3 abril 2020 –
Por: Juan Álvaro Castellanos, Socio CPB – El Nuevo Siglo.
rente a la emergencia por el coronavirus, se abre una experiencia que pasará a la historia del país, y, en adelante debe impulsar Cultura Ciudadana, para vivir primero como humanos, con salud pública.
Al margen del aislamiento a mayores de 70 años, la nación está llamada a ir al origen de brotes infecciosos que, durante décadas, por intoxicación y falta de aseo, entre otros, dejaron víctimas, y, todo siguió igual.
En las ciudades y periferias, de medianos y pequeños municipios, la incultura ciudadana impide vivir sano, y, con desinterés, olvida todo y deja crecer enfermedades. La queja del paciente es si hay dolor y herida.
Las autoridades municipales, deben evaluar, sin politiquería o interés comercial, el funcionamiento de ventas ambulantes de comidas y bebidas; un oficio impulsado por desempleo de hombres, mujeres y familias, con varios puestos callejeros.
Se requiere reordenamiento, porque invaden calles y avenidas, con ofrecimiento de empanadas, pasteles, pan con huevo y demás comida rápida, con café y refrescos; ¿Con qué manos aseadas hicieron todo?
Antes que la venta, la autorización debe conocer el lugar de residencia de los vendedores y su respectiva cocina para preparar. ¿Con qué agua limpia viven y trabajan?
Lo ofrecido está cubierto en su mayoría, por polvo habitual en una vía o plazoleta, al margen del tránsito de automotores. Sin cubierta apropiada, solo tienen plásticos, cada vez más oscuros, por estufas improvisadas.
En sectores de alta ocupación y tránsito peatonal, con andenes no siempre amplios, lo expendido está al aire no puro, y, seguirá. ¿Quién autoriza esa ubicación?
Para el consumidor, según se observa, está primero el precio y, no siempre la preparación de lo ofrecido, por agite y rapidez, para adquirir algo en camino al trabajo, vecino a venta ambulante.
Según concepto de Médicos-Neumólogos, al consultar este columnista, la situación por desorden se establece que, “De hecho, todo está contaminado por carburadores de automotores y, sin agua pura. ¿Qué tan limpias, tienen las manos?
La salubridad pública bien aplicada, debería efectuar visitas periódicas a restaurantes y centros comerciales, con revisión a cocinas, servicios sanitarios y exigencia a operarios para aseo personal, además de desinfección general.
Los que deberían desaparecer, son los oscuros y denominados por el común como ´Chuzos´, en barrios y zonas céntricas, de edificaciones antiguas y, malos servicios públicos en el centro capitalino.
Le corresponde a alcaldía de Bogotá, reorganizar la venta popular en zonas bien dotadas para expender alimentos y refrescos, en sitios construidos para esa actividad, sin nada ambulante.
Sería Emprendimiento Empresarial o Economía Naranja, sin ahorcar con impuestos; Es idea para erradicar de calles, virus infecciosos; si hay acceso con atención en salud pública para todos.