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«Déjenles entrar», «Todos son bienvenidos aquí» o «Esto es ilegal» eran algunas de las pancartas que también podían verse en la concentración en el aeropuerto neoyorquino, respaldada por varios grupos de derechos civiles y de protección de los inmigrantes.
Ninguna persona que entre en Estados Unidos con un visado en regla podrá ser deportada por la orden ejecutiva firmada este pasado viernes del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al menos temporalmente. Es lo que decidió anoche una juez del tribunal del Distrito Sur de Nueva York, en Brooklyn, sobre un fondo convulso, el de miles de manifestantes que tomaban los principales aeropuertos del país en señal de solidaridad con los primeros inmigrantes detenidos, con los que se han quedado bloqueados por todo el mundo sin saber si van a poder regresar o entrar en EEUU por culpa de la nueva orden.
La suspensión se mantendrá hasta el 21 de febrero, de acuerdo con la orden de emergencia emitida por Ann Donnelly contra la aplicación de la prohibición impuesta a ciudadanos de siete países musulmanes. La queja la cursó la American Civil Liberties Union (ACLU) en nombre de Hameed Khalid Darweesh y de Sameer Abdulkhaleq Alshawi, los dos iraquíes que fueron detenidos al llegar al aeropuerto JFK de Nueva York. «Nuestros tribunales funcionaron hoy como un baluarte contra los abusos del Gobierno o las políticas inconstitucionales», dijo un abogado de esa entidad.
A última hora del sábado, el Departamento de Seguridad Nacional emitió un comunicado en el que aseguraba que «cumplirá con las órdenes judiciales», pero también ha reiterado que la decisión ejecutiva del presidente permanece en vigor. «Estos individuos han realizado un proceso de entrada en Estados Unidos con una especial revisión de seguridad, todo incluido en nuestras leyes de inmigración y órdenes judiciales», afirma el texto.
«REFUGIADOS SÍ, RACISMO NO»
El veto temporal a la entrada en EEUU de ciudadanos de varios países de mayoría musulmana provocó airadas protestas en el aeropuerto neoyorquino JFK y en otros puntos del país. Ciudadanos anónimos, ONG y organismos de defensa de los derechos humanos se concentraron al grito de «refugiados sí, racismo no».
En un comunicado, la organización Make the Road exigió a Trump dar marcha atrás a su decisión y dejar en libertad inmediatamente a las personas detenidas en las últimas horas.
«Lo que está ocurriendo en el aeropuerto internacional JFK ahora mismo es una afrenta a los valores estadounidenses», señaló en una nota la congresista demócrata Nydia Velázquez, que se desplazó al lugar para tratar de lograr la liberación de varias retenidos.
Según Velázques, las acciones de Trump recuerdan a «episodios oscuros» de la historia del país, como cuando se negó la entrada a refugiados judíos que huían del nazismo.