Crculo de Periodistas de Bogot
¿Cadena perpetua?

El atroz asesinato de la niña indígena Yuliana Samboní, probablemente cometido por Rafael Uribe, un miembro de la élite bogotana, provoca dolor, indignación y rabia. Es entonces saludable que haya habido una reacción espontánea de la ciudadanía para exigir castigo. Y es comprensible que algunos pidan penas extremas, como la cadena perpetua, para esas atrocidades.

Por: Rodrigo Uprimny

Comparto la exigencia de que haya justicia en este caso, como debe haberla en los numerosos otros casos de violencia contra mujeres y niños que ocurren a diario en Colombia. Pero discrepo de la idea de la cadena perpetua, por las mismas razones por las que en 2011 la Comisión Asesora de Política Criminal, de la cual hice parte, se opuso a una propuesta semejante de la senadora Gilma Jiménez.

En Colombia, las penas frente a estos crímenes son hoy muy altas (pueden llegar a 60 años), pero la impunidad es igualmente altísima. Y muchas investigaciones, como lo muestra el metaestudio de Durlauf y Nagin en 2011, han concluido que para reducir la criminalidad es preferible esforzarse por aumentar la eficacia de la investigación criminal, en vez de subir las penas. Esto confirma empíricamente la intuición que formuló en el Siglo XVIII el padre del derecho penal moderno, Cesare Beccaria, cuando escribió que lo que frena el delito no es la “crueldad de las penas”, sino su “infalibilidad”, pues “la certidumbre del castigo, aunque moderado, hará siempre mayor impresión que el temor de otro más terrible, unido con la esperanza de la impunidad”.

Si el problema en Colombia es más de impunidad que de magnitud de las penas, y el efecto disuasivo de la pena depende sobre todo de la certeza de la sanción, la discusión debería orientarse no a aumentar penas, sino a mejorar la investigación de esos crímenes. Y tampoco puede justificarse la cadena perpetua con la tesis de que los abusadores de niños son criminales irrecuperables, pues los estudios, como los del sicólogo canadiense Hansen, concluyen que la tasa de reincidencia es del 17 % y baja a 10 % si la persona recibe tratamiento mientras cumple la pena.

Pero además debemos reconocer los límites del derecho penal y pensar en políticas más integrales, que incluyan otras medidas de prevención para evitar estos crímenes. Y en ese aspecto, es fundamental diseñar políticas para eliminar la discriminación contra las mujeres y una cultura machista y patriarcal que tolera e incluso legitima los acosos, los maltratos y las humillaciones cotidianas contra las mujeres y los menores, que son la antesala de violencias más extremas.

La propuesta de cadena perpetua es popular, pero no incrementa la protección real de las mujeres y los niños y niñas contra la violencia. Es más, su aprobación daría una ilusión de protección, mientras los asesinos y violadores siguen sueltos, por falta de eficacia del sistema penal y de medidas preventivas más globales.

Adenda: En mi blog en La Silla Vacía trato con algún detalle si la refrendación congresional del nuevo Acuerdo de Paz puede o no activar el llamado “fast track”.

*Investigador de Dejusticia y profesor de la Universidad Nacional. @RodrigoUprimny

Tomado de:El Espectador.com

 

Uribe Noguera, el Club El Nogal y la sociopatía institucional
Rafael Uribe Noguera, sociopata? Foto colombia.com

Por Daniel Emilio Mendoza, publicado en DELATOR

No hay nada que defender. La niña murió debido a dos tipos de asfixia, mecánica y por sofocación. Es decir, además de quererla matar, se esforzó en hacerlo. Las cámaras que son hoy en día ese Dios que todo lo ve, apuntan desde el cielo con el dedo: allí estuvo Rafael, en la misma Toyota propiedad de su hermano Francisco en la que encontraron el zapato de la menor. En su apartamento un caldo hirviendo con el ADN del agresor, pelos, babas, una botella de güaro, cigarrillos chupados, además ropa de la víctima en la lavadora. Del cotejo de fluidos, especialmente aquellos hallados en el cuerpo de la menor, provendrá aquella prueba irrefutable de responsabilidad. Habrá de concluirse después de un juicio que no va durar mucho, lo que todos sabemos: este muchachito fresa de la alta sociedad la secuestró, la torturó, la asfixió y después la mató. La niña tenía siete años y él 38.

La única motivación que tendría el homicida para confesar, sería ahorrarle el pantallazo al apellido pomposo con el que se presentaba cuando iba a los cocteles de exalumnos del Moderno.

Hasta aquí la conclusión del penalista.

Rafael Uribe Noguera, su pequeña víctima y su edificio. Fotocomposición confidencialcolombia.com

Rafael Uribe Noguera, su pequeña víctima y su edificio.
Fotocomposición confidencialcolombia.com

Ahora escuchemos al criminólogo. Hablemos de los porqués.

¿Qué llevó a Uribe Noguera a cometer semejante crimen?

Los Uribe y los Noguera dormirían tranquilos si se pudiera probar que fue el perico el que lo enloqueció.

Lo que pasa es que no se había metido ni un pase al momento de cometer el crimen. Las primeras líneas se las metió por lo menos una hora después de la muerte de la menor. Después de que su hermano, abogado, miembro de la firma más prestigiosa del país, hubiera mandado a la policía para otro lado cuando llegó a preguntarle por la camioneta que le sonrió a las cámaras en el video, para así ganar el tiempo suficiente que permitiría que él y su hermana Catalina, permanecieran junto a Rafael durante más de tres horas en el apartamento que constituyó la escena del crimen, en la que apareció el cuerpo de la menor lavado y juagado en aceite.

A Uribe Noguera alguien le tuvo que haber ayudado. Con la cantidad de coca y güaro que lo pusieron a meter para solventar la locura transitoria que lo iba a exonerar, no pudo haber arreglado él solo de esa forma, ni el cadáver ni el lugar. Además nadie se enrumba con una niña muerta al lado después de que le informan que lo está buscando la policía. ¿Y es que a cualquier mortal se le ocurre ir a comprar tres bolsas de cocaína, para alegar una inimputabilidad transitoria? ¿No habrá que haber sido abogado y haber cogido un código penal algún día, cómo para darle a alguien el consejito?

La camioneta de Uribe Noguera, captada por las cámaras en el barrio Bosque Calderón. Foto confidencialcolombia.com

La camioneta de Uribe Noguera, captada por las cámaras en el barrio Bosque Calderón.
Foto confidencialcolombia.com

Rafael Uribe es un sociópata. Es decir es alguien que nunca tuvo linderos éticos, ni culturales, ni morales ni de ningún tipo, que regularan su actuar frente a la sociedad. Él mató a la niña estando plenamente consciente de la maldad que conllevaba su actuar. Disfrutando al doblegar el lindero legal que le impone la sociedad. No creo que Rafael Uribe hubiera matado antes a otra niña, este muy probablemente fue el pináculo de su carrera en la perversidad, pero si analizamos su comportamiento y la estructura de su patología, sí podemos suponer a partir de esas visitas frecuentes a zonas de tolerancia expuestas a la prostitución infantil, que no era la primera menor a la que violaba. Su actuar nos dice que pagó antes por sexo con menores.

Ahora, ya en el terreno de la hipótesis, nadie puede saber si los hermanos del homicida hubieran terminado involucrados si la policía no los ubica.

De lo que sí no hay duda, es que si en ese barrio no hubieran existido las cámaras, que si los policías no le hubieran caído a Francisco, su hermano el abogado, entre los dos hubieran logrado meter el cuerpo de la menor en el baúl del carro y lo habrían enterrado en cualquier potrero; quedando la pequeña reducida a un número más en esas estadísticas tan jartas de leer en los periódicos, Rafael Uribe Noguera habría dejado de comprar menores para violarlas… y las habría empezado a matar. Ese gusto no lo hubiera perdido jamás. Cruzado ese lindero, jamás se hubiera devuelto.

La sociopatía es la maldad de las élites. Por lo general de allí provienen estos individuos. Si observamos su personalidad no nos es difícil extraer el resultado de la ecuación. Los sociópatas son egocéntricos, prepotentes, megalómanos, faltos de responsabilidad, extrovertidos, hedonistas, impulsivos, adictos al control y al poder. Es decir, cualquier mención a un hijo de papi es mera coincidencia.

A diferencia del esquizofrénico, no hay ningún factor genético que lo predisponga. Por eso es que de ellos no se puede decir que estén locos, ni mucho menos que estén enfermos. Todo lo contrario, hay que ser muy lúcido para ser sociópata. El sociópata no nace, él siempre se hace. O mejor dicho, lo hacen. Lo fabrica su entorno, la familia, especialmente sus padres, las instituciones como el colegio, la universidad y los amigos.

Al monstruo se le ven las patas. Mucho billete, mucho poder, una familia y una serie de instituciones que lo malcriaron al punto que lo convirtieron en lo que llegó a hacer, convirtiéndolo en su propio crimen, caracterizándolo como un desteñido guasón, en el rufián metido en la pantalla, en ese ser que bajaban custodiado de la tanqueta en medio de aquella turba que lo quería linchar.

Su padre fue decano en la Universidad Javeriana de la carrera que él estudió: Arquitectura. ¿Se imaginan las licencias que se pueden llegar a permitir al hijo del decano? Después, vienen y lo sientan a presidir la empresa de construcción familiar. Empresa que le construye un edificio en el que tiene su penthouse y en el que por ser el dueño del inmueble, los vecinos nada podían decir cuando hacía sus bacanales. No es chisme la querella que le pusieron cuando un viejito le golpeó la puerta a la madrugada y casi lo levanta a golpes. Es decir, para Uribe Noguera, todo fue al gratín, sin ningún esfuerzo. Le enseñaron que él todo se lo merecía. Que estaba por encima de los derechos de los demás. De forma muy clara, a través de símbolos recurrentes le dijeron que la ley a él no le aplicaba. Entonces ¿podían llegar a significar algo, la ética, la bondad, la generosidad y el amor?

Un sociópata no siente más allá de su propia satisfacción.

Ahora, como la idea es poner el dedo en la llaga, abramos un poco más el perímetro y preguntémonos, ¿de dónde nacen esas familias que deforman? ¿No existirá una conducta generalizada por parte de la élite colombiana, que la convierte en paridora de perversos sociópatas?

Son los simbolismos sociológicos los que generan la transmutación de valores en el individuo. Me explico. En el caso de Rafael Uribe, por ejemplo, cuando hizo fraude en la universidad con la tesis y lo amparó su padre de la echada, ese acto simbólico seguro que le movió aquel lindero existente entre el bien y el mal, se le fue corriendo el muro de contención en su inconsciente. Cuando lo cogen robando en un club social y también le palanquean la impunidad, se lo siguen moviendo.

Eso, sólo si contamos con lo que rumorean las redes, pero estoy seguro que los padres de Rafael, si viajan en el tiempo, podrán contar con los dedos de las manos las veces que a su hijo le dijeron no. Fue así, desde pequeño, en cada uno de los universos que lo rodeaban, que se formó la personalidad de Uribe Noguera como el ser despiadado e inhumano que hoy en día, sentado en esa celda, debe estar pensando que es una injusticia lo que le está pasando, que la sociedad entera se está portando mal con él. Él no está arrepentido, ténganlo por seguro, el sociópata jamás se arrepiente. Él ahora está pensando que tenía todo el derecho de violar y asesinar a esa pequeña niña caucana. Y querrá escapar. Y como no puede hacerlo, desde aquí lo advierto: hay que estar encima de él señores del INPEC, porque se les suicida, el preferirá matarse que asumir las consecuencias de sus actos.

Les va doler, pero es que mis letras no son pomada, ustedes, padres de Rafael, son en gran parte responsables de lo sucedido. A un sociópata no se le corre la teja, son los linderos de la ética y la legalidad los que se corren en él, y ustedes ayudaron durante su vida entera a desplazarlos.

Los simbolismos son también institucionales. Estos vienen siendo los más importantes, pues son aquellos los que gestan las bases para que sea la sociedad misma la que fecunde y procree este tipo de personalidades. Una sociedad desigual es la madre de la sociopatía social. La desigualdad genera injusticia y es precisamente esa injusticia de la que surgen los símbolos que a patadas mueven los límites. Para Uribe Noguera quienes no pertenecieran a su círculo social, eran seres despreciables, unos “guisos”, él estaba por encima de ellos, ellos eran objetos que estaban diseñados para servirle o para satisfacer sus más elementales deseos, lo que se le pasara por la mente.

Así fue como Uribe Noguera vio a Yuliana, como un objeto más, en ese momento, en su mente, la niña no representaba lo que para cualquiera debe representar un ser humano. La deshumanizó y para lograr verla como una cosa o un animal, al punto de llegar a violarla y matarla, el agresor tiene que haber estado expuesto durante toda su vida a simbolismos sociales y culturales que moldeen esa personalidad oscura.

El zapato de la menor hallado en el interior de la camioneta. Foto confidencialcolombia.com

El zapato de la menor hallado en el interior de la camioneta.
Foto confidencialcolombia.com

Uribe Noguera tuvo que haber vivido de pequeño situaciones en que se le permitió abusar sin consecuencias de gente de escasos recursos. Me lo puedo imaginar entre berrinches pegándole al hijo del cuidandero de la finca, insultando a la empleada de servicio, maltratando al conductor, mientras su papá le dice “Rafita, príncipe bello… eso no se hace”

La clase alta colombiana es responsable de la transmisión de simbolismos culturales, que desfiguran la escala de valores de los jóvenes que la componen. La sociópatas no solo son los que cometen crímenes sexuales y homicidios. Cualquier persona que delinca sin sentir sentimientos de culpa, gozando de sus actos, considerando su actuar ilícito como un derecho adquirido, es un sociópata.

He conocido varios políticos y empresarios, que han solventado su carrera a punta de estafas, fraudes, peculados, cohechos y falsedades, y no es que no sepan que están delinquiendo, es que se sienten con derecho de hacerlo. El límite lo tienen corrido. Los símbolos han operado en ellos hasta convertirlos en sociópatas, que puede que no violen ni maten, pero el daño que hacen es devastador.

Cuando la justicia, los organismos del estado y en general la estructura social está diseñada para amparar y solventar los intereses de la élite, se desfigura la escala de valores, los símbolos permean el inconsciente colectivo del que tanto habla Carl Jung, ese psiquiatra sollado que tanto le peleó a Freud, y entonces es como si los papás de Uribe Noguera nos estuvieran malcriando a todos.

Cada vez que los políticos roban y defraudan y nada les pasa, cada norma tributaria que agrede de forma regresiva a los más pobres, cuando los niños aguantan hambre y tienen que subir lomas para ir al colegio, es como si el papá Estado estuviera haciéndose el pendejo como el papá de Rafael y estuviera diciéndole a los millonarios: “príncipes bellos, eso no se hace”.

El Estado se convierte entonces en un factor institucional que hace de los ricos, deidades convencidas de que a ellas no se les aplican ni la constitución ni la ley, monarcas sudacas del siglo 21, gamonales que ven el país como su feudo y a los pobres como sus siervos, desprovistos de cualquier tipo de derecho. Colombia lleva toda su existencia viviéndolo: la institucionalidad estatal al servicio de la promoción sociopática.

Y no sólo es el Estado. Las instituciones privadas, las empresas… los clubes sociales, todos pueden obrar como transmisores de esta patología social que vive el país desde que llegaron los españoles a abusar de nuestros pueblos.

Los ejemplos son muchos, pero hay uno tan a la mano que no puedo dejarlo en el tintero, por lo claro, lo actual y lo veraz. El Club el Nogal del que cual soy socio, por donde transitan los empresarios más ricos del país, los magistrados y políticos más reconocidos, optó por suspender mi derecho de entrada durante 5 años y acaba de iniciar otro proceso disciplinario en mi contra, por el hecho de haber denunciado en mis artículos, actos de corrupción por parte de algunos miembros de la Junta Directiva del Club y sus negocios con paramilitares neonazis genocidas.

¿Qué le está diciendo Luis Fernando López Roca, el presidente del Club el Nogal, quién va para Corte Constitucional a la sociedad con este acto manifiestamente inconstitucional?

Rafael Uribe y Felipe Noguera.¿En familia? Foto eltiempo.digital

Rafael Uribe y Felipe Noguera.¿En familia?
Foto eltiempo.digital

Si lo vemos desde un punto de vista sociológico, siendo el Club el Nogal el lugar en el que confluyen los diversos universos que componen la clase alta colombiana, estamos frente a una reacción simbólica que traduce esa tergiversación de los valores, generadora de las conductas sociópatas tan propias de algunos integrantes de la alta sociedad.

Para el Presidente del Club, en la casa de la elite política y empresarial no entra la ley, allí no aplica la constitución, ni la libertad de expresión, ni los derechos fundamentales, ni el código penal. Los miembros de la Junta Directiva son paridos por los Dioses, intocables, al Club los linderos no se le imponen. Eso por un lado, pero es que además a los poderosos no se les puede denunciar, ni se les puede mencionar en escritos públicos, ni en artículos, ni en declaraciones, y podrán haber cometido mil barbaridades, pero aun así a quién se atreve a denunciarlos es a quien habrá de castigársele.

Los socios del Club no son todos unos sociópatas, de ninguna forma, la mayoría tienen límites éticos y legales bien definidos. Lo que estoy diciendo es que institucionalmente, sus directivas repiten los simbolismos estructurales que deforman las finalidades de una sociedad que pretende ser día a día más humana y menos voraz.

La democracia fue inventada para eso: para estructurar estos linderos. Para quitarle al monarca su corona y su feudo. La democracia si de verdad existe, tiene el deber de estar en todas partes, ella es la única vacuna, que bien aplicada, con justicia y equidad, puede sanar esa pandemia que ha trastornado antisocialmente nuestra sociedad.

Y ahora espero que empiecen los unos a decir que soy un resentido y que no merezco estar en el Club, y los otros a decir que soy un mamerto comunista, que qué hago en ese Club que tanto me detesta. Y a unos y otros les respondo que estoy luchando, luchando en contra de esos simbolismos con los que quisieron criarme, porque también tuve empleada de servicio, conductor y finca con cuidandero, y por eso sé de lo que hablo y sé del daño que le haría a esta sociedad si me quedara callado, si no diera la lucha por disciplinar a esa Junta Directiva que inicia en mi contra un proceso disciplinario, solamente para transmitir ese mensaje de impunidad frente a las ilicitudes recurrentes de algunos de sus miembros. Yo no me voy a convertir en el símbolo que les ayuda perpetuar la inexistencia del lindero.

Así me quede grande frentear el poderío económico, jurisdiccional y político del Club, ya es empezar a ganarles un poco el hecho de poder escribir estas líneas, de que esté próximo a salir al mercado “El Club el Nogal amordaza al Escritor”, el libro de Editorial 531 en el que denuncio toda la corruptela que anida y permea esa corporación. Por lo menos es hacer fuerza del otro lado del muro, para que no lo tumben tan rápido.

DANIEL EMILIO MENDOZA LEAL

Tomado de:Revista Corrientes

 

El Almanaque Bristol, un joven de 185 años

Contraplano

Por Orlando Cadavid Correa

Por Orlando Cadavid Correa

El famoso Almanaque Bristol cumple 185 años, lo que quiere decir que ahora  se pone a 15 calendarios de los dos siglos de existencia. Un ocurrente sostendría que no los revela porque sus editores no son fotógrafos.

Eternamente ataviado con una indumentaria color naranja, lleva siempre en la portada  el retrato de su fundador, el químico y farmaceuta Cyrenius Chapín, quien creó la publicación en 1832, en Estados Unidos, para promocionar un jarabe tónico de “zarzaparilla” y divulgar consejos prácticos para las gentes de todos los estratos.

bristol-2016El Bristol –que desde que vio la luz primera se autocalifica de “Pintoresco”– se vende a precio de huevo (baratísimo) y sus productores calculan la información para sus clientes de conformidad con cada uno de los países en los que circula.

Su menú es bien amplio: eclipses de sol y de luna; notas sobre la siembra, tiempos aptos para la pesca y hasta para el corte de cabello; fiestas móviles y de guardar; cómputos eclesiásticos; el santoral para cada día del año y las cuatro estaciones o temporadas. En la edición colombiana no falta la decena de “puentes Emiliani”, ni las recomendaciones para las amas de casa que cuidan amorosamente sus jardines con base en los ciclos del calendario lunar. Incluye, asimismo, vaticinios climáticos y de mareas que la publicación asegura son calculadas especialmente para cada región del continente. Comprende, además, datos astrológicos y hasta el horóscopo. Sus mentores dicen que la edición anual es de cinco millones de ejemplares. No sabemos si están cañando.

Don Google, que se las sabe todas, pregunta ¿cuál es la historia de este almanaque; para qué sirve y por qué sigue vendiéndose a pesar de la existencia del internet?

Y para nuestro caso, nos responde: “Si usted es colombiano, sabrá que a finales de diciembre empieza la venta en las esquinas semaforizadas del Almanaque Bristol, una revista pequeña que guarda los secretos del año que sigue.  Le pueden interesar, por ejemplo,  las profecías de Nostradamus para el 2017”.

almanaque bristolWikipedia (la enciclopedia libre)  también hace su aporte: “esta publicación se edita e imprime en Nueva Jersey, desde donde se distribuye a países como Colombia, Brasil, Perú, Ecuador, Bolivia, Panamá, Nicaragua, El Salvador, Honduras, México, zona del Caribe y en la costa este de los Estados Unidos.

El almanaque se consigue a un precio muy bajo, lo que ha permitido que las personas lo sigan comprando, año tras año. En Colombia se consigue a un precio que oscila entre los 2.000 y 3.000 pesos y cuenta con 32 páginas. El cuadernillo apunta a promocionar sus productos de jabonería y perfumería. El Observatorio Naval de los Estados Unidos es el encargado de realizar los estudios sobre predicciones del tiempo, mareas y perspectivas astronómicas para cada país en el que se distribuye. Con razón ha sido objeto de falsificaciones. También incluye característicamente una tragicomedia gráfica en 8 cuadros, poemas o epigramas, chistes, frases célebres y datos curiosos”.

La apostilla: Fueron lectores confesos del Bristol, en el siglo pasado, los colombianos Gabriel García Márquez y Germán Arciniegas; los argentinos Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares y el guatemalteco Miguel Angel Asturias.

[email protected]

Tomado de:Eje21

Asesinado a balazos un periodista a la puerta de su casa en Chihuahua
El periodista asesinado Jesús Adrián Rodríguez Samaniego.
UN OFICIO AMENAZADO

El crimen de Rodríguez Samaniego eleva a 99 los informadores caídos en México desde 2000

JAN MARTÍNEZ AHRENS
México 11 DIC 2016

No eran aún las ocho de la mañana y ocho veces incendiaron el aire las balas. Jesús Adrián Rodríguez Samaniego, de 41 años, acababa de salir de su casa en la calle Quinta, en la norteña ciudad de Chihuahua. Iba al trabajo, cuando al subir a su automóvil, un antiguo Nissan Tsuru azul, la muerte le llamó por la ventanilla. Antes de que pudiera arrancar, siempre según las primeras versiones, dos hombres se acercaron en un coche negro y a corta distancia le dispararon a placer. Rodríguez Samaniego quedó sin vida ahí mismo. Los asesinos huyeron. Atrás dejaron ocho casquillos del calibre 45.

La víctima era periodista. Reportero de la cadena Antena 102.5 FM, de GRD Multimedia. Tiempo atrás se había dedicado a la información policial. Ahora estaba destinado a la sección política. También había trabajado para el Heraldo de Chihuahua y Nueva Era Radio.

Como es habitual, nada se sabe aún de la autoría ni del móvil. Su muerte ni siquiera ocupó un lugar destacado en los medios mexicanos. La inmensa guadaña que a diario se abate sobre el país dejó su crimen en un margen. Otro periodista más asesinado. Noventa y nueve desde el año 2000. Una cifra que hace de México el país más peligroso para ejercer la profesión de América.

En México es asesinado un periodista cada 26 días, denuncia Article 19

La Fiscalía y el Gobierno estatal se apresuraron a afirmar que su muerte no quedará impune. Incluso aseguraron contar con indicios que permitirán el rápido esclarecimiento del caso. Frases parecidas se dijeron tras los asesinatos de Pedro Tamayo Rosas, Moisés Sánchez Crespo, Francisco Pacheco Beltrán y tantos otros periodistas caídos junto a sus casas o redacciones. Informadores de medios pequeños, sin protección ni fama; indefensos ante el poder del crimen y muchas veces abandonados a su suerte por las autoridades a las que habían incomodado. Profesionales sobre los que, una vez fallecidos, cae la insidiosa sombra de la sospecha.

Con la muerte a tiros de Rodríguez Samaniego ya son 11 los periodistas asesinados este año. Es la mayor cifra desde 2011, en plena vorágine por la guerra contra el narco. El 90% de los casos queda sin resolver. Olvidados por casi todos. Una cruz más en el cementerio de los periodistas mexicanos.

Tomado de:El País,de España.

‘El sol de la paz brilla, por fin, en el cielo de Colombia’: Santos

En un emotivo momento del discurso, Santos rindió homenaje a las víctimas del conflicto con Farc.

Por: ELTIEMPO.COM | 11:58 a.m. | 10 de diciembre de 2016

«…Las víctimas también fueron el centro de esta entrega del Premio Nobel. De hecho, el momento más emotivo de la jornada fue cuando el mismo presidente Santos les pidió que se pusieran de pie, y el auditorio estalló en aplausos para un grupo de víctimas que representan los dolores de Colombia: el secuestro, la muerte y el desplazamiento, entre otros. 

«El profesor Ronald Heifetz, fundador del Centro de Liderazgo de la Escuela Kennedy de Gobierno de la Universidad de Harvard, de donde me gradué, me dio un sabio consejo: cuando se sienta desanimado, cansado, pesimista, hable siempre con las víctimas. Son ellas las que le darán ánimo y fuerzas para continuar. Y así ha sido. Siempre que pude, hablé con las víctimas de esta guerra y escuché sus desgarradoras historias. Algunas de ellas están aquí hoy, recordándonos por qué es tan importante que construyamos una paz estable y duradera«, indicó Santos.

Leyner Palacios.

El Jefe de Estado hizo énfasis en el caso de Leyner Palacios, una de las víctimas invitadas a la ceremonia, y quien padeció el flagelo de perder a 32 familiares, incluidos a sus padres y a tres hermanos, en la masacre de Bojayá en mayo de 2002

«Este premio pertenece a los negociadores»

En efecto, el pasado 24 de noviembre el presidente Santos y el jefe máximo de las Farc, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, firmaron en el teatro Colón de Bogotá el Nuevo Acuerdo de Paz que contenía una amplia mayoría de las propuestas que sectores del ‘No’ y desde otras diversas orillas políticas fueron enviadas para incorporar en el texto.

Firma del nuevo acuerdo, en el Teatro Colón. Foto:El Pilón.co

El nuevo acuerdo, como se le conoce desde ese momento, ya fue refrendado por el Congreso y desde hace 10 días inició su implementación, aún a la espera de cuál será el modo en el que se realizarán las leyes que lo sustentan.

«Este premio pertenece también a los hombres y mujeres que, con enorme paciencia y fortaleza, negociaron en La Habana durante todos estos años.Ellos lograron un acuerdo que hoy podemos ofrecer como modelo para la solución de los conflictos armados que subsisten en el planeta. Y me refiero tanto a los negociadores del Gobierno como a los de las Farc –mis adversarios–, que demostraron una gran voluntad de paz. Yo quiero exaltar esa voluntad de abrazar, de alcanzar la paz, porque sin ella el proceso hubiera fracasado», expresó.

Santos mencionó a Bob Dylan, también galardonado en esta edición con el Premio Nobel de Literatura, y recordó una de las frases que, según el Presidente, conmovió «a quienes fuimos jóvenes entonces».

“¡Cuántas muertes más serán necesarias hasta que comprendamos que han muerto demasiados! La respuesta, mi amigo, va volando con el viento”.

Versión completa en El Tiempo.com

El fast track en la agenda de Uribe y Santos

Foto tomada twitter Alvaro Uribe

CD PIDE A CORTE NO APROBAR ESE MECANISMO

El Centro Democrático continúa en el propósito de advertir a la comunidad internacional acerca de los efectos que puede tener en caso de que la Corte Constitucional apruebe el Fast Track. Por ello el expresidente y senador Álvaro Uribe viajó a los Estados Unidos a dialogar con los diferentes estamentos y dirigencia política de los norteamericanos.

Aparte de esta gira desarrollada por el exmandatario también le enviaron una misiva a la Corte Constitucional firmada por varios miembros de la bancada del Centro Democrático.

“Se transmiten a la Corte fundamentalmente dos ideas. En primer lugar, que los acuerdos presentados por el Gobierno nacional, producto de una supuesta renegociación, son estructuralmente los mismos, razón por la cual se está ignorando un pronunciamiento popular legítimo tal y como fue el del pasado 2 de octubre; y segundo, que la refrendación de los acuerdos llevada a cabo la semana pasada en el Congreso de la República a través de una proposición, no se adecúan a lo dispuesto en el artículo 5º del Acto Legislativo 01 de 2016 ni a lo dicho por la Corte Constitucional en Sentencia C-379 de 2016”, dicen en la carta.

De la misma manera señala que “como es bien sabido, la Corte Constitucional en Sentencia C-379/16 (sentencia que aprobó el plebiscito por la paz) le otorgó fuerza vinculante a la votación desfavorable del plebiscito del 2 de octubre del presente año. En aquella oportunidad dispuso reglas jurisprudenciales claras sobre los parámetros que debían respetar los nuevos acuerdos, reglas que hoy no pueden ignorarse y/o cambiarse en virtud de un resultado desfavorable inesperado por el ejecutivo”.

Señala que “no basta con reformas inocuas o superfluas, sino que su nueva forma debe responder a las exigencias populares que impidieron la continuidad del proceso. No hacerlo desagravia el poder soberano del pueblo, al sistema democrático y representa una burla a los principios fundamentales que rigen el ordenamiento jurídico colombiano”.

La refrendación

Respecto de la refrendación por parte del Congreso de la República, se puede leer en el documento que “lo pretendido por el Gobierno no es otra cosa que desconocer el principio de democracia participativa y soberanía popular, pues la imposición al Pueblo de un marco normativo que desaprueba no solo deslegitima su actuar y su gobierno, sino que también es una afrenta grave a los cimientos del constitucionalismo colombiano”.

“El constituyente primario es la base de la estructura democrática, política y la fuente originaria de las instituciones jurídicas y gubernamentales de este Estado Social Democrático y de Derecho, por ende no debe desconocerse la real dimensión del daño que ocasionaría esta autoritaria y arbitraria decisión del Ejecutivo, auspiciada por las mayorías en el Congreso, lo cual no es otra cosa que un golpe de estado al reemplazar la estructura vigente por un régimen que desconoce los principios en que se funda la democracia”.

“Como suprema guardiana de la Carta Política, rogamos a la Corte Constitucional valorar los argumentos que expresan las preocupaciones de millones de ciudadanos que, estupefactos, estamos asistiendo al desconocimiento flagrante del mandato popular que dentro de las reglas democráticas invalidó el acuerdo de paz suscrito entre el Gobierno y las Farc, y que la misma Corte Constitucional en Sentencia C-379 de 2016 condicionó la firma y aprobación de un nuevo acuerdo a la refrendación popular por vía directa”, concluye la misiva.

Más advertencia

Horas antes de enviar esta misiva, Uribe Vélez en una rueda de prensa manifestó que “argumentan que necesitan el Fast Track para aprobar la Justicia Especial; no es cierto, por vía ordinaria se han aprobado leyes transicionales como la de Justicia, Paz y Reparación, y también Normas Constitucionales. Lo que quieren es no debatir, no modificar y anular posibilidades de acciones futuras de inexequibilidad”.

Solamente el pueblo o la Constituyente que él mismo elija, puede cambiar el procedimiento de reforma de la Constitución. Por eso la aplicación del Fast Track quedó condicionada a que el plebiscito tuviera mayoría. No puede entenderse que el Congreso modifique la Constitución a través del procedimiento abreviado del Fast Track, que él mismo estableció, pero con la condición no cumplida del plebiscito aprobatorio”.

Agregó que “muchos congresistas expresaron que cuando votaron positivamente la proposición de refrendación de los acuerdos lo hicieron con conciencia del alcance político exclusivo, nunca con la pretensión de sustituir la aprobación popular necesaria para el Fast Track. Las leyes o Normas Constitucionales que se aprueben por Fast Track, tendrán control único Constitucional, esto es, se recorta la garantía ciudadana de demandar, una o varias veces, la inexequibilidad de estos textos jurídicos. Las acciones contra los decretos presidenciales tendrán escasos dos meses para presentarlas. Sin embargo, todo proyecto de decreto, ley o Norma Constitucional, deberá contar con el visto bueno previo de una comisión paritaria con Farc”.

Y recalcó, “Mientras egos y temores del Gobierno, con burla de la decisión popular, gestionan Fast Track, voceros de Farc amenazan con expropiación a la industria azucarera, campeona mundial de productividad, y anuncian que su Tribunal de impunidad encarcelará a quienes fueron sus extorsionados y secuestrados, y a quienes evitaron el triunfo de su narco terrorismo”.

Desde el Gobierno

El presidente de Colombia y Premio Nobel de Paz, Juan Manuel Santos, expresó desde Oslo su confianza en que el lunes próximo la Corte Constitucional dé su visto bueno al procedimiento legislativo rápido, Fast Track, para desarrollar en el menor tiempo posible el acuerdo suscrito con las Farc.

“Se ha firmado la paz, ha sido refrendado por el Congreso con una amplísima mayoría y en este momento procederemos con su implementación”, explicó el Mandatario en su declaración previa a la rueda de prensa efectuada en el Instituto Nobel.

En ese orden de ideas el Jefe del Estado dijo: “Yo espero que el próximo lunes la Corte Constitucional de Colombia le dé su bendición al procedimiento de vía rápida, el ‘Fast Track’, con el fin de implementar el acuerdo lo más rápido posible”.

Así mismo, el Presidente indicó que “una cosa que parecía un sueño imposible para los colombianos, todos los americanos y todos los ciudadanos del mundo, es ahora una realidad porque las Farc ya se están desplazando hacia las zonas donde se concentrarán y entregarán sus armas”.

Solicitud de la Procuraduría

La Procuraduría le pidió a la Corte Constitucional que se declare inhibida para emitir un pronunciamiento sobre el artículo quinto del Acto Legislativo para la Paz, que está relacionado con la refrendación popular para activar la entrada en vigencia del ‘Fast Track’ y de las facultades especiales otorgadas al Presidente de la República.

La procuradora encargada, Marta Castañeda, expresó que «hay falta de certeza» en los argumentos presentados por parlamentarios del Centro Democrático para tumbar el artículo quinto.

Sin embargo, advierten que la refrendación popular, con efectos políticos y no normativos, puede hacerse a través de mecanismos «democráticos participativos» como un plebiscito, o «democráticos representativos» como el Congreso, las Asambleas departamentales o los concejos municipales o distritales, como instancias legítimas representativas de los ciudadanos».

Tomado de:El Nuevo Siglo.com

“La paz parecía un sueño imposible”: Santos al recibir el Nobel
Foto:archivo de El Espectador

«Dedico, igualmente, este premio a los héroes de las Fuerzas Armadas de Colombia. Ellos nunca han dejado de proteger al pueblo colombiano»: Santos en el ayuntamiento de Oslo. 

El presidente aceptó en nombre de las víctimas el premio que ayudó a rescatar el acuerdo con las FARC. Exaltó el proceso colombiano como una culminación de anteriores esfuerzos de paz en el mundo.

“He sido líder en tiempos de guerra y he sido líder para hacer la paz”, proclamó este sábado al recibir el premio Nobel de Paz el presidente Juan Manuel Santos, quien como ministro de Defensa de Álvaro Uribe golpeó sin cuartel a las FARC y como gobernante firmó la paz con esa guerrilla.

“Es insensato pensar que el fin de los conflictos sea el exterminio de la contraparte”, dijo Santos al recordar que su experiencia le ha enseñado que es mucho más difícil hacer la paz que hacer la guerra. “La victoria final por las armas –cuando existen alternativas no violentas– no es otra cosa que la derrota del espíritu humano”.

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En sus palabras, Santos exaltó la negociación colombiana como una suerte de culminación, de síntesis, de los esfuerzos de paz anteriores en el mundo, posible gracias a la participación y la experiencia de muchos ganadores del Nobel en ediciones anteriores.

“Los esfuerzos de paz en el Medio Oriente, en Centroamérica, en Sudáfrica, en Irlanda del Norte, cuyos artífices han recibido este galardón, nos mostraron el camino para avanzar en un proceso a la medida de Colombia”, subrayó.

Mencionó el legado de Jody Williams para prohibir las minas antipersonal, así como el respaldo de la Unión Europea y el presidente estadounidense Barack Obama, laureados en ediciones recientes. También mencionó a Malala para enfatizar la importancia de la educación, y al exvicepresidente de Estados Unidos Al Gore para referirse a los esfuerzos por proteger el planeta y los dividendos ambientales que traerá la paz en Colombia.

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“Hay que estar dispuestos a tomar decisiones difíciles, audaces, muchas veces impopulares, para lograr el objetivo final de la paz”, dijo el mandatario.

“El acuerdo de paz en Colombia es un rayo de esperanza en un mundo afectado por muchos conflictos y demasiada intolerancia”, sentenció.

También sorprendió al aprovechar la ocasión para urgir ante una audiencia global a «replantear la guerra mundial contra las drogas», un punto que ya ha defendido en diversos foros internacionales, ante la evidencia de que «no se ha ganado ni se está ganando».

Santos recibió el Nobel en nombre de más de 8 millones de víctimas y desplazados por el conflicto armado en Colombia, y en la ceremonia lo acompañó un grupo en su representación.

El presidente destacó a Leyner Palacios, víctima de la masacre en la iglesia de Bojayá, donde murieron cerca de 80 personas y Leyner perdió a 32 familiares. “Las FARC han pedido perdón por este hecho atroz, y Leyner, que ahora es un líder comunitario, los ha perdonado”, señaló Santos.

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También exaltó la voluntad de paz tanto de los negociadores del Gobierno como de las FARC, y dedicó el premio a las Fuerzas Armadas, que “entendieron muy bien que la verdadera victoria del soldado y del policía es la paz”.

Asimismo, agradeció a la comunidad internacional, al pueblo noruego y a todos los países que apoyaron el dilatado proceso de paz, entre ellos los garantes (Noruega y Cuba), los acompañantes (Chile y Venezuela), Estados Unidos y la Unión Europea, que nombraron enviados especiales.

“La paz parecía un sueño imposible”, remarcó Santos al inicio de su discurso, “pues muy pocos –casi nadie– recordaban cómo era vivir en un país en paz”. Pero luego de seis años de intensas negociaciones “el pueblo de Colombia está haciendo posible lo imposible”. La guerra ha terminado, declaró con solemnidad.

Hace apenas dos meses llegó el estrecho triunfo del No en el plebiscito que debería haber refrendado el acuerdo original entre el Gobierno y las FARC, recordó el mandatario, un resultado que nadie imaginaba.

Foto: AFP, en Semana.com

Santos recurrió a una de las citas más célebres de Gabriel García Márquez, el único colombiano que había recibido un Nobel hasta este sábado, para explicar el limbo en que cayó el país: “Era como si Dios hubiera resuelto poner a prueba toda capacidad de asombro, y mantuviera a los habitantes de Macondo en un permanente vaivén entre el alborozo y el desencanto, la duda y la revelación, hasta el extremo de que ya nadie podía saber a ciencia cierta dónde estaban los límites de la realidad”.

El Gobierno echó a andar un proceso de diálogo nacional con los del No, los del Sí y los que no votaron, repasó Santos. Apenas cuatro días después del plebiscito se produjo el igualmente sorpresivo anuncio del premio Nobel de Paz, y “llegó como un regalo del cielo”, dijo.

“En un momento en que nuestro barco parecía ir a la deriva, el Premio Nobel fue el viento de popa que nos impulsó para llegar a nuestro destino: ¡el puerto de la paz!”. El nuevo acuerdo refrendado hace pocos días en el Congreso permite afirmar que termina el conflicto armado más antiguo del hemisferio, aseguró. América, desde Alaska hasta la Patagonia, es una zona de paz.

“El sol de la paz brilla, por fin, en el cielo de Colombia”, concluyó. “¡Que su luz ilumine al mundo entero!”.

Tomado de: Semana.com

Juan Manuel Santos, tras recibir el Nobel de la Paz: “Hay una guerra menos en el mundo y es la de Colombia»

Juan Manuel Santos recibe el premio Nobel de la Paz. 

H. K. (EFE) REUTERS-QUALITY

El presidente dedica el galardón a las víctimas del conflicto con las FARC, aunque al acto de Oslo no fue invitada la guerillla

JAVIER LAFUENTE

No habían pasado siquiera cinco días del rechazo de los colombianos al acuerdo de paz entre el Gobierno y las Farc en el plebiscito, el 2 de octubre, cuando el país, sumido en la incertidumbre, amaneció con la noticia de que su presidente, Juan Manuel Santos, era galardonado con el Nobel de la Paz. Un punto de inflexión para el proceso de paz y de respaldo al mandatario, como recordó este sábado tras recibir el premio en Oslo: “En un momento en que nuestro barco parecía ir a la deriva, el premio fue el viento de popa que nos impulsó para llegar a nuestro destino: ¡el puerto de la paz!”.

En la capital noruega, la misma ciudad donde hace poco más de cuatro años se iniciaron formalmente las negociaciones entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC, Santos volvió a constatar el apoyo de la comunidad internacional hacia el proceso de paz en Colombia. El respaldo exterior contrasta, sin embargo, con el desgaste con el que el país transita hacia la paz. En los dos meses que han pasado entre la concesión del premio y la entrega, el Ejecutivo y las FARC lograron un nuevo acuerdo. No obstante, el texto tampoco satisfizo a los partidarios del ‘no’, agudizó la fractura entre las élites políticas y acrecentó la desafección hacia el proceso entre los colombianos. Además, en este tiempo se han producido otras noticias que han opacado la entrega del galardón: el país ha visto cómo los asesinatos de líderes sociales han aumentado; la implementación del acuerdo era, efectivamente, tan difícil como se aventuraba; un avión se estrellaba dejando 71 muertos y una niña indígena de siete años era raptada, violada y asesinada por un arquitecto de 38 años, un crimen que ha primado sobre cualquier otra noticia la última semana.

En un discurso cargado de referencia al Macondo de Gabriel García Márquez –el otro Nobel colombiano-, Bob Dylan, Alfred Nobel o Malala, Santos hizo hincapié en que, más allá de su figura, el galardón era un reconocimiento a las más de ocho millones de víctimas que ha dejado la guerra de Colombia durante 52 años, a quienes agradeció su apoyo en estos años. “Las víctimas quieren la justicia, pero más que nada quieren la verdad. Mientras muchos que no han sufrido en carne propia el conflicto se resisten a la paz, son las víctimas las más dispuestas a perdonar, a reconciliarse, y a enfrentar el futuro con un corazón libre de odio”, aseguró el presidente, ante la mirada de algunas víctimas a las que invitó al acto, como la exsenadora y excandidata presidencial Íngrid Betancourt, secuestrada durante más de seis años por las FARC; la congresista Clara Rojas o el escritor Héctor Abad Faciolince, a cuyo padre asesinaron los paramilitares. La mención que Santos hizo del caso de Leyner Palacios, también presente, víctima de la masacre de Bojayá, donde murieron en 2002 casi 80 personas por un atentado de las FARC, fue uno de los momentos más emotivos del acto.

Santos agradeció el esfuerzo de los negociadores del Gobierno, presentes la mayoría de ellos en la ceremonia de Oslo, y a los miembros de las FARC, “que demostraron una gran voluntad de paz. Quiero exaltar esa voluntad de abrazar, de alcanzar la paz, porque sin ella el proceso hubiera fracasado”. Pese a ser la contraparte de la negociación, ningún guerrillero fue invitado al acto de Oslo. Sí lo fueron personas cercanas a las FARC, como el exministro conservador Álvaro Leyva, el senador Iván Cepeda y el abogado de la guerrilla, el español Enrique Santiago. Solo Leyva acudió a la capital noruega. Entre los invitados se encontraban también el expresidente colombiano Ernesto Samper y el exmandatario español Felipe González.

Santos, que fue ministro de Defensa de su antecesor y hoy principal oponente, Álvaro Uribe, que asestó los más duros golpes a las FARC incluso en medio de las negociaciones, admitió que “es insensato pensar que el fin de los conflictos sea el exterminio de la contraparte”. “La victoria final por las armas no es otra cosa que la derrota del espíritu humano. El primer paso, uno crucial, fue dejar de ver a los guerrilleros como enemigos, para considerarlos simplemente como adversarios. Hay que estar dispuestos a tomar decisiones difíciles, audaces, muchas veces impopulares, para lograr el objetivo final de la paz. Esto significó, en mi caso, acercarme a gobiernos de países vecinos con quienes tenía, y aún tengo, profundas diferencias ideológicas”, aseguró Santos, en clara referencia a Venezuela, país acompañante de las negociaciones, donde las FARC tuvieron su santuario y se resguardaron durante años. Una reunión entre el presidente colombiano y el fallecido Hugo Chávez, al poco de asumir el primero su mandato, fue determinante para el desarrollo de las conversaciones.

El presidente aprovechó su discurso para exigir, como ha hecho en otras ocasiones, la necesidad de replantear la guerra contra las drogas. “Tenemos autoridad moral para afirmar que, luego de décadas de lucha contra el narcotráfico, el mundo no ha logrado controlar este flagelo que alimenta la violencia y la corrupción en toda nuestra comunidad global”, aseguró Santos, antes de concluir: “La forma como se está adelantando la guerra contra las drogas es igual o incluso más dañina que todas las guerras juntas que hoy se libran en el mundo. Es hora de cambiar nuestra estrategia”.Juan Manuel Santos recibe el Nobel de la Paz, en imágenes

El Nobel y la envidia

La verdad es que no salgo de mi asombro al ver cómo para mucha gente, en Colombia, el premio Nobel de la Paz que este sábado recibe el presidente Santos es algo sin valor o a lo sumo de mediana valía, como si fuera un hecho banal que sucede con frecuencia y ante el cual el mundo permanece indiferente, cuando es justamente lo contrario: una de las pocas cosas que la entera comunidad de naciones reconoce, un valor universal que, además, supone para el país una segunda estrella (después del Nobel de Literatura) en ese palmarés planetario.
Por: Santiago Gamboa

Pero es normal si vemos que detrás de ese intento de desprestigiar al Nobel están los mismos que han estado saboteando cada uno de los peldaños del proceso de paz, y que hoy podemos definir como los del Nunca. Como es su costumbre, hicieron una intensa campaña de desinformación —parecida a la del plebiscito— basada sobre todo en la ignorancia y la falta de cultura y educación, pero esta vez motivada por uno de los sentimientos más perturbadores y negativos que pueden invadir el espíritu humano, el que mayor bilis negra requiere y que, según se dice, en Colombia abunda, que es la envidia. No me consta que aquí se sienta más envidia que en otras partes, pues descreo de esas teorías que intentan establecer “caracteres nacionales” (que somos los más felices o los más astutos o los más tontos), pero no me cabe duda de que en las filas de la oposición de ultraderecha, es decir el Centro Democrático y en concreto el senador Álvaro Uribe, este sábado se tragará mercurio cromo de la envidia, y esto corroerá sus intestinos y les hará sentir un sabor agrio en la boca cuando se abalancen sobre los asados o almuerzos sabatinos o se tomen esos primeros traguitos previos a la celebración de la Novena. Supongo que la mayoría permanecerá por prescripción médica lejos de los televisores, pero tendrán a su gente estudiando cada palabra de lo que se diga y del discurso de Santos para, luego, después de un buen canelazo y cuando hayan terminado de cantar el “Ven a nuestras almas, Jesús, ven, ven”, empezar la cotidiana labor de menoscabar, rebajar, denostar, injuriar y envilecer este premio, que en términos de algunos fue comprado por el comunismo mundial para Santos, demostrando en cada una de sus disparatadas objeciones no sólo su grosería y necedad, sino sobre todo su ignorancia.

Ya he escrito en esta columna que Aristóteles definió la envidia como el “dolor ante el bien ajeno”, y por eso, ante un Nobel que fue conferido al presidente, pero que es un claro reconocimiento a Colombia y a sus víctimas, a su capacidad de reaccionar ante la insensatez, el hecho de que algunos políticos se dejen carcomer por la multiforme envidia y lo rechacen con argumentos necios es, aparte de una actitud infantil, una bofetada al propio país que está siendo reconocido universalmente y al que ellos, por absurdo, anhelan con avidez volver a representar. ¡Cuánto no daría el supuesto Gran Colombiano por estar ahí, de frac, recibiendo la medalla! ¡Con cuánta energía intentaron sabotear, combinando todas las formas de lucha, para que ese premio no recayera en Colombia y no le fuera conferido a Santos! Sólo les deseo que en sus botiquines finqueros haya Mylanta, eficaz contra la acidez de estómago.

Tomado de:El Espectador.com

La inutilidad de la cadena perpetua
Foto: Óscar Pérez/El Espectador

Entendemos y compartimos la necesidad de honrar a Samboní y a tantas otras, pero la mejor manera de hacerlo es dejando de lado las soluciones fáciles que en realidad son cantos de sirena, como la cadena perpetua.La idea de que a mayores penas se producen menos delitos ha sido desvirtuada por la academia y denunciada como “populismo punitivo”.

Por: El Espectador

La violación y asesinato de Yuliana Samboní es una tragedia indescriptible. Colombia, desgraciadamente, parece ser tierra fértil para este tipo de bajezas: cada día 21 niñas entre 10 y 14 años son violadas, según un informe del Fondo para las Poblaciones de las Naciones Unidas. Según Plan International, el año pasado 2.011 niñas entre 0 y 4 años fueron abusadas sexualmente en Colombia. La rabia y la indignación que muchos colombianos han expresado en estos días es síntoma del dolor acumulado que genera vivir en un país hostil hasta para los más indefensos. Con todo, eso no es motivo para sucumbir ante los cantos de sirena del populismo punitivo.

Nos referimos a la propuesta de revivir la cadena perpetua como sanción para quienes violen menores de edad. Cristina Plazas, directora del ICBF, fue la primera funcionaria de alto rango que solicitó al Congreso considerar de nuevo esta pena. Pronto, personas de todo el espectro político se unieron al llamado. Ayer supimos que el presidente del Congreso, Mauricio Lizcano, introdujo un proyecto de ley llamado “Ley Yuliana”, para que, en sus palabras, “quienes violen un niño o niña se pudran en la cárcel”. La iniciativa parece contar con un apoyo popular abrumador, como en las épocas en que la senadora Gilma Jiménez construyó su proyecto político alrededor de una propuesta similar.

Es en estos momentos de justa rabia cuando una sociedad tiene que mirarse al espejo y hacerse las preguntas fundamentales: ¿queremos construir nuestro sistema penal, el más invasivo, por definición, de las libertades individuales, sobre una idea de venganza o darle un propósito de rehabilitación? El debate no es nuevo y, por lo mismo, abundan los argumentos que nos llevan a pedir cautela: aunque los propósitos de justicia que envuelven este apoyo a la iniciativa sean loables, la cadena perpetua no va a solucionar nada.

Primero, porque parte de una idea que no está probada científicamente sobre los violadores y es que se trata de enfermos mentales incapaces de rehabilitarse. Es fácil equiparar a quienes cometen estos crímenes a figuras monstruosas, pero no podemos olvidar que ellos también tienen derechos. Más aún porque las tasas de reincidencia en estos crímenes son menores de lo que la opinión pública cree. Un estudio de Human Rights Watch, por ejemplo, concluyó que tres de cada cuatro personas condenadas por crímenes sexuales no reincidieron, y que esa cifra puede disminuir si se invierten en acompañamientos psicológicos eficientes.

Segundo, no hay ninguna prueba de que la cadena perpetua intimide a quienes cometen esos crímenes. La idea de que a mayores penas se producen menos delitos ha sido desvirtuada por la academia y denunciada como “populismo punitivo”.

Tercero, introducir la cadena perpetua implicaría reformar la Constitución y abandonar por completo la política criminal que ve la cárcel como un espacio de resocialización. No somos ingenuos: sabemos que, en gran parte por el hacinamiento y la ausencia de recursos, ese objetivo de rehabilitación está fallando, pero la solución no es rendirnos y ya. Nos da más réditos como sociedad apostarle a un sistema penitenciario mucho más humano, que simplemente esperar que la gente “se pudra” en la cárcel.

Cuarto, y relacionado con la idea de las penas eternas, son los costos. El sistema, de por sí, está colapsado. Alargar la estadía de los presos es seguir alimentando ese “estado de cosas inconstitucional” que hay en las prisiones del país y que la Corte Constitucional ha denunciado en numerosas ocasiones.

Quinto, hay mejores formas de emplear los recursos para garantizar la seguridad de nuestros menores. Primero, reducir la impunidad en estos delitos, que ya de por sí tienen penas considerables. Segundo, afrontar en serio la guerra cultural que ha creado un ambiente complaciente con la violencia sexual, especialmente la que está motivada por el género.

Entendemos y compartimos la necesidad de honrar a Samboní y a tantas otras, pero la mejor manera de hacerlo es dejando de lado las soluciones fáciles que en realidad son cantos de sirena, como la cadena perpetua, y empezar con las reformas estructurales necesarias para combatir la violencia sexual.

¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a [email protected]

Tomado de:El Espectador.com

 

Un crimen atroz

La noticia nos llenó de indignación y le dio la vuelta al mundo: un joven de la alta sociedad bogotana violó y asesinó a una niña indígena de siete años.

Por: Hernando Gómez Buendía

La actuación del presunto criminal resulta incomprensible, y las reacciones de la gente y de los dirigentes nos remiten a cuestiones muy profundas acerca de qué es un ser humano… y acerca del país donde vivimos.

El único aspecto comprensible de este suceso atroz fue la indignación que todos sentimos. La violación-asesinato de Yuliana fue una bofetada a casi todos los valores primitivos y esenciales de la especie humana —los tabúes, el sexo, la niñez, el honor, la familia, el poder, la indefensión…—. Este crimen es una afrenta personal a cada uno de nosotros y el sentir rabia es el modo natural, diría que automático, de reafirmarnos como seres humanos.

Pero por eso mismo la indignación es parte del suceso, y como tal no necesariamente ayuda a comprenderlo… ni a remediar el daño. Así es que quedan solo las cuestiones profundas que han debido salir a la luz en este caso:

—La cuestión insoluble de la responsabilidad penal. ¿Será que el criminal actuó de modo deliberado y libre como exige la ley, o será que la misma atrocidad de su conducta indica que en efecto ese acto no fue “libre”? Pues cada vez que se condena —o que se absuelve— a alguien por cualquier delito, el Estado en nombre de nosotros está haciendo un juicio que nadie más que un dios podría formular.

—La cuestión complicada de la prevención. Apellidos distinguidos, educación de elite, inexistencia de antecedentes penales, secuestro a la luz del día, captura-entrega sin mucha planeación…Este crimen no se le puede achacar a la pobreza, ni a la mala educación, ni al descuido de la víctima o de las autoridades. No cabe en los modelos de prevención “social” o “situacional” del delito.

Lo cual remite a una doble y difícil tarea para cualquier sociedad. La de admitir su impotencia: hay crímenes que no se pueden prevenir. Y la de aprender a razonar desde la lógica estadística: las políticas públicas deben basarse en probabilidades, no en hechos particulares, por llamativos o escandalosos que sean.

—La cuestión asociada —y acuciante— de para qué es la política. Como muestra el debate sobre parejas gay, aquí y en todo el mundo la política no se limita a resolver problemas sino a expresar valores o emociones y a reafirmar la superioridad moral de unos sobre otros. Pues este crimen atroz fue un motivo perfecto para ejercer en Colombia esta forma de política simbólica.

—La cuestión indecorosa del político. Discursos del presidente y del alcalde, amenazas del fiscal, llamado a la reforma constitucional, proyectos de ley, pena de muerte, cadena perpetua, castración química… Explosión previsible de la política simbólica, pero también del populismo punitivo que todo lo confunde y no resuelve nada.

—La cuestión lamentable de los periodistas que simplemente actuaron como buitres.

—Y la cuestión moral de un país indignado que reclama el castigo implacable para este crimen repulsivo al mismo tiempo que encubre, o que ignora o que perdona las violaciones y los asesinatos de otras muchas Yulianas en esta noche triste que es la historia de Colombia.

*Director de la revista digital Razón Pública.

Tomado de: El Espectador.com

Voy a violarte, baby

Las circunstancias del asesinato de Yuliana Samboní han estremecido un país en el que no escasea la ignominia. El estrato del asesino, su sadismo y la edad de la víctima le dan al caso un perfil muy atractivo para los medios e inédito para los anales del crimen.

Por: Julio César Londoño

Cuesta creer que un ser humano sea capaz de cometer un hecho tan atroz. Podemos tranquilizar la conciencia social pensando que se trata de un (1) individuo defectuoso, sí, pero ¿cómo explicar que haya recibido la colaboración de muchas personas perfectamente normales?

Por ejemplo la hermana del asesino, que lavó el cuerpo de la niña con agua y luego lo ungió con aceite para camuflar los fluidos del asesino y confundir al legista. Por ejemplo el hermano abogado, que sugirió el uso del aceite y le aconsejó a Rafael que se metiera cuatro pases de cocaína para provocar una taquicardia y ser internado en una clínica.

A propósito, el “atenuante” de que el sujeto estaba drogado es ridículo. En el mundo hay miles de millones de sujetos que usamos estimulantes y no violamos ni asesinamos niñas ni mujeres. El que es caballero sigue siéndolo aunque se tome diez copas. El guache es guache aunque solo tome agüita de valeriana.

Una duda: ¿los Uribe Noguera son una familia o un colectivo que opera en concierto para delinquir? Parecen un equipo perfectamente sincronizado, con roles bien asignados: hay un señor violento que viola, golpea y asfixia; hay una señora fría que manipula la escena del crimen, y un intelectual que los asesora y se encarga de la coartada, los detalles técnicos y las sustancias adecuadas.

Cómo entender que en una clínica, donde la atención es lenta para cualquier paciente que no esté clasificado como triage uno o dos, vuelen a internar al asesino en la UCI y le practiquen un proceso delicado, un cateterismo expres, sin necesitarlo. ¿Cuántos días y trámites debe cumplir un enfermo real para recibir estos cuidados? ¿Cuántos han muerto sin recibirlos porque les faltó un sello o unos pesos? La clínica incurrió en una práctica criminal de complicidad por encubrimiento al proporcionale al asesino excusas conducentes a impedir su captura y coartadas para atenuar su responsabilidad.

Cómo entender que algunos medios hayan tratado de ocultar la noticia y que luego insistan en que el asesino es un “prestante arquitecto” y la víctima una “indígena desplazada”.

Todavía falta la cereza del pastel: la colaboración de la sociedad, la aprobación popular de canciones que cosifican la mujer como objeto puramente sexual, en el mejor de los casos, o como saco de boxeo, en el peor, o ambas cosas, el combo completo: “A ella le gusta que le den duro y se la coman” (Jiggy Drama).

“Si sigues con esa actitud voy a violarte, así que no te pongas alzadita” (Jiggy Drama).

“Ella se vuelve loca cuando le meto agresivo, cuando la cojo por el pelo, la pego a la pared y le digo que la voya a mandar pa’ intensivos”. (Alex y Fido).

Este tipo de joyas líricas pululan en el reguetón. Las niñas se las saben de memoria y las cantan como loritas. Sus padres les pagan la boleta para los conciertos de Maluma, el ídolo reguetonero, y los más ricos lo contratan para celebrar los 15 de la niña.

En nuestras narices, estos ídolos “sado” están avalando socialmente el maltrato a la mujer. Ellos venden mierda explosiva y nosotros la compramos sin chistar.

Si estas son las partituras de la educación sentimental de los niños, y la sociedad quiere madurarlos biches con reinados infantiles y moda precoz, y los adultos son una suerte de coreografía zombie que ni oye, ni ve, ni entiende, lo raro es que no haya millares de Yulianas en los cementerios. O quizá las hay y nadie, ni los atareados medios, ni sus zombies padres, se han enterado.

Tomado de:El Espectador.com