Crculo de Periodistas de Bogot
Don Antonio aprendió a leer,escribir y amar en puntos y rayas.
Foto:Unisabana
Crónica de Oscar Domínguez 

 

Don Antonio

 

En el barrio Manrique, de Medellín, no nace el que quiere sino el que puede. Allí nació el 22 de noviembre, hace 82 años con sus noches, el periodista Antonio Yesid Pardo García, a quien el Círculo de Periodistas de Bogotá, CPB,  premió hace tiempos por su vida y obra periodísticas.

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Oscar Domínguez

In  illo témpore,  la información llegaba en inglés. El imberbe reportero trabajaba en El Correo, periódico liberal, de la capital paisa. Las noticias debían ser traducidas – e infladas- al español.

Pardo hace parte de la nostalgia del periodismo. Y de la leyenda.

Recibió la alternativa en el Medellín de los años cuarenta. En la agencia de norteamericana de noticias AP, una de las mejores escuelas de periodismo de la época, aprendió a redactar bien y rápido, a valorar las noticias, y a hacer croché con sus colegas de La Defensa y El Colombiano.

La bohemia de entonces imponía largas e inevitables tenidas etílicas después del cierre.

Eran famosos radioperiódicos como Adelante por titulares de este corte: »Iba para Bello y se quedó en el hospital. Un bus lo arrolló frente al San Vicente de Paul».

En 1953 trabajó en El País, de Cali, como reportero estrella, contratado por don Lalo Lloreda. (Como el azar se da sus licencia, décadas después estaría al frente del Centro Informativo El País, CIEP, que satisfacía plenamente el deseo de estar informados de los caleños sobre lo que sucedía en la capital).

De Cali pasó a Bogotá tentado por el mariscal Alzate Avendaño para el Diario de Colombia. Después ancló en Colombia Press de otro inmortal del destino periodístico, Pepe Romero.

El caminante caldense Silvio Villegas lo fichó para La República de Ospina Pérez. Fernando Londoño, en 1957, lo reclutó para la radio.  

En Todelar de la calle 19 con 5ª, en Bogotá, fui su mensajero (=patinador de redacción) con ochocientos pesos mensuales de salario ínfimo. La plata alcanzaba para sí fornicar, beber, pagar arriendo. Pardo compartía dirección con Alberto el Loco Giraldo y Gabriel Cuartas Franco.

Pardo fue la prolongación de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Antioquia donde no peleché. Allí empecé a juntar  vocales y consonantes. En el periodismo, el maestro Pardo tiene más historia que una mujer desmemoriada… 

A las certeras noticias que redactaba a mil, solo les faltaba música de la Sonora Matancera. O de alguna milonga con las que creció en  Manrique. Su periodismo era –es- una fiesta.

Nunca la forma de escribir de un periodista se pareció tanto a los vistosos, costosos y bien cortados trajes que lucía. Los párrafos de entrada que iba leyendo en voz alta para corregirse, eran tan festivos que provocaba sacar pareja. Había alegría y creativo estrés en la forma de ejercer su destino periodístico.

Lo ha hecho tan bien que el premio “Ivonne Bolívar” de periodismo merece ganarse un Pardo. No al revés. Los proclamamos sus pupilos de Caracol, Todelar, RCN, el servicio Nacional de Prensa, Centro Informativo El País, o la universidad, donde lo flechó su segunda esposa.

Oírlo sigue siendo una rumba. Se acomoda su gorra de pensionado y está dictando cátedra. Se lo pelean en múltiples tertulias. Su apellido hace rato es sinónimo del mejor periodismo.

En su página de Facebook Pardo nos recuerda hoy a sus fans que nació el mismo día que su hija Lorena. Le suelto los trastos al maestro:

 Feliz este martes 22 de noviembre. En la fecha cumple 21 años mi ternurita Lorena Pardo Rojas, politóloga, abogada, actriz y líder estudiantil. Nació al medio día de un miércoles en 1995. Nació en fecha similar a la mía. Yo llegué a este maravilloso mundo 82 años atrás, también al medio día, en igual fecha, pero un jueves. 
Yo a los 21 ya trabajaba como fundador y director de los Servicios Informativos de Caracol, y el dia de ese cumpleaños, el entonces gerente Fernando Londoño Henao reunió al personal encabezado por el secretario general de la empresa, Alfonso Turriago y brindò por mi con un extraordinario deseo: Antonio Pardo Garcia que llegues a los cien años, es decir al próximo siglo.

Felicidades para Antonio y su hija.

¿Hasta cuándo vamos a seguir mendigando la salud en Colombia?

Foto: Archivo particular

En Colombia, los servicios de salud no se están contratando por calidad, sino por tarifa.

Los casos de un adulto de Medellín y un niño de Cartagena son una muestra de la triste realidad.

Por:  JUAN GOSSAÍN |

Aquí estoy, otra vez, con mi cantaleta sobre el sistema colombiano de salud. Ustedes perdonen, pero es que la situación, lejos de mejorar, se pone cada día peor.

De grandes ciudades, pueblos perdidos y caminos vecinales me llegan cartas manuscritas, mensajes electrónicos o simples recados de boca en boca, a través de ‘radio bemba’, como dicen en el Caribe. La gente, desamparada, busca con desesperación que alguien le ayude. Y mi obligación moral consiste en oírlos, porque, como ya he dicho mil veces, un periodista no es más que la voz de los que no tienen voz.

A manera de pequeño ejemplo, y para que ustedes midan el tamaño que ha cogido este problema, entresaqué dos de los muchos casos que me llegan: el de un adulto de Medellín y un niño de Cartagena. Son paradigmas. Apenas un par de muestras de la triste realidad que se repite diariamente a todo lo ancho y largo de Colombia. Y a lo profundo, también.

El niño sordo

Tiene la mala suerte de ser un buen estudiante. Así como lo oyen. Pero él no puede oírlo porque nació sordo.
Se llama José Gabriel, tiene nueve años y vive con su madre y sus tres hermanitas en un barrio popular de Cartagena. Cuando apenas había cumplido cuatro meses, le descubrieron que tenía una deficiencia auditiva y que, con el paso del tiempo, se quedaría completamente sordo. Como su madre había tenido el cuidado de afiliarlo a una empresa prestadora de salud, las famosas EPS, le pusieron un implante coclear. Dicho en términos sencillos, se trata de un pequeño dispositivo electrónico que se instala en la cabeza, a través de una cirugía, para que los sordos puedan escuchar.

Con grandes esfuerzos, y una disciplina admirable, José Gabriel se convirtió en un excelente estudiante al que le encantaban la actividad escolar, la compañía de sus amigos, las clases de historia, los juegos y recreos.

Pero su doloroso camino hacia el calvario comenzó hace más de un año. Todavía lleva la cruz a cuestas.

Como suele suceder con esa clase de aparatos, después de siete años de uso las piezas externas del implante se fueron gastando, deteriorando, sucumbiendo a la humedad del ambiente. Eso es normal. Lo anormal, en cambio, es la historia que empezó a continuación.

De Herodes a Pilatos

Su madre, que se llama Zenith Benítez, fue hasta las oficinas de la Nueva EPS y allí le dieron una cita con la doctora especialista, que examinó al niño y, de inmediato, ordenó por escrito que se procediera a renovarle el implante electrónico.

En la EPS nunca cumplieron la orden médica. Como si fuera poco, también le suspendieron al niño las terapias de rehabilitación que venía recibiendo. El segundo médico que atendió a José Gabriel le dijo a la madre, con una franqueza demoledora, “que él no se atrevía a ordenar la renovación del aparato porque eso es muy caro y se ganaba un problema con la EPS. Me aconsejó que mejor hablara con ellos directamente”.

Zenith lo hizo, pero entonces le respondieron con un peloteo: le dijeron que el doctor era el único que podía dar esa orden y el doctor decía que era la EPS. La estaban zarandeando de Herodes a Pilatos y de Pilatos a Herodes, pero ella no se dio por vencida y volvió adonde el médico. Lo hizo dos, tres, cuatro veces más. Nunca le dieron la nueva orden por escrito.

Espera y desesperanza

Fue entonces cuando la madre, que es una mujer luchadora y resuelta, resolvió contarle la historia completa al diario cartagenero El Universal.

Una vez aparecida la noticia, de la EPS la llamaron para decirle que debía viajar de inmediato con su hijo a Barranquilla, donde los estaban esperando para resolverles el problema. Ambos volvieron a sonreír, se pusieron sus mejores atuendos y marcharon contentos. Al llegar a Barranquilla, les dijeron de manera brutal: “Ustedes no tienen cita aquí”. Y se negaron a atenderlos.

Al regresar a Cartagena, Zenith fue a las oficinas de la EPS, encaró a la propia administradora de la empresa y le hizo esta pregunta:

–Usted no es madre, ¿verdad?

Ahora tengo oportunidad de hablar con ella y me cuenta que hace un mes le llegó un mensaje a su celular, en el que la EPS le mandaba decir que ya habían aprobado el nuevo implante. Que aguardara instrucciones.

–A partir de ese momento –dice– dejaron de contestar mis llamadas. Todavía estamos esperando el aparato.

Un mar de lágrimas

El niño no ha podido volver al colegio desde enero. Su madre, estremecida, con una mezcla de indignación y de dolor, me describe la escena que ocurre en su casa desde entonces, cada mañana, de lunes a viernes, cuando despunta el día.

José Gabriel es el primero que se levanta. Se baña, se viste por sus propios medios, agarra el bolso de estudiante, cargado de cuadernos y lápices, como si fuera una ceremonia sagrada para asistir a la escuela, y se sienta en la puerta de la calle. Cuando sus hermanas salen, rumbo al colegio, empieza a llorar en silencio, viéndolas alejarse.

–Al principio yo me sentaba a su lado para consolarlo– confiesa la madre–. Pero ahora somos dos los que nos sentamos a llorar…

En Medellín

Ocurrió hace cuatro meses, el viernes 22 de julio, cuando eran las tres de la tarde. Mientras José Gabriel y su mamá andaban por Cartagena tocando de puerta en puerta, en busca de una solución para la sordera, en Medellín el señor Carlos Pizarro Díaz, que también estaba al día con su seguro de salud, fue internado en la antigua Clínica Saludcoop de la 80. Estaba a punto de cumplir 74 años.

Allí le diagnosticaron cálculos en la vesícula y le aplicaron medicamentos para eso. Aunque parezca insólito, los responsables de la clínica se excusaron diciendo que no disponían de los elementos quirúrgicos necesarios para operarlo.

Pasaron tres días más. Solo el lunes 25 descubrieron que, en realidad, se trataba de un ataque agudo que le reventó el apéndice. Entonces lo llevaron al quirófano, de urgencia, pero ya la peritonitis había avanzado tanto que le afectó los órganos internos: el hígado, los pulmones, el intestino.

Como si al pobre señor Pizarro le faltaran más desgracias, en la sala de cirugía agarró una severa invasión de bacterias. En medio de tantos infortunios, murió el 9 de agosto.

Demanda y costos

Su hermano Gonzalo Pizarro me escribe para explicar que, ante esos hechos, la familia resolvió entablar una demanda penal “porque consideramos que hubo negligencia profesional desde el momento de su ingreso, ya que no fue diagnosticado ni tratado correctamente: no era la vesícula, era una apendicitis que se volvió peritonitis, y cuando por fin lo atendieron, ya era demasiado tarde”.

Como ustedes lo saben, porque se ha informado ampliamente, el Estado colombiano intervino a Saludcoop por malos manejos. Desde ese día, la EPS completa, incluyendo sus clínicas, está en poder del Gobierno. Entonces salgo a buscar gente que conozca el tema para que me explique qué es lo que está pasando.

–La verdad es que en Colombia los servicios de salud no se están contratando por calidad, sino por tarifa. Es decir: a la baja –me responde uno de ellos–. No gana el mejor, sino el que cobre más barato.

En ese momento hago una pregunta que parece obvia: ¿y no hay autoridades que midan y califiquen la calidad de los servicios?

–Ay, mijito –me contesta otro, con un tono burlón, como si yo fuera el idiota más ingenuo del mundo–. El principal objetivo de nuestro sistema de salud no es el paciente, sino el dinero. Eso lo deciden la cantidad de intereses económicos que hay en el tema.

Sin controles

Por aterradora que sea, la verdad es esa: los controles a la calidad de los servicios de salud no están operando. Y no solo en el ámbito nacional sino, incluso, en las regiones.

En cada municipio o departamento, las leyes les confieren a las secretarías de salud las mismas facultades de inspección y vigilancia que tiene la Superintendencia de Salud en todo el país. Nada de eso se está cumpliendo.

Las propias EPS tampoco controlan la calidad ni la seguridad de los servicios que ellas mismas contratan. Solo los precios. Todo eso significa, simplemente, que contratan siempre lo más barato. Y, en consecuencia, el nivel de atención al paciente sigue bajando.

Sin embargo, el Estado y las EPS se llenan la boca diciendo que, en este momento, hay 46’210.000 colombianos afiliados al sistema de salud.

Es verdad. Es casi el país entero. Es el 96 por ciento de la población, nada menos. Pero es que el problema no es de cantidad, sino de calidad. No es tanto afiliarlos, sino atenderlos. Y atenderlos bien. Por lo menos a tiempo.

Epílogo

–Casos como este debe haber por cientos –me dice una experta cuando revisamos la hoja clínica del señor Pizarro–. Personas llenas de vida entran a cirugías elementales y salen muertas.

Lo más triste de estas historias es eso: que no se trata de casos excepcionales o aislados. Ni mucho menos. Quién sabe cuántos niños como José Gabriel andan por ahí, en calles y caminos, en barrios y escuelas, mendigando un servicio médico al cual tienen todo el derecho, porque para eso están pagando su afiliación. No es un favor, es un derecho. Y quién sabe cuántos adultos más, como Carlos Pizarro Díaz, han muerto por culpa de la indolencia, que causa peores estragos que el cáncer.

JUAN GOSSAÍN
Especial para EL TIEMPO

La urgencia de la implementación
Comunidades del Pacífico insistieron en la necesidad de que se implementen los acuerdos de paz con las Farc.

Cristian Garavito

 

ONU dice que grupos posparamilitarismo están ocupando espacios de las Farc

Representantes de comunidades del Pacífico hicieron un llamado al Gobierno para que comience cuanto antes la implementación del acuerdo de paz suscrito con las Farc y se eviten situaciones que pongan en riesgo su seguridad.

Por Marcela Osorio Granados/@marcelaosorio24

Tras suscribir finalmente un nuevo acuerdo de paz que incluyera varias de las propuestas e inquietudes de los sectores de oposición, el Gobierno debe concentrar ahora sus esfuerzos en lograr su refrendación para dar inicio cuanto antes a la implementación de lo pactado en La Habana con las Farc. Y sobre el tema hay urgencia. No sólo porque el cese el fuego bilateral y definitivo es frágil —como lo han sostenido en múltiples ocasiones los plenipotenciarios del Gobierno y como quedó demostrado en parte con el incidente de este miércoles en el sur de Bolívar—, sino también porque en los territorios comienzan a verse los riesgos y las consecuencias de la falta de acción.

Así lo dejó claro ayer el representante de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia, Todd Howland, quien aseguró que la principal preocupación del organismo es lo que está sucediendo en términos de seguridad en las zonas de las que han salido las Farc —por cuenta del cese de hostilidades y el preagrupamiento—, a donde están llegando diferentes organizaciones criminales que se disputan las economías ilícitas.

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“Estamos observando en terreno que hay muchos grupos criminales posparamilitarismo que están entrando de varias partes del país. Hay un problema real que existe hoy en día en razón de un incremento de violencia en diferentes regiones, por falta de implementar los acuerdos de manera integral. Las Farc están agrupándose y están dejando vacíos de poder sin que se hayan transformado las economías ilícitas. La no implementación de este acuerdo está generando costos reales para la gente que vive en estos territorios”, denunció Howland e insistió en que la ventana de oportunidades para transformar la realidad de las comunidades se está cerrando.

Durante una rueda de prensa que contó con la participación de representantes de diferentes comunidades del Pacífico, el representante de la ONU especificó además que su oficina ha identificado varias zonas específicas en las que este fenómeno se está dando con claridad, como en la zona que va desde Tumaco (Nariño) hasta Guapi (Cauca) y la que comprende el departamento de Chocó incluso hasta el Urabá y Tierralta (Córdoba). “Todas estas zonas tienen movimientos en razón de vacíos de poder. En varias partes donde las Farc tenían presencia, como en El Bagre o Remedios, ahora hay espacios de confusión sobre quién tiene el poder e influencia, y eso está generando factores de violencia. Estas áreas tienen una relación fuerte con economías ilícitas y ese es el problema de la falta de implementación de los acuerdos”, explicó.

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Para Leyner Palacios, representante del comité de víctimas de Bojayá, es evidente el estado de vulnerabilidad en el que se encuentra actualmente el proceso, por lo que se requieren decisiones urgentes. “Cada día que pasa es una amenaza. En Bojayá estamos expuestos a que se presenten situaciones como las del sur de Bolívar, e incluso otras mucho más graves, y eso es lo que queremos prevenir”, sostuvo.

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El líder aseguró que las víctimas y comunidades de Chocó se sienten identificadas con el nuevo acuerdo alcanzado en La Habana e hizo un llamado a los sectores de oposición que votaron no en el plebiscito por la paz para que entiendan que, si bien esta paz no es perfecta, es la base para comenzar. “Somos conscientes de que no es un acuerdo perfecto. Nosotros mismos hicimos propuestas que quizá no fueron incluidas, pero esta es una negociación y no podemos pensar que nos van a satisfacer todo lo que queremos. Aquí tenemos la necesidad de superar el conflicto armado. Hay que entender el momento coyuntural y no se puede exponer a otra gente a que, por los caprichos y deseos de que nos incluyan cosas, tengan que vivir situaciones como las que ya hemos vivido”, resaltó.

En igual sentido se pronunció monseñor Juan Carlos Barreto, obispo de Quibdó, quien puso sobre la mesa la urgencia de que entren en vigencia los puntos acordados en La Habana entre los equipos de paz de Farc y Gobierno. “Creemos que la paz es posible, urgente y necesaria. Es mucho más humano y políticamente correcto que ese acuerdo sea implementado lo más pronto posible. Este territorio ha sido particularmente afectado tanto por el conflicto armado como por el conflicto social y la violencia urbana que se está viviendo en este momento. Hay que empezar a ver esta paz desde una perspectiva más amplia que requiere de la acción del Estado y la sociedad civil”, señaló el obispo.

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De ahí la importancia de que el proceso de construcción de paz surja desde los territorios y se nutra del trabajo entre lo local y lo nacional, como lo señaló Yuli Palacios, representante de la corporación Pacipaz. Para ella, la clave del éxito está en que se articulen todos los procesos con las comunidades, pues es claro que existe “un divorcio entre el liderazgo central con los procesos que se llevan a cabo en las comunidades. Por eso queremos pedirle al pueblo colombiano solidaridad con todas las comunidades que han sufrido los embates de la guerra para que todos nos podamos reconciliar realmente en este contexto de implementación de los acuerdos”.

Un llamado al que se unió Leyner Palacios, quien calificó de injusto que aquellos que no han vivido en carne propia los rigores de la guerra tomen decisiones trascendentales que afectan directamente a las poblaciones que por años han tenido que enfrentar las consecuencias del conflicto armado. Desde su punto de vista, el abandono y la discriminación histórica que ha vivido Chocó son tan patentes que se vieron reflejadas incluso en la misma jornada electoral del plebiscito por la paz.
“Nuestras víctimas decían que querían votar por el Sí, pero la gente no llegó a las urnas porque no había condiciones para acceder al derecho al voto. Nuestras comunidades no pudieron opinar porque en muchos casos los puestos de votación quedaban a tres días de camino. No es justo que una población que ve esto por televisión decida sobre una situación y una realidad que nosotros vivimos día a día. No podemos condenar a nuestros hijos a que sigan viviendo la guerra que nosotros padecimos”, concluyó Palacios.

Tomado de El Espectador.com

 

Las lecciones que deja Trump

No puede ser que el rechazo a las élites en EE. UU. llevara a elegir a un magnate cuyo retrete es de oro; que el nuevo líder del obrero gringo sea un dueño de rascacielos que no paga impuestos; que el héroe del hombre común piensa recortar los programas de asistencia social y reducir los impuestos de los ricos; y que el presidente de la superpotencia mundial, con el mayor arsenal de armas nucleares, tenga la madurez de un mocoso que no tolera que le critiquen su peinado.

Por: Juan Carlos Botero

Por eso no entiendo que luego de ocho años de obstrucción y una conducta temeraria y antipatriótica, motivada por el racismo y el odio a Obama, el Partido Republicano no sólo no fuera castigado sino que fuera premiado en las urnas. Y tampoco entiendo que muchas mujeres y muchos latinos hayan votado por Trump. O sea, ¿qué tenía que hacer, o que más tenía que hacer ese tipo para que no votaran por él? Los insultó, amenazó, redujo a un estereotipo peligroso y vulgar, ¿y lo apoyaron? Como dijo Kundera: parecen aliados de sus propios sepultureros.

Aun así, lo peor es saber que la democracia, que siempre he considerado un valor absoluto, ha sufrido un guantazo de desprestigio, porque en menos de seis meses tres votaciones libres han atentado en contra de la cordura y el bien común, como pasó en Inglaterra con Brexit, en Colombia con el No, y en EE. UU. con Trump.

No obstante, quizás lo único bueno de estas elecciones es que refrescan cosas esenciales, las que no se deben olvidar. Por ejemplo: que jamás debemos aceptar lo inaceptable. Que las mujeres no son objetos y las charlas vulgares de camerinos no son bromas inofensivas, sino que toleran el abuso e incitan el atropello sexual. Que votar importa, y no votar es permitir que otros (con otros valores y principios) decidan tu vida. Que una cosa es tener el poder y otra es tener la razón. Que la verdad es frágil, y que los hechos verificables existen y no se pueden cambiar por opiniones disfrazadas de certezas. Que el racismo exige una lucha sin fin, que a lo mejor nunca se podrá erradicar, pero si no se combate siempre se podrá multiplicar. Que no es lo mismo una mujer culpable de un delito que una a la que le arrojan barro a manotadas para luego decir: Miren cómo es de sucia. Que si la madre de una niña vota por un misógino está validando la conducta en contra de la cual ella ha luchado toda su vida. Que el padre de un gay no puede apoyar a un homofóbico ni a su vicepresidente que desea penalizar el homosexualismo. Que taparse los ojos frente al calentamiento global no constituye una estrategia política. Que la democracia, en este tiempo de redes sociales sin control, es vulnerable a la mentira y a la demagogia más barata. Que una cosa es ganar una contienda electoral, y otra muy distinta es ganar un debate ético. Que defender la justicia enaltece y aplaudir el infundio envilece. Que es mejor demostrar grandeza en la derrota que pequeñez en la victoria. Que el futuro se puede construir con verdades o con engaños, y por eso es tan delicado. Que nada duele tanto como perder teniendo la razón, y nada es menos digno que ganar usando la infamia. Que con la democracia no se juega, porque los efectos pueden ser ruinosos. Que los triunfos, si no son morales no son triunfos. Y que los países, al igual que las personas, también se pueden suicidar.

Tomado de El Espectador.com

¿Después de la paz qué?

Una vez superados los escollos que trajo el proceso de paz, todo aquello que implica un rotundo cambio tendrá más opciones que lo ofrecido por nuestro desvencijado mundo político.

¿Humo blanco? No he tenido el valor de leer las 310 páginas del nuevo acuerdo anunciado por el Gobierno. Creo, sí, que algunos sustanciales ajustes propuestos por los voceros del No, e incluso por representantes de las altas cortes y partidarios del Sí, fueron tomados en cuenta. Con la esperanza de alcanzar un real acuerdo nacional, Uribe espera que sus últimas observaciones sean atendidas. Y tiene razón, pues tras el resultado del plebiscito no bastaba un consenso Gobierno-Farc, anunciado con bombos y platillos en busca de un engañoso efecto internacional, sino un nuevo acuerdo aceptado por los vencedores del No. Desde luego, como bien lo ha dicho Jaime Castro, este no es un nuevo acuerdo, sino un nuevo texto del viejo acuerdo al que se le hicieron ajustes y precisiones sin cambios de fondo. Pero lo cierto es que no hay espacio político ni temporal para una nueva y larga negociación. Queda, además, por resolver cómo se va a refrendar y a implementar el nuevo acuerdo.

Doblada esta página, creo que lo que corresponde es mirar hacia adelante, hacia el incierto futuro que nos depara el 2017. Si tomáramos en cuenta los alentadores anuncios de Santos que día tras día recoge la prensa y la abrumadora propaganda oficial, estaríamos pisando el umbral de un nuevo país, el país de las maravillas. Todo es positivo. Baja el desempleo; la educación avanza al ritmo de Ser Pilo Paga; la salud supera, al fin, los tropiezos de siempre; miles de viviendas se construyen para los más pobres; la infraestructura en marcha está cambiando la fisonomía del país y la economía se repone de los bajones que ha sufrido. ¿Qué más se podría pedir?

Sin embargo, la mayoría de los colombianos no piensa lo mismo. La inseguridad hace cotidiana presencia en campos y ciudades. Pobreza y desempleo saltan a la luz en cada esquina. La temida reforma tributaria ensombrece aún más el panorama; el probable aumento del IVA al 19 % afectará, dígase lo que se diga, la canasta familiar. Y si a lo anterior le sumamos el desprestigio de la clase política y los escándalos de corrupción que se asocian a ella, es muy probable que en las elecciones del 2018 se produzca en los electores rasos un fenómeno similar al sucedido con el brexit en el Reino Unido, el plebiscito en Colombia y las elecciones presidenciales en los Estados Unidos.

Vamos a asistir a un carnaval de candidatos donde los nombres van a tener más protagonismo que los partidos. Los conservadores quizá serán llamados por sus directivas a votar por el candidato de la Unidad Nacional, que seguramente será Humberto de la Calle. Pero el conservador del común podrá sentirse más atraído por Marta Lucía Ramírez o por el exprocurador Alejandro Ordóñez. Mientras tanto, el Partido Liberal, bajo la influencia de Serpa y Samper, bien puede inclinarse por un candidato propio. Por supuesto, Germán Vargas Lleras será el rival con más opciones para llegar a la segunda vuelta. La izquierda, de su lado, se verá abocada a mover sus militantes a favor de Jorge Robledo o de Gustavo Petro. Es decir, entre un ideólogo ortodoxo y un populista fiel seguidor del chavismo.

Entre tanto, no se sabe quién será el aspirante del Centro Democrático ni cuál será la fórmula para elegirlo. Óscar Iván Zuluaga, Carlos Holmes Trujillo e Iván Duque Márquez se disputan el beneplácito de su partido. Finalmente, Sergio Fajardo aparece en este abanico electoral como el perfecto candidato independiente.

Por el momento, hasta las encuestas son inciertas. Una secreta aspiración de cambio, ajena a la clase política tradicional, es el motor que sigilosamente empuja al elector a jugar una inesperada carta.

Por eso, una vez superados los escollos que trajo el proceso de paz, todo aquello que implica un rotundo cambio tendrá finalmente más opciones que lo ofrecido por nuestro desvencijado mundo político.

Plinio Apuleyo Mendoza

Columnista de El tempo. 

El clima,esta noche en Colombia,según el Ideam

El fotógrafo que retrata el lado humano de la guerra en Colombia
Alex y Yudis viajan en una motocicleta sin licencia ni registro en un pueblo remoto de Colombia. En las regiones más apartadas la presencia de las Farc es normal y conviven con los habitantes. CreditFederico Rios/Native
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Para el fotógrafo Federico Rios, al igual que para millones de colombianos, el conflicto armado era algo lejano.

Rios nació en Manizales, una ciudad pequeña en medio de las montañas cafeteras de Colombia, y admite que aún no entiende cómo a millones de colombianos “nos pusieron una venda y nunca nos dimos cuenta de que el conflicto estaba a la vuelta de la esquina”. Todo eso cambió cuando empezó a caminar el país: no solo cambió su mirada sino también su vida, dice.

Con una mochila al hombro y sus cámaras colgando, Rios ha caminado durante días por las selvas colombianas y ha hecho lo imposible por llegar a las esquinas más remotas del país para retratar su realidad. El nivel deplorable de la infraestructura del país lo afectó tanto que creó un proyecto en Instagram donde retrata los obstáculos que existen para recorrer Colombia.

En sentido literal y metafórico, Colombia es para Rios un país fragmentado, lleno de absurdos y trochas que no permiten que los ciudadanos se conozcan.

Hace algunos años, con la intención de ayudar a entender el país, empezó a retratar a las Farc en su intimidad, y sus fotos se convirtieron en una referencia adonde mirar la complejidad de un conflicto que suele presentarse en forma maniquea. Su trabajo permite aproximarse al rostro humano de una guerra que muchos colombianos solo han conocido por relatos teñidos de intereses particulares.

¿Cuál es el papel de la fotografía en un país como Colombia?

Es que no nos conocemos. Colombia es un país que abandona su ruralidad. Es un país que abandona a sus campesinos, que abandona a sus indígenas, que le da la espalda completamente a lo que pasa en el campo.

Dos condiciones generan la tormenta perfecta: recorrer el país es imposible y los medios nos venden humo. Un chico de último grado de colegio en Bogotá conoce mejor Miami, Nueva York, Barcelona y Ámsterdam que los pueblos de Colombia. Pero no puedes juzgarlo. ¿Qué quieres: que agarre un carro y se demore dos días en llegar a la Guajira?

El papel de la fotografía y del periodismo colombiano es poner ese tipo de versiones en la mesa, y decir: ‘Venga, hay que hablar de esto’.

¿Qué poder tiene la imagen?

La imagen es otro vehículo de comunicación pero es muy contundente. Una cosa es que te cuenten de oídas de un chico que tiene doce años y que es miembro de las Farc. Otra cosa es verlo con uniforme y cargando un fusil que es más grande que él.

¿Es honesta?

Sí, pero también subjetiva, siempre lleva la mirada del fotógrafo. El retrato puede hacer que alguien se vea como un demonio o como un Santos. No me estoy inventando las situaciones, las estoy interpretando. Funciona como un testimonio. No como una prueba, pero sí como una versión.

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Miembros de las Farc caminan entre la selva para desplazarse de un campamento a otro. Las caminadas suelen ser largas y pueden llegar hasta los 20 kilómetros diarios. CreditFederico Rios/Native
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Miembros de las Farc preparan un cerdo para cocinarlo y alimentar a la tropa CreditFederico Rios/Native

¿Cómo se empieza a interesar por fotografiar a las Farc?

Siempre estuve muy interesado en el tema porque era lo que no nos mostraban. “Combates con las Farc, tantos muertos”, dicen las noticias. Uno ve eso con tanto recelo. ¿Qué es lo que no nos están contando?

Quería resolver esta pregunta: ¿Qué pasa en el territorio con ellos y con el entorno? ¿Cómo vive la gente y coexiste con las Farc, con el ELN, con las Águilas Negras, las bandas criminales, los paras? Y de ahí se desprenden miles de preguntas.

¿Cuándo empezó su proyecto con las Farc?

En 2012 llegué a Toribio, Cauca, por mi cuenta porque había una situación muy difícil (enfrentamiento entre las Farc y el ejército). Fue muy poco antes de que se anunciaran las negociaciones y fue de pura casualidad.

Después no fue fácil retomar el contacto porque empezaron las negociaciones y aumentó el secretismo. Las Farc empiezan a preocuparse por qué se publica y a quién van a dejar entrar.

Yo empiezo a intercambiar cartas con las Farc, correos electrónicos a través de distintas vías de comunicación. Me tocó aprender de encriptación de mensajes, a reconstruir mensajes fragmentados.

Empecé a organizar viajes y empecé a visitarlos y eso generó lo que yo ahora llamo “la incertidumbre”. La incertidumbre es cada viaje. Es una pesadilla. Es como tirarte por un río y dejarte llevar por la corriente a veces sin saber hacia dónde vas… si son remansos o cataratas.

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Después de perder su pierna en una mina antipersonal, Elías se recuperó de sus heridas, usa una prótesis y sigue siendo un miembro activo de las Farc. CreditFederico Rios/Native

¿Siente miedo en cada viaje?

Sí, siempre. Muchas personas piensan que uno pierde el miedo. Yo pienso que el miedo solo crece. Mientras más los conoces, más entiendes lo volátil de la situación. Sacan el revólver y te dan un tiro. Un campo minado, un ataque paramilitar, uno del mismo Estado que estalle una granada por accidente, puede pasar cualquier cosa.

¿Qué tácticas usa para generar confianza?

Ser superclaro y honesto: quiero ir, quiero tomar fotos y ustedes no me pueden revisar mis fotos. Yo decido cuándo salgo y decido qué y en dónde publico.

Eso que suena tan sencillo fue una conversación larguísima pero al final dio buenos resultados. Porque ellos también asumieron que yo estaba hablando muy en serio, que para mí esto no era un juego.

Cuando finalmente llega a pasar algunos días con la guerrilla, ¿qué encuentra?

Uno empieza a conversar con ellos, a echar chistes, a dar la mano, a echar un café. No conozco otra manera.

Saco la cámara, me la cuelgo. No fotografío cosas muy evidentes. Es un baile. Uno trata de llevar el baile por donde uno quiere para lograr los resultados que uno está buscando. Se trata de retratar la intimidad y hacer fotos que no sean muy agresivas.

Me he encontrado, por ejemplo, al costurero de las Farc con una máquina de coser que cargan en una mula de un campamento a otro. Este man va cosiendo uniformes: es un costurero, un man tranquilo que sabe coser.

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Daniela y Alonso han sido miembros de las Farc por mas de 10 años CreditFederico Rios/Native

¿Cómo cambia la noción de enemigo que prevalece en Colombia hacia las Farc?

Ese “enemigo” deja de ser un tipo detrás de un arma, un robot que solo dispara. Para los colombianos, si te encontraste con la guerrilla, o te matan o te secuestran. Fin, no hay más. Pues sí, sí hay más.

Cuando uno piensa en las Farc de las que hablaba Álvaro Uribe: no comen, no cagan, no hacen el amor, no sudan, no les da sed, nada. Son personas detrás de un fusil que van a matar y ya. Es una vaina inventada, por Dios. Uno lo que se encuentra es a unos pelaos.

¿Cómo explican estar en las Farc?

Están en las Farc porque no encontraron otra alternativa. Suena casi ridículo, pero el Estado los puso ahí, los abandonó en sus tierras.

A veces, cuando les pregunto a guerrilleros por qué se metieron a las Farc, me dicen: “Vea, yo empecé a ir a los campamentos de las Farc cuando era muy chiquito, cuando mi mamá me mandaba para que pudiera comer tres veces al día allá”.

Tengo que ser superclaro con esto: no significa que no exista, pero nunca he visto un guerrillero con resentimiento, que disfrute matar. Es gente que está en la lucha armada porque es la respuesta que encontró.

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Guerrileros de las Farc toman un baño en el río. El baño suele ser en las horas de la tarde para remover el sudor de los largos días de trabajo en el calor de la selva. CreditFederico Rios/Native
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Un grupo de guerrilleros de las Farc viajan en moto por caminos rurales improvisados entre las montañas de Colombia CreditFederico Rios/Native

¿Lo han acusado de hacer apología de las Farc, de la violencia o del conflicto?

No tiene mucho sentido engancharse. Es mi trabajo, lo hago de una forma responsable y ética y es lo que veo. No tengo más que fotografiar lo que veo.

¿Por qué no fotografío que las Farc pusieron un chivo bomba? Pues no estaba ahí.

Ahora, hay algo contundente. No soy pro-Farc ni defiendo la guerra, y es básico trazar una línea entre la lógica y la violencia. La guerra no es lógica, la lógica no admite la guerra. No soy pro-Farc pero cuando estás ahí entiendes el abandono del Estado y entiendes que esa fue la decisión que ellos tomaron. Por supuesto, Gandhi tomó otra decisión y falta ver qué va a pasar en Colombia ahora.

¿Qué cree que va a pasar tras el plebiscito fallido de la paz?

Creo que la guerrilla está comprometida a dejar las armas. Me parece una actitud noble. Para mí el monstruo no son las Farc, son los que están detrás de la guerra, de las balas, de la impunidad.

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Dos miembros de las Farc toman una siesta en un campamento clandestino en las montañas de Colombia.CreditFederico Rios/Native
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Un guerrillero de las Farc conduce un caballo por entre un río para alcanzar una trocha secreta oculta entre la selva.CreditFederico Rios/Native

¿Cuál puede ser la solución para combatir la polarización en Colombia?

Como en cualquier pelea la única fórmula es un ejercicio de perdón. A los colombianos nos han vendido la idea de que nosotros tenemos que perdonar a las Farc, pero nadie nos ha explicado que los guerrilleros fueron personas abandonadas por el Estado, que son pelaos que no tienen comida aunque viven en las zonas de mayor productividad del país. No solo hay que perdonar a los guerrilleros, hay que perdonarnos entre todos.

En esta selección de fotos, hay una muy particular: un retrato de Timochenko. ¿Cómo se dio?

En medio de la Décima Conferencia de las Farc estaba haciendo una foto de una guerrillera y pasé al lado de la casa donde estaba Timochenko. Tuve la idea de ir a buscarlo pero es un rockstar y hay muchos filtros para llegar a él.

Y él sale y me dice: “Buena esa foto de los labios de la guerrillera que salió en el New York Times”.

—Comandante, ¿como le va? Federico Rios.

—Sí, yo sé quién es usted.

—¿Le puedo hacer una foto?

—Claro, entre.

Entro y Gira, su compañera, lo peina, sin cambiarse ni nada, la chica lo peina y el tipo me posa seis tiros.

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El líder de las Farc, Rodrigo Londoño alias Timochenko, fotografiado durante la X Conferencia de las Farc.CreditFederico Rios/Native
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Junior, uno de los francotiradores del frente 34 de las Farc, vigila desde un bote mientras sus compañeros toman un baño en el río. CreditFederico Rios/Native

El clima en Colombia,según el Ideam

Mañana, movilización contra la Reforma Tributaria
Cartagena
16 de Noviembre de 2016 12:00 am

Todo está listo para que mañana, a partir de las 4 de la tarde, desde el sector Puerto Duro, en el centro de Cartagena, se realice la gran concentración de protesta contra el proyecto de la nueva Reforma Tributaria. La jornada concentrará a las organizaciones sindicales filiales a la CUT, CTC, CGT, Asociaciones de Pensionados y el Sindicato Único de Educadores de Bolívar (Sudeb).

En rueda de prensa realizada ayer, Medardo Hernández, presidente del Sudeb, explicó que todas las organizaciones, empleados, y un gran número de ciudadanos de Cartagena y municipios vecinos, se unirán para manifestar su desacuerdo con esta “nueva cascada” de impuestos, cuyo objetivo principal es afectar los bolsillos de los más pobres de este país.

“Se protestará contra la propuesta de aumentar el IVA a más de 60 artículos de la Canasta Familiar del 16% al 19%, contra el impuesto regresivo a los combustibles, peluquerías, bebidas azucaradas, cooperativas, celulares y servicio de internet. Contra la disminución del monto de 3,4 millones para la declaración de rentas a 2,7 millones y obligando a 500 mil nuevos empleados en el país. Contra la prolongación del impuesto del 4 por 1.000 y contra el Mono impuesto que empobrece a los tenderos”, manifestó Hernández.

Tomado de El Universal,de Cartagena.

 

Santos, a la espera de un diagnóstico sobre su salud
El presidente Juan Manuel Santos lee una declaración al salir de la Fundación Santa Fe de Bogotá, acompañado por directivos de la institución. / SIG Presidencia

El jefe de Estado viajó a EE.UU. para realizarse nuevos chequeos con el fin de descartar posibles problemas en la próstata, de la que se le había removido un tumor en 2012.

El viernes estará de regreso en el país

Por: Redacción Política

“Esta noticia nos toma por sorpresa a mi familia y a mí. Mantengo confianza en que los resultados de estos nuevos exámenes serán positivos”. Con estas palabras, el presidente Juan Manuel Santosrespondió a los rumores que ayer en la mañana se difundieron en los medios de comunicación y que incluso señalaban que el mandatario se encontraba enfermo y hospitalizado en la Fundación Santa Fe de Bogotá.

En palabras castizas, el presidente Santos tiene una concentración elevada de una proteína producida por las células de la glándula prostática (que se mide a través de un examen de sangre) y cuyo aumento es frecuente en hombres con cáncer de próstata. Un diagnóstico que preocupa, pues si bien es cierto que el incremento puede deberse a otros estados benignos, el mandatario colombiano ya enfrentó una intervención quirúrgica –en octubre de 2012– cuando le fue retirado un tumor maligno de próstata, con bajo nivel de agresividad.

En esa oportunidad la enfermedad le fue detectada mediante exámenes de sangre que mostraron una elevación del antígeno prostático y el mandatario también se practicó chequeos médicos complementarios en Estados Unidos, en el Memorial Sloane Ketering Cancer Hospital de Nueva York, en donde una resonancia nuclear confirmó el diagnóstico y se decidió practicar la prostatectomía radical.

Esta vez, según detalló el director médico de la Fundación Santa Fe, Adolfo Llinás Volpe, los exámenes de seguimiento médico rutinario al presidente confirmaron el aumento en los niveles de la proteína, por lo que la recomendación fue realizar a la mayor brevedad posible un estudio con tecnología que aún no está disponible en Colombia. “Cuando se conozcan los resultados de todos los estudios y se defina el curso del tratamiento, el presidente nos ha pedido que lo hagamos conocer a la opinión pública”, declaró Llinás.

Por su parte, el mandatario aseguró que espera que el viernes ya esté de regreso en el país y que aprovechará su viaje a Estados Unidos para asistir a unos eventos que en principio no estaban agendados. “Voy a aprovechar mi estadía en Washington para reunirme con senadores y representantes republicanos y demócratas, siguiendo nuestra tradicional política bipartidista, con el fin de informarles sobre el nuevo acuerdo de paz y discutir con ellos los pasos a seguir con Paz Colombia y el posconflicto”, sostuvo al señalar que intentará asistir a un evento al que había sido invitado por Diálogo Interamericano y a una cena que se realizará en la Embajada de Colombia en Washington en honor al vicepresidente Joe Biden.

La noticia sobre la salud del jefe de Estado se conoce en momentos en que los compromisos nacionales e internacionales abundan. Aparte de la reciente consecución de un nuevo Acuerdo Final con las Farc y los trabajos que se adelantan para destrabar la mesa de diálogos con el Eln, en los próximos 30 días el mandatario tendrá que viajar a Noruega a la ceremonia en la que le será entregado el Premio Nobel de Paz y posteriormente a Roma para asistir a una audiencia privada con el papa Francisco.

Sin embargo, Santos se mantiene positivo frente al diagnóstico, pues aunque el incremento en el antígeno luego de retirar la próstata puede ser señal de que persisten células malignas en el cuerpo, los especialistas coinciden en que son varios los tratamientos que se pueden realizar para su control. En el caso del presidente, los análisis que se practicará este jueves ayudarán a determinar si existe evidencia de metástasis, para establecer cuál será la terapia a seguir, según explicó a El Espectador el oncólogo Carlos Castro.

“El examen de alta tecnología ayudará a saber en dónde están las células malignas. Dependiendo de la zona en la que estén ubicadas, se realizará el tratamiento: si es en el mismo lugar en donde estaba el tumor, de pronto lo irradian, o comienza el manejo hormonal. Existen varias posibilidades terapéuticas”, aseguró el experto al señalar que no es una situación de gravedad, pues no es inusual. De hecho, explicó, el 20 % de los pacientes recaen en los siguientes cinco años. Sea cual sea el resultado, y tal y como lo aseguró públicamente el mandatario, el diagnóstico será informado al país.

Aunque se trata de una enfermedad que puede ser tempranamente detectada y por tanto controlada con el tratamiento adecuado, se constituye en la segunda causa de mortalidad por cáncer en hombres, después del cáncer de estómago, representando el 15 % de las muertes en edades entre los 60 y 75 años, con cerca de 2.400 casos anuales.

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Tomado de El Espectador.com

 

Electricaribe, intervenida­

El superintendente José Miguel Mendoza (izq.) en el proceso de notificación de la intervención a Electricaribe. Charlie Cordero y Cortesía

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POR: WILLIAM CANO MORENO @WillCanoMoreno

 

La Superintendencia de Servicios Públicos decretó ayer la toma de posesión tras cuatro días de reuniones entre la Nación y Gas Natural Fenosa. El presidente Juan Manuel Santos asegura que fue «la mejor salida».

Una intervención a Electricaribe marcó este martes el fin de cuatro días de conversaciones entre el Gobierno Nacional y Gas Natural Fenosa (GNF), dueña del 85% de las acciones de esta compañía. La toma de posesión por parte de la Superintendencia de Servicios Públicos puso freno a una empresa que desde 1998 distribuye energía a 2,5 millones de usuarios en la Costa.

El viernes pasado, una delegación del Gobierno conformada por los ministros de Minas, Germán Arce; Hacienda, Mauricio Cárdenas; y el consejero de la Presidencia, Juan Guillermo Vélez,  se  reunió con el presidente de GNF, Isidre Fainé. El presidente Juan Manuel Santos también acompañó las negociaciones.

Toma de las oficinas

La custodia policial de 21 oficinas administrativas de Electricaribe en la Región fue el primer indicio de la toma de posesión de la empresa. A las 8:00 de la mañana, Mendoza hizo su primera aparición pública en la carrera 55 entre calles 72 y 74, sede principal en los siete departamentos donde opera la compañía. El funcionario llegó con una resolución de 13 páginas en mano, con la cual notificó a los directivos sobre la intervención.

Mendoza consideró que la crisis financiera de Electricaribe podía llevarla a una “cesación de pagos” y que la compañía no estaba “en condiciones de prestar el servicio de energía con la continuidad y la calidad debidas”, como quedó consignado en la Resolución 20161000062785.

Con la toma de juramento de Javier Lastra Fuscaldo como agente especial del proceso legal se dio inicio a una serie de medidas. Lo siguiente fue nombrar como representante legal de Electricaribe a Edgardo Sojo, presidencia del Comité Intergremial del Atlántico y gerente del Plan5Caribe, que contempla inversiones en infraestructura eléctrica de parte del Gobierno nacional y la compañía. Del cargo fue removido el español José García Sanleandro.

Como medida adicional, la Superintendencia ordenó que la toma de posesión fuese asesorada por Tetra Tech, empresa norteamericana  global especializada este tipo de procedimientos en electrificadoras.

Respaldo

Las reacciones de mandatarios de la Región no se hicieron esperar. Entre los primeros en pronunciarse estuvieron los gobernadores de Bolívar, Dumek Turbay, y Atlántico, Eduardo Verano, quienes expresaron su “respaldo” al Gobierno, y aprovecharon para pedir una “mejora en el servicio”.

El alcalde Alejandro Char también manifestó que “los barranquilleros merecen respeto y un buen servicio”, por lo que confesó su “apoyo” hacia la medida.  Congresistas de la Región sumaron voces de apoyo al Gobierno Central.

El Superservicios y el Ministro de Minas organizaron una rueda de prensa ‘exprés’ para ampliar información a los medios, a las 11:30 de la mañana en un hotel del norte de la ciudad.

Ante los medios, Arce recordó que llevaban “varios meses” buscando con Gas Natural Fenosa “soluciones” al problema de energía en la Costa. “No solo es un tema de molestia para los usuarios, sino uno más profundo de competitividad para la Región. El Caribe crece al doble que el resto de las regiones”.

Habló Santos

Tras la intervención, el presidente Juan Manuel Santos publicó en Twitter que con este proceso “se está protegiendo la energía para la Costa”. “La toma de posesión es la mejor salida para ordenar la empresa y garantizar el servicio”.

La intervención de Electricaribe no es la primera que ordena el Gobierno en los últimos años. En el 2000, en el Valle del Cauca, Emcali acumulaba en sus finanzas pasivos por cerca de un billón de pesos, lo que conllevó a que la Nación tomará la misma decisión de toma de posesión, que duró 13 años. En la ciudad, sin embargo, hubo algunos cuestionamientos al proceso porque dejó problemas sin resolver.

El consejero de la Presidencia de la República, Luis Guillermo Mendoza, aseguró a EL HERALDO que en el caso de Electricaribe “no se va repetir” lo que en otros casos.

La multinacional española Gas Natural Fenosa ya había enfrentado, hace más de 10 años, un proceso de intervención en República Dominicana. Un déficit financiero y las deficiencias en el suministro de energía produjeron que el Gobierno de ese país tomara posesión de la empresa, lo que, al final, tampoco fue la solución a los dificultades mencionadas.

Tomado de El Heraldo,de Barranquilla.

Insistiré en que la refrendación del acuerdo sea en el Congreso: Mauricio Lizcano
Foto: Archivo
Mauricio Lizcano, presidente del Congreso.

Luego de una reunión multipartidaria, convocada para acordar el cónclave que se realizará en la mañana del miércoles en el Congreso, Mauricio Lizcano, presidente de esa corporación, señaló que le pedirá le pedirá al presidente Santos que se decida por la vía del Congreso para refrendar el acuerdo de paz. (Vea el especial A construir la paz)

“Yo he propuesto que tiene que ser el Congreso el que refrende los acuerdo. Voy a insistir en esa refrendación”, señaló Lizcano. El senador sostiene en la tarde de este martes una reunión en la Casa de Nariño a la que también asistirán varios líderes de las bancadas en el Congreso.

Para Lizcano, ese es el escenario ideal para refrendar los acuerdos porque allí están los principales líderes del Sí y del No y desecha la opción de un nuevo plebiscito debido a que no se garantiza un resultado positivo. (Lea: ¿Y ahora cómo se hará la refrendación del nuevo acuerdo de paz?)

El debate sobre cuál debería ser el mejor camino para refrendar el nuevo acuerdo logrado con las Farc está servido. Aunque en día pasado Juan Fernando Cristo, ministro del Interior, señaló que desde el Gobierno no se descartaba un segundo plebiscito para que los ciudadanos aprueben el nuevo documento, esa posibilidad no parece la más viable tanto por el riesgo como por los costos.

La otra opción es la refrendación vía Congreso, donde el Gobierno tiene las mayorías. Una opción que ha sido apoyada por diferentes sectores dentro de la sociedad, como la iglesia católica. Por otra parte, desde algunos sectores del No se ha criticado que la refrendación se haga a través del Congreso de la República y no a través del voto popular.

Tomado de El Espectador.com