Gabriel Ortiz, jurado de los: Un café cortico con el periodista de las
mil anécdotas del Noticiero Nacional
Por Guillermo Romero Salamanca - Comunicaciones CPB
Él dice que no es “influencer” pero de su genial mente han surgido grandes creaciones que han marcado hitos en el periodismo nacional. Comenta que no está muy acostumbrado con el tema de la Inteligencia Artificial, pero tiene una memoria que pone en jaque a cualquier computadora.
Es Gabriel Ortiz, el periodista de Cartago, en el norte del Valle, considerado como uno de los grandes analistas de temas económicos en las redacciones, creador y director con Javier Ayala del Noticiero Nacional –el que más sintonía ha tenido en los setenta años de la televisión colombiana—impulsador de “El viajero” –programa con el cual los colombianos conocieron muchos problemas y paisajes de diversos rincones del país y el primero en utilizar el celular como medio para llevar información a los medios de comunicación.
En las conversaciones sólo toma café "cortico", sin azúcar, ni galletas, pero condimentadas con decenas de anécdotas que van una tras de otra, habla con la manos, mira acá y allá y suelta su ronca carcajada con alguna anécdota.
Son más de 74 años de ejercicio profesional, liderando, organizando, analizando no sólo la situación del país, con los vericuetos de la economía sino del periodismo. Por eso es uno de los jurados del Premio Nacional de Periodismo CPB 2025.
Es una cátedra andante, siempre pensante, crítico y enciclopedia de recuerdos, adornados con su sabiduría y excelente humor.
--Una vez –cuenta mientras sonríe y achica sus ojos—llegó al Noticiero Nacional una joven estudiante o recién graduada de la Universidad Javeriana. ¿Cómo te llamas? “María Gloria Arrietokieta Pimentel Irigoyen”, me contestó. Le hice un par de preguntas más y me pareció curioso su nombre, sonoro y entonces le dije: “Mira, de ahora en adelante te llamarás Arrietokieta Pimentel y toda Colombia te recordará”. Y así quedó. Ella sería una de las grandes figuras del noticiero y quien sacara adelante la sección “El viajero” que tantas historias dejó para el país.
--Maestro, ¿cómo se le ocurrió El Viajero?
-- Estaba en New York de vacaciones con mi esposa y mis hijos. Durante una noche me entró el insomnio y prendí el televisor. Era el día que el Voyager, ese pequeño avión de larguísimas alas, conducido por un experto piloto y su esposa, estaba terminando de darle la vuelta al mundo, sin provisiones de gasolina. Fue una proeza y la primera vez que se lograba en el mundo. El vuelo fue seguido por aviones cuyas cámaras con poderosos teleobjetivos penetraban hasta los relojes que marcaban los registros del avión. Finalmente, ya a media mañana aterrizó en el desierto de California y recibió toda suerte de reconocimientos por parte de los prohombres de Estados Unidos, empezando por el presidente y desde muchos países del mundo.
Mis vacaciones, se acabaron, pues de ahí en adelante, solo me ocupaba de buscar la manera de aprovechar ese viajero como reportero e informativo en el Noticiero Nacional.
Regresé a Colombia, dos días antes del lanzamiento del Renault 9, con un elegante y concurrido cóctel en el Club Los Lagartos, evento al cual estaba invitado. Allí separé por buen tiempo al presidente de esa compañía, Saulo Arboleda, le comenté la idea del viajero: un vehículo que saldría de Bogotá, recorrería todo el país y el exterior y nunca regresaría a Bogotá. Sería el reportero estrella contando lo que miraba, investigaba y analizaba durante su recorrido. A bordo iban un periodista, un camarógrafo con su asistente y el conductor. Qué mejor vehículo podría tener la Renault para publicitar su nuevo vehículo. Saulo, casi no me deja terminar mi oferta, me citó a sus oficinas el lunes siguiente a las 9 am, “pero sin falta, me dijo”.
--Debió ser un fin de semana sin fin…
--Me parecía que el tiempo -del viernes al lunes- no avanzaba, tampoco podía conciliar el sueño, pero llegó la hora: 9 a.m. Cuando encontré a Saulo con su agencia de publicidad: la idea recibió total beneplácito y quince días después partió, empezando por Boyacá y siguiendo… siguiendo… siguiendo a través de Colombia, sus pueblos, ciudades, devoró autopistas, caminos y varios países. Saludó al Papa en la plaza de San Pedro, superó mares y cubrió las vueltas ciclísticas a Francia y España.
--¿Qué encontraban en el camino?
--La acogida y el cariño de un país y su gente por El Viajero fue grande. Los esperaban y encontraron temas como en una escuelita de Valledupar, imitaban durante sus horas culturales de los viernes a El Viajero. Sus estudiantes se disfrazaban de José Fernández, el presentador, Max Henríquez con el Estado del Tiempo, Adolfo Pérez con su costal de noticias, a Hernán Estupiñán, Arritokieta Pimentel, Chucho Martínez, Carmenza Jiménez, Diana Sigüenza, Carmelo Castilla, Esmeralda Ariza, Pilar Hunt, Mabel Vargas, los destacados camarógrafos Chucho Calderón, Germán Palma, Carlos Castellanos y a toda esa pléyade de profesionales que hacían el Noticiero Nacional.
De El Viajero hay mil y una historias, porque su misión era buscar lo desconocido, o constructivo, lo que nadie se imaginaba, para mostrarlo con entrañable afecto a Colombia y al mundo entero. Mucha gente se aglomeraba alrededor del multicolor Renault, buscaban las calcomanías que lo adornaban y con cuchillas Gillette, cortaban un pedazo para conservarlo como un recuerdo de haber acariciado El Viajero.
--Pero tuvieron también momentos de tensión…
--El Viajero, nunca se ocupó de noticias rojas, odiosas o denigrantes. Su discurrir era solo para mostrar lo amable y representativo de nuestra gente y nuestra cultura.
Una vez, cuando se desplazó hacia Córdoba en misión humanitaria para cubrir unas inundaciones, fue detenido por el Ejército de Liberación Nacional, que intimidó a la periodista Arritokieta, quien comandaba El Viajero, a los camarógrafos y al conductor. Querían obligarlos a grabar y divulgar una proclama narrativa de sus fechorías. Me llamaron por teléfono para exigir sus pretensiones a cambio de la liberación del equipo. Fueron horas y horas de negociación, hasta que se me ocurrió indicarles que el gobierno no nos permitía salir al aire con unos encapuchados amenazantes. El pánico me invadió y estuve a punto de ceder a sus pretensiones, hasta cuando uno de ellos trató de entender las órdenes del gobierno y procedió a liberarlos.
--¿Ante ese hecho no se amilanaron?
--No, para nada. El Viajero siguió su curso sin desmayo, después nacieron El Viajero Aéreo, en un ultraliviano y El viajero Náutico. El primero era una avioneta para 4 pasajeros que llegaba a donde el original no alcanzaba y el segundo en una panga, una lancha pequeña a motor que se desplazaba por las selvas del Chocó. Recorrió los ríos Atrato y San Juan, descubriendo que con ellos se podía trazar un canal interoceánico, como el de Panamá, pero por agua dulce, que limpiaría las costras salinas de los barcos.
--Con su gran amigo lograron una odisea: montar el Noticiero Nacional
-- El Noticiero Nacional empezó cuando el Presidente Belisario Betancur consideró que la información en los canales de la televisión oficial, no podía seguir siendo patrimonio exclusivo de los grupos políticos y expresidentes. “Hay que liberarla, abrirla y hacerla más popular”, dijo en una ocasión, que después remató con el propósito de su gobierno de entregar los espacios informativos a los periodistas.
Con Javier Ayala, mi amigo de toda una vida y con quien ejercímos la profesión con toda libertad e imparcialidad, consideramos que podríamos ensayar y aprovechar el pensamiento del expresidente. Yo había incursionado en televisión como director del Noticiero Telecom, un informativo patrocinado por la empresa estatal de telecomunicaciones. También con William Restrepo, un colombiano que era presentador de Univisión con mucho éxito, elaboramos boletines de noticias internacionales para el Noticiero 7 Días en el Mundo de Fernando Buitrago.
Así decidimos participar en una licitación para uno de los espacios en Inravisión, que nos fue adjudicado siguiendo los lineamientos del expresidente Betancur, de entregar parte de la programación informativa a los periodistas.
Así nacimos con gran éxito, pero con dificultades económicas que nos ayudó a superar el doctor Jaime Michelsen de Grupo Grancolombiano. Con el tiempo, el Noticiero Nacional tomó la sintonía informativa hasta alcanzar el primer lugar con un “rating”, que ha sido el mayor registrado en la historia de Colombia. Había nacido un noticiero moderno, informativo, con reportería, imparcialidad, investigación y oportunidad. Instituyó en Colombia el “anchorman” y los periodistas en el sitio de las noticias. William y Judith Sarmiento eran los presentadores y los reporteros de la talla de Roberto Pombo, María Inés Pantoja, Jairo Pulgarín, J.M. Alarcón, Alejandra Balcázar, Chucho Martínez y tantos más que desde entonces han imprimido la mayor calidad a todos los medios y actividades en donde han incursionado.
--Fue un liderazgo total
--Desde su fundación en 1982 y diez años más el Noticiero Nacional se mantuvo a la cabeza, a pesar de que los otros informativos avanzaban y se actualizaban técnica y profesionalmente. Durante un proceso electoral de “mitaca”, sonsacamos a Daniel Coronell, un joven inquieto y muy destacado que brillaba en el Noticiero de las 7, para que fortaleciera nuestra estructura, misión que se impuso con todo ímpetu y fortuna. Más adelante llegaron a engrosar la calidad y el prestigio, el deportivo Édgar Perea y Félix De Bedout, Jaime Viana, Oscar Galvis, Óscar Ritoré y la periodista y presentadora Yolanda Ruiz.
Los infortunios cayeron sobre el destino del mejor informativo, cuando llegó un financista que nunca logró entender el panorama que malograba. Fue ahí cuando el esfuerzo, la creatividad, la dinámica y la suerte de algo tan grandioso, amplio y poderoso vio agonizar su destino.
--¿Cómo iniciaron su amistad con Javier Ayala, cuántos años y cuántas aventuras? ¿Qué es lo que más recuerda de él?
--Ambos somos oriundos de Cartago, pero nos conocimos en Bogotá. Yo era director de la Página de Corresponsales de El Tiempo y él era redactor político de El Siglo. Cuando terminábamos nuestras labores por allá a la media noche, nos reuníamos en uno de los cafés del centro de Bogotá. Así fue surgiendo una amistad que con los años fue afianzándose, pero se solidarizó cuando yo, ya como redactor económico de El Tiempo, le aconsejé que tomara vuelo sobre estos temas que le fui inculcando. Logró conseguir ese objetivo en El Siglo y formamos un frente común, hasta el punto que una vez nos llamó don Hernando Santos Castillo, Jefe de Redacción del diario de la séptima con Jiménez y nos dijo: “voy a proponerle a El Siglo que contratemos a uno de ustedes para que cubra económicas para los dos periódicos y nos ahorramos una plata”. No era tan cierto, pues nosotros nos respetábamos las “chivas”, un día para Javier y otras noticias para mí.
Esa amistad nunca sufrió marchitamiento alguno, pero se truncó, por no sé cuánto tiempo, cuando Javier me dejó solo en este planeta.
--El Noticiero Nacional tuvo un momento difícil cuando publicaron una foto con Pablo Escobar entre rejas.
--El gran creativo Pocho Henríquez, dibujó a Pablo Escobar, para ilustrar una nota en el Noticiero Nacional y lo puso en medio de unos barrotes, indicando que se trataba de un delincuente. Esto no cayó muy bien al narcotraficante. Una noche, Virginia Vallejo, conocida presentadora de televisión, bastante cercana a Escobar, nos llamó al noticiero a Javier Ayala y a mí para invitarnos a su apartamento para que “charláramos”. Ella era una buena amiga nuestra, pues también era de Cartago, nuestra patria chica.
Cuando la saludamos, vimos en su cara algo que llamó nuestra atención, por la incomodidad que reflejaba. “Muchachos, les traigo un mensaje de Pablo, que me incomoda y me trastorna. Está muy molesto con la imagen que publican de él, con esos barrotes. Él manifiesta que no está preso, ni va a estar preso nunca. Les manda a decir que le quiten esos barrotes”. Javier y yo nos miramos entre asombrados y amenazados. Realmente, no estaba preso aún, ante lo cual, no tuvimos otra decisión que tomar, sino decirle a Pocho que lo liberara. Y lo liberamos, después de tomarnos un sello azul con Virginia, con otros temas menos dramáticos.
--¿Cómo vivieron los momentos posteriores luego del atentado a Luis Carlos Galán?
--El Noticiero Nacional, preparaba una emisión muy especial el día en que jugaba Colombia con Israel durante las eliminatorias para el Mundial de Fútbol. Casi todo su personal se desplazó hacia Barranquilla, la Casa de la Selección. José Fernández, Adolfo Pérez y Max Henríquez, los presentadores y todo el equipo nos preparamos para una gran emisión, contando con el triunfo de los nuestros. Todo marchaba sobre ruedas y yo, quien dirigía toda la operación, estábamos satisfechos.
A las 6 de la tarde, empezamos a ubicarnos y organizarnos. Sólo se esperaba el triunfo de Colombia.
Hacia las 7 se lanzó el extra del atentado contra Luis Carlos Galán, que nos dejó fríos, aunque se esperaba que la situación no fuera tan grave. Pero los minutos nos acosaban y desplegamos a toda nuestra gente a buscar reacciones a toda costa sobre tan lamentable suceso.
Cuando se anunció el deceso del magno dirigente, las cosas cambiaron: Javier se había quedado en Bogotá y empezamos a organizar la emisión, pero ya con base en los nuevos acontecimientos.
Necesitábamos imágenes para ilustrar los hechos. Nosotros conocíamos, respetábamos y apreciábamos al camarógrafo de la Campaña de Galán. Era nada más, ni nada menos que Chucho Calderón, quien había trabajado en el Noticiero Nacional, de donde salió para la campaña de Luis Carlos. Chucho, estaba conmocionado y desaparecido. Javier, que no perdía teléfonos ni direcciones, recordó un número casi secreto del camarógrafo, lo llamó y lo convenció de suministrarnos las imágenes del magnicidio.
Así, el Noticiero Nacional, recorrió el mundo entero con las primeras imágenes del crimen que conmovió y aún lamenta esta acosada patria que busca los mejores horizontes que nos hubiera entregado Luis Carlos.
--¿De qué hablaban con García Márquez?
--Gabo era un conversador interminable desde cuando tuve la oportunidad de conocerlo en la sala de redacción de El Espectador.
Tenía un recuerdo de cada momento que magnificaba e imprimía las palabras exactas, para que nada quedara inadvertido. Gozaba viendo a su interlocutor impávido frente a sus narrativas, para impedir la pérdida de ninguna de sus palabras. No existía tema que estuviera por fuera de las narraciones o anécdotas de sus conversaciones.
--¿A qué periodistas admira de Colombia?
--Colombia ha tenido la fortuna de contar con inagotable número de esos personajes que nacen, no se hacen. Así aparecieron medios y personas que se han entregado a auscultar los hechos sucedidos desde la independencia hasta nuestros días. También familias que crearon periódicos, radioperiódicos, revistas e informativos de televisión. Los Cano, los Santos, los Gómez, los López, los Hernández, los Lloreda y tantos núcleos familiares más entregaron sus vidas a defender la vida, las costumbres, las normas y las raíces de esta nación.
Entre los Periodistas que recuerdo y debo perenne admiración y agradecimiento, están, Enrique y Hernando Santos, Guillermo Cano, Pepe Romero, Ramiro Andrade, Eduardo Camargo Gámez, Hernando Orozco, Luis Fernando Bueno, Jorge Enrique Buitrago Mirón, José Salgar, Alfonso Castellanos……. y tantos más que deben excusar de las salas de redacción, talleres, fotograbados, cabinas, micrófonos, talleres de producción y salas de emisión de radio y televisión, computadores y audífonos y principios de IA.
--¿Cómo buscaba las chivas informativas?
--Las chivas no se buscan, las chivas aparecen y se descubren en el momento menos esperado. Emergen de los documentos, de las conversaciones con los personajes, de un silencio, de la mitad de las palabras. La agudeza de los reporteros, transforman el más simple tema escondido en un gran hecho, en lo inesperado.
Detrás de un buen reportero, siempre aparecen las chivas.
--¿Cómo analiza el periodismo de ahora?
--Infortunadamente el periodismo, no solo en Colombia, sino en casi todo el mundo, ha venido a menos. Los periodistas han perdido su ímpetu por la noticia, la reportería entró en coma y la investigación brilla por su ausencia. Hace años era común escuchar aquello de que “el periodista nace, no se hace”. En Colombia nació en la Universidad Javeriana la primera facultad de periodismo, que fincó las enseñanzas de esta profesión en esos principios. Los mejores profesionales transmitían sus conocimientos y experiencias a los jóvenes, que entonces querían convertirse en seguidores del “oficio más bello del mundo”, como lo definió Gabo.
Hoy la situación va por otro lado: mucha teoría sobre comunicaciones y búsqueda de futuros empleos para exaltar méritos de empresas, compañías, comunidades, gobiernos y demás sectores que buscan divulgar lo que no poseen.
Muy pocos tienen fidelidad por su medio ni por quien les ha encomendado la labor de informar los hechos que transcurren, con profesionalismo y lealtad.
A esta situación se ha llegado por la voracidad de quienes se adueñan de los medios, con la única finalidad de defender sus propios intereses. Así surgen el olvido o abandono de la reportería, la investigación y la defensa de la verdad que deben priorizar los deberes de quienes han recibido el mandato de las sociedades que claman por la rectitud de las democracias. La creatividad poco ronda el cerebro de quienes deben mantener parámetros que mantengan vivo el interés de la gente por sus medios y sus periodistas.
--¿Otro café, maestro?
--Sí señor, pero cortico.