Se dice que la costumbre hace ley. Por eso, usualmente escuchamos Nóbel, y la verdad es que la pronunciación correcta es Nobél.
“Alfred Nobel (con acento en la e y no en la o) creó el premio en 1895”, escribió entonces a Gabriel García Márquez, recién galardonado con ese premio, en respuesta a consultas sobre la forma correcta de su pronunciación.
Argos, le pidió entonces a Gabo:
“…no pierdas el tiempo tratando de corregir la acentuación que le da casi todo el mundo aquí al apellido sueco Nobel. El autorizado gramático profesor Pangloss ha sermoneado en todos los tonos que la palabra es aguda. Pero la gente continúa diciendo Nóbel.
Hasta yo me atreví a soltar mi opinión, y a fin de de ver si era escuchada mi ´flébil voz, acudí a la descrestática y expresé, doctoralmente, que Nobel es voz occítona, por ser abreviatura del apellido latino Nobelius, cuya vocal tónica es la e. Pero no les valió. ¿Sabes cuándo van a aprender a decir Nobél? Cuando le adjudiquen el premio a Borges”. (Es decir, nunca).
“Hay varias explicaciones para esta anomalía acentual…una de ellas es que hay gente que considera más fina, o de cachet, la acentuación grave que la aguda de una palabra, y la esdrújula que la grave, y así dicen Nóbel y no Nobel; Mótor y no Motor; Ómar, (con acento en la O) y no Omar; cónclave y no conclave ; óptimo y no optimo, etc”.
(Extractado del libro “Gazaperas gramaticales”, de Argos. Colección de Periodismo de la Universidad de Antioquia. Página 103. Noviembre 20 de 1982).