El archivo del caso Zuluaga: ¿qué tan justificado era? Foto: León Darío Peláez / SEMANA
La decisión le despeja el camino a la candidatura, pero aún quedan cabos sueltos con serias implicaciones jurídicas.
En el controvertido caso del hacker que fue contratado por la campaña de Óscar Iván Zuluaga, cuatro miembros del Centro Democrático estaban siendo investigados: el expresidente Uribe; el candidato Zuluaga; el asesor espiritual, Luis Alfonso Hoyos, y el representante legal, David Zuluaga. De estos, dos tienen una distancia con los hechos que hacía previsible que la investigación contra ellos tuviera que ser archivada: Uribe y Zuluaga.
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El expresidente estaba por encima del tejemaneje diario de esa campaña y en ningún momento se pudo probar que él tuviera conocimiento de los hechos. En cuanto a Zuluaga, este aparentemente sólo se reunió una vez con el hacker, 20 minutos. En ese tiempo, Andrés Sepúlveda le hizo una presentación de los resultados que había obtenido a través de fuentes de inteligencia. Técnicamente la descripción de los hechos se podía interpretar como la constitución de un delito. Pero una cosa es haberlo cometido y la otra es simplemente oírlo en forma pasiva, sin registrar en forma inmediata todo lo que hay detrás. Ese era el caso de Óscar Iván Zuluaga y por eso su exoneración era previsible.
No se puede decir lo mismo de su campaña. Teniendo en cuenta que hay seis personas condenadas por haber llevado a cabo actividades ilícitas a nombre de esta, no es fácil desvincular esas actividades de quienes las contrataron. Sobre todo si se tiene en cuenta que en su negociación de penas de los culpables quedó claro que habían recibido financiación con el objeto específico de comprar información clasificada.
En su argumentación para archivar el caso del candidato del Centro Democrático, la Fiscalía señala que el espionaje y la compra de información clasificada no formaban parte del contrato original. Ese argumento es algo traído de los cabellos, pues ningún contrato incluye cláusulas en que se acuerde expresamente la comisión de un delito. De por sí, como ya se ha dicho, en el escándalo del hacker todo es verdad y le correspondía a la justicia determinar la gravedad de los hechos.
Sepúlveda daba la impresión de haber sido una persona inmadura que exageraba sus ejecutorias sin importarle que fueran ilegales. Pero si la justicia consideró que estos ameritaban diez años de cárcel, no va a ser fácil dejar por fuera del todo a quienes le suministraron el dinero para la comisión de ese delito. En este tipo de delitos sucede algo parecido con el cohecho, como se vio en el caso de la yidispolítica. Desde el momento en que Yidis Medina confesó que había vendido su voto, era imposible no vincular al que, según ella, lo había comprado, que era Sabas Pretelt. En otras palabras, el cohecho unilateral por definición era imposible.
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Aunque en este caso no se trata de un cohecho, existe cierta analogía entre las dos situaciones. De ahí que el archivo del proceso contra Óscar Iván Zuluaga no es el fin del caso. A él se le despeja el panorama político, y su precandidatura, con razón. Pero queda pendiente el caso de su asesor espiritual, Luis Alfonso Hoyos, y el de su propio hijo, David.
La situación de Hoyos es más difícil pues hoy se encuentra prófugo de la justicia. David Zuluaga, por el contrario, siempre ha comparecido cuando la justicia lo ha llamado. En términos generales, su posición tiene una complejidad y es que al ser el representante legal de la campaña de su papá, su responsabilidad jurídica sobre lo que sucedía en esta es mayor. La justicia podría valorar que en el momento de los hechos tenía 24 años y no necesariamente experiencia en los riesgos que entrañaba ese cargo.
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El capítulo que acaba de terminar para Zuluaga en el escándalo del hacker tiene implicaciones políticas importantes. Le permitirá a Óscar Iván Zuluaga enfrentar a Carlos Holmes y a Iván Duque para la candidatura del uribismo, que hoy tiene grandes posibilidades de llegar a la segunda vuelta. En encuestas, él les va ganando a sus dos contendores pues al fin y al cabo ya obtuvo siete millones de votos en el pasado.
El capítulo que falta tiene más implicaciones jurídicas que políticas. Para la Fiscalía es una verdadera papa caliente tomar cualquier decisión relacionada con Luis Alfonso Hoyos o David Zuluaga. El archivo de la investigación contra quien era el candidato no anticipa qué pasará con ellos dos, pero sí es una señal de que habrá noticias pronto.