20 Agosto 2019.
Foto: GETTY IMAGES.
Tomado de: BBC.
Es una gran alerta a economistas y gobiernos: estamos en medio de una transformación de modelo económico cuyo trasfondo es el agotamiento de los recursos y el cambio climático.
En cierta manera, estamos asistiendo al fin del capitalismo tal y como lo conocemos.
Es lo que concluye un grupo de científicos finlandeses en un reporte encargado por la ONU para dar contexto a su Informe Mundial de Desarrollo Sostenible.
«El capitalismo tal como lo conocemos ha dependido de la energía barata, ese es el motor o el facilitador de este crecimiento que hemos visto en los últimos 100, 150 o 200 años, básicamente», le explica a BBC Mundo el economista Paavo Järvensivu, integrante de la finlandesa Unidad de Investigación BIOS y uno de los autores de ese reporte.
Ahora, agrega, estamos entrando en otra etapa.
«La era de la energía barata está llegando a su fin, y si no tenemos esa energía barata, entonces ya no podemos tener ese tipo de capitalismo».
Un momento de transición
Según este grupo de científicos, debido al cambio climático, por primera vez en la historia humana, las economías están teniendo que recurrir a fuentes de energía menos eficientes que requieren «más esfuerzo y no menos» para producirla, según se lee en el reporte.
«Se necesita un gran esfuerzo para cortar con nuestra dependencia de los combustibles fósiles», dice Järvensivu.
En el informe de BIOS se señala que la dimensión energética de la economía ha sido ignorada casi por completo en muchos países ricos.
Siguen pensando, señala el economista, que pueden mitigar el efecto del cambio climático y adaptarse a él con el sistema existente.
El economista dice que muchos gobiernos simplemente cambian «un poco las reglas», como por ejemplo introducir «modestos» impuestos sobre el carbono, con el fin de desincentivar las emisiones contaminantes.
Pero para Järvensivu y sus compañeros de la Unidad de Investigación BIOS, el mercado ya no es suficiente para proporcionar soluciones, y los Estados deben adoptar un rol más protagonista.
Es algo en lo que han coincidido otros científicos y grupos de investigación ambiental multidisciplinarios que han apuntado la necesidad de un compromiso político más profundo.
Gran parte del problema, según el reporte de BIOS, es que las teorías económicas dominantes hoy en día fueron desarrolladas en la era de la abundancia energética y, por lo tanto, esas teorías económicas y las políticas económicas relacionadas con ellas se basan en la presuposición de un crecimiento energético.
Por lo tanto, «dichas teorías y modelos son inadecuados para explicar el momento de agitación actual».
Reconstrucción ecológica
Para explicar las exigencias de este nuevo modelo económico, Järvensivu recurre a un momento histórico: la posguerra.
«En el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, las sociedades reconstruyeron sus infraestructuras y prácticas; ahora necesitamos algo similar para que nuestras economías y de nuestras prácticas puedan funcionar sin combustibles fósiles».
Y, al igual que en ese entonces, no hay mucho tiempo para lograrlo.
«Tenemos entre 15 y 30 años para reconstruir la infraestructura», señala.
Si lo que queremos es mantener condiciones para la vida humana, el objetivo ya no puede ser un «crecimiento abstracto del PIB (Producto Interno Bruto)», declara el economista.
«Tenemos que comenzar a ver cuáles son las tareas concretas -por ejemplo, cómo vamos a reconstruir nuestros sistemas de energía y sistemas de transporte-, y los gobiernos deben descubrir cómo hacerlo y cómo organizar la economía para cumplirlas».
Según el reporte de BIOS, es necesario transformar las formas en que se producen y consumen la energía, el transporte, los alimentos y la vivienda.
«El resultado debe ser una producción y un consumo que brinden oportunidades decentes para una buena vida, al tiempo que reduzca drásticamente la carga sobre los ecosistemas naturales».
Por ejemplo, según este grupo de científicos, las ciudades deberán tener un sistema de transporte mayoritariamente electrificado.
Con respecto a la forma en la que producimos y consumimos alimentos, según este reporte «los productos lácteos y la carne deberían dar paso en gran medida a dietas basadas en plantas».
«Algo diferente»
Para Järvensivu y sus colegas son los Estados y los gobiernos los únicos actores «con legitimidad y capacidad» para acometer esta serie de cambios porque «obviamente esto necesita algún tipo de planificación y coordinación y también un financiamiento que no estamos viendo ahora«.
Sin embargo, si hablamos de la mayor potencia económica del mundo, Estados Unidos, el gobierno de Donald Trump no solo no está destinando financiación para llevar a cabo esta transición y reconstrucción ecológica, sino que insiste en formas de energía altamente contaminantes, como la industria del carbón.
En ocasiones, el mandatario incluso ha puesto en duda la existencia del cambio climático.
El economista considera que la llegada de este tipo de gobiernos, que niegan los efectos del cambio climático, se debe, en parte, a que «los partidos progresistas realmente no han podido proporcionar respuestas suficientemente buenas sobre cómo resolver los problemas de desigualdad y los problemas del cambio climático».
«Por lo tanto, ha habido más espacio para este tipo de movimientos populistas que ofrecen soluciones fáciles, que en realidad no son soluciones».