Foto: Archivo / EL TIEMPO
En Colombia, la corruptela, tanto pública como privada, se ha vuelto pan de cada día, como si fuera la cosa más natural del mundo.
Hay un grado medio y alto de tolerancia a dar regalos o dinero a cambio de agilizar un trámite.
Por: ECONOMÍA Y NEGOCIOS |
Mientras las autoridades siguen haciendo duras revelaciones sobre la gravedad de actos de corrupción en contratos públicos, los empresarios del país perciben, con base en su experiencia en las relaciones con entidades y funcionarios públicos, que en Colombia hay un alto grado de tolerancia a este flagelo.
Una encuesta de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), realizada a 89 empresarios de diferentes sectores, determinó que cerca del 71 por ciento de los consultados perciben que hay un grado medio y alto de tolerancia al hecho de dar regalos o dinero a cambio de agilizar un trámite de sus compañías.
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De estos, el 32,9 por ciento de los consultados reconocen una tolerancia alta, mientras otro 37,8 por ciento perciben una tolerancia media y solamente el 29,3 por ciento dice que no hay tolerancia en esta circunstancia, lo que significa que es mucho menor el porcentaje de los empresarios que rechazan totalmente el acto corrupto.
Similar situación sucede en el caso de dar un obsequio o dinero para que le condonen una multa o sanción a la empresa: 30,5 por ciento habla de que en estos casos hay una tolerancia alta, el 35,4 por ciento se refiere a la tolerancia media, en tanto que un 34,1 por ciento se opone a esta situación.
Adicionalmente, para el 37,3 por ciento de los consultados hay una tolerancia alta al hecho de no declarar en la aduana el valor correcto para no pagar impuestos, mientras que el mismo porcentaje aplica para lo que la encuesta define como tolerancia media.
No se acepta este tipo de comportamientos por parte del 25,3 por ciento de los consultados. “En Colombia nos estamos dando hoy golpes de pecho sobre el tema de la corrupción, pero también hemos sido tolerables. Hay ciertas cosas que pueden ser medianamente naturales o aceptables”, sostuvo el presidente de la Andi, Bruce Mac Master.
La Andi indagó a los consultados si la empresa que representan ha sufrido en el último año algún intento de extorsión, entendida como el acercamiento que eventualmente pueda hacer una autoridad para tratar de facilitar una licencia o un permiso.
Al respecto, el 12,5 por ciento dijo que recibió algún intento de extorsión, mientras que el 2,3 por ciento admitió que lo habían logrado. Pero un 85,2 por ciento dijo que no se le había presentado esa situación.
En partes iguales, el 73 por ciento dice que el país tiene tolerancia alta y media con los actos de corrupción relacionados con dar un obsequio o dinero para evadir un requisito aduanero. Un 26,8 por ciento rechaza ese comportamiento.
Por sectores económicos, el 74,7 por ciento de los empresarios señala al de la salud como el más corrupto a nivel nacional.
El segundo sector es el de aduanas (70,1 por ciento), siguen impuestos (58,6 por ciento), transporte (51,7 por ciento) y minería (39,1 por ciento).
Las regiones
A nivel territorial, el sector ambiental es percibido como el más corrupto. Al respecto, para la Andi, con estas opiniones del 43,7 por ciento de los empresarios, se puede ratificar la sensación de que las corporaciones autónomas regionales (CAR) son entes en los cuales se presenta un alto grado de corrupción y donde era difícil hacer trámites en términos de licencias, permisos y desarrollo de nuevos proyectos.
Sobre los departamentos en donde se presenta mayor corrupción, los dos primeros lugares son para los más pobres del país: la mitad de los empresarios señala a La Guajira, y el 45 por ciento menciona a Chocó. Además, el 21,4 por ciento respondió afirmativamente cuando se le preguntó si en un trámite o solicitud de trámite ante entidades se ha recibido alguna insinuación de favorecimiento o pago para que se agilice o se haga efectivo el trámite o solicitud.