La Junta Directiva del Círculo de Periodistas de Bogotá, CPB, lamenta el fallecimiento del médico y periodista Juan Mendoza Vega y se une al luto que no solo embarga a su familia sino al periodismo colombiano.
Mendoza Vega fue neurocirujano egresado de la Universidad Nacional de Colombia, y había nacido hace 84 años en Chinácota, Norte de Santander.
Fue presidente de la Federación Latinoamericana de Sociedad de Neurocirugía (FLANC), de la Academia Nacional de Medicina y director del Instituto Neurológico de Colombia. Fue profesor de las facultades de Medicina de las universidades Nacional, Rosario y Javeriana. Al momento de su muerte se desempeñaba como presidente de la Fundación Derecho a Morir Dignamente, que promueve el derecho de los enfermos terminales a disponer libre y legalmente el momento de morir de manera tranquila, evitando las consecuencias dolorosas de la enfermedad.
Como periodista, Mendoza Vega estuvo muy cerca de nuestra colectividad y en varias ocasiones dio ideas para crear proyectos que tuvieran que ver con políticas especiales para la salud de los periodistas. Asimismo, durante más de 40 años mantuvo en El Espectador su columna “Medicina al día”, publicada hasta su retiro en 1998.
Al periodismo no llegó a hacer noticias, sino siendo noticia: estaba en primera línea durante la marcha estudiantil de 1954, que fue repelida a bala por el Ejército con un saldo de varios estudiantes muertos. Por esta protesta perdió la beca que le había dado el gobierno departamental del Norte de Santander y entonces tuvo que buscar trabajo. Un amigo le dijo que escribiera en EL Espectador y ocurrió la coincidencia de encontrarse de frente con su director Guillermo Cano, quien le dijo: “Traiga algo y si me gusta lo publico”. Efectivamente su artículo sobre la vida de los estudiantes pobres fue publicado el 5 de agosto de 1954.
Cano le siguió aceptando notas que se las pagaban una a una. Hasta que le propusieron que asumiera el turno de la noche, hasta la una de la madrugada. Lo que aceptó porque así pudo continuar en la Universidad Nacional sus estudios de medicina. Segundo a segundo fue nutriéndose en carne propia y de manera directa del oficio periodístico hasta lograr ser un auténtico reportero. Una anécdota lo demuestra: durante el gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla, por encargo de Guillermo Cano fue a averiguar por qué se estaban vendiendo juguetes de Navidad que habían sido donados por industriales alemanes para la campaña del aguinaldo del niño pobre. Logró una primicia porque se disfrazó de médico y se coló al sitio donde estaban vendiendo los juguetes. Cuando salió su crónica, el servicio de inteligencia le pidió a El Espectador que informara quién había sido el autor del escándalo. La respuesta del director Guillermo Cano se convirtió en un ejemplo de lo que es la entereza y la ética periodísticas: “la responsabilidad de escribir en El Espectador la comparte mancomunada y solidariamente todas y cada una de las personas –vivas o muertas- que han figurado a la cabeza del periódico desde su fundación”.
Con su columna médica en El Espectador le dio forma en Colombia a la difícil especialidad del periodismo científico. Lisbeth Fog Corradine, presidenta de la Asociación Colombiana de Periodismo Cientifico, dijo durante la presentación del libro Cuarenta años de periodismo médico, de Mendoza Vega, que él “representa esa simbiosis entre el científico y el periodista, fórmula ideal para divulgar la ciencia, difícil de encontrar porque cuando lo hacemos generalmente encontramos a dos personas, al investigador y al periodista, quienes trabajan generosamente en la preparación de un texto o de un guión”.
Una comunión investigador científico-periodista que Mendoza Vega logró hacerla digerible para el lector común y corriente. Lisbeth Fog Corradine señala que tras cuarenta años de periodismo médico “se ganó su espacio en los medios de comunicación por muchas razones (…), porque escribe como habla: de una manera sencilla, ágil, coordinada y organizada; va contando el cuento de la investigación realizada, del nuevo aparato adquirido por algún centro médico colombiano, del procedimiento quirúrgico, como si se tratara de eso, de un cuento bien contado. Es oportuno en sus temas, y directo en sus apreciaciones y además el lector encuentra denuncias explícitas sin temor alguno a ser expresadas o a sus posibles consecuencias; también encuentra escritos prudentes, pero con la vehemencia que caracteriza a su autor; dice las cosas con elegancia”.
En una entrevista reciente, Juan Mendoza Vega afirmó: “Llegué a la medicina por el periodismo”. Y en ambas fue notable.
Paz en su tumba le desea el CPB, a la vez que reivindica su condición de periodista integral, sensato y totalmente ajeno a ese nefasto apetito actual de mezclarle relaciones públicas y empresariales al oficio periodístico.
RENÉ PÉREZ
SECRETARÍA DE COMUNICACIONES