Foto: Cortesía MIT
Los nueve premiados por el ‘MIT Technology Review’ fueron homenajeados en una ceremonia celebrada en la U. Javeriana de Bogotá.
La publicación ‘Technology Review’ destacó los proyectos de nueve colombianos menores de 35 años.
Por: TECNÓSFERA |
El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), a través de su revista ‘Technology Review’, premió a nueve jóvenes colombianos menores de 35 años por sus proyectos innovadores. Dos se llevaron los máximos galardones: Juan Lopera, líder del proyecto Aulas Amigas, fue elegido como el innovador del año, y Felipe Betancur, creador de la Fundación Todos Podemos Ayudar, fue escogido como innovador social del año.
El concurso selecciona ideas de colombianos desde el 2012. En años anteriores, ha destacado a innovadores como Andrés Barreto, cofundador de varios emprendimientos, entre ellos, la plataforma de música en línea Grooveshark y la aceleradora SocialAtom; Alex Torrenegra, líder del ecosistema digital; Juan Pablo Reyes, diseñador del videojuego Audio Ninja; Camilo Herrera, gestor de unas farolas de energía solar que iluminan zonas de bajos recursos, y Mauricio Betancur, el inventor de unas plantillas para zapatos que reducen el impacto de las minas antipersonas cuando se pisan.
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Este año, el evento contó con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Innpulsa Colombia, Davivienda, Chivas e Invest in Bogotá.
En América Latina, más de 200 jóvenes han sido reconocidos en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Centroamérica. Este es un resumen de los nueve innovadores colombianos destacados por el MIT:
Felipe Betancur (33 años). Desarrolla dispositivos de bajo costo hechos con utensilios domésticos y basados en ‘software’ libre para que las personas con discapacidad puedan acceder a la tecnología. Por ejemplo, diseñó un ratón que puede ser manipulado con el pie y está pensado para personas sin movilidad en sus manos.
Simón Borrero (33 años). Fundó la plataforma Rappi. Es un mercado en línea que imita la experiencia de compra en una tienda física y los pedidos llegan a casa en minutos gracias a un grupo de mensajeros llamados ‘rappitenderos’.
Santiago Correa (22 años). Concibió una aplicación llamada SIOMApp. Mediante esta herramienta, los dueños de fincas agrícolas pueden controlar, desde su casa, el estado de los cultivos. El sistema se alimenta de una red de sensores, estaciones meteorológicas y drones.
Christian Díaz (33 años). Creó una plataforma de realidad virtual que permite que los cirujanos practiquen las habilidades motoras necesarias para diversos procedimientos.
Juan Lopera (30 años). Fundó Aulas Amigas. Este proyecto capacita maestros para que innoven en sus clases, les ayuda a encontrar los mejores contenidos y los dota con herramientas tecnológicas.
Ilana Milkes (27 años). Lidera World Tech Makers. Brinda capacitación virtual y presencial para aprender sobre temas tecnológicos y del ecosistema digital.
Daniel Ortiz (29 años). Las técnicas actuales de análisis genético son costosas y toman tiempo, pero Ortiz diseñó un método que permite identificar patógenos a partir de una muestra de ADN en solo 4 horas.
Javier Sánchez (33 años). Construyó un carro eléctrico, compacto y de bajo costo. El vehículo combina las ventajas del carro y la moto para moverse de forma segura y evitar trancones.
María Zuluaga (24 años). Su brazo robótico enseñará, guiará y corregirá los movimientos de las manos de personas con dificultades motoras.
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Aulas Amigas, el gran ganador
Juan Manuel Lopera nació en Bello, Antioquia. Tiene 30 años. Desde joven, aprendió programación y electrónica. Cursó sus estudios de secundaria en el Instituto Parroquial Jesús de la Buena Esperanza. Cuando concluyó sus estudios, se dedicó a trabajar porque sus padres no tenían con qué pagarle la universidad. Desde el 2009, se unió con su socio fundador Alejandro Sepúlveda para crear Aulas Amigas, una empresa que ya ha formado a 50.000 profesores y tiene presencia en siete países de Latinoamérica.
El objetivo de Aulas Amigas es formar a los docentes para que impartan clases más amenas, tanto a través de mejores contenidos como por medio de innovadoras herramientas tecnológicas. La más conocida es TOMi Pro, un sistema que convierte cualquier superficie en una zona de interacción digital. Este aparato se compone de dos partes: una cámara con un sistema láser que dota de vida la zona que se desee (la volverá táctil) y un lápiz óptico que facilita la interacción con la superficie elegida. Pronto lanzarán más productos disruptivos al mercado.
El innovador social del 2016
Felipe Betancur lidera una propuesta llamada Accesibilidad Digital. “Es una iniciativa de la Fundación Todos Podemos Ayudar. Promueve la inclusión de personas con discapacidad, ayudando a que accedan a dispositivos y a paquetes de software libre que les ayudan a interactuar con la tecnología.¿Qué ocurre? Estos aparatos o paquetes de software suelen ser muy costosos. Por ejemplo, una impresora de braille cuesta 8.000 dólares y toca importarla. Es algo que pocos colegios o bibliotecas se pueden permitir”, le contó Betancur a EL TIEMPO.
Este emprendedor diseñó unos talleres de capacitación donde, por ejemplo, se enseña braille con ayuda de un cartón de huevos y unos pimpones. Además, se brindan clases de lenguaje de señas y se diseñan talleres para que cualquier persona pueda construir equipos accesibles con elementos caseros. “Tenemos una metodología tipo MacGyver: lo que haya al alcance lo usamos”, añade. Así, han elaborado hasta 80 soluciones que permiten que discapacitados usen aparatos como un teclado o un PlayStation.
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