EE.UU. | Reflexión del editor de Capital Gazette un año después del tiroteo en Annapolis

3 Julio 2019.

Foto: cnnespanol.cnn.com.

En el primer aniversario del tiroteo en las dependencias de Capital Gazette en Annapolis, Maryland, Reporteros Sin Fronteras y Capital Gazette publican una tribuna exclusiva de su redactor jefe, Rick Hutzell, con sus reflexiones sobre la libertad de prensa después de la tragedia.

Tomado de: Reporteros Sin Fronteras.

Cinco miembros de su redacción fueron asesinados en el peor ataque contra periodistas de la historia de Estados Unidos, haciendo caer al país al puesto 48 de la última Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa elaborada anualmente por Reporteros Sin Fronteras. Desde aquel día de 2018, RSF ha cifrado en 51 los informadores que han sido asesinados por causas relacionadas con su trabajo.

Un año después 

por Rick Hutzell, editor de Capital Gazette en Annapolis, Maryland.

Recientemente hablé ante la conferencia de Reporteros y Editores de Investigación en Houston. Fue un honor ser invitado, pero realmente me pregunté qué podía decir que fuera significativo para algunos de los, francamente, muy impresionantes reporteros y editores presentes.

Así que conté nuestra historia. La redacción de Capital Gazette fue atacada el 28 de junio de 2018. Cinco personas murieron, seis sobrevivieron. A través de la dedicación de nuestro equipo, el apoyo de nuestros compañeros en The Baltimore Sun y Tribune Publishing, sumado a la ayuda de la Universidad de Maryland y otros, seguimos publicando.

Hemos sido reconocidos por este trabajo por nuestra profesión y, lo más importante, por los lectores. La muerte de nuestro amigos y compañeros, Wendi Winters, Rob Hiaasen, John McNamara, Gerald Fischman y Rebecca Smith, fue una tragedia. Pero ocurre con cualquier evento que llega a la gente, que la tragedia sirve para leer las verdaderas necesidades de aquellos a los que alcanza.

Así que estas muertes fueron significativas para organizaciones como Reporteros Sin Fronteras que analizan el mundo y ven una amenaza creciente a la libertad de prensa. En efecto, tener a los supervivientes de nuestro equipo en la portada de Time con personalidades como Jamal Khashoggi, Kyaw Soe Oo y Wa Lone, o Maria Ressa, puso en evidencia cuánto tenemos en común con estos periodistas cuyas vidas son muy diferentes de las nuestras.

Sigo dudando, sin embargo, que nuestra historia fuese como la suya. Si, los miembros de nuestro equipo fueron blanco de un ataque. Pero cuando un individuo armado con un arma intenta silenciar a la comunidad del periódico, es diferente que cuando el gobierno se esfuerza en silenciar a la crítica.

Sí, creo que mis amigos murieron porque habían escogido ser periodistas. Wendi literalmente atacó directamente al pistolero en un intento de frenarle, convirtiéndose en la primera periodista que he escuchado que haya muerto defendiendo una redacción.

Pero Estados Unidos sufre una crisis de tiroteos masivos, así que nuestra tragedia también es una tragedia de personas tocadas por este infierno. El luto que siento no es más importante que el que sentí en Las Vegas, Aurora o Newtown.

Y luego fui a Houston. Las personas fueron amables, apreciaron el trabajo que hicimos el 29 de junio, el día después y el día siguiente.

En mi discurso hablé de lo que había pasado ese día y lo que pasó los días siguientes. Conté cómo planeamos continuar el trabajo que mis amigos amaban no sólo para honrarles, sino porque es de vital importancia para nuestra comunidad.

Después, una mujer joven de Corea del Sur se levantó y se presentó. Había venido -me chocó conocer- desde Seul para conocerme. Pensadlo un segundo. Soy el editor de un periódico pequeño en Annapolis, en mis días estoy más acostumbrado a leer cartas al editor, atender llamadas sobre problemas y reunirme con candidatos del consejo de la ciudad, que a atender a eventos mundiales.

Nuestra historia había conmovido a esta mujer.

Lo explicó así. Representaba a una fundación que trabajaba con periódicos pequeños en Corea del Sur para ayudarles a construir una presencia digital.

Los periodistas surcoreanos están desmoralizados, contó. El público les respeta poco tras lo visto en la cobertura sensacionalista del hundimiento en 2014 del ferry de pasajeros MV Sewol. Cientos de personas murieron, muchos de ellos estudiantes.

Se añade a la presión la ejercida por los simpatizantes de Park Geun-hye, que, tras su salida de la presidencia de Corea del Sur en 2017, culpan a los medios. Y me invitó a ir a Seul, afirmando que esperaba que nuestra historia significara algo para los periodistas en Corea.

Tuve que rechazarlo. Es una gran oferta, pero está en la otra punta del mundo. Aunque, eso lo sé, mi mensaje a los periodistas en Corea y en el resto del mundo es simple.

No importa la amenaza, vuestra dedicación al periodismo es lo que garantiza que la libertad de prensa sobreviva.

Lo que importa es ir a trabajar y hacer nuestro trabajo, incluso cuando es descorazonador. Incluso cuando es peligroso.

Rick Hutzell es el editor de Capital Gazette en Annapolis, que pertenece al Baltimore Sun Media Group y Tribune Publishing. Forma parte del equipo de asesores para el Fallen Journalists Memorial. Capital Gazette fue premiada con una citación especial en los premios Pulitzer 2019.

Estados Unidos ocupa el puesto 48 de los 180 países que conforman la actual Clasificación Mundial de la Libertad de Presa elaborada anualmente por Reporteros Sin Fronteras.