Responsabilidades en el periodismo

No es una responsabilidad cualquiera el ejercicio del periodismo. Y mucho menos cuando las condiciones no son propicias en razón de circunstancias que generan riesgos y pueden contrariar las garantías inherentes al llamado “oficio más bello del mundo”.  No son pocos los retos a que se enfrentan quienes tienen la función de informar y de opinar con sujeción a principios que imponen precisión, transparencia, decencia y el rigor que lleve a la certeza.

Quienes están todos los días en la exigente tarea de contar los hechos y de desentrañarlos tienen que hacerlo sin caer en las trampas que se tienden para favorecer intereses excluyentes, muchas veces propios de los que abusan del poder. Por eso hay que cuidarse de prejuicios y ligerezas y más bien estar alerta contra presiones que se empeñan en la estrategia de la distorsión.

El estímulo a los periodistas en función de la buena calidad de lo que hacen tiene que estar desprovisto de zalamerías.  Debe ser un reconocimiento de méritos. Con el premio La Bagatela, creado enhorabuena por el Círculo de Periodistas y Comunicadores de Norte Santander tal es el objetivo.

La buena producción de los periodistas hace posible una información de precisiones en diversos aspectos. Lo cual debe estar en el interés de todos para una mejor comprensión de lo que acontece, cuyos efectos se generalizan en la sociedad.

Queremos que el Premio La Bagatela le infunda a los periodistas una mayor estimación de su trabajo, en el sentido de que se redoble su esfuerzo por entregar una información de alta calificación y que sirva para entender mejor la realidad común. No es una competencia de vanidades. Tiene que ser la confirmación de que la comunicación se ejerce con conocimiento, con inteligencia, con fluidez estética y con apego a la ética.

El premio Eustorgio Colmenares Baptista, que en esta segunda versión se otorga a Alberto Donadío también es otro galardón para periodistas sobresalientes. Los que han hecho que este oficio sea una lámpara cuya luz permita descubrir el entramado de tantas situaciones que hacen parte de nuestras vidas. Donadío lo ha conseguido con creces.

Los periodistas, en primer lugar; los propietarios de los medios, así como entidades oficiales y empresas del sector privado, deben hacer causa común con miras a la consolidación de nuestro premio, cuyo objetivo es que el trabajo de los periodistas sea una constante reafirmación de acierto en lo que hacen, teniendo siempre presente la garantía de que se está por encima de fragilidades o de lo vulnerable.

Una alianza de todos, en el empeño de fortalecer el periodismo como algo de interés general, o de interés público, conforme a su esencia, puede ayudar al mejoramiento del rumbo de la nación. Ese rumbo impone protección de libertades y derechos. Es el ideal de la democracia para la erradicación de tantas perturbaciones, como esa de la arraigada corrupción, que tantas desastrosas secuelas va dejando.

El ojo de la historia está en este entorno y tiene en la mira a don Antonio Nariño, quien fuera precursor del patrimonio con que seguimos buscando la clave que nos aparte de lo deleznable. Y en esto cuenta un periodismo ejercido con decencia, blindado contra las trampas.

Por: Cicerón Flórez Moya

(Discurso en la entrega del Premio de Periodismo La Bagatela en Villa del Rosario. Agosto 4-2017).