Foto: Carlo Allegri / Reuters
Las relaciones bilaterales entre Colombia y EE. UU. en la era de Donald Trump son una incógnita.
Analistas creen que con el presidente electo el apoyo al posconflicto llegará muy condicionado.
Por: SERGIO GÓMEZ MASERI |
Como pasa con la mayoría de países del mundo, el futuro de las relaciones bilaterales entre Colombia y EE. UU. en la era de Donald Trump es todavía una incógnita.
Pero de lo que sí no hay duda es de que se vienen cambios, y quizá sustanciales. Especialmente ahora que los republicanos controlarán tanto el Congreso como la Casa Blanca.
Todos los expertos consultados por EL TIEMPO coinciden en que Colombia lleva ya años contando con el apoyo bipartidista de Washington y que este no se desvanecerá de la noche a la mañana.
Y el gobierno del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, viene subrayando que el país ha podido acomodarse a las diferentes composiciones políticas que han surgido en EE. UU. en estas dos últimas décadas.
Bien sea cuando un solo partido ha estado a la cabeza –como ocurrió en el 2008, cuando los demócratas mandaban la parada– o cuando el poder se lo han dividido –como sucedió en el 2000, año en que un presidente demócrata y un Congreso republicano trabajaron juntos para aprobar el Plan Colombia–.
Esa relación ‘especial’ quedó en evidencia esta semana cuando el general John Kelly, nominado por Trump para ser secretario de Seguridad Interna, se refirió al país como el mejor aliado de EE. UU. en la región y un ejemplo por seguir a la hora de enfrentar la crisis de seguridad que sacude a Centroamérica.
Dicho eso, el tono a lo largo de los años no ha sido el mismo. Como tampoco lo es el contexto que existe tanto en Colombia como en EE. UU.
Durante los años de la administración de Barack Obama hubo gran sintonía entre esta y el proceso de paz con las Farc, una iniciativa que apoyó desde el comienzo, al punto de nombrar un enviado especial y proponer un paquete de ayuda dirigido a la implementación de los acuerdos y que se conoce como Paz Colombia.
Para Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, parece que Colombia no será una prioridad –como lo fue para Obama–, y es muy probable que el énfasis esté, nuevamente, en la lucha contra el narcotráfico.
“Mucho dependerá de quién en el gobierno Trump se convierta en la voz más influyente para los temas de América Latina. Creo que la paz será respaldada, pero habrá más presión en el combate a las drogas, y es posible que la ayuda prometida se redirija a temas de narcotráfico y seguridad”, sostiene este analista.