Iglesia, Ejército y Policía, instituciones en las que más se confía

Foto: Andrés Henao / Archivo EL TIEMPO.

Una de las aristas claves para que en Colombia pueda resultar exitosa la tarea de tejer los hilos de la reconciliación es la confianza, que, por el momento, está deteriorada, según halló una investigación en el marco del Programa de Alianzas para la Reconciliación (PAR), liderado por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) y Acdi/Voca.

Tomado de: El Tiempo.

Pero, aunque los niveles de desconfianza en actores de la sociedad, como sindicatos, Gobierno, empresarios o partidos políticos son altos, existe un denominador común entre los colombianos que constituye la base para volver a juntar los lazos necesarios y edificar de nuevo el optimismo y la confianza: “Casi el 100 por ciento de las personas tienen un gran sentido de identidad y orgullo de país”, destaca Lawrence J. Sacks, director de Usaid.

Sobre esta base se lanza la campaña ‘Somos parte de una nueva generación que confía’, promovida por el PAR.

El insumo para poner en marcha esta estrategia que pretende incentivar a la reflexión “e inspirar e invitar a los colombianos a transformar sus actitudes y ser parte activa del cambio” es una encuesta aplicada a 11.966 personas en 41 municipios en la cual se hicieron 101 preguntas a profundidad.

El resultado del estudio “evidencia las profundas rupturas que aún tenemos como país, por lo que es necesario transformar para poder capitalizar nuestro enorme potencial. Colombia necesita volver a confiar”, dijo Ricardo Amaya, director del PAR.

El fin último que se busca es promover alianzas transformadoras que generen oportunidades sociales y económicas, a la par con acciones de movilización y concientización. De hecho, destaca Amaya, “ya hay 19.000 líderes de Arauca, Vista Hermosa, Quibdó, Ciénaga, Florencia, Santa Marta, Medellín, Chaparral, Cartagena, Bogotá y otros 17 municipios que han decidido confiar en su potencial personal”.

Henry Murraín, de Corpovisionarios, colectivo que ha investigado el tema de confianza y de cultura ciudadana, dice que para mejorar la confianza se deben “hacer más visibles la cooperación y los gestos de empatía y de solidaridad que se manifiestan en el día a día en una sociedad como la nuestra, y centrarse menos en lo que no funciona, funciona mal o en lo feo”.

Por su parte, Camilo Herrera, presidente de Raddar, considera que la base fundamental de una sociedad es la confianza, y sin confianza en las instituciones, en el otro, en el sistema económico, las transacciones (los negocios) y las relaciones interpersonales se vuelven muy difíciles. “Si se logra aumentar la confianza, se reducen los niveles de violencia, aumenta la formalidad y aumenta el crecimiento económico del país”.
Bien y mal librados

De los resultados se destaca que solo tres instituciones gozan de un porcentaje aceptable de confianza: la Iglesia, el Ejército y la Policía. El 83 por ciento de las personas desconfían del sector privado, y el 86 por ciento no metería la mano al fuego por el Estado. Mientras que el 16 por ciento deposita su confianza en los medios de comunicación, el 17 por ciento confía en el sector privado y el 14, en el Gobierno.

El entorno en el que viven los colombianos no parece estar exento de conflictos. El 73 por ciento dijo no confiar en su vecino, un nivel se ahonda más en el sector rural, con 83 por ciento.

No obstante, las esperanzas de que sí puede haber una transformación de esta percepción radican en que el 90 por ciento de los consultados estiman que los ciudadanos que viven a su alrededor estarían dispuestos a ayudar en caso de que alguien del vecindario tenga una emergencia.

Aunque en Colombia se cree que en las ciudades pequeñas y medianas hay una mayor cercanía entre los integrantes de una comunidad, los más altos niveles de desconfianza en el vecindario se dan en Buenaventura (90 %), Turbo (80 %) y Puerto Rico (75 %).

Pese a ser el generador de empleo, pero quizá salpicado por múltiples escándalos de corrupción, el 83 por ciento de encuestados dijeron no confiar en el sector privado. Allí, de nuevo puntea Buenaventura, con un 99 por ciento, seguido por Ituango (97 %) y San Vicente del Caguán (97 %).

“Las cifras de la encuesta deben suscitar una reflexión” para que las dos Colombias (la que confía y la que no confía) se conozcan y empiecen a haber negocios entre ellas. Que se abran las puertas para las oportunidades en zonas que antes estaban estigmatizadas, indicó Amaya.

Es así como la campaña por la confianza apunta a estrechar los lazos entre distintos sectores, por medio de procesos inclusivos. Alejandro Figueroa, presidente del Banco de Bogotá, uno de los aliados en esta tarea, dijo que desde esta entidad, la confianza se concreta en el crédito en 17 departamentos a pequeños productores del agro, así como en la estrategia de banca digital, que les permite a quienes están en zonas apartadas vincularse al sector financiero.

En la misma línea hay programas para microempresarios en los que la entidad brinda un acompañamiento que comienza enseñando a hacer un balance y finaliza desembocando y consolidando un negocio productivo.

El movimiento ya comenzó y otros aliados se han sumado a la campaña. Entre ellos están Discovery Networks, la Universidad de los Andes, Easyfly, Grupo Takami, Cámara de Comercio de Cartagena, Semana Rural, Arranca y EL TIEMPO.

Turismo del posconflicto

Después del silencio de la guerra, Luis Peraza inició un proyecto de turismo en Arauca, tras identificar que muchas zonas de su región no se conocían por haber estado marcadas por el conflicto. Primero se preparó en turismo en el Sena, luego confió en el apoyo de entidades y armó su proyecto. Recientemente se unió a la causa de alojar a llaneros venezolanos que llegan del otro lado del río.

Artesanías con sentido

20 mujeres de Florencia, Caquetá, decidieron romper con el estigma de la desconfianza que quedó sembrada en ese territorio azotado por la violencia. Con apoyo de varias entidades se formaron e iniciaron su proyecto artesanal, que no solo les ha permitido una independencia económica, sino que las figuras que crean aportan a la recuperación de la memoria e identidad del caqueteño.

Empresarios amigos

En un país en el que el 84,7 % de las personas no confían en los empresarios, hay que destacar el caso de Derley Mosquera, del Alto de Baure (Chocó). Era empleada en las cocinas de algunos restaurantes. Un día le dio a probar su receta de brownies a su empleador, quien ahora es uno de sus compradores mayoritarios. Esta mujer desarrolló una empresa que ofrece 22 líneas de brownies.