»Para mí, el amor es el sentimiento más importante de la humanidad»
Maruja Vieira. Foto: Universidad de Antioquia. 

La editorial de la Universidad de Antioquia hizo una entrevista a la poeta y socia del CPB, Maruja Vieira en el lanzamiento de su más reciente obra »Antología Personal» que tuvo lugar en el marco de la Feria del Libro, FILBO en Bogotá.

Apartes de la conversación del profesor y director de la Editorial Universidad de Antioquia Carlos Vásquez con la poeta Maruja Vieira, en el programa radial Diálogos: arte y conversación, de la Emisora Cultural del Alma Máter.

CV: Poeta Maruja Vieira, quiero que me dé su opinión acerca de esa postura de Dulce María Loynaz, según la cual hay cosas en poesía que sólo pueden ser dichas por mujeres.

M.V. Yo creo que el sentimiento, la sensibilidad, puede en un momento dado ser igual en una mujer y en un hombre. En este momento, por ejemplo, veo que hay muchas mujeres que están escribiendo una poesía fuerte, casi —diríamos— descarnada, lo mismo que podría escribir un hombre; y también hay muchos hombres —le puedo mencionar a Andrés Gómez, mi vecino— que son tan sensibles como un Juan Ramón Jiménez y que no habría una diferencia en cuanto a estructura, en cuanto a sonoridad, en cuanto a sentido de entre un tema tocado por un hombre o una mujer. Porque yo creo que los hombres tienen ternura, los hombres tienen sensibilidad, y que si hay alguien que conozca el amor, es el hombre; porque precisamente él es el que lo trae como una bandera en alto; nosotras somos un poco más medidas. Ustedes sí son los dueños del amor.

CV: Y es una preciosa manera de matizar el punto de vista de la poeta Dulce María Loynaz; el punto de vista que usted acaba de plantear yo lo comparto.

MV: Exactamente como ves, en desacuerdo. (Risas)

CV: En desacuerdo; exactamente. Y qué desacuerdo más hermoso, más claro, y bellamente dicho.

Y entonces, quiero pasar al segundo punto del fragmento de Dulce María Loynaz, que nos permite contextualizar este encuentro, y es precisamente el del amor.

Dulce María Loynaz dice acá:

“El amor es casi el corazón de la poesía, y somos poetas porque hay que decir el amor. Entonces, yo que sé que su poesía es rebosante de expresión amorosa y de culto al amor, quiero invitarla a hablar de la poesía, su poesía y el amor”.

MV: Normalmente, todo poeta, hombre o mujer, empieza por hablar del amor. Las mujeres tenemos la tendencia a tener el amor como lo más importante de nuestra vida y, por consiguiente, en muchas oportunidades como en la mía, en el amor se finca la mayor parte de la producción que realmente se escribe.

Para mí, el amor es el sentimiento más importante de la humanidad. El amor tal como Cristo lo predicó, es la norma real que todo ser humano debe tener.

Entonces, lo que pasa es que la poesía ha cambiado mucho de temas al cambiar la mujer de situación y de enfoque en la sociedad.

En este momento tenemos mujeres que están en política; como bien lo vemos, tenemos candidatas presidenciales, tenemos ministras, tenemos embajadoras. Es lógico que ese enfoque también lleve a la poesía las vivencias que no son exclusivamente del amor, pero que sí es la más importante de las funciones de la poesía.

CV: Vea, poeta Maruja Vieira, vengo acá a expresarle una conmoción que tuve visitando su página. Y tiene que ver con eso del poeta como el custodio de las ausencias del amor, de las ausencias que la vida va imponiendo.

Y me conmoví por eso de “el poeta es capaz de vencer a la muerte”. Sí, y la vence precisamente trayendo a los infortunadamente idos a la palabra y, en la palabra, a la liberación del sentimiento; ese poder inmenso que en nombre de todos los hombres, el poeta es capaz de encarnar para vencer a esa enemiga, a esa intrusa, a la muerte.

Y entonces, quiero que hablemos de esa conexión, de esa función tan esencial de los poetas en la vida de las comunidades humanas: esa de derrotar a la muerte por la vía de la palabra.

MV: El poeta vence a la muerte por la vía de la palabra, como bien tú lo dices. Y el caso mío concreto, con mi compañero José María Vivas Balcázar, un gran poeta, un ser humano único que murió en 1960 y yo todavía lo amo. Yo le voy a decir, mi querido amigo, unas palabras al respecto:

“Todavía la frágil quemadura de una lágrima borra la luz del árbol.

Todavía cerca del corazón se detiene la vida cuando te nombra alguien.

Todavía no encuentro las palabras para decir la ausencia de tus manos.

Todavía te amo”.

Y Ómar Cuestas llegó a decir, del gran cariño que me tiene, en algo que escribió, que él mío es el amor eterno. Y sí, es el amor eterno. Yo sé, yo sé además, porque lo conozco; yo sé que él me está esperando. Por eso, tengo otro pequeño poema que dice:

“Estarás aguardando en el umbral. Tú y nadie más bajo la luz final.

Y sonreirás, como en el tiempo del amor”.

Por: Yuliana Giraldo Zuluaga, Editorial Universidad de Antioquia.