Al menos 6 ‘exparas’ y guerrilleros que estaban presos lo relacionan con secuestro de la periodista.
Por: JUSTICIA |
Casi 17 años después de que la periodista Jineth Bedoya fue secuestrada, torturada y violada como retaliación por una investigación que realizaba sobre el tráfico de armas y otros delitos que se cometían dentro de la cárcel Modelo, en Bogotá, un nuevo capítulo se abrió en ese expediente.
Esta semana, en medio de la audiencia de juicio contra Alejandro Cárdenas y Jesús Emiro Pereira, dos paramilitares acusados de los crímenes que sufrió Bedoya, la periodista pidió que se investigue la eventual responsabilidad de un general de la Policía como autor intelectual de los hechos ocurridos el 25 de mayo del 2000.
Un día después esa versión fue respaldada por Mario Jaimes Mejía, alias el Panadero, condenado a 28 años de prisión por el caso de Bedoya. Él fue acusado por tenderle una trampa al citarla en la Modelo para concederle una entrevista que finalmente terminó en el secuestro.
“Para mí es claro que hubo una orden de una persona externa a la cárcel, que presuntamente es la persona que manejaba toda esta red de corrupción, una persona que además está nombrada dentro del expediente en más de seis oportunidades y de la que yo quiero decir hoy su nombre, después de 17 años, abiertamente, y es el general (r) de la Policía Leonardo Gallego, quien para el momento era el director de la Dijín”, dijo Bedoya en la audiencia.
Ante los señalamientos, el general dijo en un comunicado que “es absurdo” pensar que tuvo alguna relación con el caso, y que los paramilitares que lo señalan “están mintiendo flagrantemente”.
En la investigación, Gallego aparece mencionado por primera vez en abril del 2003, cuando Bedoya afirmó ante las autoridades que el homicidio de un teniente de la Policía estaba relacionado con el tráfico de armas en la Modelo y que ese uniformado era uno de los hombres de confianza del general Gallego.
En el expediente están cuatro cartas en las que se menciona a Gallego, escritas por Óscar Mauricio Tarazona, quien estaba detenido en la Modelo y era la mano derecha del ‘Panadero’. En esas cartas, Tarazona dice que el ‘Panadero’ le había contado que el secuestro “lo había hecho Gallego” y que era quien “más había hablado para que entraran armas para las masacres en la Modelo”.
Luego, en una declaración que Tarazona rindió el 12 de noviembre del 2010, contó a las autoridades que en una ocasión el ‘Panadero’ recibió una llamada del general en la cual le decía que tenía que “matar a una periodista”. También agrega que recuerda a unos guardianes del Inpec que habían hablado con el ‘Panadero’ el día de los hechos “con el fin de no molestar a la camioneta que se estacionaría al frente de la cárcel y así realizar el rapto”.
Y en otro interrogatorio del 2004, Tarazona dijo que José Ricardo Rodríguez Avendaño, quien supuestamente fue uno de los que trasladaron a Bedoya a una bodega el día del secuestro, le contó que pensaban matarla, pero que el “coronel dijo que no, que únicamente debían aporrearla y darle un susto”.
En el proceso está una declaración de Jhon Jairo Velásquez, alias Popeye, jefe de sicarios de Pablo Escobar, del 9 de septiembre del 2010. En ella asegura que presos le contaron que Gallego había “organizado el secuestro”, y añadió que los exjefes ‘paras’ Ángel Gaitán Mahecha y Miguel Arroyave Ruiz “hablaban con familiaridad con el coronel Gallego”.
Y en septiembre del 2011 el paramilitar Alejandro Cárdenas reconoció ante Justicia y Paz que se había enterado de que “el secuestro a la periodista había sido ordenado por Arroyave, Mahecha, Gallego y Víctor Carranza”.
Además, el exparamilitar Luis Alberto Medina Salazar testificó el 21 de septiembre del 2011 contando que le escuchó decir a Vicente Castaño que Gallego “era uno de sus amigos”.
Una de las más recientes declaraciones vino del guerrillero Jorge Augusto Bernal Romero, en marzo del 2014. Dijo que el crimen lo ordenaron Mahecha y Arroyave y que le habían “pagado $ 100 millones a Gallego para que ordenara a subalternos dar vía libre al carro que llevaba a Bedoya”.
A pesar de esos señalamientos, y aunque desde el 2011 Gallego había sido citado a un interrogatorio, esa diligencia nunca se realizó y el general no ha sido vinculado a ningún proceso.
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