1 abril 2020 –
Por: Guillermo Romero Salamanca, Comunicaciones CPB –
Para María del Carmen Herrera, sicóloga, pedagoga, abogada especializada en Derecho Penal y estudiosa de la violencia contra la mujer, “el país no muestra un cambio contra la violencia y, por el contrario, las cifras de abusos aumentan cada día”.
“Según Medicina Legal que de las cinco formas de violencia contra la mujer analizadas por el instituto forense en lo que va del año solo la violencia de pareja ha disminuido, aumentan los homicidios, los delitos sexuales, la violencia interpersonal y la violencia intrafamiliar con el agravante de la IMPUNIDAD, que en los casos de las mujeres supera el 80%”, agrega.
“Entre enero de 2018 y finales de febrero iban 1080 asesinatos a mujeres, más que en el mismo periodo del año 2017, en presuntos abusos sexuales, el incremento marca el 9.5%”, dice.
Y continúa: “Hay datos críticos, por ejemplo, entre 2018 y 2019 van 24 homicidios de niñas menores de 4 años”.
Según la edad, la más afectada por asesinatos es el que incluye jóvenes entre 20 y 24 años, críticamente, por ejemplo, van 24 homicidios de niñas menores de 4 años, y 8 más que el año 2017.
Otras cifras señalan que los mayores agresores son la pareja o ex pareja de la mujer víctima, luego los conocidos o familiares, las mujeres tienen a sus victimarios muy cerca.
La doctora Herrera ha dedicado más de 20 años a estudiar esta difícil situación contra la mujer.
Luego de escuchar a decenas de víctimas, dictar conferencias sobre el tema, participar en procesos determinó escribir un libro reseñando algunos casos, pero también mostrando ayudas para encontrar salidas legales y dar sus consejos para avanzar en la construcción de una mejor sociedad.
En diálogo en el Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB) la doctora Herrera profundizó algunos aspectos sobre la violencia contra la mujer en el país.
–Doctora, ¿por qué hay violencia en Colombia?
–Es un hecho que la sociedad colombiana es violenta.
Las causas son variadas para los altos índices de lesiones personales, homicidios y demás delitos contra la vida.
Creemos que la violencia es por intolerancia y se debe a problemas de convivencia.
La naturaleza violenta enraizada en la sociedad colombiana, la desigualdad y la pobreza, la falta de oportunidades en el mercado laboral, el deficiente capital humano, entre otras, son causas de carácter objetivo.
También pueden ser causas no objetivas: la concurrencia de organizaciones armadas ilegales y autores del conflicto en los municipios, el crimen organizado en las ciudades, la influencia del narcotráfico y el conflicto armado como patrocinador de acciones violentas.
Colombia es golpeada a todo nivel por grupos armados ilegales, amenaza delincuencial con origen en actos de narcotráfico, por la situación económica con pocas posibilidades laborales facilitando la puerta de entrada al mercado criminal.
Desafortunadamente estamos sostenidos en una base fuerte de narcotráfico, guerrilla, injusticia, impunidad y corrupción.
–¿Por qué el ensañamiento con la mujer?
–El resultado de la educación masculina, el grado de responsabilidad y cómo ayudar a erradicarlo, la indiferencia al problema de agresiones machistas que van aumentando por la desconsideración y falta de respeto y toda clase de violencia contra la mujer –sexual, sicológica, emocional, social, económica– entre otras.
La causa más fuerte y primordial es el machismo y sus consecuencias que por tradición de generación en generación a través de la educación y los mensajes que sugieren que el hombre tiene que proteger a la mujer, son confundidos con la Sumisión justificando así la desigualdad entre el hombre y la mujer a través del tiempo.
El hombre ha sido educado en una sociedad machista generando violencia contra la mujer.
Todo esto permite demostrar cómo las estadísticas de mujeres maltratadas y asesinadas por su compañero o ex compañero sentimental cada vez y de manera rápida va en ascenso.
–¿Por qué aumenta el número de muertes de mujeres?
–No se tiene una cifra exacta, por falta de denuncias de la víctima y otras porque son mujeres con «muerte anunciada» por denunciar, estás son las que suman la cantidad de golondrinas de color morando que hablan por ellas en el espacio al cielo.
Es difícil tener una cifra exacta, pero si se precisa en afirmar que antes de penalizar la violencia intrafamiliar cómo delito muchas muertes violentas de mujeres colombianas no fueron denunciadas.
Los homicidios se ejecutan con armas de fuego y el día que más se presentan agresiones es el domingo y el mes de septiembre.
En informe de Medicina Legal revelado en víspera del Día de la Mujer, muestra que pese a la visibilidad que ha generado la lucha contra la violencia de género el panorama no mejora.
Los números son un llamado al gobierno y las autoridades para que se trabaje en contra de esta tendencia.
–¿Qué hace falta para reaccionar ante estos hechos?
–La experiencia ha dejado ver qué a veces no se tienen rutas claras para que las mujeres tengan un sitio donde consultar para que las protejan cuando su vida está en riesgo. Dónde denunciar, cómo hacerlo y en qué momento. Se debe socializar buscando hacerlo en los lugares donde la mujer es más vulnerable a esta clase de delitos.
–¿Qué está haciendo la justicia para remediar estos hechos?
–Erradicar esta cultura de educación machista y violenta que por años ha tomado fuerza en la sociedad, la micro violencia que se ejerce en los hogares, haciendo flaquear y debilitar la familia núcleo de la sociedad es difícil pero no imposible.
El estado en cabeza de instituciones sociales como las casas de justicia, salas de conciliación, comisarías de familia, alcaldías, centros de protección a la mujer niñas niños y adolescentes, en asoció con normas decretos y leyes como el código del menor, la violencia intrafamiliar cómo delito penal entre otros. Tendrá que buscar más estrategias que generen cambios y en un tiempo prudencial para eliminar este flagelo social.
–¿Por qué las denuncias no prosperan?
–Las mujeres víctimas no denuncian por Miedo, acuden una vez y luego no vuelven por amenazas o darse otra oportunidad según ellas por sus hijos, circunstancias económicas etc.
La mujer muchas veces no se empodera de sus derechos, calla y aguanta.
Ocurre también, que los servidores públicos que no conocen el marco normativo no le creen a la mujer víctima y otros no hacen el debido proceso con celeridad. Si hay medida de protección por ejemplo no la hacen cumplir.
El número de funcionarios es poco con relación al número de denuncias y por lo tanto de los procesos. Los términos jurídicos no dan espera por su misma sustentación legal.
–¿En qué falla la justicia colombiana?
La Ley 1257 de 2008, sanciona la violencia contra la mujer, los casos de feminicidio, abuso sexual, maltrato de pareja. A 12 años de estar vigente esta Ley que busca trazar una política pública para prevención y erradicar la violencia de género los retos siguen siendo enormes.
Si bien la Ley es integral y abarca diferentes instancias de justicia, prevención, protección, castigo, educación, salud entre otras la mayoría se está quedando en el papel.
Uno de los principales problemas es la falta de implementación de políticas públicas que se enfoquen en la educación y en la prevención. No el Ministerio de Educación ni el Ministerio de Tecnología de Información y Comunicación han hecho mucho para cambiar la cultura de la violencia que aún es normalizada en el país; de otra parte, está ley debe tener presencia en territorios rurales y mejorar los mecanismos de conocimiento sobre las políticas de equidad de género.
También la impunidad sigue alta, es superior al 80%, la Fiscalía General de la Nación asegura que entré julio de 2016 y junio de 2019 el 95.48% de los casos de violencia sexual contra mujeres se encontraba en etapa de indagación permitiendo dejar el proceso en tiempo y esparció lento.
–¿Que determinó para escribir su libro?
-El hecho de ser Mujer y a través del tiempo, la vida de infancia, adolescencia, juventud, madre, abuela me fueron dando un derrotero de vivencias, experiencias e historias. No hacen falta para identificar la fortaleza, la consistencia, la tenacidad, el milagro de ser madre, y la esencia de la MUJER.
Un día el destino me llevó a crear programas de rehabilitación, re socialización y capacitación a mujeres MADRES cabezas de hogar, y luego litigar con procesos de alimentos, en derechos humanos, en víctimas y testigos, en narcotráfico, y lo más fuerte en la violencia intrafamiliar. Y ahí la protagonista, el factor común y determinante la MUJER, como aquella que sola saca adelante sus hijos, como la mula del narcotráfico, y como víctima de todo tipo de violencia sexual, sicológica, emocional, social, económica entre otras. El acoso, el abuso y el maltrato. También aquella que por defender sus hijos cumple una sentencia.
Son historias vividas, sufridas y algunas superadas.
Está realidad que sensibilizó mi ser, fue la fuerza que me llevó a redactar y escribir este que llamo un Manual de Supervivencia para sembrar la esperanza a las mujeres y que un día despierten y puedan gritar: «hoy soy feliz».
–¿Por qué lo tituló así?
–Solo quiero con este título, decir: Ya Basta, «No más Mujeres victimizadas, violadas, abusadas, maltratadas, discriminadas, acosadas, torturadas, ASESINADAS», debemos unir nuestras voces escribiendo nuestras historias, que todas las bibliotecas del mundo se llenen de experiencias vivencias historias de mujeres para hacer que nos escuchen y sentir que estamos vivas y existimos.
–¿Qué quiere advertir con este libro?
Este libro es un canto a la esperanza, un canto que nos recuerda que siempre se puede volver a empezar e igualmente es una hoja de ruta para lograr que nuestros sueños se hagan realidad y dejar en el pasado el miedo de siglos impuestos por todas las formas de poder. Porque ellas son rosas que renacen en medio de jardines adversos y oscuros para dar iluminación y fuerza así mismas y a todas esas personas que creen causa por la equidad de género emprendida por todas las mujeres del mundo.