Gabriela Rico es una niña de ocho años de edad. Tiene el cabello castaño oscuro y unos ojos vivaces que expresan inocencia y vitalidad. Cursa cuarto de primaria en el colegio Adventista La Libertad y es una de las mejores alumnas de su clase.
Recientemente sus maestros le pusieron una tarea para la clase de Sociales: averiguar cuáles son los logros del Gobierno del Presidente Juan Manuel Santos. Ella, aplicada y desenvuelta, no dudó en escribirle al Nobel de Paz.
“Señor Presidente Santos, mi nombre es Gabriela Rico y tengo ocho años. En el colegio me preguntaron cuáles propuestas ha cumplido pero yo no encuentro nada en Internet. ¿Usted me hace el favor de ayudarme?”, escribió a la cuenta en Facebook del Mandatario.
En pocas ocasiones el Mandatario tuvo una oportunidad tan agradable de exponer los logros de su Gobierno. Encantado con el carisma de Gabriela, accedió a responderle.
Se tomó la tarea muy en serio. Desde su despacho, el último 2 de marzo, el Presidente Santos decidió ayudarle a la pequeña. Y lo hizo a través de un video.
“Hemos cumplido muchas de las promesas que hicimos en la campaña. Por ejemplo la más importante es dejarte a ti y a todos los niños un país en paz. También para tu y para todos los niños estamos haciendo de la educación lo más importante”, señaló el Jefe del Estado en su respuesta.
“Ten la seguridad de que estamos todos trabajando para dejarte a ti y a todos los niños de Colombia un país en paz, un país más equitativo y un país mejor educado, donde tú y todos los niños tengan más oportunidades”, agregó el Mandatario en el video.
Pero Gabriela no solo recibió una respuesta del Presidente Santos. Integrantes del Gabinete y Altos Funcionarios del Gobierno Nacional le respondieron a Gabriela, también a través de videos, sobre los logros de su respectiva entidad.
Fue una bola de nieve. Incluso, se creó un hashtag #NuestraTareaPorGabriela.
Como era de esperarse, Gabriela sacó 5 en su tarea. Uno más en su colección de buenas calificaciones y reconocimientos por su alto rendimiento académico.
Pero el Presidente Santos quería conocerla. Y qué mejor ocasión que el sorteo más de 750 casas gratis en Barrancabermeja.
Ella vive con sus padres en el barrio La Esperanza de esa ciudad santandereana. Ellos, César Augusto Rico y Yerly Astrid Granados, se sienten orgullosos de su pequeña.
“Gabriela es una niña muy inquieta. Ella lo que no entiende, lo pregunta. Muy recursiva”, señaló su padre.
“Es muy creativa, no le gusta estarse quieta. En sus tiempos libres se dedica mucho es a leer, manualidades e Internet, los equipos, computadores. Ella ha leído varios libros, libros sobre animales, libros sobre la Iglesia a la cual asiste, ‘El Principito’”.
Y llegó el día.
Barranca entera esperaba la llegada del Nobel de Paz. La ansiedad invadía a los más de 700 habitantes de esa ciudad que resultarían beneficiados con unos de los programas bandera del Gobierno.
Para Gabriela, empero, era un día normal, pues no sabía de su encuentro con el Mandatario. Él quería que fuera una sorpresa.
El Presidente Santos llegó a Barranca sobre las 3:00 de la tarde.
Una camioneta de la comitiva presidencial recogió a la pequeña para llevarla al evento, liderado por el Presidente Santos y el Vicepresidente Germán Vargas Lleras.
El Jefe del Estado salió a su encuentro. La llevó de su mano a la tarima. Ella, vestida de camiseta blanca y falda de flores, estaba acompañada por su madre.
Educada, Gabriela no iba con las manos vacías. Le regaló una Biblia al Mandatario, que recibió el presente emocionado y sorprendido.
Se fundieron en un abrazo, tierno, sincero, inolvidable.
En su discurso, el Presidente Santos expuso de manera más amplia, los logros de su Gobierno. Abordó temas relativos a la educación, la salud y la vivienda de los colombianos. Y siempre hizo referencia a Gabriela durante su intervención.
Ella lo miraba atenta, expectante, admirada.
Y llegó el momento de la despedida. Feliz, pero nostálgico, el Jefe del Estado abrazó a Gabriela, que le ofreció sus brazos y le correspondió con una diáfana sonrisa.
Gabriela no olvidará este día y el Nobel de Paz satisfizo su curiosidad de conocer a esa pequeña de ocho años que lo sacó de la rutina de su apretada agenda.
Esa niña que de manera sencilla le permitió mostrar todo lo que ha hecho su Gobierno. Esa chiquita que junto a otros miles y miles de niños y niñas heredarán un país en paz.
[Ver: Especial – #NuestraTareaPorGabriela]
Tomado de: Web Presidencia de la República.