10 agosto 2020 –
Por: Juan Álvaro Castellanos, Socio del CPB – El Nuevo Siglo –
Así como en décadas pasadas distintos sectores ciudadanos en el país fueron llamados a integrar Fundaciones Sociales para convertirlas en motores de desarrollo para el hoy; el paso de los años descorre telón de realidad para mirar e impulsar a Colombia, después de la pandemia del coronavirus.
No es que en el pasado se hayan equivocado, sino que quizá fueron más realistas y se mantuvieron despiertos planeando cómo enfrentarían la guerra desatada por enfermedades como la tuberculosis y cáncer entre otras, que sacudieron distintas regiones.
Ahora el país no puede quedarse mirando el pasado, sino despierto planeando la realidad después de la pandemia.
La sociología propia con destacados profesionales en el país no toca de manera pública, el camino futuro de finales del presente año y, consideran que lo presente agresivo, en plena guerra contra el Covid-19, no se ha eliminado.
El desafío del virus sigue aprovechando el crecido balance de víctimas y de indisciplinados frente a la contaminación, sin hacer caso a la protección reiterada, para que cumplan con todas las medidas de salubridad. El reto, es sin duda, con plena vida, se proteja la de los demás.
Esta columna, en pasada publicación ha pretendido incitar a mirar futuro alrededor de elaboración de las vacunas, ojalá con plantas colombianas, sumado ante la magnitud para obtención de capitales, puede pensarse que por fuera hay soluciones.
En consecuencia, qué importaría si la guerra contra el virus se plantea en alianza con proyectos extranjeros, al diseñar plan criollo para avanzar en llave pruebas y resultados; por ejemplo, como los ya desarrollados por Reino Unido, Francia, Alemania y Estados Unidos.
Y jugaría en esta mirada de realidad en medio de la pandemia, la participación del sector empresarial colombiano para que señale, con su experiencia, las condiciones básicas, para que un laboratorio nacional se consolide como el protagonista, buscando los elementos sustanciales para valorar una vacuna competitiva, así sea binacional.
Los laboratorios colombianos, junto con profesionales de todas las ramas en salud, dan prueba de su desempeño en clínicas y hospitales, en medio de la avalancha de víctimas de la contaminación; miles de ellas hoy, en grado de recuperación.
Es argumento básico para destacar la preparación académica en las respectivas facultades de medicina y sus variadas especialidades en el país. Sobra indicar que, en medio de la pandemia está un gran reflejo productivo en favor de salud con vacunas.
Y a su vez, un canal industrial como motor económico, si aquí o en el exterior se encuentra uno o varios aliados para enfrentar la guerra que sacude a Colombia y al mundo.