Foto: REUTERS/Gonzalo Fuentes.
Zaragoza, autor de El enigma de las catedrales, es un gran conocedor de la catedral de Notre-Dame. En esta entrevista con RFI, explica el valor arquitectónico, político y religioso de un emblema de la identidad francesa, así como el alcance de los daños provocados por el incendio.
Tomado de: Radio Francia Internacional.
José Luis Corral: Es evidente que los daños históricos con cuantiosísimos, también el impacto simbólico que ha supuesto para Francia y para el resto del mundo. Habrá que esperar unos días para que los arquitectos responsables estudien la afección que el incendio habrá tenido sobre la catedral. No obstante, por lo que estoy viendo en las imágenes creo que la estructura de piedra no ha sido demasiado dañada. Ha ardido toda la madera y todos los elementos fungibles. Por otra parte, muchas catedrales han ardido a lo largo de la historia y se han recuperado después reponiendo los elementos que se han destruido. De todas maneras, es una pérdida tremenda y el impacto está siendo mundial.
RFI: Usted ha pasado muchas horas en la bóveda de Notre-Dame para escribir sus libros, el lugar que ardía en la noche del lunes. ¿Cómo es esa techumbre del siglo XIX llamada “el bosque” que ardió?
José Luis Corral: Bueno, como era… Era una estructura extraordinaria que se levantó en el siglo XIX porque la catedral de Notre-Dame tuvo una serie de restauraciones muy intensas por parte del arquitecto Eugène Viollet-le-Duc, que prácticamente renovó todo el arte gótico francés. Lo que se hizo fue reponer buena parte de las techumbres, de las vidrieras y sobre todo se construyó la aguja central, que todos hemos visto cómo se desprendía y derrumbaba por el incendio. Tenían una serie de maderas nobles muy interesantes, alabeadas y curvas que sostenían esa aguja de 96 metros, que es lo que se ha venido abajo. Se ha perdido toda la techumbre del siglo XIX que era riquísima. Los turistas no la podían ver porque había problemas de seguridad. Contemplar el espacio que había en las bóvedas, la techumbre y el tejado era realmente un espectáculo. Todo eso es lo que se ha venido abajo.
RFI: Las catedrales góticas –usted ya lo ha dicho en alguna ocasión- son un símbolo extraordinario de Europa y de Occidente. ¿Qué valor tiene Notre-Dame en este contexto? ¿Ardía anoche un pedazo de nosotros mismos?
José Luis Corrales: Sí, es un pedazo de nuestra historia, de nuestra memoria, de nuestros recuerdos, de nuestro patrimonio porque Notre-Dame no solamente era solamente un templo de la Iglesia Católica, Notre-Dame era el símbolo de Francia. Cuando se restaura en el siglo XIX, el gobierno francés pone en marcha una campaña de propaganda que ha estado alguna forma sostenida por una de las obras cumbre de la literatura francesa de todos los tiempos que es Nuestra Señora de París, más conocida como El jorobado de Notre Dame. Se han hecho películas y adaptaciones. Esa novela impactó de tal manera que Francia empezó a recuperar el arte gótico y convirtieron a Nuestra Señora de París en la seña de identidad fundamental de esa Francia que había salido de la derrota de Napoleón, de la Revolución, que estaba tratando de construir un nuevo Estado con nuevos emblemas y en la restauración de nuestra señora de París del siglo XIX se vio el emblema de toda Francia. Por tanto, Francia ha perdido una parte fundamental de su identidad.
RFI: La restauración que prometió el presidente Emmanuel Macron será un trabajo colosal que llevará años…
José Luis Corrales: Estamos hablando de una iglesia que tiene 129 metros de longitud, 40 metros de anchura, entre 30 y 40 metros de altura, un volumen de metros cúbicos impresionantes. Habrá que hacer estudios muy profundos de todo tipo: resistencia de materiales, de cómo están las piedras, que son calizas, muy porosas, que habrán absorbido muchísima humedad por el agua que le han echado encima ahora para enfriar el templo. Creo que no menos de 20, 25 años deberán pasar para que la catedral recupere todo su esplendor, eso si se dotan los fondos suficientes. Pero en este sentido creo que Francia se va a volcar porque los franceses tienen ese carácter tan chauvinista en el sentido más positivo del término y, como es su gran emblema nacional, yo creo que se volcarán en la restauración de la catedral.