(…) me entero del fallecimiento en Cartagena de mi querido amigo y colega Mario Acosta a quien recuerdo desde hace muchísimos años agitando listas de socios en las asambleas del CPB, con sonrisa permanente y señorío a todo dar. Creo que nunca coincidíamos (orillas opuestas política y gremialmente). en los candidatos porque los de él eran los goditos de El Siglo y los míos los izquierdistas del Chicó!, Pero coincidíamos en el mismo gusto por el café, los mismos principios éticos y morales que nos regían para el Círculo, la defensa del sindicato y el buen sentido del humor.
Competíamos con sonrisas a diestra y siniestra, una vida amable, sin odios o rencores y menos sin ultrajes, la cotidianidad del CPB.
En 1978, después de 4 años de la defensa de mi honra ante los tribunales de justicia, Mario, con otros colegas, asumió el reclutamiento de 33 periodistas de todos los medios de comunicación para que el mismo día y hora de la citación de la Corte acudieran a dar el último juramento!. El fallo fue el reintegro completo a mi puesto de trabajo, en El Tiempo. Hoy y siempre, mi agradecimiento eterno.
Estará muy sonriente cuando sepa que voy a encender una velita en Notre Dame, para que la llama de la amistad, perdure. Paz en su tumba.
Por: Nohra Parra, desde París. Socia del CPB