Foto: Archivo / EL TIEMPO.
Es la primera atleta colombiana y suramericana en conseguir el máximo galardón de la Iaaf. Caterine Ibargüen, orgullo colombiano este fue un gran año para la atleta de Apartadó, no solo en su especialidad (el salto tripe), sino también como campeona de salto largo.
Tomado de: El Tiempo
La historia de la deportista colombiana Caterine Ibargüen es cada vez más grande. Y lo es porque sigue rompiendo marcas, ganando certámenes y acumulando oros y diamantes. Este martes lo confirmó cuando fue elegida como la mejor atleta del mundo del 2018, tras haber ganado dos títulos de la Liga de Diamante, el del salto triple y el del salto largo, y los dos oros en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en ambas disciplinas.
Además, es la segunda latinoamericana en lograr este galardón; lo hizo 29 años después de la cubana Ana Fidelia Quirot, que lo recibió en 1989. ¡Grandísimo!
Este año, Ibargüen tomó parte en 14 eventos y ganó 12, ‘solo’ fue tercera en el salto largo de la válida de la Liga de Diamante de Lausana (Suiza) y segunda en la reunión del mismo torneo en Birmingham (Inglaterra); de resto, fue imparable, nadie la pudo vencer, ninguna se le acercó y ella se paseó por las pistas del planeta siendo la mejor.
Hablando del salto triple, Caterine Ibargüen nunca bajó de los 14,54, marca que realizó en el Grand Prix Ximena Restrepo. Y su mejor registro lo hizo en la válida de Rabat de la Liga de Diamante, cuando dejó a sus rivales sin poder moverse con un brinco de 14,96 metros.
Hablando del salto largo, la atleta nacional, de 34 años, retomó en esta temporada esta competencia y le fue excelente. Participó en cinco eventos, ganó tres, entre ellos el oro en los Centroamericanos y del Caribe y el título de la Liga de Diamante, y en los otros dos fue segunda, en la Liga de Diamante de Birmingham, y tercera en la prueba de la Liga en Lausana (Suiza).
Batió dos veces el récord nacional del salto largo: en la reunión de Marsella (Francia), con 6,87 metros y luego lo volvió a bajar en la Copa Continental, cuando saltó 6,93 metros.
Por todo lo anterior, es normal que las piernas le temblaran y los nervios los sintiera más que cuando compite, cuando supo que era la seleccionada por el jurado como la mejor atleta del 2018.
“No puedo con mis piernas, me están temblando. Estoy feliz. Le dedico esto a Dios, a Ubaldo Duany, mi entrenador, a mi grupo de trabajo y a Colombia, lo mismo que a mi familia. No puedo hablar más”, señaló la colombiana.
“Fue una sensación que llenó mi corazón de mucha alegría. Gracias a Colombia, a mi familia, esto va dedicado a mi Colombia. Es un premio a la constancia, al amor por esto, que vale la pena. Nunca hay que darse por vencido y estoy muy contenta”, declaró.
No dice mentiras, fue un día muy complicado para ella, porque el lunes llegó al hotel sin su maleta, no supo dónde quedó, se le extravió en el camino.
Allí llevaba el vestido diseñado por la colombiana María Angélica Guerra.
“Ha sido un imprevisto, pero gracias a la Federación Internacional y a Global Sports se ha solucionado todo, aunque he tenido que caminar mucho”, precisó.
Para ella, Mónaco ha sido una ciudad que le ha dado dos momentos exitoso en su vida: primero, en la válida de la Liga de Diamante del 2014, Ibargüen ganó con marca de 15,31 metros, su mejor marca personal en el salto triple; y segundo, allí fue elegida como la mejor del mundo, después de cinco postulaciones (2013, 2014, 2015, 2016 y 2018).
“Mónaco es mi ciudad. Siempre me ha traído buenas marcas, y ahora este premio”, contó.
El príncipe Alberto II de Mónaco fue el encargado de entregarle el trofeo, otro ítem más para que las piernas le temblaran y para engrandecer mucho más su triunfo, uno más.
Después, Ibargüen posó con el keniata Eliud Kipchoge, plusmarquista mundial de maratón, quien ganó el mismo galardón, pero en varones.
No es para menos, hasta las lágrimas que derramó Caterine este martes en el principado valen, porque este premio que obtuvo es el premio a un gran año, a la perseverancia, a las ganas de salir adelante y a que se llevó por delante a sus rivales con calidad y profesionalismo, a punta de saltos precisos y marcas.
Hoy, Colombia celebra e Ibargüen goza, porque con todo lo que ha conseguido nadie puede negar que ella es la mejor atleta en la historia del país.