Aun el periodismo colombiano y el Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB) no habían salido de la aflicción causada por la reciente muerte del periodista y poeta Rogelio Echavarría (socio fundador de nuestra organización sindical) cuando la desaparición de otro de nuestros socios los enlutó de nuevo: el 9 de febrero falleció Hernando Correa Peraza como si hubiera escogido este día –el del periodista- para ponerle punto final a una vida dedicada casi por entero a este oficio.
Correa Peraza, dueño de ese escaso humor que lanza el apunte político con un lenguaje suave, sin odios y sin ofensas, fue un activo socio del CPB y hasta hace poco tiempo integró la Comisión de Disciplina, donde su amplio conocimiento sobre el oficio de periodista y su desapasionamiento y rectitud frente las pocas quejas que llegaron a esta comisión orientaron de manera certera las decisiones sobre las mismas.
En sus años juveniles practicó el montañismo y el karate, actividades que hubieran podido predecir que se estaba formando un gran deportista. Pero más que atleta, lo que Hernando Correa cultivaba era el saber de nuestra historia. Por eso los últimos diez años de su vida los dedicó a la docencia como investigador del Departamento de Historia, de la Escuela de Filosofía y Humanidades de la Universidad Sergio Arboleda.
Antes, también por sus conocimientos humanísticos, fue llamado al mundo diplomático y estuvo varios años en la Embajada de Colombia en el Reino Unido y en la jefatura de prensa del Ministerio de Gobierno. Su carrera periodística la desempeñó en las redacciones de El Espacio, El Siglo y la agencia de noticias EFE, entre otros medios. Fue autor de ensayos, sobre política y del libro Los rostros de la violencia. Colombia 1930-1958. Por su parte, la Sergio Arboleda apoyó su participación en varios artículos y contribuciones académicas, entre los que se destacan la revisión de los tomos 1, 2 y 3 de la Nueva Visión de la Historia de Colombia.
Su buena y bien escogida biblioteca resume lo que Hernando Correa Peraza fue en la vida: un estudioso de nuestra historia, desde su concepción conservadora, como era la de él. Sin embargo, porque entendía que el periodismo en su praxis debe ser independiente de cualquier postura ideológica, pudo ser –y lo fue ciertamente- un auténtico reportero.
Con esta breve pero sentida semblanza, el Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB) le rinde homenaje a quien fue uno de sus más transparentes, eficientes y activos socios.