Ben Anderson es un hombre fuera de lo ordinario. Desde joven, nacido en un barrio problemático de Inglaterra, Anderson supo defenderse solo. En efecto, años después, Ben cubrió los lugares más peligrosos del mundo como reportero para medios como la BBC, VICE y HBO. Recorrió, de incógnito, el “Eje del mal” de Bush: Corea del Norte, Irán, Irak, Siria, Libia y Cuba; se paseó por las costas más peligrosas de África y vivió la guerra en el Congo; fue corresponsal durante seis años en Afganistán y ha visto el auge y la caída del Estado Islámico en Siria; siguió el tráfico de cocaína entre Colombia y los barrios más peligrosos de Caracas además de adentrarse a las fiestas de narcotraficantes en las favelas de Río de Janeiro…
Y Anderson siempre ha mantenido un estilo propio en todos sus reportajes. Despreciando el periodismo a modo y a los corresponsales que no salen de su hotel, este osado reportero se mezcla en la vida diaria que investiga, vive sus miserias, habla con la gente…
Así, tuvimos la oportunidad de platicar con Ben Anderson después de su conferencia en el Festival TagCDMX 2017, una charla en la que el reportero le quitó el mito al periodismo de guerra y lo convirtió en una realidad apremiante:
“Para tener filmaciones reales debes vivir como la gente a la que filmas: ser corresponsal de guerra no es glamuroso. (…) Y tampoco es emocionante: es una profesión terrible en la que ves sufrimiento de civiles a niveles insoportables. (…) Me pone incómodo que me digan valiente… Yo siempre puedo salir de la guerra en algún momento, la gente que vive en zonas de conflicto no tiene ese privilegio.”
En su cruzada por la verdad cruda y sin tapujos, Anderson nunca ha investigado casos en México. Pero, ahora, nos dijo que le encantaría tener la oportunidad de trabajar aquí, a pesar de los peligros. También nos habló de su admiración por los periodistas mexicanos:
“También me incomoda que me digan valiente cuando veo la labor de los periodistas mexicanos. Ellos no tienen escape como yo lo tengo siempre: personas peligrosas saben donde vienen, donde viven sus familias… Y eso es terrible.”
En este sentido le preguntamos qué consejos daría a los jóvenes ciudadanos o periodistas mexicanos que quieren retratar la dura realidad de nuestro país. Y su respuesta fue cariñosa, comprensiva y lúcida.
Primero habló de cuestiones de seguridad imperantes (recuerden que éste es un hombre que ha visto a dos de sus colegas quedarse sin piernas… y a otros tantos morir):
“Tengan mucho cuidado porque, sin una organización detrás de ustedes, pueden quedar expuestos muy rápido. He visto a mucha gente que ha sido capturada o secuestrada o asesinada en los últimos años”, nos platica Anderson.
Este consejo viene de la mano de la segunda recomendación de Anderson para jóvenes periodistas mexicanos: no hay que empezar por lo más difícil. Las narrativas toman tiempo y cada historia tiene su momento:
“Tómenlo con calma. No tienen que ir al peor lugar y asumir el riesgo más grande para contar una historia importante. Ya sabes, al fondo de tu mente, qué es lo que te importa: sabes lo que puedes hacer, sabes cómo contar una historia y sabes cuáles son tus habilidades. Enfócate en hacerlo a tu manera: no saltes de entrada a la parte honda de la alberca.”
Y, con esto, también habló de su propia experiencia y de sus propias imprudencias:
“Incluso ahora, después de hacer esto desde hace veinte años, hay momentos en donde me siento completamente expuesto, perdido, sin ninguna pista: no sé si puedo confiar en cierta persona mientras me conduce en un coche hacia algún lado del que no tengo idea; y, de pronto, me doy cuenta de que pude haber cometido un error enorme… Eso me pasa después de veinte años en este trabajo. Así que, en un país como México, que es el segundo país más peligroso en el mundo para ejercer el periodismo, tómenlo muy despacio.”
El último consejo de Anderson es un consejo muy personal; un consejo que tiene mucho sentido en el contexto mexicano. Y este sencillo consejo es: hacer comunidad.
“Acérquense con gente que lleva haciendo esto. En realidad, la gente se les acerca muy poco a los periodistas. Así que seguro estarán felices de tomar un café con ustedes y compartir sus experiencias”, comenta.
Vale la pena escuchar la opinión de este enorme periodista en tiempos tan oscuros para el periodismo mexicano. Y vale la pena seguir los consejos de un gran reportero que siempre se ha guiado por sabios preceptos: “Mi trabajo es decir lo que está pasando en vez de repetir lo que siempre dicen que está pasando.”
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Tomado: CódigoEspagueti.com