2 junio 2020 –
Por: Guillermo D. Olmo – BBC Londres-
El gobierno de Nicolás Maduro comenzó a aplicar este lunes un nuevo esquema de precios que rompe con décadas de subsidio casi total a la compra de combustible y llega tras semanas de escasez solo paliada por la reciente importación de gasolina iraní.
Con el nuevo modelo, los precios oscilarán de los 5.000 bolívares (unos 2,50 centavos de dólar) por litro, que abonarán quienes sigan recibiendo los subsidios del gobierno, ahora recortados, hasta los US$0,50 por litro que se pagarán en 200 gasolineras del país que venderán el combustible en divisas.
La medida supone un incremento de hasta un estratosférico 50.000.000.000%, ya que el carburante tenía hasta ahora un insignificante coste de 0,00006 bolívares el litro, mucho menos que un centavo de dólar.
Aunque muchos expertos llevan años advirtiendo de que aumentar el precio de la gasolina era la única manera de hacer viable la industria petrolera venezolana, muchos pensaron que nunca verían algo así en el país que se precia de tener las mayores reservas petroleras del mundo.
Por qué es histórico el nuevo precio de la gasolina
El economista José Toro Hardy, quien lleva años estudiando la industria petrolera en Venezuela, le dijo a BBC Mundo que “el Estado venezolano subsidia la gasolina desde 1945, porque existía el consenso social de que, en un país que tenía tanta riqueza petrolera, la gente no tenía por qué pagar por ella”.
Cuando en 1989 estalló la revuelta conocida como el Caracazo, que dejó saqueos y centenares de muertos, muchos lo interpretaron como una reacción a la decisión del entonces presidente Carlos Andrés Pérez de subir el precio de la gasolina para intentar corregir el fuerte déficit fiscal que sufría el país.
“Desde entonces, todos los gobiernos le tuvieron miedo a esa medida”, señala Toro Hardy. Solo Rafael Caldera en 1995 y Maduro en 2016 habían decretado incrementos, pero muy limitados.
Según publicó el economista Giorgio Cunto en el portal Prodavinci, “el subsidio al combustible, o el ajuste de los mismos, es un tema políticamente tabú en Venezuela y América Latina, especialmente en periodos de inestabilidad”.
En fecha tan reciente como octubre de 2019, Ecuador vivió intensas protestas contra el presidente Lenín Moreno, después de que este aprobara una subida del precio del combustible.
Para Cunto, el hecho de que Maduro dé ahora el paso “es evidencia tanto de las restricciones fiscales del Ejecutivo como de la confianza que tiene la administración en que podrá efectuarlos sin que esto signifique un costo político elevado”.
El economista Luis Oliveros le dijo a BBC Mundo que una de las claves es que la oposición “está en horas muy bajas”.
El anuncio contrasta con años de políticas del chavismo, cuya retórica asegura todavía hoy que el Estado debe garantizar la “soberanía energética del pueblo venezolano” y permitirle disfrutar de los recursos naturales de su país frente a las amenazas del “imperio de Estados Unidos” que quiere arrebatárselas.
Oliveros cree: “A los venezolanos les vendieron muchos mitos, entre ellos el de que éramos una potencia energética, pero hemos aprendido por las malas, y hoy somos cortoplacistas: estamos centrados en la supervivencia”.
Cómo se ha llegado hasta aquí
“El subsidio a la gasolina le cuesta al Estado unos US$10.000 millones al año”, estima Toro Hardy, que formó parte de la directiva de PDVSA, la petrolera estatal venezolana, a finales de la década de 1990.
Después de siete años de crisis económica que han consumido más de la mitad del Producto Interno Bruto, agravada por el impacto de la pandemia del coronavirus, el gobierno venezolano, incapaz de garantizar la prestación de suministros esenciales como el agua o la luz, no parece en condiciones de mantener ese esfuerzo.
Los expertos señalan que las raíces del problema vienen de años atrás.
Oliveros recuerda que “Chávez pudo permitirse no subir el precio de la gasolina porque el petróleo estaba en su época en máximos históricos”.
Toro Hardy cree que “todas las decisiones económicas que se tomaron en Venezuela en los últimos 20 años fueron irracionales y en PDVSA llevaron al colapso de las refinerías, que hoy están paralizadas por la falta de mantenimiento”.
El gobierno, en cambio, asegura que los problemas son resultado de las sanciones de Estados Unidos, con las que Donald Trump busca forzar la salida del poder de Maduro, a quien acusa de irregularidades en las elecciones presidenciales de 2018.
Hasta el pasado marzo había paliado su incapacidad para producir recurriendo a intercambios de crudo por gasolina con filiales de la multinacional rusa Rosneft, pero una nueva ronda de sanciones estadounidenses cerró esa vía y obligó a un estricto racionamiento justo cuando el país se disponía a hacer frente a la pandemia de covid-19.
Después, llegó una flotilla de barcos iraníes cargados con gasolina y el anuncio de los cambios en los precios.
Qué pasará a partir de ahora
Muchos expertos lamentan que la medida del gobierno llega tarde y está mal diseñada.
El primer día de su funcionamiento las colas y los problemas continuaron en las gasolineras del país.
En las que BBC Mundo recorrió en Caracas, reinaba la confusión y la inmensa mayoría de los ciudadanos que acudieron no pudieron repostar.
El vicepresidente del área de Economía, Tareck El Aissami, no obstante, calificó de “éxito” la jornada y aseguró que “no se ha presentado ningún incidente”.
Persisten las dudas sobre el abastecimiento de combustible en el país, ya que la mayoría de analistas calculan que el que llegó en los buques iraníes se agotará en pocas semanas.
Si el gobierno no logra reactivar las refinerías, tendrá que importar más, pronostican.
Pero la mayoría de las críticas al nuevo modelo se han centrado en que fomentará el contrabando de gasolina, un problema ya muy extendido en el país y que se ha agravado en las últimas semanas de escasez severa, llevando a que se llegara a pagar hasta US$4 por el litro de carburante en el mercado negro.
Toro Hardy alerta de que “los allegados al gobierno comprarán la gasolina subsidiada a 5.000 bolívares el litro y la revenderán a medio dólar” en las «gasolineras premium», como definió Maduro a las que venderán combustible en divisas.
Esto permitiría un beneficio veinte veces superior a la cantidad invertida.
Giorgio Cunto advierte: “El mercado negro de combustible se va a esparcir con más velocidad que la covid-19” en Venezuela.