El 2 de noviembre de 2016 habrá 153 historias en la Plaza de Bolívar de Bogotá, todas incompletas. Diez módulos con nombres, fechas y departamentos que resumen casi 40 años de censura, violencia e impunidad. El primer renglón lo ocupa Carlos Ramírez París, un periodista de Radio Guaymaral que murió desangrado en Cúcuta, Norte de Santander, luego de ser golpeado por dos policías en 1977.
A partir de entonces, la persecución a los periodistas en Colombia se multiplicó y cobró la vida de muchos que no solo informaban, sino que además eran fuente de inspiración para buena parte de la sociedad. Entre ellos, Guillermo Cano Isaza, director de El Espectador desde 1952 hasta el día en que lo asesinaron, el 17 de diciembre de 1986, hace 30 años.
La intervención para conmemorar a los 153 periodistas que han sido asesinados por causa de su oficio tendrá lugar en la Plaza de Bolívar a la 1 p.m. Dos horas más tarde, en el Centro Cultural Gabriel García Márquez, se realizará el conversatorio para hablar sobre la vida, el trabajo y los valores de Guillermo Cano Isaza. En este evento participarán Yolanda Ruiz, directora de Noticias de RCN Radio; Héctor Abad Faciolince, escritor y columnista; María José Medellín Cano, periodista de El Espectador y nieta de Guillermo Cano; y Ricardo Silva Romero, escritor y columnista, quien moderará la conversación. El encuentro es convocado por la Fundación Guillermo Cano Isaza, la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano – FNPI, la Friedrich-Ebert-Stiftung en Colombia – FESCOL, el Centro de Estudios en Periodismo de la Universidad de los Andes – CEPER, la Facultad de Comunicación y Lenguaje de la Universidad Javeriana, Andiarios y la Fundación para la Libertad de Prensa – FLIP. Además, este evento recibe el apoyo de USAID, Open Society Foundations, Google Colombia, la UNESCO y IFEX.
Al Centro Cultural Gabriel García Márquez también asisitirá May Chidiac, ganadora en 2006 del Premio Mundial Unesco a la Libertad de Prensa Guillermo Cano. La periodista libanesa fue una de las grandes críticas a la presencia del ejército sirio en su país, luego de que terminara la Guerra Civil en el Líbano. El 25 de septiembre de 2005, Chidiac perdió su brazo y pierna izquierda luego de que estallara un aparato explosivo mientras se subía a su carro. Actualmente es profesora de periodismo en radio y televisión en la Universidad de Notre Dame-Louaize en el Líbano.
El 2 de noviembre, Día Internacional para poner fin a la impunidad de los crímenes contra periodistas, es una buena fecha para recordar que, en Colombia, el 97% de los asesinatos de periodistas se encuentran en la impunidad y que 73 de estos casos ya prescribieron.
Pero este encuentro hace parte de un llamado mundial para detener la violencia en contra del periodismo.
Según el informe que presentará el próximo 17 de noviembre la Directora General de la UNESCO sobre la Seguridad de los Periodistas y los Peligros de la Impunidad, entre el 1 de enero de 2006 y el 31 de diciembre de 2013 han asesinado 593 periodistas en el mundo. 123 de estos casos (el 21%) se registraron en América Latina, la tercera región con más casos después de los países árabes y Asia-Pacífico.
De los 62 países en los que se registraron asesinatos, 26 no aportaron información. Solo 39 crímenes habían sido resueltos (6,6% de los 593) y no hay información en 382 casos (64,4%).
Tanto el informe de la UNESCO como las cifras de la FLIP en Colombia coinciden en que cada año se registran menos asesinatos de periodistas, pero las formas de silenciar a la prensa son diversas y progresivamente más sofisticadas.
IFEX, la red global que reúne a más de 100 organizaciones en todo el mundo que defienden la libertad de expresión, ha adelantado durante todo el año una campaña para visibilizar los casos de otros periodistas que han sufrido la violencia como forma de censura.
En Colombia resaltan la historia de Jineth Bedoya Lima, quien lleva 16 años tratando de buscar los autores materiales e intelectuales del secuestro, tortura y violación que sufrió cuando indagaba sobre una red de tráfico de armas en la cárcel La Modelo de Bogotá. Una investigación que nunca vio la luz.
En Gambia, por rescatar otro ejemplo, IFEX habla del caso de Musa Saidykhan, un periodista que fue detenido por las autoridades de su país el 28 de marzo de 2008 en la redacción del periódico donde trabajaba. Durante las tres semanas que estuvo en prisión, Saidykhan fue torturado y electrocutado. El sistema judicial para África Occidental, conocido como Tribunal de Justicia de la Comunidad CEDEAO, condenó al Estado de Gambia, pero este no ha pagado la reparación correspondiente.
El último renglón de esa lista que se expone en la Plaza de Bolívar en Bogotá lo ocupa Flor Alba Núñez, una mujer que denunció la corrupción en Pitalito, Huila, y que fue asesinada el 10 septiembre de 2015 en las puertas de la emisora La Preferida. La FLIP espera que esta sea la última periodista asesinada en Colombia y exige que se investigue su caso para juzgar a los responsables.
El principio que une a todas estas movilizaciones es simple: mientras haya impunidad, no habrá libertad de prensa para las sociedades que la toleren. Solo la justicia brindará garantías para que los periodistas que han sobrevivido a los atentados, o aquellos que habitan en las regiones donde se perpetraron los crímenes, puedan informar e investigar con seguridad. La libertad de prensa está ligada al derecho de información de los ciudadanos y cuando se atenta contra la primera, se pone en riesgo el segundo.
La FLIP se une a este llamado mundial para que las autoridades judiciales en Colombia investiguen y juzguen a los responsables de los crímenes contra el periodismo. Este es el mejor mecanismo de protección que pueden brindar a los periodistas y a la libertad de prensa en el país.