Foto: Mauricio Dueñas / EFE
Columna de Jineth Bedoya sobre otros casos de violencia sexual que han pasado desapercibidos.
Foto: Mauricio Dueñas / EFE
Todos los casos merecen atención urgente, como la que ha recibido el atroz crimen de Yuliana.
Impotencia. Apatía. Impunidad. Tres palabras que describen la crisis humanitaria que afronta el país en el tema de violencia de género, especialmente contra menores de edad. Así lo han denunciado este año organizaciones de mujeres e instituciones que trabajan por los derechos de la infancia y la adolescencia, pero pocos estamentos han dado respuesta efectiva.
En el primer trimestre, Medicina Legal presentó un informe que señalaba la vulnerabilidad de las niñas frente a la violencia sexual. Fueron contados los medios que lo registraron y la indignación brilló por su ausencia. En junio, la Policía de Antioquia denunció la violación que sufrió por semanas, por parte de su padrastro, una niña de tres años. La información duró segundos en las parrillas de televisión y no se registró en muchos medios.
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Luego, la intervención del ‘Bronx’ dejó al descubierto la explotación sexual de niñas, pero para el país fue más importante la novela detrás del expendio de droga más grande de Bogotá. En julio, organizaciones hicieron llamados para que se atendiera la trata de niñas en las principales ciudades; en agosto, el ICBF alertó sobre los embarazos en niñas de entre 9 y 12 años. Y hace pocos días, la barbárica violación, tortura y empalamiento que le provocaron la muerte a Dora Lilia Gálvez, en Buga, Valle, conmocionó a un sector de la opinión.
Atención para todos
Todos los casos merecen atención urgente, como la que ha recibido el atroz crimen de Yuliana. Pero el común denominador, además del dolor, es la impunidad, motor que impulsa la violencia contra mujeres. Jueces que les devuelven la custodia a padres abusadores; violadores que reciben casa por cárcel; testimonios de pequeños que son invalidados porque “fantasean mucho”; pruebas rechazadas con la frase “la mujer se lo busca”.
Según Lucero Ramírez, abogada que atiende casos de violencia de género, de cada cinco casos de menores abusados, uno llega a una condena. Y ni qué decir de los casos de violencia sexual en mujeres: impunidad del 98 por ciento tanto en el marco del conflicto armado como en el espacio ordinario.
El martes, la campaña No Es Hora De Callar, apoyada por EL TIEMPO, hizo en el puerto de Buenaventura el segundo retorno simbólico del año con víctimas y sobrevivientes de violencia sexual. Se logró una hermosa jornada de memoria, dignificación y de ratificación de que allí hay decenas de Yulianas: algunas ya no están, otras siguen a la sombra de sus victimarios. Es hora de levantar más fuerte la voz. Por todas.
JINETH BEDOYA
Subeditora de EL TIEMPO
Tomado de:El Tiempo.com