El aparato para hacer empanadas y otros geniales inventos criollos

Artículo periodístico de Rene Pérez Arevalo, miembro del CPB y nuestro Secretario de Comunicaciones, publicado en el diario El Tiempo donde colabora como cronista.

Por: René Pérez

El chiste es viejo y regularsongo, pero se presta a la ocasión: Un colombiano le pregunta al gringo: ¿Cómo te pareció el tamal? Y este responde: “Mi gustar tamal mucho. Lo que no gustarme es ¡la lechuga!”

El chiste podría ir camino a la extinción, pues la hoja de bijao, que envuelve el tamal, tendrá un uso más fundamental que ser una envoltura vegetal rumbo a la basura: Ahora se podrá transformar en platos, vasos, pitillos y, además, tras utilizarlos, podrán ser nada menos que alimento para animales (incluido el hombre; y hasta el gringo del cuento).

Este novedoso uso del bijao se debe a Asoprotigre, asociación de agricultores de Urabá que los transformará en comida.

Este nuevo actor en la dieta no es asunto del azar.

Es uno más de las decenas de proyectos innovadores que Colciencias promueve con medio centenar de cámaras de comercio lideradas por Confecámaras y cuyo principal objetivo es aumentar el número de mipymes con capacidades para innovar.

El resultado ha sido asombroso no solo por el número de medianas, pequeñas y microempresas que se han vinculado al programa Alianzas para la Innovación, sino por el ingenio y beneficio de sus ideas.

Es cierto. En el registro de Confecámaras sobre innovaciones empresariales se encuentran propuestas que despiertan el mismo asombro y encanto que tuvo el hombre de la prehistoria cuando utilizó como abrigo la piel de los animales que cazaba para solo comer su carne. En otras palabras, ¡estaba fabricando un clima artificial personalizado!

Miles de años después, los emprendedores de Econstruimos (Bucaramanga) trabajan algo parecido: con arcilla, madera y botellas recicladas hacen paredes que almacenan agua lluvia recirculante mediante bombas alimentadas con energía solar, de suerte que estas actúan como un radiador que aísla y controla temperaturas cálidas, señala Sebastián Rangel Molano, director de proyectos de esta empresa.

La respuesta ha sido de asombro tanto por su ingenio en el proceso creativo como por las soluciones aportadas. Por ejemplo, en la reserva natural ecoturística El Danubio, una posada ecológica situada a dos kilómetros de Morelia (Caquetá), vía selva adentro, Iván Salazar, ingeniero magíster en educación, creó un sistema de generación de energía utilizando una quebrada cercana. “La fuerza del agua mueve una turbina que creé con un dinamo de auto y así, como se dice bíblicamente, ¡se hizo la luz! Y, cuando sobreviene un verano intenso, usa paneles solares. De tal suerte que en ese lugar hay fluido eléctrico las 24 horas del día.

Cómo sirve la basura

A muchos kilómetros de ahí, en Cali, por iniciativa propia, los ingenieros y hermanos Lina y Santiago Aramburo fabricaron los ecobot, máquinas recolectoras de botellas plásticas inteligentes: los usuarios las depositan por un orificio y las tapas en otro, y ecobot le entrega un cupón de descuento en varios almacenes. Además, tiene un software que monitorea en tiempo real todo el proceso de recolección en Bogotá, Medellín y Cali con tal éxito que han sido contactados en Argentina para llevar allí su invento.

“Nos metimos en esto por la grave situación ambiental y porque los jóvenes tenemos dolor por los años de conflicto en Colombia y de esta manera marcamos la diferencia”, dice Lina.

En el otro extremo, en Cúcuta, los esposos Jonathan Colmenares (comunicador) y Jessica Palencia (administradora) se inventaron una frase de sabiduría cervantina: “La mejor forma de predecir el futuro es haciéndolo”.

Y en consecuencia pensaron que lo que llaman basura debería tener “una segunda oportunidad”. Entonces de su empresa Youth Think comenzaron a salir elegantes zapatos de corte moderno hechos con lo impensable para esta prenda: neumáticos de llanta y retazos de jeans. Han ganado varios premios de calidad, al punto de que pronto montarán fábricas en otras ciudades.

El plátano como licor

Así como en Tampa (Georgia, USA) se guarda el gran secreto de la fórmula de Coca Cola, en El Castillo, Meta, se guarda el gran secreto de la fórmula del Mussa, que es nada menos y nada más que un licor hecho con ¡plátano! Un grupo de emprendedores, liderados por Ruth Carrascal, creó la asociación Asodeleite para aprovechar los excedentes de este fruto en esta región y así se creó esta nueva bebida espirituosa colombiana, que ya se vende en otras partes del país. ¿Y con qué se puede pasar? “Claro, con patacón pisao”, dice uno de sus promotores.

La epopeya de la empanada

Muchas de estas creaciones de colombianos han tenido el éxito de la exportación. Unas más asombrosas que otras por su originalidad. Un ejemplo: exportar imaginación. Y esto es lo que hace la empresa Maquiempanadas, en Manizales: tiene la única escuela del mundo para aprender a hacer este popular alimento. Acá han llegado mujeres y hombres desde Canadá, Australia, Estados Unidos, México, Nueva Zelanda a adquirir la fórmula alquimista para transmutar simplonas harinas, condimentos y carnes en este bocatto di cardinale.

La máquina que hace empanadas fue la materialización de la tesis de grado de Eugenia Mesa. Hace siete años se deslumbró porque la vianda que más consumen los colombianos se elabora apenas con una pequeña vasija y un rodillo. Se le prendió el bombillo y habló con su padre, Carlos Mesa, ingeniero mecánico. ¡Y se hizo la máquina!, que hoy produce más de tres mil empanadas por hora y se exporta a 23 países. “Y eso que el primer año no vendimos una sola en Colombia porque no nos creían”, dice Francisco Aristizábal, director de mercadeo de la empresa.

Lo feo se vuelve rico

La Passiflora ligularis no es una deidad latina, sino una fruta de cáscara fuerte y gruesa que en algunas partes llaman granada de China. Es originaria de los Andes. Por sus características, en Europa era un complique comerla, porque al abrirlas con la mano saltaba su contenido viscoso y… ¡qué asco! Hasta que un empleado de la empresa Ocati, en Chía, resolvió el impase: se inventó un pitillo con la simple inspiración de observar la hoja de esta. El diseño, para que fuera limpio, compacto y fresco duró tres años, según la oficina de comunicaciones de Procolombia. Hoy, este fruto, con y por su pitillo, se exporta exitosamente a varios países en donde ahora disfrutan esta llamada fruta de la pasión. Ahhh, es nuestra apetitosa granadilla.

Ajiaco, sancocho y cocteles

Esto sí es hacer patria chica: Beatriz Londoño, Claudia Rivera y Martha Sandoval salieron de Roldanillo a Cali para estudiar. Una, bacteriología; otras, finanzas, contaduría, alta gerencia, administración, y todas, varias maestrías y diplomados.

Y, al contrario de lo que hacen muchos graduados cargados de títulos, regresaron a su patria chica y crearon hace casi un quinquenio Natural Foods Enterprise, empresa en donde hoy trabajan unas 80 mujeres cabezas de familia y exporta a Europa y Estados Unidos pulpa de frutas nuestras para su consumo directo o preparar cocteles. Y, además, ¡ajiaco y sancocho!” Una cifra para sorpresa: del primero, la última exportación fue de 1.980 kilos.

Un jeque con mucho pique

El jeque Al Jaberi, de Emiratos Árabes, envuelto de pies a cabeza con su túnica reblanca y su kufiyya también del mismo color, pero sostenida con una cintilla negra, lo degustó. Y lo aprobó con una observación: elevar a tres el sabor picante del ají, quizá pensando en que si el Corán permite cuatros esposas porque no algo similar con el ají.

Al Jarebi estaba en la macrorrueda 60 de Procolombia en Londres, Reino Unido, a donde una empresa importó de Antioquia 170 botellas de salsa de ají 5 Fuegos, con una novedosa fórmula que aportaba profundidad, aroma y sabor en un proceso de maduración en barriles de roble. También el importador debió pensar que el roble tendría para los británicos alguna remembranza del whisky. Pero además de este original producto, preparan otro, posiblemente único en el mundo: “Estamos construyendo la Hacienda 5 Fuegos, un sitio turístico donde los visitantes, luego de pasearlo, recogerán ají y harán su propio picante, personalizado, claro, de la mano de expertos”, dice Carlos Trujillo, ejecutivo de la empresa.

Algunas sorpresas más

Son apenas un pellizco al buen catálogo de inventos y audacias comerciales de colombianos, que se suman a otros que se podrían considerar patrimonios de la humanidad: el primer marcapasos intravenoso del mundo (1958), del ingeniero Jorge Reynolds; los audífonos irrompibles HeadFoams, de Juan David Galindo, y su “primo” el vibrasor para sordos, que convierte las ondas sonoras de pitos de carros y motos en señales vibratorias o luminosas hasta una distancia de 10 metros, de Isamar Cartagena y Katherine Fernández; Arcadio, robot que detecta explosivos y los desactiva con un brazo computarizado inteligente; la válvula de Hakim, que drena el líquido de quienes sufren hidrocefalia, de Salomón Hakim; el telescopio tricaóptico, considerado uno de los dispositivos de visión a distancia más avanzados de comienzos del siglo XX, del matemático y médico Carlos Albán.

Y finalizamos con este que sí no es un chiste: estos inventos son poco comparados con uno que se encuentra extraviado en alguna parte de donde quiera que se encuentre Macondo y que necesitamos con urgencia: el aparato para olvidar los malos recuerdos.

Nota tomada de El Tiempo