capital-carlos-alberto-chica/
  4. https://circuloperiodistasdebogota.org/conversatorio-virtual-libertad-sin-expresion/
  5. https://circuloperiodistasdebogota.org/el-periodista-retos-e-incertidumbres-en-su-formacion/
  6. https://circuloperiodistasdebogota.org/conversatorio-cpb-maria-teresa-herran-y-jose-gregorio-hernandez-2/
Hablan los defensores del Televidente

Conclusiones del Conversatorio Virtual del CPB

Se requiere un Defensor de Audiencias

adaptado a nuevas realidades digitales

 

Llamado al equilibrio informativo, protocolos para informar en momentos de crisis, ir más allá de las fuentes oficiales y siempre ponerse en los zapatos del ciudadano,

Bogotá, 11 de Septiembre de 2020.-

Cuando se cumplen 24 años de la creación del Defensor del Televidente, se requiere una revisión a fondo de esta figura al interior de los canales, con el propósito de actualizarla a los entornos digitales y del futuro, con nuevos espacios de participación de audiencias más críticas y la conformación de equipos interdisciplinarios en los que participen camarógrafos, directivos y personal técnico de los mismos canales.

Así lo expresaron los Defensores del Televidente de los canales Caracol, Amparo Pérez; Canal Uno, Mario Morales, Canal Capital, Carlos Alberto Chicca, y Señal Colombia, Eduardo Arias, durante el Conversatorio Virtual del Círculo de Periodistas de Bogotá –CPB-.

Amparo Pérez se mostró partidaria de “darle voz a sectores que no la tienen, a nuevos públicos”, al tiempo que Carlos Chica consideró necesario robustecer desde la estructura institucional, un equipo de trabajo interdisciplinario con más recursos económicos  técnicos.

Eduardo Arias afirmó que la figura del defensor ha perdido sentido y “debe actualizarse dentro del entorno digital y enfocada hacia la creación de audiencias críticas”, y Mario Morales recalcó que “no somos adversarios, somos acompañamiento y debería ser una mesa redonda donde tengan el mismo nivel los técnicos, directivos, personal artístico, televidentes, para depositar en una bolsa común aquello que nos interesa dependiendo de la coyuntura de los debates”.

Los defensores coincidieron en que su trabajo es pedagógico, colaborativo y encaminado a construir ciudadanía, y resaltaron que observan un televidente menos ofensivo, más crítico y participativo porque ya no solo envían cartas sino que aportan videos y medios digitales.

Mario Morales recalcó que es necesario trabajar en llave con los observatorios de medios y las ligas de televidente.

Carlos Chica afirmó que los canales deben dar la transición de la pantalla clásica de televisión al mundo de las redes y plataformas digitales. “Ojalá no exista alguien que tenga que defender  a los televidentes sino que sea una red de ciudadanos, de profesionales que ejerzan esa veeduría de audiencias que son muchas y no solo de la pantalla de televisión.”

Para Eduardo Arias, más que defensoría, lo que se busca es orientar y ser el puente entre las inquietudes de la audiencia y los directivos del canal.

Sobre la jornada de violencia en Bogotá

Sobre la situación de desorden público que se vivió el miércoles en Bogotá, Mario Morales expresó que se utilizan narrativas casi que pre-hechas, enfocadas a que la protesta es alteración del orden público y no sensación de descontento. “Se presenta desde la perspectiva numérica para entender su magnitud pero se esconde la narrativa dramática y qué pasa con el ciudadano. Es una narrativa enfocada en las voces oficiales lo cual desvirtúa la verdad de lo sucedido. Hoy los ciudadanos están reclamando, justicia, claridad y verdad, justamente los ejes sobre los cuales se mueve el periodismo”.

Amparo Pérez dijo que al observar las imágenes, el ciudadano evoca situaciones similares vividas en otras épocas o en otros lugares. “Se requiere equilibrio informativo porque vivimos un momento crítico. Qué lenguaje utilizar?. No juzgar, actuar con más la razón y menos emoción”.

Carlos Chica manifestó su preocupación por la carencia de protocolos específicos para el tratamiento de la información en momentos críticos y manifestó que se opera bajo dos tensiones: El Canal está al servicio de construcción de ciudadanía y por otra parte, la Administración de la capital participa en los destinos del Canal. “Somos conscientes de que el Canal no puede ocultar lo que sucede en las calles”.

Eduardo Arias aseguró que la ciudadanía desconfía de los medios de comunicación porque siente que están al servicio de intereses particulares. “Las redes sociales influyen en esa problemática, hasta el punto que algunos medios se convirtieron en subsidiarios de dichas redes y hoy es más importante tener clicks”.

Sobre la libertad e independencia de los defensores frente a sus canales, todos coincidieron en que gozan de autonomía, aportan en los contenidos de la programación y se enfocan en hacer pedagogía con las audiencias para identificar información falsa.

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Cruzada por el rescate de la libre expresión

Condena y llamado del Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB) a cruzada por el rescate de la libre expresión

Un periodismo amenazado y en riesgo es la señal de una democracia débil

La población colombiana en los últimos tiempos ha advertido una escalada de amenazas, intimidaciones, estigmatizaciones y campañas de desprestigio contra algunos periodistas colombianos que en cumplimiento de su libre ejercicio y derecho a la información y expresión han divulgado investigaciones, hechos o críticas  sobre actos o actividades  que tienen interés público, pero que resultan  incómodas, censurables,  cuestionables o motivo de acción judicial  para los protagonistas de los sucesos publicados.

A lo anterior se suman actuaciones que ponen el ejercicio periodístico en riesgo, sin garantías de protección ni seguridad para el desarrollo de la actividad, como las ‘chuzadas’, ‘perfilamientos’ y develaciones filtradas de sumarios con apartes extractados en los que se revelan nombres y conversaciones entre periodistas y sus fuentes. Esto último en clara violación al secreto profesional que es inviolable, de acuerdo con el artículo 74 de la Constitución.

Una democracia es inviable cuando no hay libertad de expresión ni de información. Igualmente, puede ser la señal de una democracia “débil o debilitada”. Por eso, es condenable que cerca de 200 periodistas de todo el país hayan denunciado que se les coarta el libre ejercicio de su profesión, peor aún, que están siendo estigmatizados, señalados o amenazados de muerte.

El artículo 20 de la Constitución obliga al Estado a garantizar “a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial (…)”…y que la actividad periodística “gozará de protección para garantizar su libertad e independencia profesional” (Art. 73).

Por su parte, la Declaración Universal de los Derechos Humanos proclama que “todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.” (Art.19).

Invitación a periodistas y cruzada por la consolidación de la democracia

Somos conscientes que los periodistas también tenemos deberes con los ciudadanos. Nuestra principal obligación es “informar sobre los hechos de interés público de manera veraz y su compromiso ético prioritario es con la sociedad a la que sirve”. (Código de Ética CPB).

Por ello, las expresiones que incitan a la violencia, vengan de donde vengan, NO forman parte de esa libertad de expresión, como ya lo ha ratificado la Corte Constitucional: “la libertad de expresión no puede convertirse en una herramienta para vulnerar los derechos de los otros o para incentivar la violencia”.

Es innegable que el país observa también con desesperanza la creciente corrupción, el regreso de asesinatos masivos, el incremento de interceptaciones y “chuzadas” y, el nacimiento de “supuestos periodistas” que, al parecer, pertenecen a empresas creadas con la finalidad de atemorizar y generar caos. Esta es una práctica antidemocrática y estaremos muy vigilantes de su accionar.

Es urgente que el gobierno nacional, las agremiaciones, las organizaciones cívicas, los medios de comunicación, los periodistas y la ciudadanía en general se unan a esta cruzada del CPB por la consolidación de la democracia en Colombia y del periodismo, donde todos estemos en la obligación y la responsabilidad de generar confianza y credibilidad, no con palabras sino con acciones concretas.

Por lo anterior, hacemos un llamado a la UNESCO, a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos OEA, a la Sociedad Interamericana de Prensa SIP, a la Federación Internacional de Periodistas FIP, Reporteros Sin Frontera RSF, al Comité para la Protección de Periodistas CPJ, a nuestros pares en Colombia como la FLIP, Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, Fecolper, entre otros, para que acompañen al CPB en esta alerta para proteger las libertad de expresión e información en Colombia y servir de garantes ante el mundo del trabajo serio y profesional que  adelantan muchos periodistas en nuestro país, a riesgo del desprestigio de su trayectoria profesional y lo que es peor aún, hasta de su propia vida.

Bogotá, 08 de Septiembre de 2020

Junta Directiva del CPB

Patricia Lozano de Alarcón

Presidenta del CPB

Mayor información: cel: 3166927930- Fijo: 4661050

“Creemos en el Periodismo”

El Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB) se une a la campaña “Creemos en el Periodismo”, originada en España por la agencia de publicidad Portavoz para la Asociación de Medios de Información española y promovida por la Asociación Colombiana de Medios de Información (AMI).

Esta campaña internacional busca resaltar el papel fundamental que desempeñan los periodistas, el buen periodismo y los medios, como garantes de una información veraz y de calidad y como defensores de la institucionalidad y la democracia, principios que coinciden con los defendidos por el CPB, razón que nos motivó a unirnos a esta iniciativa. 

“La excelencia periodística, el profesionalismo que investiga y lucha por la verdad deben ser apoyados y defendidos como garantías de una democracia”, expresó Patricia Lozano de Alarcón, actual presidente del Círculo. A su vez, el director ejecutivo de AMI-Colombia, WERNER ZITZMANN, se mostró complacido con esta alianza entre medios y periodistas.

#CreemosEnElPeriodismo

@AmiMediosInfoCo

 

 

Los problemas del periodismo de trinchera y clic

18 agosto 2020 –

Por:  – Razón Pública – Colombia –

Periodistas amigos de las fuentes, directivos de medios con puestos en juntas directivas y otros problemas de ética periodística que explican la crisis.

La crisis

El silencio del gremio periodístico y de sus voces colectivas frente al aumento de las prácticas deficientes, las rutinas contaminadas y los malos ejemplos de propios y extraños hiere al ejercicio del periodismo en Colombia.

Bien sea por esa vieja manía del corporativismo, por una confusa interpretación de la libertad de expresión, o por la conveniencia y el amiguismo, hoy se imponen las voces de quienes al defender pretendidas formas de periodismo únicamente protegen su posición o su puesto.

Junto con ellos están quienes introducen cargas de profundidad para minar la credibilidad, confianza y ánimo de los reporteros y las audiencias, arrasando de paso con los principios que rigen y orientan el oficio desde hace décadas.

Hemos perdido los acuerdos fundamentales del periodismo sin advertirlo. Por eso y parafraseando simultáneamente a García Márquez y a Álvaro Gómez Hurtado, es el momento de recostar un taburete y debatir, antes de que lleguen los advenedizos que preconizan sobre lo que es y debe ser el periodismo para justificar sus carencias o sus excesos.

Habida cuenta de las malas experiencias, aquí no se trata de defender una escuela o una época en particular. En el pasado se debatió entre una prensa fundamentada en los fríos hechos y una partidista o ideológica, que bebió de los orígenes de la escuela europea y la llevó hasta el extremo, convirtiéndola en una prensa guerrerista o concubina de los poderes.

Ese dilema cedió paulatinamente hasta que se dejó de concebir al periodismo como un contrapoder y se pensó como otra ficha clave en la política, con los riesgos de supeditar la información que necesitan las audiencias al interés ideológico de quienes financian los medios, convirtiendo a los periodistas en agitadores y a los medios en esclavos de la mercadotecnia.

Actualmente los ‘periodistas’ personalizan sus contenidos, los medios emplean herramientas para facilitar su trabajo, aumentando sus ganancias, deteriorando su calidad y mezclando los roles sociales.

Personalización

Después del Plebiscito por la Paz muchos medios y periodistas convirtieron sus espacios en tribunas donde se mezclan la información, la opinión y la propaganda política, invocando el ya maltratado derecho a la libertad de expresión, que aparece confundido con tendencias partidistas, populistas o mesiánicas de las políticas extremas.

Como decía Miguel Ángel Bastenier, se autoproclaman “periodistas defensores de causas perdidas, pastores de almas, pedagogos de mentes y activistas sociales, sin que esos buenos sentimientos tengan nada que ver con el periodismo”.

Esa personalización crea problemas porque se basa en simpatías, percepciones, prejuicios y supuestos que no deben sobrepasar el umbral de lo privado, pero que al final afectan al periodista con el llamado síndrome del poseedor de la verdad.

Llamar periodismo a esa labor de estar a favor o en contra de caudillos, bancadas o gobernantes, es una patente de corso que se alimenta de la credibilidad, el prestigio y la supuesta inmunidad del oficio para maquillar las apariencias, en vez de para torcerle el cuello al cisne, como le recomendaba el recordado periodista José Salgar a Gabo, para que fuera más allá de las apariencias.

Razón Pública le recomienda: Sobre Vicky y Hassan: periodista come periodista

Algunas prácticas mecanizadas y aprendidas eluden los hechos y las pruebas para darle lugar a los vicios legitimados. Entre aquellas prácticas resaltan:

  • dar prioridad al periodismo de reacciones,
  • presentar como un enemigo a vencer a las declaraciones que están en polos ideológicos opuestos,
  • preferir las voces de los políticos más activos y afines con el sesgo editorial del medio, sobre las voces de los expertos, investigadores, académicos voceros de comunidades y minorías,
  • abusar del periodismo de denuncia; y,
  • preferir la disputa por la palabra y el debate agresivo y sin argumentos, tal como sucede en las redes sociales.

En primer lugar, el periodismo de reacciones es la opinión espontánea y fugaz sobre los acontecimientos, incluso antes de haberlos relatado a las audiencias, lo que contamina su percepción sobre la base de lo que dicen algunas figuras con agenda propia y a veces oculta.

Esa preferencia por las voces ajenas a veces denota falta de solidez en los argumentos propios y acaba exaltando versiones cambiantes, opiniones interesadas y modos de decir caprichosos, volátiles e irresponsables.

En segundo lugar, el dualismo ideológico alterna la condición de buenos y malos con el abuso de la adjetivación y las emociones, mediante una narrativa maniquea donde el periodista supone que él y su empresa forman parte de los primeros.

En tercer lugar, optar por los políticos con ideas afines a las del medio, en detrimento de las personas autorizadas es una práctica excluyente y ‘unifuentista’, ya que aquellos con el poder de decidir pueden aparecer en las franjas institucionales y revalidar sus elecciones en los medios informativos y en los programas de debate, donde encuentran un marcado tono machista y centralista.

Por su parte, como dice Alma Guillermoprieto, el periodismo de denuncia está basado en voces y acusaciones sin pruebas o sustento. Este se ubica tramposamente del lado más débil y en detrimento del trabajo de reportar e investigar, alude a las emociones de las audiencias, las cuales se sienten impelidas a convertirse en jurados y tomar partido en el tribunal mediático.

Por último, a la elección del lenguaje del odio sobre los argumentos se suma la falsa creencia de un nuevo escalafón fundamentado en medidas en desuso como el número de seguidores o de likes.

Con estas medidas se etiquetan como supuestos influenciadores a quienes aparentemente son más visibles, sin importar si sus contenidos tienen un alcance reducido, para después graduarlos de periodistas, aumentando la confusión entre las audiencias.

Facilismo

El mal llamado periodismo ciudadano se suma a esta serie de problemas. En este se les asignan a las audiencias sin preparación funciones reporteriles basadas en la instrumentalización del oficio, originando el facilismo y menoscabando el rigor, la formación y el trabajo responsable que debe acompañar al periodista, con el propósito de ampliar el marketing.

Otras veces son los mismos periodistas, que en ausencia de hechos y de trabajo reporteril, le venden el alma al demonio del clic y acuden al escándalo, al espectáculo, a la autovictimización o a los contenidos agresivos con tal de ganar vistas.

La fórmula mágica la replican los usuarios: virulencia, descalificación, violación de los derechos fundamentales o alusión al morbo citando a los personajes más controvertidos.

El uso indiscriminado de información dura, de opiniones y comentarios disfrazados de interpretación es otro factor que contribuye a la crisis del periodismo. Los jóvenes profesionales confunden la opinión privada expresada públicamente con el debate de temas de opinión de manera informada y sustentada. Eso explica su inclinación creciente por ser columnistas o analistas.

Papeles sociales

La excesiva cercanía de los periodistas con sus fuentes o con instancias de poder es un problema. Si bien es válido ganarse la confianza de quienes proveen la información, el riesgo de la distorsión aumenta cuando se pasa de una relación formal a una personal o privada.

El distanciamiento crítico es garantía de equilibrio en el quehacer y en el parecer periodísticos. Más aún si esa cercanía lleva o se da en contextos de relacionamiento familiar o sentimental.

Así como el periodismo le reclama a los funcionarios públicos la exposición de los conflictos de interés con el cargo que ocupan, asimismo, quienes informan u opinan tienen el deber moral de contarle a sus audiencias desde qué lugar hablan y qué vínculos tienen con los protagonistas de los temas a los que se refieren.

Lo mismo pasa con los relacionistas públicos o los asesores de los representantes del poder que simultáneamente ejercen el periodismo. No obstante, el faro ético recomienda evitar la puerta giratoria o por lo menos, la actuación simultánea en los dos frentes.

La lista de contaminantes se extiende a:

  • la tensión entre el activismo y el equilibrio en el periodismo,
  • la información fragmentada o compartimentada por sectores poblacionales,
  • la asepsia extrema de cifras sin rostros o efectos, pero también la excesiva humanización que puede derivar en el sensacionalismo,
  • la obnubilación por cercanía al poder; y
  • la pauta o los porcentajes por ventas, como formas de pago o complementos salariales para reporteros, y en particular para los directivos de medios.

No les hace bien a los medios ni a los reporteros la usurpación de quienes con otros papeles sociales se creen tanto o más periodistas que los que se formaron para el oficio, y que además quieren sentar cátedra sobre cómo ejercerlo.

Pero tampoco es saludable para la democracia que los trabajadores de los medios, presos de la vanidad, el sectarismo, el oportunismo o el fanatismo, se sientan con la autoridad moral para fungir como activistas, jueces, políticos o relacionistas públicos.

Hace falta más periodismo de resistencia, como lo llama el académico Felipe Peña de Oliveira. Un periodismo que sea contrapoder, pero que también se oponga a la tiranía del periodismo de mercadotecnia, del clic y del escándalo, al periodismo servil y rápido.

Al fin y al cabo el periodismo no se trata de falsos heroísmos que suplanten a la justicia en todas sus acepciones. Como decía Bastenier, sería más que suficiente con que hiciera bien su trabajo.

 

Poder político vs. periodismo: una lucha desigual que se agrava en Latinoamérica

18 agosto 2020 –

Por: Deutsche Welle DW – Alemania –

La relación entre los políticos y la prensa siempre ha sido ambivalente. Por una lado, la necesitan para lograr la aceptación del público y resultar elegidos. Por otro, temen el escrutinio de su gestión cuando gobiernan y tratan de controlar lo que se publica. Pero en los últimos tiempos, especialmente en América Latina, esa relación parece más tensa que nunca. Una tendencia que con la pandemia se ha acrecentado.

Los ataques sistemáticos por parte de los políticos, el veto a medios no afines en las ruedas de prensa oficiales, las denuncias de periodistas que se ven señalados con nombre y apellido, así como el uso de la publicidad institucional como forma de premiar o castigar a la prensa y el espionaje y la persecución a periodistas son prácticas cada vez más habituales. Y no ya solo en Cuba, Nicaragua o Venezuela, sino en prácticamente todos los países.

«El ambiente de hostilidad contra la prensa y los periodistas en América Latina se ha intensificado desde hace un par de años», explica Artur Romeu, desde la oficina de Reporteros sin Fronteras en Río de Janeiro, a DW. Un hostigamiento amplificado por las redes sociales e «impulsado por grupos políticos que utilizan un discurso de estigmatización y las fake news para destruir la credibilidad del periodismo y de toda crítica».

De norte a sur, en países grandes o pequeños

Casos se pueden encontrar en Brasil, como el de Patricia Campos Mello, que destapó el origen de una campaña de mensajes masivos en apoyo al entonces candidato Bolsonaro, pero también casi en cada país. Desde Argentina, como el de Luis Majul, que ha denunciado una campaña de asedio orquestada, según él, desde el kirchnerismo, o el espionaje ilegal de centenas de periodistas por parte del gobierno anterior de Mauricio Macri, hasta El Salvador, donde se ha recurrido incluso a denuncias falsas de acoso sexual contra reporteros incómodos para el poder.

Allí, El Faro publicó recientemente un editorial con el significativo título ‘Bukele amenaza al periodismo’, que es casi un catálogo de todo lo que un gobierno puede hacer para presionar a la prensa. «En El Faro hemos enfrentado antes situaciones de amenazas y campañas de acoso. Lo que es distinto en esta ocasión es que estamos frente a un presidente que están superando todos los límites», explica José Luis Sanz, director de este prestigioso medio de periodismo de investigación salvadoreño.

La «amenaza latente» y el «clima de miedo» que genera un gobierno «arbitrario» como el del presidente salvadoreño obliga a los periodistas como Sanz «a tomar extremas medidas de seguridad» en sus comunicaciones, desplazamientos e instalaciones… «a pesar de ser un medio muy pequeño». La incertidumbre y la inseguridad jurídica afectan, sin duda, a su día a día: «El equipo es muy consciente de nuestra misión profesional como periodistas, pero, lógicamente, logran que tu trabajo sea más lento, que tengas mucho más cuidado protegiendo a las fuentes, y que trabajes con mucha preocupación por el futuro».

Sin embargo, al menos en su caso, no logran amedrentarlos. A pesar de que intenten implantar esta idea de que «no existen principios, sino que lo que hay son causas, y tú tienes que elegir de qué lado estás», en realidad «la motivación se refuerza, porque quienes creemos que el periodismo tiene que fiscalizar al poder creemos que nuestra tarea es, por desgracia, más necesaria que nunca».

Una estrategia metódica y consciente

«Estamos monitoreando el discurso público del presidente Bolsonaro y su círculo más cercano, y de media, cada tres días lanza ataques contra la prensa», explica Romeu, coordinador de asistencia a periodistas para Latinoamérica de Reporteros sin Fronteras. «Es interesante porque se ve que no son ataques aislados, sin intención, sino que detrás de ese tipo de hostigamiento hay un método que tiene que ver con la construcción de un enemigo para restar credibilidad a las críticas», concluye.

Estudios similares se han hecho en México, donde la revista Proceso contabilizaba en un artículo los ataques del presidente López Obrador contra el empresariado o las voces críticas entre la prensa. O en el propio El Salvador, donde la Asociación de Periodistas registró hasta 61 ataques directos a la prensa desde que Bukele asumió el poder.

¿Qué hacer para que cesen los ataques?

Estos ataques se han generalizado siguiendo la estela del éxito electoral de Donald Trump en Estados Unidos. Parece que es una estrategia que funciona para obtener el apoyo de los votantes. Pero si estos se dieran cuenta de que los políticos atacan a la prensa para tratar de ejercer control sobre ellos y sobre sus opiniones, empezarían a interpretar esos ataques como ataques contra su propia libertad de opinión y de acceso a la información, y no como meros ataques a periodistas.

Como medidas concretas, Romeu apuesta, primero, por exigir a los políticos que cumplan su deber de prevención de delitos contra la prensa absteniéndose de hacer ataques contra la libertad de expresión y defendiéndola sin ambages cuando estos se producen. Y, en segundo lugar, por promover la «alfabetización mediática»: «Sensibilizar a la sociedad, desde las escuelas, pero también en otros espacios, sobre cómo utilizar los medios, las redes sociales, cómo interpretar los medios…». Quizá incluso a Trump, esta vez, deje de funcionarle electoralmente la estrategia de atacar a la prensa.

 

¿Qué periodista necesita la era digital?

18 agosto 2020 –

Por: JUAN PABLO SANZ GARCÍA – La Vanguardia – España – 

A comienzos de siglo, ante la popularización de Internet, fraguó la idea de que estábamos en ciernes de la construcción de una sociedad ideal en términos democráticos. La libre circulación de mensajes, ideas y pensamientos permitiría que la opinión pública se expresase de forma pura e incondicionada, sin necesidad de la intermediación de ningún agente. En este idílico escenario comunicativo, los medios y el Periodismo se contemplaban como algo prescindible.

Dos décadas después, la realidad ha demostrado la inconsistencia de este ideal. Internet ha puesto mucha información a disposición del público, es cierto. Pero también es innegable que la sociedad digital ha dispuesto el escenario propicio no sólo a la proliferación de informaciones de peor calidad sino también a la difusión de noticias falsas o manipuladas. En este contexto puede afirmarse que los periodistas son más necesarios que nunca.

Aunque resulte paradójico, es una urgencia contemporánea que el Periodismo se reencuentre con los fundamentos clásicos del oficio, aquellos que ya señalaba Pulitzer: “El Periodismo mantiene a los dirigentes en el que es su deber. Desvela los secretos intentos de robo. Promociona todos los planes de progreso que resultan esperanzadores. Sin él, la opinión pública no tendría forma y sería muda”.

Sin embargo, no todo en la digitalización representa una amenaza que combatir en términos informativos. El entorno digital proporciona gran diversidad de medios de expresión y multiplica los canales y las audiencias, lo que se traduce en nuevas oportunidades para periodistas capaces de conectar con los intereses del público. Además, la tecnología digital ha puesto en manos del periodista una fuente informativa de primer orden: el Big Data. Del análisis e interpretación de la gran cantidad disponible puede surgir material informativo de gran valor.

En definitiva, para ejercer el Periodismo hoy se necesita un conocimiento de la nuevas técnicas y tecnologías de la información, en permanente evolución y, además, un compromiso vocacional. Un compromiso que se traduce en una actitud, una disposición personal resumida en los siguientes puntos:

1. Ser realista, no añadir ni quitar nada por cuenta propia. Hay que verificar cada información antes de escribir.

2. Las noticias están esperando a ser contadas. Hay que prestar atención a lo que sucede cerca, donde se puede encontrar muchas cosas interesantes de las que informar. Buscar lo noticiable en la vida diaria.

3. Escribir desde el punto de vista propio. Ese ángulo personal, esa perspectiva, es con lo que se consigue la diferencia.

4. No maquillar ni manipular las noticias, mejor dejar la imaginación para otros menesteres. A nadie le gustan las mentiras y el público no las perdona.

5. Una descripción simple siempre es mejor que una exageración.

6. Ser preciso. No existe más información que la información exacta. La gente confía en lo que se cuenta, no esperan ser defraudados.

7. Es difícil que la gente entienda de qué estás hablando si no se escribe correctamente.

8. Leer mucho y expandir el vocabulario, una historia corta no será tan emocionante si repite palabras en cada línea.

9. Es necesario cuidar a las fuentes.

10. Llevar siempre un cuaderno, un portátil, un móvil, una cámara… Nunca se sabe cuándo puede suceder algo interesante.

Infocalipsis: el periodismo entra en la UCI

18 agosto 2020 –

Por: Marcial Muñoz – El Confidencial – Colombia –

El periodismo no vive su edad de oro precisamente. La deriva de desprestigio de la profesión, unido a la sobresaturación de contenidos con la llegada a nuestras manos de los smartphones y el atropello de la inmediatez, nos acerca peligrosamente a un escenario de infocalipsis. Es decir, hacia una desconfianza total de lo que leemos o vemos como noticias. hacia una apatía por informarnos porque pensemos que todo es mentira o está manipulado. Los motivos son varios: el amarillismo, la polarización ideológica o el fenómeno de las noticias falsas. Ya casi nada es lo que parece ser, o al menos lo que nos dicen que es.

Quédense con este dato: en 2022, la mitad de la información que lean en Internet será FALSA. Quizás pase antes, pues esto avanza muy rápido, tan rápido como que una noticia falsa se propaga entre tres y cuatro veces más rápido que una noticia verídica. ¿Sorprendidos? ¿Preocupados? Pues hay más: solo 1 de cada 10 universitarios, sí universitarios, son capaces de detectar Fakes News si les ponen a prueba. Resultados alarmantes de un estudio que realizó recientemente la Universidad Complutense de Madrid.

Este es un fenómeno que se viene gestando hace muchos años, pero que nos ha estallado (especialmente a los periodistas) en la última década. Hace no mucho tiempo uno tenía que hacer ‘el esfuerzo’ de buscar información. Ya fuera yendo a comprar la prensa a la tienda, o bien esperar al noticiero de radio o televisión a la hora que era… Ahora la información nos busca y nos encuentra, nos atropella. A todas horas. Y por supuesto tanto de todo nos aburre, cansa.

Varias décadas de hibernación

El germen de este fenómeno se dio en los años 90 con la hipersegmentación, y un poco después, con el contenido ‘bajo demanda’ que llegó con Internet y las plataformas de TV digital. La gente ya podía informarse como quería y cuando quería. Libertad, suena bien. En un mundo ideal. En el mundo real todo ha degenerado hacia una deconstrucción de una sociedad orientada a los pensamientos únicos en función de nuestro grupo social. La famosa polarización.

Un alto porcentaje de los lectores ya no quiere informarse. Buscan reafirmar sus convicciones, confirmar pensamientos e ideologías. El periodismo de trinchera colabora en ello. Dar al lector lo que quiere leer para que te siga. Da igual si es verdad o no, hay que creérsela para que la comunidad vinculada nos reafirme frente a nuestro grupo social. Los guías del pensamiento son los nuevos influencers, siempre con intereses. Otra causa más de la crisis de identidad de los medios.

¿Murió la ética en la comunicación? No, pero sí está herida de muerte, precisamente porque el periodismo se está alejando de su esencia natural: contar noticias que le interesen a la gente. Porque la opinión pública dejó de estar en manos de profesionales para pasar a las redes sociales. Sin filtros, sin apenas responsabilidades, y con mucho odio y resentimiento.

Revolución con las redes sociales

Y las redes sociales cambiaron todo. Para ser exitoso en Instagram o Twitter no hay que ser periodista, ni llegar antes a la noticia, ni siquiera es relevante la verdad de los hechos, lamentablemente. Importa llamar la atención, importa sonar verosímil, es decir ser creíble para un grupo social determinado. Da igual que sea una media verdad o directamente falso, si el lector lo quiere creer, será ‘verdad’. Porque el grupo social al que va dirigida la noticia se apropiará del hecho y la seguirá compartiendo hasta hacerla viral con el fin de imponer o reafirmar su ideología sobre la otra. Esto es así todos los días, pero multiplicado por millones de impactos en el mundo. De ahí el riesgo de caer en la infocalipsis.

Lo cierto es que crear una noticia falsa es mucho más barato y fácil que hacer (buen) periodismo. En un negocio en el que se cobra por página vista es muy tentador generar contenido llamativo, amarillo, en busca del click fácil, aunque sea mentira.

Dictadura del click

Para haber llegado a este punto, los grupos editoriales y los periodistas también tenemos nuestra cuota de responsabilidad. La precariedad de los profesionales del periodismo, la dictadura del click y de Google, la celeridad de las noticias sin contrastar muchas y la superficialidad en la escritura de los artículos, ha alejado a los lectores de los medios hacia las redes. Las redes son mucho más ‘light, más cerca del mundo frenético y superficial en el que vivimos. No exige mucha profundización a un lector poco exigente. Da el titular fácil.

Antes de la irrupción de la era digital existía un consenso más o menos general de que el problema de la ignorancia, la incultura o la brecha social estaba en el difícil acceso a la información de los grupos sociales más desfavorecidos. Ahora nos damos cuenta que el problema no era el sólo acceso a la información, sino el mal uso de la información. Elegir el modelo adecuado construye sociedades avanzadas y libres; o por el contrario genera ciudadanos esclavos y aborregados.

Nuevo modelo de periodismo

¿Morirá el periodismo? No lo creo, simplemente está buscando el reacomodo a un nuevo modelo. La gente siempre tendrá necesidad de conocer, de informarse, de influenciar en su entorno, y para ello debe tener su medio de comunicación de referencia. Paradójicamente, nunca antes en la historia tanta gente tiene acceso ni se consume tanta información como ahora, pero al mismo tiempo tenemos la percepción de vivir en un océano de desinformación. El modelo debe varias a un sistema nuevamente de pago por noticia. Si usted paga por una camisa, un tomate o celular suena razonable que pague también por información de calidad.

En estos momentos en los que la libertad está en juego, se necesitan medios de comunicación libres, independientes, fuertes y, sobre todo, con prestigio. Medios capaces de estar vigilantes respecto al poder absoluto de muchos dirigentes con aires totalitarios. Es necesario que los responsables de los medios nos adaptemos a los gustos y los ritmos de un mundo que cambia cada día más rápido. Rigor y noticias interesantes. La objetividad no existe, en la vida y en el periodismo hay que ser honesto con uno mismo, con su empresa y en nuestro caso con nuestros lectores.

Si en 2022 la mitad del contenido de Internet será Fake, hay una gran oportunidad. Más que nunca en ese escenario de incredulidad generalizada, los medios que logremos transmitir confiabilidad. Desde Confidencial Colombia, después de casi 10 años llevando información y opinión a nuestra audiencia digital, seguiremos apelando a la honestidad en nuestros artículos. Con errores posiblemente, pero con la independencia y la libertad por bandera. Libres de decir los que nos da la gana de unos y de otros. Si el periodismo está en la UCI solo los periodistas podemos sacarlo de ahí.

Por qué ser antipático es contrario a la evolución

18 agosto 2020 –

Por: Francisco José Esteban Ruiz – BBC News Mundo – Londres –

¿Es usted amigable, fraternal, trata con cariño y le encanta hacer el amor? ¿O es una persona cuya agresividad le aleja de cualquier grupo?

Así es como se estructura la sociabilidad, en dos categorías: los comportamientos que hacen que los animales de una misma especie se atraigan, o aquellos que llevan al aislamiento de los individuos.

Y, quién lo diría, todo apunta a que Homo sapiens ha evolucionado hacia la primera categoría a través de un proceso de autodomesticación, aún con lamentables excepciones que mejor ni mencionamos.

Afortunadamente, la amabilidad sobrevive.

Se lo debemos a que la selección natural ha favorecido la evolución de nuestra especie como seres grupales y prosociales.

Y está claro que, cuando nos comparamos con otros primates, las habilidades de cooperación y comunicación que nos caracterizan han sido -y son- claves para nuestro desarrollo cognitivo como especie.

Dicho de otra manera, han sido responsables de que, hoy por hoy, pensemos, razonemos, sintamos y nos expresemos como lo hacemos.

Sufrimos el síndrome de la domesticación

Si nos comparamos con los animales domesticados y los salvajes, nos parecemos más a los primeros que a los segundos.

La domesticación, tal y como normalmente la entendemos, conlleva la selección de individuos dóciles. Pero si nos fijamos con detalle, observamos que este proceso no solo afecta al comportamiento propiciando la mansedumbre sino que, además, tiene como resultado la aparición de características que también afectan al cuerpo.

Entre ellas las orejas caídas, la nariz más corta, una maduración sexual temprana, la prolongación del aspecto juvenil en los adultos y un menor dimorfismo sexual (diferencia externa entre machos y hembras). Incluso la reducción del tamaño del cráneo, la mandíbula y los dientes.

Todo ello, junto a cambios en los niveles de diferentes hormonas y neurotransmisores, es lo que se denomina el síndrome de domesticación.

Estas características, aunque no se detectan en todos los animales domesticados, sí que guardan una cierta relación con este proceso.

Como no podría ser de otro modo, debe existir alguna base biológica que nos explique, o al menos nos ayude a entender, la ocurrencia común de esos aspectos relacionados con la domesticación.

Y así es. Se ha detectado que, durante el desarrollo del embrión de animales domesticados, disminuye la función de una estructura denominada cresta neural.

Las células de la cresta neural son un tipo de células madre que, entre otras funciones, se encargan de la formación de parte del cráneo, de precursores de dientes, de ganglios nerviosos y de ciertas glándulas que, por su función, se asocian al síndrome de domesticación.

De hecho, si nos comparamos con otros homínidos más próximos a nuestra especie, como los neandertales, las diferencias son notables. Nuestro cráneo y dientes son más pequeños, la estructura craneal de un joven es similar a la de un adulto, hay un menor dimorfismo sexual, y parece que somos menos agresivos.

O sea, que nos hemos domesticado.

Lo que dicen los genes

Llegados a este punto, podemos considerar que el comportamiento social es una habilidad clave que nos diferencia de otras especies.

Y si nos planteamos descifrar sus bases biológicas, qué mejor que hacerlo estudiando qué hay de diferente en las alteraciones y enfermedades relacionadas con la sociabilidad.

Por ejemplo, los trastornos del espectro autista (TEA) y el síndrome de Williams, en los que se muestra una baja y alta sociabilidad, respectivamente.

Las personas que presentan TEA suelen manifestar comportamientos repetitivos, alteraciones en el lenguaje y les cuesta relacionarse socialmente.

Aunque se han asociado al TEA alteraciones en cientos de genes, aún no se ha encontrado una causa genética común en todas estas personas.

Eso sí, debe de existir una base genética, pues hasta en el 96% de los gemelos idénticos si uno de ellos sufre el trastorno, el otro también, si bien los síntomas puedan ser algo diferentes.

Entre las diferencias neurobiológicas encontradas en el TEA se han detectado alteraciones en el volumen de casi todas las zonas del cerebro, con mayor o menor tamaño según la región cerebral y la persona. También se ha descrito una disminución en el número y tamaño de las neuronas, y alteraciones de las conexiones entre ellas.

Cabe destacar que en algunos pacientes se ha observado un aumento en el crecimiento acelerado del cerebro durante el primer año de vida.

Los niveles de diferentes neurotransmisores también se ven afectados en el TEA. Principalmente aquellos que producen un desequilibrio entre la excitación y la inhibición de las neuronas, siendo las principales causas la mutación de genes o los desórdenes metabólicos.

Un neurotransmisor -y hormona-, que está tomando cierta relevancia en la regulación de la sociabilidad y del comportamiento agresivo en TEA y en otras alteraciones neuropsiquiátricas, es la oxitocina.

En el otro extremo de la sociabilidad nos encontramos a las personas con el síndrome de Williams. En este caso la base genética está bien establecida, ya que les falta un trocito del cromosoma 7 y se pierden unos treinta genes. Esos genes se asocian, precisamente, a la domesticación y al desarrollo de la cresta neural.

Y lo más interesante: estas personas son hipersociables, sin miedo a los extraños y muy amigables, a veces demasiado. Aun considerándose un trastorno con retraso mental, quienes padecen este síndrome suelen mostrar habilidades musicales excelentes.

Puesto que, como indicábamos antes, la amabilidad sobrevive gracias a la evolución, hagamos caso a la escritora Raquel J. Palacio: «Yo siempre digo que es mejor pecar de amabilidad. Ese es el secreto. Si no sabes qué hacer, pues sé amable.»