Foto: Tomada de Twitter.
En noviembre de 2016 el periodista Rafael Henzel fue una de las seis personas que quedó con vida luego de la trágica caída del avión que llevaba al equipo brasileño. Por un infarto dejó de vivir.
Tomado de: Semana.
Hay luto en Brasil. Uno de los sobrevivientes al trágico accidente del avión del Chapecoense falleció este martes. El periodista Rafael Henzel, que luego de la caída del avión que transportaba al equipo brasileño fue atendido durante más de dos semanas en Medellín, sufrió un infarto mientras jugaba fútbol con amigos.
Según el portal deportivo Futbolred, «tras sufrir el paro cardiorrespiratorio, el comunicador fue trasladado al Hospital Regional, sin embargo, nada pudieron hacer los médicos por la vida de este héroe».
A través de su perfil oficial en Twitter, la Asociación Chapecoense de Fútbol manifestó su consternación por la noticia. «Durante su brillante carrera, Rafael narró, de una manera excepcional, la historia de Chapecoense», señala uno de los trinos. «Se convirtió en un símbolo de la reconstrucción del Club y, en las páginas verdes y blancas de esta institución, siempre habrá un recordatorio de su ejemplo de superación y todo lo que ha hecho, con amor, para el equipo, para la ciudad de Chapecó y para todos aquellos apasionados por el fútbol», puede leerse en otro tuit.
El accidente aéreo, que provocó la muerte de la mayoría de los integrantes del club de fútbol brasileño Chapecoense en 2016, fue provocado por la falta de combustible y dejó al descubierto graves deficiencias de la aerolínea boliviana LaMia, concluyó la investigación de la autoridad aeronáutica de Colombia.
El jet Avro con 77 ocupantes se precipitó a tierra el 28 de noviembre de 2016 cuando estaba por aterrizar en el aeropuerto internacional de Rionegro, que sirve a la ciudad colombiana de Medellín (noroeste).
El siniestro «se produjo por agotamiento de combustible del avión por consecuencia de una inapropiada gestión de riesgo de la empresa LaMia», dijo este viernes el coronel Miguel Camacho, jefe del grupo de investigación de accidentes de la Aeronáutica Civil de Colombia.
En el siniestro 71 personas perdieron la vida, entre ellas 19 jugadores, 14 miembros de la comisión técnica y nueve directivos del club del sur de Brasil. Solo seis ocupantes sobrevivieron: una azafata, un técnico de aviación, un periodista y tres jugadores.
El avión que había partido de Bolivia cayó en el cerro El Gordo, ubicado a unos 2.600 metros de altitud en el municipio de La Unión, cerca del aeropuerto José María Córdoba de Rionegro.
El Chapecoense abordó el vuelo 2933 en Santa Cruz de la Sierra con destino a Medellín, donde iba a disputar su primera final internacional frente al Atlético Nacional, por la Copa Sudamericana.
Las primeras pesquisas ya anticipaban que el aparato tenía escasez de combustible.
Tragedia anunciada
En más de un año de investigación, para abril de 2018, la Aeronáutica Civil de Colombia encontró suficiente «respaldo probatorio y técnico» para comprobar que el accidente lo desencadenó la mala operación de la aerolínea.
Sin embargo, enfatizó que «la tripulación no anunció esa emergencia al control de tráfico aéreo para pedir una prioridad».
«La aeronave se abasteció con 9.073 kg de combustible, esta cantidad era insuficiente para volar entre Santa Cruz y Rionegro, la cantidad mínima debía ser mayor a 11.603 kg. Es decir que no cumplía con el requisito mínimo de combustible para un vuelo internacional», apuntó el oficial.
Otras de las conclusiones que extrajo un equipo de cinco países es que la compañía vivía una «situación económica precaria evidente en los pocos vuelos que tenía y en demoras en los pagos», que la llevaba a ahorrar costos de forma indebida.
Esta no era la primera vez que la compañía boliviana hacía una «gestión de vuelo en estas circunstancias críticas de combustible», agregó el responsable de la Aeronáutica.
De ahí que se «destacan deficiencias latentes de la empresa LaMia relacionadas con el incumplimiento de las políticas de combustible, falta de supervisión y control operacional», señala el informe.
LaMia operó varios vuelos para equipos de fútbol antes del accidente, incluyendo la Selección Argentina, con Lionel Messi a bordo, y el propio Atlético Nacional.
Brasil, Gran Bretaña, Colombia, Bolivia y Estados Unidos participaron en la investigación, que libera de cualquier responsabilidad a los controladores aéreos de Rionegro.