10 febrero 2020 –
Comunicaciones CPB –
Al dar inicio a la ceremonia de entrega de los Premios CPB 2020, de periodistas para periodistas, Gloria Vallejo, presidenta del Círculo de Periodistas de Bogotá, llamó la atención de los asistentes con una emotiva y realista intervención, en la que puso de presente que el desempleo, las amenazas y la estigmatización, son flagelos que afectan el periodismo de investigación e hizo un llamado a los organismos de control para que brinden garantías plenas para ejercer esta noble profesión.
“No solo la amenaza a punta de pistola tiene contra la pared a los periodistas investigadores y columnistas que hacen denuncias. También se trata de poner en tela de juicio su honorabilidad, su ética, su profesionalismo, una práctica tan baja y ruin como las mismas amenazas de muerte”, dijo.
A continuación, las palabras de Gloria Vallejo, presidenta del CPB:
“Son tiempos difíciles. Nuestra profesión ha padecido como pocas el rigor del desempleo. Las salas de redacción de periódicos, revistas, emisoras, noticieros de televisión, cada día se ven más vacías. El número de periodistas desempleados continúan en aumento y las oportunidades de trabajo cada vez son más limitadas. Es triste y preocupante ver cómo experimentados reporteros, con un conocimiento profundo, con valores éticos que dignifican nuestra profesión, han tenido que buscar trabajos varios para garantizar el sustento diario. Otros, en su gran mayoría, continúan desempleados porque nuestros medios de comunicación no tienen vacantes. Porque la mayoría de las casas editoriales dejaron de ser de periodistas y pasaron a manos de conglomerados económicos donde las cifras, las estadísticas, priman sobre lo intelectual.
Hoy nuestra profesión no solo sufre los rigores de los recortes de trabajo. Los periodistas continúan siendo carne de cañón de las organizaciones ilegales, de los corruptos, que buscan a través de las balas silenciar las investigaciones periodísticas que tanto han aportado a la democracia de nuestro país y a las autoridades, para iniciar investigaciones y destapar ollas podridas de la corrupción.
Lápidas, sufragios, llamadas de amenazas, se han convertido en el pan nuestro de los periodistas que hacen investigación en los diferentes medios de comunicación.
Hago un llamado, una fuerte petición al gobierno, a la Fiscalía, a la Procuraduría, a los órganos de control, para que estas amenazas de muerte a los periodistas no queden impunes. Nuestra profesión debe tener garantías para ejercerla, debe tener la condena de las entidades oficiales frente a estas amenazas que buscan acallar el trabajo dispendioso, serio, profundo, que realizan nuestros reporteros.
Pero no solo la amenaza a punta de pistola tiene contra la pared a los periodistas investigadores y a los columnistas que hacen sus denuncias. También se trata de poner en tela de juicio su honorabilidad, su ética, su profesionalismo. Una práctica tan baja y ruin como las mismas amenazas de muerte.
Me preocupa que no haya una mayor solidaridad con nuestros colegas que a diario sufren esta zozobra por el hecho de tener el valor de denunciar ese flagelo de la corrupción que tanto daño le ha hecho al país y que se enquistó en entidades públicas, en empresas privadas, en órganos de control, incluso en instituciones tan queridas para los colombianos como la Policía y el Ejército.
No podemos permitir que los corruptos impongan su ley. No podemos permitir el abuso de poder. No podemos permitir que nuestra democracia se continúe permeando. El trabajo realizado por todos ustedes es admirable, de respeto, de heroísmo, todo en busca de la verdad, de un país más justo, equitativo y responsable con el manejo de lo público, que es sagrado.
Hoy, cuando estamos a dos días de celebrar el Día del Periodista, este domingo nueve de febrero, llamo a una profunda reflexión, ante los momentos difíciles que atraviesa nuestra profesión: ¿hasta dónde nos va a llevar el galopante desempleo en las salas de redacción?
Tenemos que encontrar un rumbo, un norte. Una salida como gremio. No podemos seguir llevándonos las manos a la cabeza cada vez que conocemos de una amenaza de muerte contra un periodista o una persecución sistemática para acabar con su honorabilidad.
Muchos de ustedes que hoy nos acompañan en este acto saben a lo que me refiero. Muchos de ustedes están desempleados, otros amenazados y otros perseguidos.
Los invito para que busquemos caminos más allá de lamentar los hechos. Para que logremos fortalecernos. Para que las puertas de los medios no continúen cerrándose. Para que las investigaciones sobre las amenazas a los periodistas concluyan identificando a los responsables y que la ley caiga en sus justas proporciones. Es hora de la unión, del trabajo, de encontrar caminos que le devuelvan al periodismo el lugar que merece en una democracia.