En la vereda El Tambo velaron a Yuliana desde la noche del jueves. Hoy será su entierro. / Cortesía
El sepelio, que estaba previsto para la 1:00 de la tarde de ayer, comenzó a las 5:00 de la tarde, minutos antes de que llegara la madre de la pequeña, que se encontraba hospitalizada en Popayán.
El féretro de Yuliana Samboní lo despidieron con honores en el corregimiento Los Milagros (Cauca). Pasadas las 3:00 de la tarde de este jueves, luego de que una ambulancia partiera con la madre de la pequeña rumbo a un hospital en Popayán, la caravana fúnebre siguió su camino. Estaba lloviendo, y aunque las carreteras se vuelven lodazales, el invierno no detuvo el viaje de regreso.
Fue un recorrido corto. Era el último tramo. Veinte minutos. “Mucha gente nos acompañó hasta la salida del caserío y mucha gente nos recibió en la vereda”, relató Álex Benavides, amigo de Juvencio, el padre de la niña. A las 4:00 p.m. llegaron directo a la escuela rural de El Tambo, donde la esperaba un homenaje más, con banderas, globos y carteles rechazando su crimen. No sólo estuvieron los 500 vecinos de la vereda, sino de corregimientos cercanos.
Yuliana estudió allí porque el año pasado su padre la dejó al cuidado de una tía. “Por su trabajo, por no dejarla mucho tiempo sola en su casa en Bogotá, Juvencio la dejó acá en la vereda. Era por protegerla. Este año se la volvió a llevar, pero mire lo que ocurrió. Es una tragedia”, agregó.
En la escuela estuvieron hasta las 5:00 de la tarde. De allí, con el féretro al hombro, caminaron hasta la humilde casa de los Samboní para velarla toda la noche. En uno de los corredores, sobre una mesa, ubicaron el ataúd, que estaba cubierto con una bandera de Colombia y una corona de flores. Alrededor, carteles con mensajes. “Todos somos Yuliana. Que tu muerte no quede impune”. “Hoy en el cielo Dios abre sus puertas en par para ti. Tu marcha nos une, no sólo a los que te conocieron, sino a toda Colombia. Nos unimos al dolor de la familia Samboní Muñoz”.
La familia nunca estuvo sola. “Esa es la evidencia de que la comunidad está consternada y adolorida. Una cosa de estas jamás nos había pasado. Hay mucho dolor”, dijo Benavides.
Las exequias estaban previstas para ayer al mediodía y todo estaba dispuesto en la capilla de la vereda para la misa y, luego, salir al camposanto. Sin embargo, el padre de Yuliana pidió que aplazaran todo. Nelly Muñoz, madre de la niña y quien el jueves fue remitida desde el corregimiento Los Milagros a un hospital en Popayán, insistió en regresar para el entierro de su hija.
A pesar de sus cinco meses de embarazo y su delicado estado de salud, ninguna recomendación médica la hizo desistir de acompañarla. Pasadas las 5:00 de la tarde llegó a la vereda, justo cuando empezaba la última eucaristía . Finalmente, Yuliana descansó en paz en la tierra que la vio nacer.
Familiares de Yuliana reclaman justicia por su asesinato. AFP
Desde el lunes, en Colombia no se habla de otra cosa. Yuliana Andrea.El crimen de una niña indígena de 7 años que fue raptada, torturada y violada ha unido al país bajo el mismo reclamo, el de justicia. Rafael Uribe Noguera, el principal sospechoso, detenido bajpermanece o los delitos de feminicidio agravado, secuestro simple, tortura y acceso carnal violento. Mientras se desarrolla la investigación que determinará su culpabilidad, uno de los principales testigos del caso ha aparecido muerto este viernes. Se trata de Fernando Merchán, el hombre de seguridad del edificio en donde fue hallado el cuerpo de la niña y donde, según la Fiscalía, habría sido asesinada.
La Policía ha confirmado que Merchán dejó una carta y su cuerpo presenta cortes en el cuello y en las muñecas. Hasta ahora, el Instituto de Medicina Legal no ha confirmado la causa de la muerte, aunque las primeras versiones apuntan a un suicidio. El cuerpo sin vida del hombre fue encontrado por su hija en su casa en el sector del Tintal, en el sur de Bogotá.
La muerte del vigilante del edificio entra ahora como una pieza más en la investigación, en la que este viernes fueron citados para rendir interrogatorio dos de los hermanos del acusado que, según la Fiscalía, habrían intervenido en la alteración de la escena del crimen. La juez que lleva este caso ha reiterado que la menor fue untada con aceite y se intentó destruir la mayor cantidad de pruebas posibles. Ha señalado además que por la condición económica de la familia podrían interferir en el proceso, razón por la cual aseguró que Uribe Noguera debe permanecer en prisión hasta que el juicio termine.
“Lamentamos profundamente la muerte de Yuliana. Estoy profundamente confundido por ello», aseguró este viernes Francisco Uribe Noguera, quien habría estado junto con su hermana Catalina y su hermano Rafael con la víctima durante varias horas antes de dar aviso a las autoridades sobre el paradero de la menor.
Aunque ningún abogado quiso asumir la defensa de Uribe Noguera, le fue dispuesto un defensor de oficio que intentó impedir la medida de aseguramiento, al señalar que en sus 38 años de vida, el ahora señalado de asesinar a una niña de siete años, “no se había producido ninguna tacha en su personalidad” y que esta vez era la primera que se enfrentaba a una situación así. Los argumentos, sumados a la negativa de aceptar los cargos por parte del acusado, no fueron suficientes para la juez, que le dio más peso a las pruebas que presentó la Fiscalía.
La familia de Yuliana, que viajó el miércoles al Cauca para sepultar a la niña en el lugar en donde nació y de donde fueron desplazados hace cuatro años, ha reclamado que haya justicia y que la ley no permita que este caso quede en la impunidad debido a la condición económica de la víctima. Una petición que se ha escuchado en todo el país.
Isabel Jaramillo, directora del doctorado de la Universidad de los Andes. Foto: Carlos Julio Martínez / Archivo particular.
Isabel Jaramillo, directora del doctorado de la Universidad de los Andes, asegura que el caso de Rafael Uribe Noguera es excepcional en medio de miles de registros en donde el agresor es de la familia. Asegura que la violencia sexual en el país es alarmante.
Cada detalle que se revela del crimen de Yuliana Samboní estremece al país. Expertos aseguran que este hecho debe trascender para examinar una sociedad en la que la tercera causa para que una persona vaya a la cárcel es el abuso contra menores de 14 años.
Isabel Cristina Jaramillo Sierra, doctora de Harvard en historia del derecho de familia, y experta en derecho y género de la Universidad de Los Andes, asegura que es un error pensar que el derecho penal puede resolverlo todo. Cuestiona ideas cristianas que creen que hay que salvaguardar la familia por encima del bienestar de las mujeres.
Semana.com: ¿Cómo entender lo que pasa en Colombia con casos tan aberrantes como este?
Isabel Jaramillo: El desprecio hacia las mujeres y contra los niños es muy alto y eso hace que sean víctimas de muchas agresiones. Con lo que sabemos podemos decir que es excepcional que un extraño le cause daño tan severo a un niño. Habitualmente ocurre que son sus propios padres los que los matan y los abusan sexualmente. ¿Por qué pasa esto en sociedades contemporáneas? Algunos estudios revelan que tiene que ver con que no se aprecia suficientemente el valor de vida de los niños y niñas. Ideas antiguas soportan esa idea: durante mucho la iglesia católica consideró que las personas solo eran personas hasta 15 o 20 días después de nacer, que el alma llegaba después de eso. Hay otras culturas en que se cree que los niños solo merecen una verdadera atención hasta los 12 o 14 años. Entonces todo ese lastre histórico de desprecio, hace que la violencia se normalice y no se haga lo suficiente para cambiar.
Semana.com: ¿Es suficiente con aplicar la sanciones penales que hoy existen para castigar casos como este?
I.J.: Es un error pensar que el sistema penal puede resolver este problema. En Colombia más o menos el 15 por ciento de las mujeres son abusadas sexualmente, y esto es solamente lo que llega al sistema. Entonces imagínese el 15 por ciento de los hombres en la cárcel por este delito. Y eso sin contar que ese número podría llegar al 30 y al 40 % fácilmente si se denunciara más. Entonces, pensar que la manera que lo vamos a resolver es diciendo que nos vamos todos a la cárcel es un error. En este momento, el tercer delito por el que más personas van a prisión es el abuso sexual en menor de 14 años. Y eso no está realmente resolviendo mucho el asunto de fondo. El Sistema Penal tiene una serie de sanciones, y la Fiscalía está muy juiciosa en entrenar y capacitar a los funcionarios en la forma en que se recaudan las pruebas. Las organizaciones de mujeres han estado muy juiciosas en desarrollar toda la dogmática penal para que haya más efectividad en la sanción de este crimen. El problema es que el derecho penal no puede ser ni la única ni la más importante sanción.
Semana.com: ¿Cómo abordar entonces la problemática?
I.J.: En ese punto tengo una gran divergencia con lo que hacen los movimientos de mujeres y feministas, yo sí creo que la alternativa penal es un error. Esas medidas que se están adoptando no tienen la potencialidad de reducir el fenómeno. Pueden tener importancia pero no el impacto que se esperaría en el mundo. Lo que está probado que bajan los índices son dos cosas: mayor equidad para las mujeres, es decir, igual salario, oportunidades de empleo, no acoso sexual y educación sexual desde edades tempranas y para toda la vida. Estos son los proyectos más importantes y los que han estado más desatendidos. Entre otras cosas, de toda esta movilización cristiana conservadora en Colombia los resultados se traducen en más violencia contra la mujer. Es un mundo donde los cristianos creen que hay que salvaguardar la familia por encima del bienestar de las mujeres. Soy muy pesimista porque las acciones que deberíamos estar emprendiendo son acciones que se están viendo obstaculizadas y la gente cree que se pueden negociar, el problema es que no se resuelve con sanciones penales altas en donde a todos los hombres los metan a la cárcel.
Semana.com: Mucho se cuestiona el papel de la familia en el caso de Uribe, ¿cómo analiza usted este aspecto?
I.J.: Que uno proteja a la familia es una reacción tan normal que por esto mismo el derecho penal excluye y uno no está obligado a declarar contra uno o contra la propia familia. Y no se puede hablar de encubrimiento si un familiar se abstiene de declarar cuando ha conocido los hechos. Ahora, cosa distinta es que haya encubrimiento activo, como una alteración de la escena del crimen para intentar obstruir la acción penal. Ahí sí digamos que hay sanciones porque sobrepasa la protección que se les da a los miembros de la familia. Ese tipo de actuaciones ya las habíamos visto en el caso de Colmenares, y es una idea como que las personas pueden estar por encima de la ley. Personas que pertenecen a una élite social, económica, piensan que la acción de la ley es para otros, que no es para ellos, ese es un rasgo cultural que ha sido estudiado pero toca estudiarlo más porque es un problema para la base de la sociedad.
Está bien que la familia sea importante pero no que la familia esté por encima de la legalidad.
Semana.com: Por qué logran ser llevados a un hospital en vez de una cárcel ¿no debe esto cuestionar nuestro sistema penitenciario?
I.J.: Lo que parece que quieren alegar en este caso es una demencia transitoria y eso se hace como una estrategia de las élites, eso no se usa en los más pobres, en este país los pobres no se pueden enloquecer. Se utiliza para librar esta sanción, pero la dogmática penal está concebida de tal manera que esa excusa puede llevar a una exoneración completa del castigo. Sin embargo, en este caso muchas personas han dado información suficiente en otra dirección. Lo otro que ocurre es que alegan un trastorno inducido, una crisis por el uso de drogas, una sobredosis, sea verdad o mentira, pero esto no exonera porque es una situación inducida mental por el mismo sujeto.
Semana.com: ¿Qué reflexión debe hacer la sociedad ante este hecho?
I.J.: Es un caso impactante y triste. Y se vuelve en un escándalo, pero en realidad hay muchas preguntas. Quiero llamar la atención en que todo esto probablemente pudo ocurrir no solo porque era una persona con trastorno mental, sino porque había una serie de personas que no hicieron nada para impedirlo. El señor llega a un barrio, se lleva a una niña, no sabemos por qué no se hizo nada. Puede ser que nadie pudo hacer nada, pero necesitamos entender mejor por qué no protegemos a los niños. Después llega a un edificio, entra, el celador lo deja entrar con una niña de 7 años y siendo que no es su familia. Hay una cantidad de preguntas de por qué ningún tercero avisó.
El abogado se presentó ante la Fiscalía para contar su versión sobre lo que sucedió el domingo. Su testimonio será clave para determinar qué pasó las horas posteriores al deceso de la niña.
En medio de gran expectativa Francisco Uribe Noguera se presentó en horas de la mañana en los juzgados de Paloquemao para rendir su testimonio sobre los hechos en los que murió la niña Yuliana Samboní. La Fiscalía espera que el abogado pueda esclarecer las dudas que rondan la investigación, en especial sobre la alteración de la escena del delito.
Uribe llegó antes de las 10 de la mañana a su cita con la fiscal 121 de la Unidad de Vida, quien es la funcionaria asignada para el caso de Yuliana.
Antes de ingresar al complejo judicial, se refirió al crimen que tiene conmocionado a al país. “Lamentamos profundamente la muerte de Yuliana. Yo estoy profundamente compungido por lo que pasó”, dijo.
Y agregó: “Pedimos perdón por mi hermano”. En las horas de la mañana Francisco Uribe atendía la diligencia judicial. Por su parte, su hermana, Catalina Uribe, deberá presentarse ante el mismo despacho a las 2:00 p. m.
Mientras tanto, un juez ordenó que se le tomen pruebas de ADN a Rafael Uribe Noguera para establecer si los rastros de sangre y semen encontrados en el cuerpo de la menor corresponden a él. Con estas muestras también se busca determinar si hay más personas involucradas en el crimen.
Semana.com reconstruyó con los agentes del Gaula el rol que tuvieron los hermanos Uribe el día de la tragedia en un reciente artículo. Según contaron los agentes, el primer contacto que se dio con la familia Uribe fue el domingo en horas de la mañana. Los investigadores habían encontrado en un video del barrio la imágen de la camioneta y por lo tanto sus placas. Esta estaba registrada a nombre de la esposa de Francisco y por esa razón, a ella es a la primera persona que llaman.
La joven aseguró que el carro dejó de ser de ella y que por eso le iba a transferir la llamada a su esposo. Francisco dijo desconfiar de que realmente se tratara del Gaula y pidió un tiempo para consultar el asunto. Pasado un rato, un oficial del Gaula nuevamente se comunicó y le pidió que se encontraran en una estación de policía donde Francisco pudiera estar tranquilo. Así fue. La cita se cumplió en el CAI de la calle 72 con séptima.
Allí, hacia las 2 p.m., los investigadores le informaron a Francisco que estaban buscando urgentemente a la menor Yuliana, y le hicieron saber que cada minuto era crucial, por lo que necesitaban de su colaboración para ubicar la camioneta que en papeles figuraba a nombre suyo y de su esposa.
Este explicó que el vehículo no estaba bajo su poder por cuenta de un negocio familiar informal hecho años atrás, y cuando el abogado trató de entrar en detalles del asunto, los agentes le insistieron en que lo urgente era dar con el paradero de la niña. Fue entonces cuando Francisco empezó a hacer llamadas para averiguar entre su familia sobre el carro, sin ofrecer una respuesta clara.
Finalmente, al cabo de varias averiguaciones Francisco les dijo a los agentes quién tenía el carro “Es que es mi hermano”, dijo. Señaló que su nombre era Rafael Uribe Noguera, pero que nadie en la familia sabía en ese momento dónde estaba.
El Gaula inició entonces, en compañía de Francisco, la búsqueda de Rafael. Fueron al edificio donde este vivía y averiguaron entre familiares y amigos. Chequearon en todos los lugares que la familia les indicó. También insistieron al teléfono de Rafael, sin respuesta. A las 3:05 de la tarde un oficial del Gaula le escribió, vía whatsapp: “Señor Rafael, necesitamos hablar urgente con usted”. El celular aparecía como prendido.
En paralelo a la búsqueda con la familia, los agentes se movieron por su lado, y a media tarde recibieron información que les indicaba un punto probable de ubicación de Rafael. Acudieron al lugar urgentemente. Para ello se separaron de Francisco, con quien lograron volver a tener comunicación poco antes de las siete de la noche, cuando este los llamó y les dijo que había aparecido Rafael pero que estaba mal por lo que lo llevaba a la Clínica Monserrat. Los investigadores acudieron de inmediato al lugar.
Al ingreso de esa clínica psiquiátrica se reencontraron con Francisco. Estaba con parte del personal médico. En ese momento, les dijeron que los galenos estaban atendiendo a Rafael por lo que no podrían hablar con este.
Francisco Uribe Noguera estaba allí en compañía de un abogado al que consultó antes de decidirse a hablar con el Gaula. Minutos después, Francisco les dijo a los investigadores que su hermano, camino a la clínica, le había confesado que había estado con la niña que estaban buscando y que esta había muerto accidentalmente.
El Gaula preguntó dónde estaba la niña y fue cuando Francisco dio cuenta de una información que no había mencionado antes: habló de un segundo apartamento en donde habían encontrado a su hermano. Dijo no conocer la dirección pero que sí sabía llegar. Guiados por Francisco, las autoridades partieron a toda velocidad hacia el ese lugar.
Por el camino, pidieron refuerzos a otras unidades y dieron aviso a la Fiscalía, aguardaban la esperanza de encontrar a la niña con signos de vida. En breve llegaron al apartamento 603 del edificio Equus 66. Se trataba de un lujoso espacio de dos niveles deshabitado, sin muebles: apenas vieron unos cigarrillos y una botella de trago. No les tomó mucho tiempo registrar la primera planta sin hallar nada.
Luego subieron a la terraza donde se destacaba un gran jacuzzi empotrado con puertecillas en los costados para acceder a la tubería interna y motores. Los agentes del Gaula abrieron una de estas puertas y proyectaron un chorro de luz con la linterna del celular, fue cuando vieron a la niña tendida allá dentro, en un espacio al que no podían acceder desde la compuerta.
Los agentes del Gaula tuvieron que quitar los listones de madera más cercanos para poder alcanzar a la menor. Al revisar su pulso confirmaron lo peor. Estaba muerta. No había nada qué hacer. Incluso algunas de sus extremidades ya presentaban rigidez cadavérica, prueba de que su deceso se dio varias horas antes. “¡Qué hizo este man, no puede ser!”, dijo Francisco entre sorprendido y consternado.
Oficiales del Ejército,. la Policía y Bomberos frente a la Torre Trump
Una llamada anónima motivó la evacuación del edificio en construcción por parte de oficiales del Ejército y de Bomberos. Una brigada antibombas se trasladó desde Montevideo para inspeccionar la obra
Minutos antes del mediodía, comenzó el desalojo de la Trump Tower que se construye desde 2013 en Punta del Este. Fue evacuada debido a una amenaza de bomba.
De acuerdo a lo que informa el periódico El País, la Policía recibió una denuncia de que en el edificio, ubicado en la rambla Lorenzo Batlle Pacheco de la Parada 9 (Playa Brava), había sido colocado un artefacto explosivo, por lo que tanto los efectivos como personal de Bomberos y del Ejército se hicieron presentes en el lugar y exigieron a los obreros que allí se encontraban que se retiraran de la zona.
La zona fue precintada y una brigada antibombas se trasladó desde Montevideo hacia Punta del Este para inspeccionar el edificio, al tiempo que el lugar es relevado por los bomberos.
Instante en el que Francisco Uribe Noguera ingresa a Paloquemao
Francisco Uribe, hermano de Rafael Uribe, atendió llamado de Fiscalía por caso de Yuliana Samboní.
Francisco Uribe, hermano de Rafael Uribe, el arquitecto de 38 años señalado por la justicia de haber violado y asesinado a Yuliana Samboní, una niña del Cauca de 7 años, se presentó a un interrogatorio de la Fiscalía, en los Juzgados de Paloquemao, en el centro de Bogotá.
Antes de ingresar, y al ser abordado por los periodistas, Francisco Uribe pidió perdón al país por el crimen que presuntamente habría perpetrado su hermano Rafael. «Lamentamos profundamente la muerte de Yuliana. Estoy profundamente confundido por ello. Pedimos perdón por mi hermano», indicó el hombre, abogado de profesión.
Cabe señalar que Francisco fue llamado por la Fiscalía para indagar si se presentó una alteración en la escena del crimen, que se cometió el domingo pasado, en el apartamento de su hermano.
El presidente Juan Manuel Santos, junto a la vicepresidenta del Comité Nobel, Berit Reiss-Andersen, durante una rueda de prensa en la sede del Instituto Nobel en Oslo, Noruega.
Desde Oslo, el Presidente le pidió a la Corte Constitucional aprobar el mecanismo de ‘fast track’.
El presidente Juan Manuel Santos habló este viernes con la prensa internacional a su llegada a Oslo, Noruega, para recibir el premio Nobel de Paz.
En primer lugar, el mandatario agradeció a la Academia Sueca por el galardón que le será entregado este sábado a las 7 a. m.
Ese premio «fue como un regalo del cielo y un enorme impulso» para lograr ese nuevo compromiso. “Este premio me reanima y a todo el país porque llevamos muchos años en guerra (…), agradezco a nombre de casi 50 millones de colombianos. Esto está cambiando nuestra historia”, destacó Santos.
Del mismo modo, el Jefe de Estado resaltó que luego del resultado del plebiscito del pasado 2 de octubre, en el país se convocó a “un gran diálogo nacional, porque vimos que todos querían la paz”. Y agregó que el apoyo ciudadano en las calles para que se lograra un nuevo documento de paz con las Farc fue “sorprendente”.
Nobel Peace Center.
Por otro lado, el presidente Santos le pidió a la Corte Constitucional celeridad en la aprobación del ‘fast track’, el mecanismo de vía rápida en el Congreso que permitirá implementar lo acordado con esta guerrilla.
“Espero que el próximo lunes la Corte Constitucional dé su bendición (al acuerdo de paz) por la vía rápida (…), necesitamos acortar el tiempo, el momento en que se firme el acuerdo y el momento en que se implemente”, puntualizó el mandatario.
Al ser preguntado por la falta de representación de las Farc en la delegación que viajó a Oslo, Santos explicó que consideró que no era apropiado que alguno de los miembros del grupo insurgente hiciera parte de su grupo de invitados, pues “están inmersos en procesos en procedimientos legales”.
Lo que sí reconoció el mandatario es que solicitará que las Farc no sean consideradas más una organización terrorista.
“Esperamos que Europa y Estados Unidos tomen medidas en ese sentido”, manifestó al respecto.
Ante la pregunta sobre la situación de Simón Trinidad (cabecilla de las Farc), quien se encuentra preso en Estados Unidos, el mandatario aseguró que hasta el momento “no hemos solicitado que Simón Trinidad sea liberado”.
La liberación de Simón Trinidad ha sido una de las peticiones más reiteradas del grupo subversivo, cuyos líderes no desaprovechan oportunidad para hacer esa solicitud.
Desde Oslo, Santos también se refirió al estado actual de las negociaciones con el Eln.
“Le hemos dicho al Eln que el secuestro no puede ser un instrumento de guerra, por eso le pedimos que liberen a todos los secuestrados que tengan en su poder. Tan pronto lo hagan iniciaremos las negociaciones con ellos”.
Tras la rueda de prensa, Santos firmó el libro de registro y protocolo del Instituto Nobel y luego comenzó un recorrido por algunos lugares de la pequeña edificación, ubicada en el centro de la capital noruega.
A las 7 p. m., el Jefe de Estado se reunirá con el Comité Noruego del Nobel, cuya coordinadora, Kaci Kullman Five, explicó el pasado 7 de octubre que el organismo lo distinguía “por sus decididos esfuerzos para acabar con los más de 50 años de guerra civil en el país, una guerra que ha costado la vida de al menos 220.000 colombianos y desplazado a cerca de seis millones de personas”.
En periodista Ricardo Ospina, hoy vinculado a Blu Radio, también trabajó en Caracol Radio durante seis años / Cristian Garavito
Según el ECAR, Blu Radio es la segunda emisora hablada más escuchada
Ricardo Ospina inició su carrera en Todelar. Ahora, como director del servicio informativo de Blu, es uno de los responsables del repunte en audiencia de la emisora.
¿Cuándo se empezó a interesar por el periodismo?
Siempre existió. Mis padres no fueron periodistas, pero en mi casa había un radio prendido todo el tiempo. Además, hablábamos de la actualidad y discutíamos mucho lo que pasaba. Desde niño estuve pegado a la información. Eso me llevó a muchas cosas, entre otras, a fundar un periódico que tuvo circulación en mi barrio.
¿Cómo funcionó ese periódico?
Con ese gusto por las noticias y por informar, cuando tenía nueve años creé El matutino. Lo redactaba en la máquina de escribir de mi abuela, una Remington muy vieja, y lo vendía en el barrio. Lo graficaba, cogía el directorio telefónico y buscaba publicidad, lo fotocopiaba y lo vendía. Lo tuve hasta que entré a bachillerato.
¿Por qué llegó a trabajar en Todelar?
En la universidad nos pidieron entrevistar a alguien que admiráramos. Para mí, una de esas personas era Antonio Ibáñez, en Todelar. Él tenía un programa que se llamaba Habitantes de la noche y era una de las personas más cultas de la radio. Cuando llegué a su programa, me dejó hacerle preguntas al invitado de esa noche. Al final me dijo si quería ir al día siguiente y le dije que claro.
¿Cómo fue su paso por esa emisora?
Empecé sin sueldo y me quedé un año con Antonio, aprendiendo. En total duré en la emisora tres años. Después pasé al Noticiero Todelar, donde me tocaba cubrir todas las fuentes posibles, aunque tal vez había un poco de énfasis en lo judicial. Finalmente, el último año fui el coordinador de la redacción de Todelar.
¿Cuándo apareció la oportunidad de trabajar en Caracol Radio?
Fue a través de Slobodan Wilches. Él era el jefe de redacción de la W y supo que en Caracol Radio había una vacante. A través de él llevé una hoja de vida que le llegó a Yolanda Ruiz y comenzaron seis años de gran aprendizaje. Allí también hice de todo, incluso fui coordinador de redacción.
¿Qué le dejó toda esa experiencia para aplicar en Blu?
Creo que todos los que hicimos escuela en Todelar aprendimos recursividad. Las cosas se hacían a pulso, pero tenían que hacerse bien. En Caracol aprendí el funcionamiento de una cadena radial tan grande en materia informativa. Fue una experiencia muy importante.
¿Cómo cambió internet la forma en que se hace radio?
Tenemos un equipo dedicado permanentemente a lo digital. Hay que entender que no se trata simplemente de estar enviando mensajes a Twitter o subiendo videos a Facebook, sino que es una oportunidad de tener retroalimentación constante de la audiencia. Eso es muy importante, porque la radio ya no se escucha en transistores, sino en computadores, celulares y tabletas.
¿Cuál es la clave del repunte de audiencia de Blu?
El secreto es el trabajo en equipo. A veces pasa que la gente sólo se preocupa por sus espacios o por la sección que le corresponde, pero aquí no. Tenemos una visión global y tratamos de tener una oferta distinta. Por más que la gente se informe mediante redes sociales, Blu se vuelve un sitio donde se pueden escuchar distintos puntos de vista que ofrecen contexto y análisis.
¿Cómo se convence a la audiencia de probar nuevas propuestas en la radio?
Antes era muy difícil lograr que la gente moviera el dial. Colombia es un país muy radial y existen cadenas con mucha tradición. Ese siempre fue el reto y lo hemos ido logrando ofreciendo algo distinto a lo que ofrecen los demás. Las nuevas generaciones no se casan con una marca y están buscando alternativas. Ese es el público que más escucha Blu.
¿Para dónde va Blu?
Sin ser pretenciosos, me la imagino como la mayor cadena de radio hablada de Colombia. Lo digo con un inmenso respeto por los colegas. En Colombia hacemos una radio de altísima calidad y en la radio hablada hay mucho por hacer. Antes que ser los más escuchados, nuestro compromiso es llevar un producto de gran calidad.
¿Qué ha sido lo más grato de estar al frente del servicio informativo?
Es como ver crecer a un hijo. Hoy hay un servicio mucho más robusto pero además, cada vez con más frecuencia, estamos logrando ser un referente informativo. Eso se debe al trabajo de todo el equipo y, sobre todo, a los oyentes. Si hiciéramos nuestro trabajo y no fuéramos retribuidos por ellos, no estaríamos haciendo mucho.
Foto: Archivo / EL TIEMPO En Colombia, la corruptela, tanto pública como privada, se ha vuelto pan de cada día, como si fuera la cosa más natural del mundo.
Su costo llegaría este año a 23 billones de pesos. En los últimos 11 años, ha aumentado el 600%.
Por: JUAN GOSSAÍN |
Hoy se celebra en el mundo entero el día internacional de la lucha contra la corrupción. Agárrense, pues, porque de eso vamos a hablar.
Para no decirnos mentiras ni andar con pañitos de agua tibia, y para no intentar engañarnos a nosotros mismos, tenemos que reconocer –aunque nos duela en el alma– que en Colombia la corruptela, tanto pública como privada, se ha vuelto pan de cada día, como si fuera la cosa más natural del mundo. Ya nadie se asombra de nada. Con el paso del tiempo nos volvimos permisivos y tolerantes. La podredumbre nos rodea por todas partes.
Con decirles que esta es la crónica más compleja que me ha tocado investigar en los últimos años. La gente no se atrevía a hablar, y los pocos que hablaban lo hacían con disimulo, bajando la voz, como si estuvieran cometiendo un crimen. Algunos hasta se me escondieron o apagaron sus teléfonos.
Parece que, como en el célebre tango de Discépolo, hoy en día “da lo mismo ser derecho que traidor”. Se han ido derrumbando las bases morales de nuestra sociedad. Los ladrones de cuello blanco se sientan frescamente en los clubes sociales y alardean en los restaurantes más afamados del país.
Sin embargo, por ahí quedan todavía unos cuantos apóstoles de la decencia, investigadores y académicos, que siguen batallando por una sociedad más honesta. Con ellos pude conversar para hacer este trabajo periodístico. Son gente admirable.
Pública y privada
Desde hace dieciocho años existe una institución llamada Transparencia por Colombia, que es la filial nativa de Transparency International. Su directora es Elisabeth Ungar, una profesora universitaria a la que yo he visto romperse el alma luchando sin desmayo contra la corrupción.
En cuanto a la proporción que existe entre la corrupción pública y la privada –me dice ella–, no hay cifras que nos puedan dar una idea precisa. No obstante, como dice el dicho, “para bailar tango se necesitan dos”.
La verdad es que en los grandes escándalos nacionales de corrupción, como el ‘carrusel de la contratación’ de Bogotá o el caso de la comida para los estudiantes de La Guajira, “hay una mezcla de públicos y privados”.
No obstante, en los últimos tiempos también ha habido casos de solo sectores privados (como pasó en Interbolsa) y de solo públicos. “Pero por lo general –agrega la señora Ungar–, en lo que conocemos como ‘la gran corrupción’ están involucrados los dos protagonistas”.
Los números de la corrupción causan espanto y pavor. En una entrevista que le hice meses atrás, y que se publicó en estas mismas páginas, el entonces procurador Alejandro Ordóñez afirmó que el año pasado la corrupción de las entidades públicas le costó veinte billones de pesos al Estado colombiano.
Pues, para que sepan, varios investigadores consideran que este año, que se está acabando, esa cifra llegará a 23 billones, lo que significa un horrible incremento del 15 por ciento en un solo año.
Los expertos que se dedican a desentrañar estas materias tan complejas coinciden en afirmar que los índices de la corrupción en Colombia empezaron a dispararse, sin control de ninguna clase, hacia el año de 1995.Mire usted lo que ha pasado desde entonces.
En el 2005 fue de 3,9 billones de pesos, pero solo dos años más tarde, en el 2007, ya era de 6 billones. Y en el 2011 había subido a 10 billones. Todos esos números demuestran, si usted agarra una calculadora, que en los últimos once años el incremento de la corrupción oficial ha sido del 600 por ciento.
Cuando se les pregunta a estos investigadores cuál es, en su opinión, la principal causa del frenético crecimiento de este desastre moral y económico, contestan casi en coro, con una sola palabra, y aunque no se conozcan entre ellos:
–Impunidad.
La falta de castigo es el principal culpable. La realidad no miente: en este momento, de cada cuatro personas que son condenadas judicialmente por corrupción, solo una está pagando su delito en la cárcel. Las otras tres tienen libertad condicional o prisión domiciliaria. Mejor dicho: solo el 25 por ciento de los condenados se encuentra en una celda; los demás están en pabellones especiales o en su casa, y van a fútbol los domingos.
Como si fuera poco, el promedio de penas para un delito como el soborno es de apenas dos años de prisión.
Es por eso que los profesores Édgar Enrique Martínez, de ciencia política, y Juan Manuel Ramírez, de administración pública, autores de un excelente estudio sobre la corrupción en contrataciones estatales, concluyen que, entre otras muchas medidas que deben tomarse, las más urgentes están relacionadas con hacer verdadera justicia, incrementar las penas y lograr que se cumplan las condenas.
Ante semejante situación, que empeora cada día, no se extrañen de esta revelación: entre todos los países de América, y según la percepción que tienen sus propios habitantes, Colombia, con un 79,6 por ciento, es el segundo más corrupto. (O corrompido, como decían bellamente los clásicos de las letras castellanas). El primero es Venezuela, con 80 por ciento. El más limpio es Canadá.
Según las encuestas de Transparencia por Colombia, el 83 por ciento de los colombianos considera que, en vez de mejorar, la situación se está agravando.
“La gente dice que la corrupción es uno de los tres problemas más grandes que tiene el país, junto con el desempleo y la delincuencia común”, añade Elisabeth Ungar.
Los partidos políticos (así como el Senado y la Cámara de Representantes) son percibidos por la opinión pública como las instituciones más dañadas de Colombia.
Empresa privada
La mala fama de nuestro relajo moral se está extendiendo por el mundo entero. La propia señora Ungar me cuenta que, de acuerdo con una investigación adelantada por el Foro Económico Mundial, el 15,5 por ciento de los ejecutivos que fueron entrevistados “percibe que la corrupción es un obstáculo para hacer negocios en Colombia”.
Imagínense el daño que eso le hace a nuestras posibilidades de tener más empleo para la gente. Los empresarios agregan que, en cambio, “las medidas para prevenir y sancionar la corrupción son muy pocas”.
Cómo será de grave el asunto que el 91 por ciento de los propios empresarios –91 por ciento, nada menos– considera que es obligatorio ofrecer sobornos para mantener sus negocios en actividad.
La vida en familia
Ya no más disimulos. Para qué vamos a seguir engañándonos. Por el contrario, creo que esto ya no aguanta más. Ha llegado la hora de hablar con franqueza. Con crudeza, si es necesario. El país está sumergido en un apestoso pantano de podredumbre moral. Le hemos cogido confianza a la corrupción y por eso nos está agobiando. Nos acostumbramos a convivir con ella.
Los hospitales se cierran, la gente se muere esperando atención, se roban el dinero destinado a la educación o la comida de los estudiantes pobres. En Colombia, la palabra contrato se volvió mala palabra. La verdad, por dolorosa que sea, es que la vida hogareña también está cayendo en esos mismos horrores.
Como la corrupción es un cáncer, el mal ejemplo hace metástasis. Ahora los buenos vecinos repiten sin sonrojarse que el vivo vive del bobo, donde vivo viene a ser el ladrón y bobo es la persona honrada que no toca lo ajeno. No solo campea la corrupción; también el cinismo.
Ya hay, gracias a Dios, gente reaccionando. Especialmente los jóvenes. Por las redes sociales ha circulado en estos días un texto magnífico, desgraciadamente anónimo, en el que su autor nos pega un regaño merecido y pregunta de qué nos quejamos o nos asombramos si todos contribuimos a este desastre.
Nos sentimos orgullosos de nuestra “viveza criolla” porque la gente se cree más astuta cuando se roba la señal de televisión. Las empresas se han convertido “en papelería particular de empleados deshonestos, que se llevan para su casa hojas de papel, lápices, bolígrafos y todo lo que hace falta para las tareas de sus hijos”. Pero al mismo tiempo sermonean a los muchachos para que sean honrados. Y se atreven a mirarlos a los ojos.
Epílogo
Aquí seguimos creyendo que el fin justifica los medios y que todo vale con tal de volverse rico. En los actos más simples de la vida cotidiana repetimos que por la plata baila el perro. San Gregorio Magno decía que los buenos, cuando se corrompen, son los peores.
¿Y después tenemos derecho a quejarnos? ¿No es hora ya de cambiar de actitud y de rectificar el camino? ¿Hasta dónde va a llegar la perversión de nuestras costumbres?
Ojalá no sea demasiado tarde cuando aparezca en Colombia uno de esos demagogos, de derecha o de izquierda, que andan por América Latina pescando en río revuelto. Porque, para la supervivencia de la democracia, no hay enemigo más peligroso que la corrupción. Ni siquiera una dictadura.
Dijo que los medios que buscan difamar se arriesgan a ser presa de la ‘coprofilia’.
Por: REUTERS | 10:02 p.m. | 8 de diciembre de 2016
Un fuerte llamado de atención a los medios de comunicación hizo el miércoles el papa Francisco al afirmar que, al centrarse en escándalos y difundir noticias falsas para difamar, “se arriesgan a parecerse a la gente que tiene una fascinación mórbida con los excrementos”.
En una entrevista publicada por el semanario católico ‘Tertio’, el argentino señaló que expandir la desinformación es “probablemente el mayor daño que pueden hacer los medios” y que usar las comunicaciones para este fin en lugar de usarlas para educar equivale a un pecado.
Habló del peligro de usar noticias falsas para difamar a los rivales políticos.
“Los medios de comunicación tienen sus propias tentaciones. Pueden ser usados como medios de difamación (…). Nadie tiene derecho a hacer esto. Es un pecado y es doloroso”, añadió.
Usando términos psicológicos precisos, afirmó que los medios centrados en los escándalos se arriesgan a ser presa de la coprofilia –excitación por los excrementos– y que los consumidores de estos contenidos se arriesgan a cometer coprofagia –comer excrementos–. El Papa, no obstante, pidió perdón por recurrir a estas palabras para ilustrar su punto de vista.
“Los medios deben ser claros y transparentes, y –sin intención de ofender– no caer en la enfermedad de la coprofilia, que es querer cubrir siempre escándalos y cosas desagradables, incluso aunque sean verdaderas”, afirmó. “Y como la gente tiene tendencia a la enfermedad de la coprofagia, se puede hacer mucho daño”, agregó.
Esta parte, que fue distribuida a la prensa con una traducción italiana de la entrevista, realizada en el español nativo de Francisco, contiene parte del lenguaje más directo jamás usado por él para referirse a los medios.
Uribe repitió en una transmisión en vivo por Periscope sus críticas…
El expresidente se reunió con Rudolf Giuliani en el recién inaugurado Hotel Trump.
Por: SERGIO GÓMEZ MASERI |
El expresidente y senador del Centro Democrático Álvaro Uribe se encuentra de gira en Washington exponiendo, entre otras cosas, su oposición a la aprobación legislativa del acuerdo de paz con las Farc y al ‘fast track‘ con el que el Gobierno pretende avanzar su implementación a través de este proceso abreviado.
«Perdieron el plebiscito a pesar de las ventajas que se dieron, no introdujeron modificaciones sustanciales a los acuerdos, impusieron el texto final, negaron el Acuerdo Nacional, rechazaron la refrendación que habían propuesto y la sustituyeron por una proposición en el Congreso. No contentos con lo anterior quieren implementarlo todo a través del ‘fast track’, procedimiento extra rápido en el Congreso, que en la práctica prohíbe modificaciones y hace nulo el debate», dice Uribe en una declaración que entregó a los medios de comunicación en la ciudad.
Este jueves el expresidente se reunió con el exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani, muy cercano al presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.
Le reunión, de hecho, fue en el Hotel Trump, que acaba de inaugurar el magnate en la capital estadounidense.
Curiosamente, Giuliani fue homenajeado este miércoles con una cena en la casa del embajador Juan Carlos Pinzón.
En la cena, el exalcalde reiteró que Colombia era un gran aliado de EE. UU. y su interés en que se siga respaldando al país.
El exalcalde es uno de los que suena como posible secretario de Estado en el gabinete de Trump.
Uribe tiene previsto reunirse con congresistas de EE. UU. para llevarles su mensaje contra el trámite legislativo del nuevo acuerdo de paz y este viernes dará una charla en el Hudson Institute.
SERGIO GÓMEZ MASERI Corresponsal de EL TIEMPO Washington En twitter @sergom68