Se anunció que la «Fiscalía revive investigación contra Carlos Palacino por caso Saludcoop” (noticias CM&, enero 19) por “posibles irregularidades en el manejo de recursos parafiscales recibidos por Saludcoop durante el 2002 y el 2003”.
Por: Fernando Galindo G.
Dicha acción se añadiría a la previamente abierta contra Palacino, por la pérdida de $1 billón 400 mil millones de pesos, denunciada por la contralora Morelli en 2012.
Esta noticia confirma que Saludcoop/Cafesalud exhiben el blasón de la más repugnante corrupción en el sector salud, denunciada en publicaciones recientes de quienes las han escrutado de tiempo atrás. En su libro “Recordar es morir” (Aguilar, 2016), Daniel Coronel titula “Saludcoop, un monstruo de mil cabezas”, en el que recopila sus publicaciones en revista Semana, originadas en la figuración de Saludcoop dentro de las 100 empresas más grandes de Colombia, cuando, para el año 2008, la salud atravesaba una enorme crisis, que se ha empeorado en los gobiernos de Santos.
El senador Jorge Enrique Robledo también relata sus documentados debates sobre esas EPS, en el libro “La corrupción en el poder” (Aguilar 2016). Recuerda que el desconcierto del ministro Gaviria ante la abrumadora evidencia presentada por él y el senador Ospina sobre la corrupción de dichas entidades, en el debate de control político del 30 de agosto pasado, forzaron al ministro a tildar tales pruebas de “refrito” , afirmación que le generó la censura del Senado.
Esa actitud del ministro, característica de los últimos gobiernos, de defender a las EPS a pesar de su corrupción, ya fue descrita por Stuckler y Basu, en el libro “Por qué la austeridad mata” (Taurus, 2013). Al referirse a la pasada recesión económica mundial, describen la “decisión política (de varios gobiernos) de rescatar a los banqueros y de recortar las redes de seguridad social para todos los demás”.
Ni más ni menos es lo que ha sucedido con el sistema de salud impuesto por la Ley 100 de 1993: la consigna neoliberal es defender el negocio de los intermediarios, a costa de sacrificar el bienestar de los ciudadanos.
Se informó que el Gobierno ha decidido vender a Cafesalud, confirmando su equivocación al trasladar a los usuarios de Saludcoop a esa subsidiaria del mismo grupo creado por Palacino y, por consiguiente, afectada por los mismos vicios previamente enumerados.
El nuevo presidente de la ofertada, Luis Guillermo Vélez, estima que la deuda de la EPS asciende a $600.000 millones. No obstante, la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas tasó en diciembre de 2016, la deuda de las EPS con la red hospitalaria, en más de siete billones de pesos. El componente de Saludcoop/Cafesalud es, probablemente, uno de los de mayor porcentaje de tal obligación.
Para que el negocio de la venta de Cafesalud/Saludcoop sea atractivo para los posibles compradores, el Gobierno debe sanear las deudas de la dupla Cafesalud/Saludcoop cuya cuantía, además de mayúscula, es incierta.
Los organismos que deben actuar en defensa de los ciudadanos —Fiscalía, Procuraduría y Contraloría— seguramente vigilarán que la totalidad de las deudas de Cafesalud/Saludcoop sean pagadas por los desfalcadores del sistema y no nos las endosen a los colombianos por la socorrida figura de la nacionalización, como ya ocurrió con la de los banqueros.
En esta coyuntura de la salud, se aflige no solo el patrimonio de los ciudadanos, sino su derecho a la vida y a la dignidad humana.