Qué es la dieta hormonal (¿y ayuda realmente a bajar de peso?)

2 Octubre 2019.

Foto: GETTY IMAGES.

Tomado de: BBC.

Cuando se trata de perder peso y estar saludables, nunca faltan las dietas y los planes de ejercicio que aseguran guardar el secreto de cómo perder peso fácilmente y mantenernos así.

Entre las dietas recientes más populares están la cetogénica (baja en carbohidratos, alta en grasas), la carnívora (solo carne y otros productos animales), y el ayuno intermitente (que implica comer durante un lapso restringido de tiempo o en ciertos días).

Pero otro plan de alimentación que ha llamado la atención recientemente es la dieta hormonal, que sostiene que la razón por la que gente tiene dificultad para perder peso es porque sus hormonas no están funcionando adecuadamente.

Se han escrito muchos libros sobre el tema en los que los defensores de la dieta hormonal afirman que las personas pueden perder rápidamente una cantidad significativa de peso siguiendo esta dieta y ejercitando para manipular o reiniciar sus hormonas.

Hay algunas variaciones, pero la idea principal de la dieta es que la clave para perder peso es corregir los desequilibrios hormonales en el cuerpo.

El rol de la insulina

Las hormonas juegan un papel importante en los procesos que lleva a cabo nuestro cuerpo a diario, desde la digestión de los alimentos hasta el crecimiento de nuestros huesos.

Las hormonas circulan por el cuerpo a través de la sangre y actúan como «mensajeros químicos» que instruyen a las células para que hagan determinados trabajos.

Por ejemplo, la insulina, es esencial para regular los procesos metabólicos y le permite al cuerpo almacenar los carbohidratos de la comida como energía en las células de nuestros músculos.

Cuando comemos, hace que suban nuestros niveles de azúcar en la sangre, y esto a su vez hace que el páncreas libere insulina en la corriente sanguínea.

La insulina se pega a las células y les da la señal para que absorban azúcar de la sangre y la guarden para usarla más tarde.

En un momento se pensó que la insulina jugaba un rol crucial en el aumento de peso, pero investigaciones recienten muestran queel consumo total de calorías es el factor principal para ganar o perder peso.

Menos calorías = menos peso

La pérdida de grasa solo puede lograrse creando un déficit de calorías, lo que significa que, simplemente, debes quemar más calorías de las que consumes.

Esta es la razón también por la que a muchas personas la dieta del ayuno intermitente les da resultados, ya que eso hace hace que coman menos y por ende ingieran menos calorías.

Un libro popular que promueve la dieta hormonal utiliza un programa de tres pasos que prometen ayudar a la gente a perder peso, ganar fuerza, y sentirse más jóvenes.

Los pasos uno y dos de la dieta se centran en cambiar hábitos nutricionales. El paso tres se centra en el ejercicio.

Según su autor, los lectores deben «desintoxicar» su cuerpo.

En el paso uno, el lector debe eliminar de su dieta alimentos como el alcohol, la cafeína, el azúcar, la carne roja, la leche de vaca y sus derivados (como el queso o el yogurt), y simultáneamente consumir más frutas, vegetales, aves, pescado, huevos y productos lácteos derivados de oveja, cabra, y leches elaboradas con plantas.

En el segundo paso, se deben eliminar los alimentos procesados, los edulcorantes y los granos refinados.

El tercer paso involucra un aumento en ejercicios cardiovasculares y para ganar fuerza.

Las recomendaciones alimentarias incluidas en los pasos uno y dos requieren una reducción en alimentos que típicamente son altos en calorías y pobres en cuanto a su valor nutricional como el alcohol, los alimentos con alto contenido de azúcar y los alimentos procesados.

La dieta también promueve alimentos como vegetales, pescado y frutas, que aumentan el consumo de fibras (importante para el sistema digestivo) y provee al cuerpo de una variedad de vitaminas y minerales que cumplen muchas funciones corporales que se necesitan para la salud y el bienestar en general.

Estos alimentos son generalmente más bajos en calorías que el alcohol o los alimentos ricos en azúcar o los procesados.

Y, combinados con los ejercicios recomendados en el paso tres, esta «dieta hormonal» probablemente aumente la «quema» de calorías y brinde otros beneficios para la salud.

¿Funciona entonces?

En términos generales, la dieta hormonal recomendada en este libro no contiene consejos nutricionales malos.

Pero aquí la clave está en que cualquier pérdida de peso potencial estará probablemente vinculada al cambio en el insumo de calorías, más que en el efecto (si es que hay alguno) sobre tus hormonas.

La pérdida de peso (o de grasa corporal) se logra creando un déficit calórico, no «restableciendo tu balance hormonal».

A pesar de lo que afirman los defensores de la dieta hormonal, los desequilibrios hormonales son generalmente el resultado de un problema salud subyacente más grave, como la diabetes (insuficiencia de la función de la insulina) o el hipertiroidismo (donde la tiroides produce demasiadas hormonas tiroideas), que no pueden solucionarse simplemente con una dieta y que requieren tratamiento médico.

Actualmente, no hay una teoría viable para demostrar que una persona puede «reiniciar» sus hormonas para influir en la pérdida de peso.

Tampoco hay una revisión de estudios hecha por una revista importante que haya estudiado específicamente la dieta hormonal y sus efectos.

Pero puede haber una explicación simple a por qué la gente cree que la dieta hormonal funciona: ayuda a crear un déficit de calorías mediante la mejora de los hábitos nutricionales y el ejercicio, lo cual probablemente resulta en pérdida de peso.

En última instancia, cualquiera que desee perder peso o grasa corporal debería centrarse en crear un déficit calórico.

Cómo cada quien crea este déficit puede variar de persona en persona, y puede ser incluso siguiendo una dieta popular como la cetogénica o la del ayuno intermitente.

Sin embargo, lo mejor es seguir el método que sea más compatible con nuestro estilo de vida.

*Robert Naughton es profesor de la Universidad de Huddersfield, Reino Unido. Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation y reproducido aquí bajo el Creative Commons license.