Cuando Egan Bernal quiso ser periodista, pero un profesor no lo dejó

29 Julio 2019.

Por: AFP / Bluradio.

Conoció a Egan Bernal cuando era un niño de 12 años y le dijo adiós con 18, cuando emigró a Italia para convertirse en profesional prematuro. Pablo Mazuera visita el Tour y recibe un caluroso abrazo de su antiguo pupilo. «Y eso que quería ser periodista», contó a la AFP.

Bernal charla con su mentor en Nimes, donde el Tour tuvo la segunda jornada de descanso y lo vuelve a ver en Val Thorens, ya con el maillot amarillo, durante la rueda de prensa del ganador.

En medio de una respuesta le señala y dice: «Gracias a él monto en bicicleta. Fue mi primer mánager. Me patrocinó. Estudiaba periodismo y quería dejar la bici, me dijo que me pagaba un año la universidad si continuaba«. Mazuera le agradeció emocionado.

Casi una década antes, en 2010, este ingeniero de sonido formado en Estados Unidos y ciclista aficionado decidió crear una fundación que juntara deporte y educación entre los niños de Zipaquirá.

Bernal, hijo de un hogar humilde -su padre fue guardia de seguridad y la madre trabajaba en cultivos de flores-, fue uno de los pequeños que se alistó.

«Quería formar un proyecto social más que un equipo. Era flaquito y pequeño, fue uno de los más jóvenes que empezó. Le encanta aprender, tiene una menta abierta, es una de las mejores cosas que tiene», recordó Mazuera.

Por entonces Bernal ya había dado sus primeros pasos en el ciclismo, siguiendo la afición de su padre Germán. Los dio en la escuela municipal de Zipa, que lleva el antiguo ciclista Fabio Rodríguez. Su hermano Ronald, de 14 años, forma parte ahora del mismo proyecto.

«Cuando empezamos él ya era campeón nacional de mountain bike (infantil). Conmigo tuvo sus primeras experiencias en el extranjero. Le llevé a su primer Mundial, en Noruega, con 15 años, donde fue segundo, y luego a Andorra, donde fue tercero», relató Mazuera.

Además de montar en bicicleta de montaña, los chicos de Mazuera reciben apoyo académico. Así Bernal empezó a aprender inglés, con el que hoy se maneja a la perfección ante la prensa.

En la fundación encontró a su novia, Xiomara Guerrero, a la que abrazó entre lágrimas antes de subir al podio de Tignes el viernes después de conquistar el maillot amarillo.

«Pasé mucho tiempo con él. Su familia no tenía carro, así que lo llevaba a los sitios, para ir a clases en la facultad de comunicación también. Tenía una beca», recordó Mazuera sobre la experiencia de Bernal en la Universidad de La Sabana.

Solo duró un año estudiando periodismo, porque el talento pudo más que las dificultades.

«Tras el Mundial de Andorra fuimos al centro de la Unión Ciclista Internacional e hizo unas pruebas de esfuerzo. Fueron las mejores de siempre para un corredor de su edad«, señaló Mazuera sobre el punto de inflexión.

«Entonces decidimos buscarle un equipo de mountain bike, pero nadie quiso contratarlo. Luego a través de un italiano que nos llevó a otro italiano, Gianni Savio decidió probarlo», continuó.

Era 2016, no tenía 19 años y había firmado por cuatro temporadas con el Androni Giocattoli, de categoría profesional continental (2ª división mundial).

Su talento ya era un secreto a voces en el pelotón. «Lo quiso fichar primero el Movistar, Nairo Quintana insistió en que se dieran prisa, pero dudaron y llegó el Sky (actual Ineos)«, recordó Mazuera.

El resto es historia. Aterrizó en el imperio inglés en 2018 y un año y medio después se convierte en el primer latinoamericano que subirá a lo más alto de los Campos Elíseos.

Y al menos una parte del mérito la tiene Mazuera, su antiguo ángel de la guarda. Así se lo agradeció Bernal este histórico sábado en Val Thorens.